Todo aquel que vuela una aeronave de combate, siempre encuentra un área favorita donde le gusta trabajar. En nuestro caso, las constantes idas y venidas, durante los abastecimientos del puente sobre el río Cueve nos compenetro tanto con la región, que la conocíamos como las palmas de nuestras manos.
No muy lejos de las márgenes se encontraban reportados y ubicados más de quince campamentos del la UNITA, los cuales operaban regularmente contra las poblaciones de Huambo, Waco Cungo, Alto Hama y otras.
Durante el año 1988, dada la imposibilidad de operar contra la UNITA (la orden de Fidel Castro era bien clara y recogía que incluso si éramos atacados no debíamos responder) tampoco era fácil justificar el gasto de municiones, por lo que (para nuestras operaciones encubiertas) solamente utilizábamos las ametralladoras de 7,62 milímetros, delantera y trasera.
Estas operaciones encubiertas eran dirigidas por el General Lorenzo
Castro, "a pedido del mando militar de las FAPLA".
Fueron muchas y variadas. Desde desembarco de tropas, utilizando
los helicópteros cubanos (muchas de las tropas eran comandos de las PLAN/ SWAPO) en áreas cercanas de las bases de la UNITA, ubicadas en las
proximidades de Huambo, hasta bombardeos de aviones MIG-21,
sobre objetivos que aparecían en los mapas, pero que nunca supimos
si existían.
No nos era fácil justificar el gasto de cohetes C-5, no así las municiones de 7,62 milímetros, de las cuales no existía inventario o control alguno.
Las operaciones se justificaban como vuelos de prueba. Hasta que el puesto de mando de la DAAFAR comenzó a averiguar y me vi en la imperiosa necesidad de enfrentarme a la ira del General y sus represalias.
Cuando le decía que de Luanda no me autorizaban los vuelos “de prueba”, Pineo montaba en cólera y llamaba al General Polo, que a su vez llamaba al Jefe de la DAAFAR. Unas veces autorizaban. Otras veces no.
Era un secreto a voces, pero lo más delicado era el encontrarme en el medio de unos buchinches de generales. Sabía perfectamente que el día que algo saliera mal, me vería en aprietos.
Pero estas operaciones encubiertas no solamente las realizaba el General Lorenzo Castro. También el General Cesar Lara me dio varios dolores de cabeza ya estando el coronel Benigno Gonzales Cortés al frente del regimiento de helicópteros.
Muchos años después, salieron a la luz unos videos, en los cuales aparecen los Generales Ochoa y Patricio de la Guardia, junto con el entonces Coronel Lamas, en los cuales se podía apreciar cómo se burlaban del General Leopoldo “Polito” Cintras Frías. Así, sacado de contexto, talmente parecía que sentían alegría al negarle unos aviones. Nada más falso.
Fidel Castro había ordenado no apoyar a las tropas FAPLA en lugar alguno que no fuera la defensa de Cuito Cuanavale. Esta orden entró en contradicción con la visión que tenía el Jefe de la MMCA sobre la situación dentro del territorio angolano.
El General Ochoa consideraba que si las FAPLA eran incapaces de defender el puente sobre el río Cuanza, quedaría abierto el camino hacia Cuito Bié, poniendo en peligro todo el centro de Angola; y de no ser efectiva la defensa, la posibilidad de mantener las posiciones en Cuito Cuanavale.
El General Lorenzo Castro (Pineo), a mi parecer, mantenido al margen de lo que estaba ocurriendo, consideraba conveniente continuar las descabelladas operaciones de “los olivos”, aunque ya de aquella “operación” solo quedara el nombre.
De manera que Pineo quería utilizar los dos aviones MIG-21 ubicdos en Huambo, con el fin de realizar las “operaciones encubiertas” contra la UNITA en el territorio central de Angola.
Como jefe del regimiento de helicópteros, la pareja de MIG-21 se me subordinaba operativamente y por ese motivo el General Pineo insistía una y otra vez en la utilización de los aviones y los helicópteros para bombardear, desembarcar tropas y atacar posiciones de dudosa ubicación en el terreno.
La primera vez que pedí autorización para satisfacer las demandas del General Pineo, mi jefe inmediato superior, el entonces Coronel Carlos Lamas me dijo, de forma tajante, que ese tipo de operaciones no se encontraban autorizadas por el “alto mando” y me preguntó si yo no había leído la orden.
Por supuesto que la había leído, pero entonces: ¿A qué venía la insistencia del General Pineo? Daba por supuesto que el General también las había leído. ¿O no?
Alguna que otra vez, apremiado por la insistencia del viejo General, que siempre repetía que las tropas de la UNITA atacarían Huambo si no nos adelantábamos a sus pretensiones, autoricé (por mi cuenta y riesgo) los ataques de los MIG-21 contra posiciones que aparecían en sus mapas.
Lo más preocupante era, que se realizaban bombardeos sin que se
supiera si habían sido efectivos.
Las tropas FAPLA o SWAPO nunca “visitaron” dichos puntos.
Para colmo, todos sabíamos que el «modus operandi» de las guerrillas
de la UNITA era abandonar los campamentos antes del alba.
Esta situación se mantuvo hasta el día en que me vi obligado a decirle tajantemente que no. Entonces tuve que sufrir las represalias de Pineo.
Ese mismo día llegó una pareja de MIG-21 a Huambo y era necesario abastecerla, pero como el combustible se encontraba en poder de Pineo, éste se negó a suministrarlo y esa noche los MIG-21 “durmieron” sin combustible, con lo que esto puede significar en tiempo de guerra.
Al siguiente día informé la situación al PCM de Luanda y ¡sorpresa!, en lugar de darme la razón, en cuanto a lo del combustible, autorizaron el vuelo de los MIGS, por orden del General Polo.
A los pocos días me llamó Lamas y lo único que le faltó fue insultarme. Me dijo, eso sí, que la próxima vez, aunque la orden fuese del General Polo, yo no me encontraba autorizado para permitir dichos vuelos.
Insistió en que yo tenía que comprender que Polo era el jefe del Frente Sur y que no tenía jurisdicción en el centro de Angola. Que Polo tenía suficientes aviones bajo su mando y que no debía estar inmiscuyéndose en asuntos que no eran de su competencia (refiriéndose a Polo), para complacer al viejo Pineo. Concluyó diciendo que la orden del Comandante en Jefe decía bien claro que no se podía operar contra la UNITA en otra dirección que no fuese Cuito Cuanavale.
El General de División Cintras (Polo) era el Jefe del Frente Sur (ya en esos momentos había desaparecido la llamada Agrupación de Tropas del Sur) y por ende, se encontraba subordinado directamente al Jefe de la MMCA, General de División Arnaldo Ochoa, al igual que el Coronel Lamas, que era el Jefe de las Tropas de la DAAFAR (de la aviación).
Ese era en definitiva, las risas que se pueden apreciar en el triste y famoso video. Ochoa, Patricio y Lamas riéndose, de las violaciones del mando superior en que incurrían Pineo y Polo. El Primero, Pineo, desobedeciendo las ordenes de Fidel Castro y el segundo, Cintra Frías violando la cadena de mando.
El General Leopoldo (Polo) Cintras, no tenia mando alguno sobre el Grupo Táctico, ni el resto de las tropas radicadas en Huambo, bajo el mando de General Lorenzo (Pineo) Castro. Polo era en esos momentos Jefe del Frente Sur y Huambo se encuentra en el centro de Angola. De manera que Pineo era subordinado directo de Ochoa. Por tanto, sabiendo la orden de Fidel Castro, de no apoyar a las FAPLA en otra dirección que no fuese el Frente Sur, cuando recibía la negativa de sus propuestas de bombardeos indiscriminados, en lugar de pedirle la autorización a Ochoa, se la pedía a Polo. Este a su vez, violando la cadena de mando, llamaba al Puesto Central de Mando de la DAAFAR y pedía que se autorizasen los bombardeos.
Sucedía que el jefe de la DAAFAR se enteraba de los bombardeos cuando estos ya habían ocurrido y....., entonces me llamaba, a mí, para depurar responsabilidades.
El Puente sobre el Río Cueve
El trayecto, en helicóptero, hacia el puente del río Cueve duraba
aproximadamente unos 45 minutos.
Despegando desde el aeropuerto de Huambo (Nueva Lisboa) se
establecía un rumbo noroeste, manteniendo la carretera que conduce a
Luanda todo el tiempo a la vista, o de lo contrario la margen derecha
del río.
Tan pronto se abandonaba la ciudad nos encontrábamos una hondonada, por la cual desciende la carretera y más adelante asciende nuevamente hasta rebasar la sierra, después de pasar el poblado de Chipipa, distante de Huambo aproximadamente 25 kilómetros.
A la derecha de la travesía, el río. A la izquierda el lomerío, que sobre el nivel del terreno no tendrá más allá de 500 metros, pero que sobre el nivel medio del mar puede alcanzar en algunos puntos más de 2000 metros de altura.
Estas son las ramificaciones de la Sierra de Moco, cadena montañosa
donde se encuentran las mayores elevaciones de la región.
A mitad del camino se ubica el poblado de Alto Hama, donde se
cruzan las carreteras que van de Luanda a Huambo y la antigua
carretera de Balombo, procedente de Lobito y Benguela y que llega
hasta Silva Porto, hoy Cuito Bie.
Un poco más al norte, la carretera se inclinaba mas al noroeste para bordear un capricho de la naturaleza que había sido bautizado con el nombre de "Colmillo de Alto Hama", Una piedra de gigantescas proporciones que se eleva a unos 200 metros sobre el nivel del terreno, en forma de colmillo.
La carretera bordea la montaña y tal parece como si hubieran hecho una incisión en la misma.
Aun puede apreciarse lo que fuera un mirador desde el cual se divisa el maravilloso paisaje del valle del río Cueve.
Después de rebasar el valle el terreno se vuelve escabroso y hasta el propio río tiene sus dificultades. Lugares bajos, rocosos y con rápidos impresionantes. De igual forma, la carretera hace vericuetos, subidas y bajadas, curvas pronunciadas, hasta que entramos en otro valle donde el río realiza un profundo viraje hacia el oeste. Es precisamente en este lugar donde la carretera atraviesa tamaño caudal de agua y donde se encuentra el famoso puente.
Se encontraba defendido por una compañía de infantería de carácter mixto (cubanos y angolanos). Como armamento, disponían de una compañía de tanques del tipo T-34, que servían solamente como piezas de artillería, debido a que sus motores no estaban en condiciones de mover la mole de hierro.
Para principios e 1989 la mayoría de los puentes, reconstruidos por los colaboradores cubanos, habían sido entregados al mando de las FAPLA para su protección. Al despedirme de la Mesopotamia Angolana en el mes de mayo de 1989, el puente del Cueve (dada su importancia estratégica) se mantenía custodiado por tropas cubano- angolanas.
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