Fidel Castro consideraba que no se debía enviar uno de los tres grupos tácticos para Cuemba (que era donde se agrupaban las FAPLA para enfrentar a las tropas de la UNITA que avanzaban desde Munhango) pues eso nos obligaría a emplazar otro grupo táctico para proteger el puente (puente sobre el río Cuanza) y enviar otro grupo táctico para la protección de la ciudad de Cuito Bié. No quedaría nada en Huambo y estaríamos comprometiendo el Flanco Sur Oriental del Frente Sur.
Ochoa, por su parte, opinaba que las FAPLA no conseguirían frenar a las FALA en Cuemba y que la UNITA lograría apoderarse del puente sobre el Cuanza, dejando a las unidades cubanas que protegían las ciudades de Luena y Moxico en posición desventajosa.
Fidel Castro ordenó, de forma tajante, no brindar apoyo (ni tan siquiera logístico) a las FAPLA en la dirección de Cuemba. Esto se cumplió a rajatabla. Esta orden la leí en el Puesto de Mando del RHI en la ciudad de Huambo.
Mientras que las tropas cubanas concentraban todo su esfuerzo en robustecer la línea de defensa en Cuito Cuanavale, para de esta forma evitar el aniquilamiento de las Brigadas de Infantería Motorizadas FAPLA y con ello “el posible avance del Ejercito de África del Sur y la UNITA hacia Menonque”, las FAPLA resistían el ataque a la población de Cuemba (población muy cercana a Cuito Bie), toda vez que la UNITA ya había retomado la población de Muñango por enésima vez.
En 1988, a solo un mes de encontrarnos, por segunda ocasión en la RPA, el Mayor Walter, Jefe del Estado Mayor de la 4ta. Región Militar de las FAPLA, con sede en Huambo, nos proporcionaba la siguiente información:
La UNITA tenía concentrados en las proximidades de Cuemba, alrededor de 4,000 efectivos contra 1,000 de las FAPLA. El resto de las fuerzas FAPLA que debían llegar en apoyo de Cuemba, se encontraban al oeste del río Cuanza, que aunque muy lejos de su desembocadura en el Océano Atlántico, ya tenía suficiente tamaño como para no dejar avanzar a las tropas una vez destruido el puente. Sin tener en cuenta la falta de abastecimientos que sufrían las tropas FAPLA.
Walter consideraba que era inminente que Cuemba cayera en manos de la UNITA en pocos días y reforzaba su razonamiento con una información sobre 4,000 efectivos que se encontraban preparándose en Zaire para avanzar sobre Luanda.
Visto de esta forma parecía que estuviéramos en un playback de lo que había sucedido en 1975, pero no, las condiciones habían cambiado y los zairotas, que si bien en 1975 en lugar de participar activamente se dedicaron al pillaje y permitieron desde su territorio el empleo de mercenarios (contratados por la CIA) y quizás algún que otro apoyo logístico, ya no estaban en condiciones de hacer absolutamente nada contra las fuerzas cubano-angolanas, por el norte o por el este.
Esta información de Walter, sobre las intenciones de Zaire, me pareció un poco exagerada aunque no exenta de probabilidades. Todo dependería de la posición que asumiera África del Sur si llegaba a aniquilar las Brigadas FAPLA en la margen este del río Cuanavale.
Avanzar sobre Luanda ya no sería un paseo militar. Requeriría infinidad de medios de combate y todo lo concerniente para mantener las posiciones, una vez tomadas, a lo largo del trayecto. Súmesele a esto el transporte de todo los medios por carretera y se tendrá una ligera idea del monto económico de tamaña empresa.
Que Walter pensara así tenía cierta lógica debido a que nuestra
posición era aparentemente floja en los últimos años. Los soviéticos
no estaban de "barriga" como antes.
La Perestroika comenzaba a hacerse sentir y nadie en el mundo consideraba posible que el régimen de Fidel Castro se salvara de una catástrofe inminente, al decir de Gorbachov, que en momentos en que se hablaba de paz, era de necios incrementar la guerra. Walter cerraba su información diciendo que África del Sur se había comprometido a tomar Cuito Cuanavale.
A estas alturas me formulaba la siguiente pregunta:
¿Tendrían los sur-africanos suficientes fuerzas y medios para semejante empresa?
¿Estarían decididos a afrontar las perdidas?
Teniendo en cuenta el comienzo del movimiento de las tropas cubanas en la dirección Ruacana, considerábamos que no eran suficientes los 30 mil hombres que teníamos diseminados por todo el territorio angolano y sobre todo avanzar 200 kilómetros en un frente de más de 700 kilómetros de profundidad.
Quince años habían sido más que suficiente para estudiar a fondo el territorio de la RPA.
A principios del mes de enero de 1988, el régimen de Fidel Castro intentaba concentrar una división (cinco brigadas) compuesta por tropas menos preparadas y material de guerra menos actualizado en el flanco sur oriental del frente sur (Cuito Cuanavale), a la vez que comenzaba a desplegar otra división (con más de 500 medios blindados) en el flanco sur occidental del frente sur (Ruacaná).
Los Generales cubanos se contaban por decenas, muchos de ellos veteranos de Etiopía, Siria, Argelia, de las guerrillas en Asia, África y América Latina.
Desplegando un mapa, podemos apreciar que, entre los dos flancos del mismo Frente Sur, entre los ríos Cunene y Cubango y a todo lo largo desde la frontera hacia el norte, el terreno se presenta cenagoso y las vías de comunicación no eran las mejores para desarrollar una ofensiva. En todo caso y con relativamente poco esfuerzo, se le podía oponer fuerte resistencia al enemigo.
La Tierra del Fin del Mundo comenzaba más allá del Cubango y había sido escogida por Savimbi durante 15 años por ser una zona intrincada y de difícil acceso.
La Unión Soviética continuaba vendiendo y enviando armamento a diario, la mayoría de factura novedosa, aviones de combate, tanques, helicópteros de combate, misiles anti-aéreos, radares, infinidad de vehículos de diversos tipos. La mayoría era enviado a Menongue y de ahí trasladados a Cuito Cuanavale.
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