miércoles, 7 de agosto de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 6, continuación, más inventos. La Guerra de Todo el Pueblo. Raúl Castro miente.







El día seis de agosto la aviación sur-africana apareció en la región de Mupeco, al norte del río Longa. África del Sur trataba de dificultar el apoyo aéreo cubano, pero debido a la distancia nada podía hacer, por lo menos en Cangamba. En todo caso se debía proteger Menongue de un ataque surafricano.

El 6 de agosto el General de División Senén Casas Regueiro envía a la Misión Militar Cubana en Angola las últimas indicaciones de Fidel Castro: continuar con las dos columnas hacia Tempué; seguir reforzando Luena; si en Cangamba no se ha recibido la orden de intentar romper el cerco, desistir de esa variante y que sigan resistiendo; dar máxima prioridad al rescate.

Fidel Castro no estuvo de acuerdo con la decisión de romper el cerco. Los hombres se encontraban muy debilitados físicamente. No eran guerrilleros. Eran soldados. Se encontraban muy lejos de Tempué. Romper el cerco era igual a que los cogieran a sombrerazos.

A partir de la decisión de romper el cerco, creo yo, que Fidel Castro sabía que el General “Polito” había perdido la fe y la calma. Ya les habían ordenado, a los cercados, romper las cartas, las fotografías y el dinero, pero ellos mismos sabían que les iba a resultar muy difícil romper el cerco. Las indicaciones del General Cintra Frias, provocaron desmoralización en los defensores de Cangamba. Fue una demostración fehaciente de la incapacidad de mando del Jefe de la Misión Militar de Cuba en Angola.

Teniendo en cuenta que los sitiados tuvieron que quemar las tablas de cifrado, fue necesario “inventar” otras vías para conocer la situación e impartir indicaciones, de forma tal que no se enterara el enemigo: Una situación creada por el General Cintras Frías (Polo).

En medio de toda esta confusión, nuestra aviación comete graves errores, cuando los radares detectan aviones surafricanos dentro del espacio aéreo de Angola.

Siempre atendiendo al libro de Martín Blandino, el Mayor Oscar Romero relata que durante su segunda tarea de combate y una vez recorridos 90 kilómetros en la travesía hacia Cangamba, recibe indicaciones del navegante de orientación en cuanto a la detección de aviones enemigos en su dirección. Toman la decisión de expulsar las bombas (debido al peso muerto ante la posibilidad de comenzar un combate aéreo) y pasan a la variante “aire-aire”. No obstante cuando se encuentran a una distancia de 30 kilómetros del objetivo enemigo les ordenan regresar al aeródromo.

El Teniente Coronel Henry Pérez interrumpe el relato de Romero para decir que en ese momento el mismo recrimina al General Martínez Puentes.

O sea, que Martínez Puentes toma una decisión que impide el hostigamiento del enemigo, ante una tropa cercada y hostigada. Sin embargo hay una explicación para describir lo errado de la decisión de Martínez Puentes.

Lubango se encuentra a una altitud de 1700 metros sobre el nivel del mar. En la parte donde está ubicado el Cristo, estaban emplazados los radares. Debido a que el altiplano central va descendiendo hacia el sur-este. En Longa la altura sobre el nivel del mar es inferior a 1200 metros. Estas características permitían a los radares de Lubango un alcance superior a 800 kilómetros, sobre todo en alturas superiores a 1000 metros. Lo que apreciaba el General era cierto. Lo que es ridículamente imposible que no tuviese en cuenta que esos aviones enemigos, debido a la distancia por recorrer, jamás llegarían a Cangamba. En lugar de ordenar regresar a los aviones que procedían a bombardear, debía haber ordenado posición 1 a la guardia combativa de Menongue, para que en caso necesario, ésta se hiciera cargo del rechazo de la aviación sur-africana.

A las 10:15 horas del día 6 de agosto de 1983, el General de Brigada Romárico Sotomayor García, jefe de la Agrupación de Tropas del Sur, se incorpora a la Columna de Huambo, cuando todavía la separan setenta y ocho kilómetros de Munhango. (A 300 Kilómetros de Cangamba).

En el libro de Martín Blandino, el General Harry Villegas dice que el General Polo le pidió que hablase personalmente con el General Sotomayor y decide volar en un helicóptero de las FAPLA hasta el poblado de Cuemba. Allí se encuentra con un batallón de las FAPLA y el jefe de esa unidad le refiere que los «cubanos, si están» es mucho más atrás.


                                                       General Polo

Como se puede apreciar, el movimiento absurdo de las columnas hacia Cangamba, provoca el desasosiego en el mando militar cubano. Las columnas se encuentran sin combustible y bastante alejados de cualquiera de las posiciones cubanas.

Sin proponérselo, Harry Villegas corrobora de esta forma, mi opinión relativa a la incapacidad de llevar los refuerzos terrestres a Cangamba y la ineptitud de Polo.

Más adelante, en el libro de Blandino, el Coronel Calvo dice que en aquellos momentos se sentía muy “mortificado” al no tener más helicópteros. Entonces comienza a referir una serie de inventos.
Van hacia un polígono cercano a la pista de Luena y utilizando el único helicóptero que les queda sin haber sido averiado, experimentan con un balón de oxígeno vacío, llenándolo de agua para lanzarlo a una altitud de 1000 metros sobre el terreno. El balón y el agua desaparecen 
con el impacto con la tierra. Acto seguido intentan algo parecido con cajas de cartuchos envueltas en colchones. ¡Detonan al impactar! Nunca pensé que Calvo tuviera algo que ver con los inventos que culminaron con la muerte de Albizu poco después de Cangamba.

Todo esto ocurre, en momentos en que Cuba enfrentaba la posibilidad de una agresión militar directa en gran escala por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Cuando el país estaba inmerso en el gigantesco esfuerzo que significaba instrumentar la concepción de “La Guerra de Todo el Pueblo”, ante las constantes amenazas de la administración norteamericana de Ronald Reagan, y cuando las propias autoridades soviéticas habían confirmado oficialmente que en caso de una invasión a la Isla, esta no podía esperar de sus aliados más apoyo que las declaraciones de protesta. Muchos de nosotros lo sabíamos, pero jamás esa noticia fue publicada en Cuba.

El Coronel Calvo también se refiere a los reservistas de la Aviación Agrícola, que al final de la década de los años sesenta habían pasado de los helicópteros a los aviones de fumigación AN-2 y otros como el abogado, el taxista o el musicalizador de la TV.

Estas personas habían sido reclutadas y luego de un curso intensivo, de un mes de duración y fueron enviados a la RPA como relevo.
El país, en aquellos momentos, solo contaba con 72 pilotos (la mitad de ellos copilotos sin experiencia).

Angola, un país tres o cuatro veces mayor que el nuestro, necesitaba tres o cuatro veces esa cantidad de pilotos.

El General de Ejército Raúl Castro Ruz miente deliberadamente: “En la guerra no siempre ocurre lo que uno espera y así sucedió el 2 de agosto de 1983, con el ataque enemigo a Cangamba. Refiriéndose a Cangamba dice que se trataba de un pequeño poblado situado a gran distancia de la región objeto de las agresiones del ejército sudafricano y donde estaban desplegadas las tropas internacionalistas cubanas, pues la razón de su presencia era precisamente impedir una invasión militar extranjera”.

En realidad, la presencia de las tropas cubano-angolanas en Cangamba se debía a la importancia del nudo de caminos asfaltados que se cruzan en ese punto geográfico de Angola. Cangamba era un paso obligado entre el norte y el sur de Angola por la zona oriental del país.

Cangamba distaba más de 500 kilómetros de la frontera con Namibia. Hoy conocemos perfectamente acerca de la asesoría de las SADF a la UNITA y podemos inferir que tuvieran asesores y tal vez alguna pequeña unidad de apoyo, pero de ahí a una invasión militar, había mucha distancia.

Lo que llevó, a los hermanos Castro Ruz, a desarrollar la doctrina militar de “La Guerra de Todo el Pueblo” fue la decisión de la URSS de no considerar procedente la defensa de Cuba, en detrimento de la ocupación de Polonia por las fuerzas del Pacto de Varsovia. Dicho en términos ajedrecísticos: Si los soviéticos se veían en la necesidad de sacrificar la pieza Cuba, para conservar la posición de la pieza Polonia, no lo dudarían ni un solo segundo.

Raúl Castro intenta restarle importancia a lo sucedido en Cangamba, diciendo que en la MMCA no podían esperar una acción de tal magnitud por una región inhóspita y de escasa importancia.

Raúl Castro reconoce la incapacidad del mando militar del General Cintras Frías (Polo), cuando relata que el enemigo había logrado la “sorpresa”. En todo caso una sorpresa anunciada, diría yo.

Las columnas blindadas, no llegaron a avanzar más de 100 kilómetros en supuestamente 10 días de marcha. Columnas que se vieron sin combustible y tuvieron que ser abastecidas utilizando los helicópteros; con lo cual desviaban la atención de la principal tarea, que era el aprovisionamiento de las tropas cercadas y evitar su hostigamiento. Columnas perdidas y sin comunicación por radio que, por tener que dedicarse a estar buscándolas, ocasionaron la muerte de Policarpo Álvarez Pileta.


Las Columnas blindadas no llegarían jamás a Cangamba
                                   Las Columnas blindadas no llegarían jamás a Cangamba

Con el objetivo de flanquear a las fuerzas de la UNITA se realizaron nuevos desembarcos helitransportados al norte de Cangamba y en esta ocasión parte de nuestras fuerzas logró llegar hasta las posiciones de los sitiados, por lo que comenzó a deshacerse el cerco de nuestras tropas, viéndose el enemigo en la obligación de abandonar una a una sus posiciones.

Las unidades de helicópteros fueron utilizadas para desembarcar una compañía FAPLA en diferentes posiciones en la retaguardia de las tropas de la UNITA. El objetivo fundamental de esta compañía era minar las posibles vías de escape que pudiera utilizar el enemigo. Ese mismo día, en horas de la tarde, nuestros helicópteros volvieron a aterrizar en Cangamba.

Cuando se recibió la carta de Fidel Castro, en la cual planteaba que se sacaran a las tropas de Cangamba, solo contábamos con cuatro helicópteros, algunos con 50 y 60 perforaciones de diferentes tipos de proyectiles.

Las unidades blindadas, que habían salido de Menongue el día 2 de agosto, solo habían podido llegar a Tempue. Las que habían salido de Huambo solo pudieron llegar a Cuito Bie.

Cada vez que los helicópteros sobrevolaban Tempué y observaban a los tanques detenidos a la orilla del río, a los pilotos les daba un vuelco el corazón. Estas unidades nunca hubieran llegado a Cangamba.

El diario de campaña de uno de los combatientes de Cangamba expresa por si solo el papel determinante desempeñado por los helicópteros:

"Bueno, ya son las nueve de la mañana y todo sigue tranquilo. Dice el flaco que él siente ruido de helicópteros, pero yo no lo siento. ¡Coño ahora sí! Si son tres, no cuatro, creo que ya van a tirarse. Están poniendo una sábana en un palo. ¡Se está tirando el primero! ¡Ahora si que ganamos coño! Ya no tendré que usar la ultima bala, me la voy a llevar de recuerdo". 



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