miércoles, 31 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 4 Continuación En pareja o en Solitario




El caso de la pérdida de la tripulación de Vigo y Hernando, al sur de Baixo Longa, Tierra del Fin del Mundo, fue una prueba fehaciente.

Argelio Morell Gil, que era el líder de la pareja de helicópteros, presionado por el alto mando, les envió (a Vigo y a su copiloto) en solitario a cumplir una misión de traslado de personal y no fue hasta 22 días después que se supo lo que les había ocurrido.


                                      Argelio Morell en el centro de la foto

Hernando, el copiloto de Vigo apareció con los brazos y pies quemados y llenos de pus, un tímpano perforado por su propia mano, al tratar de evitar el escozor provocado por los gusanos que se recreaban en los laberintos del oído.

Hernando nos relató que no llevaba consigo ni tan siquiera un cuchillo. Logró abandonar el helicóptero por la puerta del copiloto y corrió hacia la maleza que divisaba directamente hacia delante. En esa posición permaneció durante algún tiempo, observando al helicóptero que estallaba y era devorado por las llamas. No logró divisar a ninguno de sus compañeros. Nunca logró precisar el tiempo transcurrido hasta que decidió alejarse del lugar. Refirió que de repente, al ver la dirección en que avanzaban las aguas del río, se dio cuenta que estaba caminando en dirección contraria al rumbo necesario para poder regresar junto a los suyos.


                                  Area probable del derribo del helicóptero

Caminó durante 22 días por la Mesopotamia Angolana río arriba en dirección norte. Se alimentaba de unas güiras las cuales tenían mejor sabor quemadas, según el mismo refería. Dormía debajo de cualquier tronco caído, cubriéndose con hierbas. Tuvo suerte de no encontrarse con ningún depredador que no fuera el hombre; y en éste caso se encontró con las FAPLA, porque de lo contrario nunca nos hubiéramos enterado.

Afirmó, en todo momento que si él había logrado salir del helicóptero, los otros compañeros también podían haber tenido tiempo.
Nunca ha podido explicarse que fue lo que le sucedió al resto de sus compañeros. Nosotros tampoco.

Suponemos que el helicóptero haya sido alcanzado por un disparo de RPG-7, que es un lanzacohetes de fabricación soviética (destinado a la lucha contra objetivos blindados) y que era utilizado por la UNITA, contra los helicópteros en el momento del vuelo estacionario.

Pasados los años, a Hernando le fue reconocida la misión internacionalista.

Hernando fue maltratado por el Mando Superior hasta la saciedad, acusado de cobarde, no le reconocieron la misión internacionalista, ni una medallita, ni lo dejaron incorporarse a su unidad militar. Años estuvo reclamando hasta que al fin lo escucharon y le buscaron un empleo de vigilante nocturno. La última vez que le vi me dijo que le habían prometido una moto Verjovina. Cada vez que nos veíamos él me decía medio en broma, medio en serio: “Aquí está Hernando el muerto, pues si yo no me morí en el accidente, me mataron durante todo el tiempo que dejé de existir para mis compañeros.


Verjovina o Riga
                                                                     Verjovina o Riga

Por su parte, el Capitán Raúl Vigo, por todos querido y admirado, que había logrado realizar el sueño de su vida, ser piloto de helicópteros, y que había comenzado su carrera en la aviación como técnico, caía en el cumplimiento de su primera misión internacionalista. Sus características de hombre capaz y de tenacidad a toda prueba, nos daban la seguridad de que de haber logrado salir a tiempo del helicóptero y de no haber caído en manos de la UNITA, volvería a estar nuevamente con nosotros al igual que Hernando. Nunca más volvió.

Fueron varios los técnicos de vuelo que lograron transitar hacia el anhelado sueño de ser pilotos de helicópteros. Apremiado, como estaba el mando superior, debido a la carencia de pilotos, autorizaron estos tránsitos. Sin embargo, no por ser experimentados técnicos de vuelo, se les podía considerar experimentados pilotos.

Los casos de Ramón Herrera Morejón y Raúl Vigo son ejemplo de la indolencia del mando superior. Ambos pasaron la transición entre los años 1978 y 1983. Herrera sobrevivió. Ninguno tenía las horas necesarias y mucho menos experiencia. Su paso como copiloto a jefe de nave fue a “velocidad supersónica”. 


Ramón Herrera Morejón
Ramón Herrera Morejón


La simplificación del reglamento de clasificación de los pilotos, permitió que, en menos de cinco años, obtuvieran la segunda categoría; lo que les autorizaba (prácticamente) a realizar cualquier tipo de ejercicio incluyendo los combativos.

El vuelo en pareja fue uno de los problemas tácticos que mayor grado de dificultad nos ofreció. Como consecuencia de la necesidad de volar lo más cerca de la tierra posible, con el ánimo de evitar la defensa antiaérea del enemigo, los chequeos de posición de los helicópteros (que debían ser informados hacia los Puestos de Mando durante una travesía) eran prácticamente nulos.

Cuando, en el ámbito militar, se escucha la palabra Regimiento, lo más seguro es que el interlocutor se imagine grandes cantidades de medios de combate. En nuestro caso, el Regimiento de Helicópteros Independiente, con base permanente en Huambo, no llegaba a la tercera parte de lo que se consideraba como una unidad combativa con esas características. Estaba compuesto por dos escuadrones y estos a su vez tenían tres escuadrillas cada uno.

Las escuadrillas se habían constituido como pequeñas unidades semi- independientes, formadas por tres o cuatro helicópteros, las cuales eran destinadas según el criterio del mando superior.

La explicación del porqué este “cuasi” regimiento es muy sencilla: Aparte de la ignorancia de nuestros jefes acerca de la utilización de los helicópteros en combate y destinarlos solamente en tareas de búsqueda, salvamento y rescate, era una necesidad contar con una Unidad Técnica de Explotación (UTE).

De no haber existido una estructura regimental, no hubiera sido posible contar con una (UTE), encargada de proporcionar los mantenimientos periódicos a la técnica de aviación y las reparaciones necesarias. Y por supuesto, de no existir el Regimiento de Helicópteros, los especialistas de ésta unidad técnica, debían ser agregados a la UTE de los Regimientos de Aviación de Caza, con los correspondientes contratiempos. 

Estas pequeñas unidades de helicópteros semi-independientes, se componían de dos parejas de helicópteros (la pareja era la unidad operativa básica).
El líder de la pareja realizaba las funciones de ojos, oídos y cerebro de su número y mantenía absoluta autoridad durante el vuelo. Algunas veces se volaba en troikas (tres helicópteros) y en estas ocasiones, el líder era escogido entre el piloto de más experiencia.

Cuando se volaba en grupos de cuatro (eran pocas las ocasiones en que esto sucedía) el mando lo ostentaba un jefe de escuadrilla. Cuando se daba el caso de volar en composición de más de cuatro helicópteros, el mando recaía en un miembro de la jefatura del regimiento, que podía ser un jefe de táctica y tiro o un navegante de regimiento, un sustituto del jefe del regimiento, el segundo jefe del mismo o incluso el propio jefe del regimiento.

Las maniobras de vuelo se ejecutaban relativamente cerca una aeronave de otra, aproximadamente a un kilómetro de distancia en el caso de las parejas y esta distancia se mantenía incluso en el caso de volar más de una pareja; o simplemente se volaba en formación de columna.

La separación lateral era regularmente de quinientos metros, para de esta forma apoyarse y protegerse mutuamente. Recibían el nombre de números (wingman es la traducción al inglés) todos los elementos de la formación subordinados al líder.

Los helicópteros podían atacar en formaciones de cuatro o más números, pero debido a que carecíamos de los aparatos necesarios, lo más común era el ataque en formación de parejas, en uno o varios ataques por parejas. El plan de ataque lo preparaba el estado mayor del regimiento.



El jefe del vuelo asumía el control total, pero no la completa responsabilidad y esto se debía a la estructura de defensa anti-aérea asumida por las fuerzas armadas cubanas desde épocas muy tempranas después de la Crisis de Octubre. 

Debido a que nuestras unidades se subordinaban operativamente a las grandes unidades de caza, que a su vez se encontraban subordinadas a la estructura DAAFAR, tratábamos, por todos los medios, que los líderes de pareja o escuadrillas disgregados por todo el territorio de la RPA, fueran aquellos de mayor preparación, aunque su rango militar fuera muy superior, de forma tal que todos los jefes tuvieran la misma carga de trabajo y por otra parte equiparar, al personal de las pequeñas unidades de helicópteros (al menos en jerarquía militar) con los jefes de las unidades de la aviación de caza o de transporte.

Las misiones de combate debían tener precisión crono-métrica a la vez de ser el mando sumamente flexible. Debía lograrse, mediante el estudio del objetivo a atacar y por la información que se tuviera del enemigo.

Durante la preparación para una misión de combate, los pilotos, sentíamos lo mismo que un escolar durante la preparación para un examen. Cada vez que el oficial de Inteligencia Militar, encargado de proporcionar los detalles concernientes al enemigo en cuestión, realizaba un círculo amplio con el puntero alrededor de un área dibujada sobre un mapa de 1:100,000, en la cuál, según él, se encontraba ubicada una posible emboscada del enemigo (cohetes tierra-aire), nos daba la impresión que ni los propios enemigos sabían la posición exacta de sus tropas.

No es del todo imposible que la incompetencia de algunos de estos oficiales nos haya servido para salir airosos en diferentes oportunidades. De alguna forma nos obligó a prepararnos mejor contra lo desconocido. Siempre tuvimos muy presente aquello de hacerle caso al cuento de “ahí viene el lobo”.

La preparación de los pilotos no iba más allá de tres o cuatro horas, el día antes del cumplimiento de la misión. Algunas se prepararon con varios días de anticipación. De todas formas, al personal de vuelo se le preparaba semanalmente para lo que pudiera acontecer.

Después de concluida la preparación de vuelos, me retiraba en solitario para dedicarme por completo al estudio del plan. Solo me consideraba bien preparado cuando podía recitar de memoria la ruta, desde el despegue hasta el objetivo y el regreso, así como los diferentes rumbos, las velocidades a establecer en las distintas etapas, las alturas sobre el nivel del terreno, los reportes de posición y otros detalles.

En el mapa recorría paso a paso, volando con las manos, la misión planteada. Mentalmente me introducía por el cauce de un río, realizaba giros al llegar a un punto indicado, evadía posiciones enemigas, imaginaba poder diferenciar un trillo de un camino, efectuaba cálculos de ultima hora, repasaba la conexión del armamento, ajustaba la graduación de la mira óptica del armamento, manipulaba el interruptor del más-menos tres por-ciento, realizaba giros con banqueos de más de 45 grados, trepadas de más de 20 y picadas de hasta 30. Al cabo de las dos horas me daba cuenta de que me sentía bastante mal preparado, pero mucho más confiado. De todas formas, no todo podía salir tal y como se había planificado. En definitiva el enemigo no era manco.

Por otra parte, los equipos electrónicos de las aeronaves siempre presentaban algún defecto que incidiría en cualquier misión por muy bien que ésta estuviera planificada.

Las aeronaves de ala rotatoria (helicópteros) se diferencian de las otras, por una serie de particularidades. No son como las aeronaves de transporte que pueden ascender en altura, evadiendo de esta forma la defensa anti-aérea de un enemigo como la UNITA y volar de un aeropuerto a otro recto y nivelado sin más contratiempos.

Si considerábamos el empleo de un armamento táctico como el helicóptero MI-8, era preciso utilizar la imaginación. Si en estas aeronaves se ascendía a una altura mayor de treinta metros sobre el nivel del terreno, corríamos el riesgo de ser alcanzados por cualquiera de los armamentos del enemigo. Si por el contrario se volaba demasiado bajo, nos encontrábamos expuestos a impactar contra cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestra trayectoria. Representaba también el inconveniente de no poder precisar, con exactitud, los puntos de referencia que en la navegación a estima son tan necesarios para la orientación visual.

Esto solamente lo conocen los que han combatido y experimentado en carne propia, las deficiencias de un plan táctico mal concebido. Que manera de llenarnos de indignación cada vez que un jefe “muñeco” (así se denominaba a todo aquel que cumpliera misión por primera vez), trataba de realizar los planes tal y como los había aprendido en “La Escuela Superior”.

Que supiéramos, la UNITA no estudiaba en las academias soviéticas y menos aun en las cubanas; y los sur-africanos no tenían por que respetar el “HURRA” soviético, ya que ni por referencias conocían, algo que había dejado de escucharse a mediados del siglo XX en la Europa Oriental.

Podemos enorgullecernos de que hayan sido pocas las víctimas fatales, así como son inaceptables las cifras de helicópteros destruidos durante toda la campaña por causas como la ineptitud, las órdenes arbitrarias, el descontrol de los jefes, a la falta de sentido común y la carencia de comprensión objetiva de la situación existente. 


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martes, 30 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 4 Cassinga, continuación (1)




Apuntes en mi diario de campaña:

Anexo F.- En Cuba se considera que la paz reina sobre la faz de la tierra angolana. Se entiende que como política internacional, Angola proclame que en su país no existan fuerzas beligerantes. Hasta aquí muy bien, pero de ahí a que nosotros mismos le demos crédito y que sobre la base de eso hiciéramos nuestras planificaciones... Se tenía que dar el caso de que los sur-africanos realizaran un ataque a 200 kilómetros de la frontera y nuestros tanques se encontraran sobre calzos y llenos de letreritos que rezaban:

"Bienvenidos, compañeros de la comisión". Fin de la cita.

El Teniente Coronel Toledo nos comentaba que el día 4, tres horas después de comenzado el ataque al poblado, el jefe de las tropas cubanas en Techamutete había estado preguntando, insistentemente por radio, si se suspendía el control a fin de bajar de los calzos a los tanques y proceder hacia Cassinga. Continuó diciendo que al cabo de tres horas y solo después de que el General Raúl Menéndez Tomassevich se cagara varias veces en su madre, fue que el jefe de las tropas de Techamutete avanzó hacia el poblado de Cassinga. En honor a la verdad, debemos decir que no fue este el único de los jefes que titubeó. Otros de mucho más rango titubearon en el Puesto Central de Mando de la MMCA.


                          Ubicación de las minas de hierro de Techamutete, en Angola

Nuestras tropas no sabían, a ciencia cierta, que era lo que había acontecido. Estaba claro que eran tropas sur-africanas, debido a que los aviones los sobre-volaban constantemente y como Cassinga se encuentra a solo 10 Kms. de Techamutete pudieron apreciar el desembarco de los paracaidistas, pero la defensa anti-aérea, instalada con el propósito de defender las minas, compuesta por piezas de 14, 5 milímetros, fue mal dirigida y disparó contra objetivos que se encontraban fuera de sus respectivas zonas de destrucción, logrando, en el peor de los casos, descubrir sus posiciones a la aviación sur-africana y su consiguiente respuesta. 


                                      Minas de hierro en Techamutete

La aviación sur-africana realizó varios pases rasantes, de advertencia a los blindados (cubanos) que avanzaba, en orden de columna, hacia Cassinga. Llegó, incluso, a lanzar sus bombas 200 metros delante del blindado que abría la marcha (testimonio de los soldados con los cuales conversamos).

El jefe de ésta unidad no tomó ninguna medida de protección, ante estas advertencias, como pudiera haber sido el desplegar los tanques en formación de combate. Por esto en la carretera se encontraban los restos de tres tanques, en columna, totalmente destruidos. 


Cassinga no se recuperó hasta el día siguiente, que fue cuando lograron llegar nuestras tropas.

Sobre la cantidad de efectivos que utilizaron los sur-africanos no se tuvo una idea exacta. En mi opinión, no deben haber sido más de cien, si tenemos en cuenta la capacidad de un escuadrón de helicópteros de transporte del tipo "Puma", en las condiciones de altura y temperatura, de la zona en cuestión.

La victoria electoral republicana en los EE.UU. había mejorado la situación para el gobierno sur-africano. De manera que habían comenzado a realizar un tipo de guerra más convencional en Angola, mientras que Chester Crocker utilizaba los medios masivos de difusión para condicionar la libertad de Namibia a la retirada de las tropas cubanas del territorio angolano.


                                               Chester Crocker

El gobierno de Vorster insistía en que Cassinga no era un centro de refugiados, sino un importante Estado Mayor del PLAN (brazo armado de las SWAPO) desde donde el Comandante Dimo Hanaambo planificaba las rutas de infiltración en Namibia.

Cassinga resultaba ser ambas cosas.

No fueron pocas las veces en que las fuerzas del FNLA, la UNITA, el MPLA y las SWAPO, utilizaban a la población civil como escudos humanos.


                                         John Vorster, Primer Ministro Africa del Sur

Lo que resulta imposible negar es el hecho de que Cassinga se encontraba a casi 200 kilómetros de la frontera con Namibia, en franco territorio angolano y por tanto las SADF no tenían derecho (mucho menos moral) para invadir el territorio de la RPA. Un país con reconocimiento internacional por las Naciones Unidas y toda el África negra.

El 5 de mayo de 1978 pude ver, en Cassinga, muchos muertos. Hombres, ancianos mujeres y niños. No los conté, pero me fui de allí con la convicción de que estaban enterrando no menos de 500 personas. Aquello no había sido un combate, ni una batalla, ni una guerra. 

Indiscutiblemente que fue una masacre.

Puede que haya sido casualidad, pero el ataque sur-africano al Estado Mayor de las (PLAN) SWAPO, en el campamento de Cassinga, coincidió con el final del ETC y la retirada de las tropas cubanas que habían tomado parte en el “ejercicio”. Sobre todo la retirada de la aviación hacia Luanda, que de haberse encontrado en Menongue, podía haber entrado en combate aquel día. 


                                        Helicóptero Puma SAAF

Desde 1981 hasta el 1988 las SADF ocuparon algunas posiciones en las provincias de Cunene y Cuando Cubango en Angola y el ejército angolano no estaba en condiciones de impedirlo, mientras que el mando militar cubano retiraba la jefatura de la Agrupación de Tropas del Sur hasta la ciudad de Huambo, distante a más de 1000 Kms. de la frontera con Namibia.

En todo el sur de la línea imaginaria comprendida desde Lobito hasta Cuito Bie, la UNITA llevó a efecto ataques a objetivos. El Estado Mayor de la UNITA se trasladó a Jamba en el sur-este del territorio angolano y en la frontera con Namibia para que estuviera más integrada a la estructura de mando de la SADF.


                           Línea de ubicación de la "Agrupación de Tropas del Sur" (ATS)

En agosto de 1983 tuvo lugar una nueva penetración de las SADF en territorio angolano, después que la UNITA anunciara la toma de Cangamba, al día siguiente de haberse retirado, las tropas cubano- angolanas, de dicho poblado.

A estas alturas se preveía la posibilidad de que los sur-africanos se lanzaran contra la capital angolana, aunque los generales sur-africanos habían dicho una y otra vez que era una operación totalmente irrealizable.

Mientras tanto, el ejército angolano iba adquiriendo preparación, lo cual fue demostrado al fallarles a los sur-africanos la operación Askari. Este fracaso hizo que los americanos intervinieran a favor de las tropas sur-africanas cercadas en Angola. El resultado del acuerdo tomó el nombre de la capital zambiana y sirvió para designar una comisión que observara la retirada de las tropas sur-africanas. 




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lunes, 29 de julio de 2024

Capítulo 4 Cassinga




Muchas veces los medios acostumbraban a tergiversar y otras tantas veces a falsear la forma en que ocurrían los acontecimientos: La siguiente información aparece en el libro titulado "Los países no alineados", de las agencias de prensa "Orbis", de Checoslovaquia y "Prensa Latina", de Cuba:

"Informaciones del Ministro de Defensa de Angola expresaron que la agresión al poblado de Cassinga, a 250 Km, de la frontera con Namibia, fue iniciada por aviones de fabricación francesa, pertenecientes a la Fuerzas Aéreas sur-africanas. Inmediatamente después, aviones de transporte lanzaron alrededor de 500 paracaidistas sobre la zona, iniciando estos la destrucción de la población y la eliminación física de sus habitantes.




Los efectivos de las FAPLA, que se encontraban destacados a unas decenas de kilómetros del lugar*, recibieron órdenes de avanzar y repeler la agresión, lo que provocó la retirada inmediata de los paracaidistas sur-africanos, en una flotilla de catorce helicópteros, no sin dejar en el campo numerosas bajas y un avión derribado.

Flotillas de aviones sur-africanos siguieron bombardeando la zona durante toda la tarde del día 4 y sobre todo a los combatientes que habían recuperado a Cassinga. Tropas surafricanas cruzaron entonces la frontera con Namibia y atacaron las poblaciones de Calueque, Chetequera, Cuamuato, Dombondola utilizando blindados de fabricación francesa".

Me encontraba en la guardia combativa cuando recibí la orden de salir con dos helicópteros rumbo a Menongue. Los sur-africanos, habían asestado un golpe en el poblado de Cassinga al norte de las minas de hierro de Techamutete y a 200 kilómetros de la frontera con Namibia utilizando tropas especiales, apoyadas por la aviación. 

El objetivo atacado era el Estado Mayor, del "PLAN"* de las SWAPO.

A esa misma hora, uno de los helicópteros que debía partir hacia Menongue se encontraba volando de Cabinda para Luanda. Llegando la aeronave, comprendimos que debía cumplir una inspección técnica reglamentaria y el H-03 aun no se encontraba de alta. Éramos cuatro tripulaciones cubanas las que estábamos listas y dispuestas para salir hacia el lugar de los hechos, pero de los cuatro helicópteros, con que contábamos los cubanos, solo estaba disponible uno, aunque ya estaban listos doce, del tipo Mí-8, perteneciente a las FAPLA, pero que no tenían tripulaciones. Por esta razón solo pudo salir el H-01, de forma inmediata.

Como iría en solitario, decidí volar a Lobito, en lugar de ir directo a Huambo.

La travesía de Luanda a Menongue era imprescindible cumplirla en dos etapas, con un re-abastecimiento de combustible en Huambo. La distancia entre Luanda y Huambo era algo superior a los 500 Km., y de allí a Menongue la distancia era aproximadamente la misma. Realizar la travesía por Lobito era una medida de seguridad en caso de surgir alguna emergencia. En primer lugar, la zona costera era menos vulnerable a los ataques de la UNITA y en segundo lugar podíamos contar con un aeródromo de alternativa. Por otro lado, la carretera de Lobito a Huambo era más transitada por nuestras tropas.

Después de haber despegado de Lobito con rumbo a Menongue y prácticamente haber dejado Huambo a nuestra izquierda, comenzó a caer la noche y con ella comenzaron a caer también las revoluciones (rpm) del rotor central. De inmediato pensamos en un fallo del regulador de las revoluciones del rotor central pero las indicaciones de los motores permanecían en forma normal.

La lista de emergencias planteaba, en estos casos, la disminución del paso del mando colectivo, pero ni modo. Las rpm del rotor central continuaban descendiendo y con ellas la altura, pues para mantenerlas dentro de los parámetros establecidos me veía en la obligación de disminuir el paso del mando colectivo y eso hacía disminuir la potencia de los motores.

Así descendimos hasta 300 mts, sobre el nivel del terreno. El radio-faro de Huambo y las comunicaciones por radio se hicieron cada vez menos perceptibles y nos preparábamos para efectuar un aterrizaje en emergencia de noche en un paraje totalmente desconocido cuando, como última medida antes de proceder a un aterrizaje, apliqué toda la corrección del mando colectivo hacia la derecha (esto solo se hacía en los helicópteros MI-4).

Increíblemente lo que había estado fallando era precisamente la corrección del mando colectivo. Con las vibraciones, del helicóptero, se había ido aflojando. Al sentir la reacción de los motores me volvió el alma al cuerpo y continuamos hacia Menongue que ya se apreciaba en la negrura de la noche por los mechones encendidos a ambos lados de la pista de aterrizaje. 

En la mañana del día 5 llegaba el H-10 procedente de Luanda, coincidiendo con el despegue de un MIG-21 bi-plaza el cuál tenía, como misión fundamental, realizar un reconocimiento de la zona.

Poco más tarde despegamos hacia Techamutete, llevando con nosotros al Teniente Coronel Toledo, jefe de las tropas cubanas en la región de Huambo. Al sobre-volar la zona de Cassinga pude apreciar tres tanques destruidos en plena carretera.




Poco después, despegó de Menongue hacia Techamutete, el AN-26 matrícula T-50 (avión de transporte, que era en ese momento el ejecutivo del Jefe de la MMCA), con la tarea de evacuar heridos. Posteriormente despegó el helicóptero que se encontraba basificado en Menongue, con la tarea de interceptar una unidad de infantería que avanzaba en dirección a Cassinga, pero que aun no había llegado al poblado de Cuchi. Era necesario que ésta unidad regresara a su posición de origen; ya no procedía su presencia en el lugar de los hechos. La distancia entre Menongue y Cassinga es superior a doscientos kilómetros y ésta columna solo había recorrido, 60.

Entre las conclusiones que se sacaron, de este combate, fue el saldo de 18 muertos y 68 heridos por la parte cubana. Mas de 300 bajas por las SWAPO, entre hombres, mujeres, niños y ancianos.
En aquel momento calculamos que la aviación sur-africana había actuado ininterrumpidamente durante tres horas. Los paracaidistas fueron desembarcados, presumiblemente en aviones de transporte C- 130 y fueron reembarcados en no menos de ocho helicópteros, nunca después de las 16:00 hrs.

Se escuchó hablar de un avión derribado y de un piloto en paracaídas, pero nunca aparecieron.
Por nuestra parte se lanzaron dos cohetes del tipo "FLECHA" (misil portátil aire-aire de fabricación soviética) y ninguno de los dos funcionó correctamente.

Las baterías anti-aéreas, compuestas por cuatro bocas de 14,5 milímetros no fueron efectivas. Al parecer los sur-africanos conocían su ubicación en el terreno y varias de ellas fueron destruidas. También se escuchó decir que estas baterías realizaron el fuego, fuera de su alcance efectivo.

Más tarde se corrió el rumor de que los combates no solamente habían ocurrido en Cassinga y Techamutete sino también, que un considerable grupo de blindados había cruzado la frontera atacando puestos fronterizos y avanzando en una profundidad de 15 kilómetros.

El día 8 de mayo nos enteramos que el representante de la aviación cubana en Techamutete se hacía eco de la noticia del derribo de un avión Mirage a unos 4 kilómetros de Cassinga.
El 11 de mayo corría el rumor de que los sur-africanos no habían tenido tiempo de reembarcar todas las tropas y que debían quedar algunas en la región.

No existió tal avión derribado, por lo menos en territorio angolano. Las tropas sur-africanas no dejaron ni muertos ni heridos, mucho menos prisioneros. Los cohetes tierra aire, portátiles del tipo "flecha" (de fabricación soviética), resultaron ser extremadamente frágiles y complejos.

La política de no-intervención en los asuntos internos de Angola, que tanto proclamaba el régimen de Fidel Castro, era totalmente una falsedad. No solo nos dedicábamos a combatir a la UNITA, sino que éramos incapaces de defender a nuestros aliados en el enfrentamiento con los sur-africanos, los cuales habían dado una lección de cómo llevar a vías de hecho una operación exitosa en contraste con el fracaso nuestro, que había concluido hacía menos de 15 días durante el “Ejercicio Táctico en Campaña”.

El esfuerzo del Mando cubano había sido encaminado hacia el recibimiento del "control", procedente de Cuba, sin tener en cuenta la posibilidad de este tipo de golpe sorpresivo.
El famoso "Control" lo realizaría el Estado Mayor General y seria en función al periodo de instrucción Abril-Agosto de 1978. 


Nota: Las siglas PLAN, corresponden al brazo armado se la organización SWAPO

Nota: * No existían tropas FAPLA en las cercanías de Cassinga. La seguridad del Campamento de refugiados, se encontraba a cargo de las SWAPO


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domingo, 28 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 3 El Enclave de Cabinda


Enclave de Cabinda, Angola

El Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) nunca llegó a ser tan conocido, como la UNITA, ni tenía los contactos, ni las posibilidades de abastecimientos, pues sus fronteras naturales coincidían con el antiguo Congo francés (República del Congo), hasta cierto punto colaborador marxista en esa época.

Territorio rico en petróleo, en manos norteamericanas (paradojas del destino) nos tocaba proteger sus propiedades de cualquier intento saboteador.

Pequeño enclave de 160.000 habitantes, ubicado entre la República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire) y el Congo-Brazzaville, separado del resto de Angola por La República del Congo y el río del mismo nombre, consta de tres territorios bien distintos.

En la parte costera, está la base donde se produce petróleo. En el sector continental, un bosque. Entre los dos, una ciudad, una carretera y algunos pueblos miserables.

La Cabinda Gulf Company, propiedad de los norteamericanos de Chevron-Texaco con la participación de Total y Agip, producía 420.000 barriles al día (60% del petróleo angoleño).

Estuve operando contra el FLEC, en Cabinda, en el año 1978. Fue algo esporádico. Estuve a las ordenes de un Comandante llamado Orlog, que me imagino sea un sobrenombre, como todos ellos acostumbraban a utilizar. Fue un poco antes de los acontecimientos de Cassinga.

Una tarde el tal Orlog me ordenó destruir una "Wala" (nombre que se le da en esa región a los caseríos). Di dos o tres pases con un helicóptero MI-8 y al no ver a nadie, decidí lanzarle una ráfaga de cohetes C-5, a fin de cumplir la orden del Comandante Orlog.

En el momento de entrar en el rumbo de combate, pude ver a una mujer, salir de una de las casas. Sujetaba, en los brazos, algo que podía ser un niño y aborté el lanzamiento de los cohetes.

Orlog se enfureció, me dijo horrores y me amenazó con informar al mando cubano de mi conducta. Por mi parte, me limité a decirle que no había ido a Angola a asesinar a mujeres y niños y que donde hubiera combates podían contar conmigo, pero que, para eso no. 

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sábado, 27 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 3 El Harry Villegas que yo conocí







El Harry Villegas que yo conocí

En los meses de mayo y junio de 1978 coincidimos en el poblado llamado Negage. En ese entonces Harry se encontraba al mando de las tropas cubanas que ocupaban la región.
El militar que cito es Harry Villegas, el Pombo de la guerrilla del Che en Bolivia y compañero de aventuras de éste en el Africa sub- sahariana..., luego sería Bolivia.

Una noche, después de comida (casi siempre teníamos una tertulia); como el que no quiere la cosa, le formulé esta pregunta: "Coronel, yo no entiendo bien como es posible que el MPLA no realice un trabajo más activo entre la población y que tenga que ser el cura del pueblo el que transporte en su carro particular a los enfermos y heridos hasta la ciudad de Uige" (antigua Carmona). Harry Villegas se demoró unos segundos en contestarme. Quiero imaginar que valoraba la respuesta. Cuando ya pensaba que le iba a dar la vuelta al moco, me relató lo siguiente.

Según Harry, el problema no era tan fácil de resolver. En primer lugar debía partirse del hecho que el MPLA era un movimiento minoritario en membresía, si lo comparábamos con los otros dos (se refería al FNLA y la UNITA). Quería decir con esto que aun, a esas alturas el MPLA carecía de cuadros competentes. Si a eso le sumábamos que el territorio angolano es inmenso y para colmo, a diferencia de Cuba, es un país formado por diferentes etnias y cada una de ellas es fuerte en un territorio determinado... Tribus diferentes, puesto que lo que nosotros, el sentido de nación que conocemos, el sentimiento de nacionalidad, aun en Angola no existía.

De modo que, «combatir al cura del pueblo» se tornaba totalmente imposible. “Imagínate”, me decía. En sus sermones el muy h.p. le dice a los feligreses que los cubanos fueron enviados por Dios, nuestro señor, para librarlos del colonialismo portugués. Y no solo transporta a los enfermos hacia el hospital de Uige, los domingos imparte la catequesis, a la cuál asisten todos los niños puesto que reparte comida (chucherías, dulces etc.) que en una situación de hambruna, como la que existe en éste país, es imposible la inasistencia.

En fin, nosotros (en éste caso se refería al gobierno cubano) apoyamos al MPLA por ser de tendencias marxistas a sabiendas de que en ese caso podríamos ser apoyados por la Unión Soviética. No como en el caso de la UNITA que tenía fuertes vínculos con los chinos (en esa fecha la URSS y China eran fuertes contrincantes ideológicos aunque fueran comunistas).




Harry Villegas terminó por decir que la UNITA había cometido dos errores, que para él constituían la base de su fracaso: Ser de tendencias maoístas y haberse aliado al sistema de Apartheid sur-africano, lo que apartaba a esa organización del resto de los países del cono sur africano. 

De Holden Roberto y su FNLA solo se refirió a su formación CIA.

Posiblemente, las pretensiones de Savimbi, en un principio, fuera lograr la independencia de los Ovimbundos del resto de Angola. A todas luces, se basaba en la característica territorial que ocupaba dicho pueblo y que no contravenía a los postulados de la ONU de respetar (en el proceso de descolonización) las fronteras establecidas por las potencias coloniales.

Savimbi siempre planteaba, que el territorio que ocupaba la población Ovimbundo no tenía fronteras con ningún otro país y que por tanto la independencia podía ser posible.
Dadas las condiciones en que tenía que desarrollar sus actividades bélicas, el mando militar cubano se asombraba de la capacidad de organización de Savimbi.

Personalmente, Savimbi era una persona educada y tuvo muchos gestos hacia las tropas cubanas.

Debido a no haber tenido (en aquella época) mucha relación con los soviéticos, no tengo la más mínima idea de lo que opinaban. Aunque puedo argumentar que los profesores, de las academias militares soviéticas, no estaban de acuerdo con las aventuras bélicas de Fidel Castro, ni en Nicaragua, ni en el Salvador. Incluso, la más alta jerarquía militar de la Fuerza Aérea Soviética (Academia Yuri Gagarin) tenía opiniones divididas en el caso de Etiopía.

De que Savimbi constituyó un problema, para todos (incluyendo a los sur-africanos y norteamericanos) no lo pongo en duda. No obstante, como la mala suerte es el pretexto de los fracasados, hoy podemos decir que pasó a la historia con muchas penas y sin ninguna gloria. 

Admirar su tenacidad y valentía no es necesariamente negativo. 

Quizá, algún día, el pueblo Ovimbundo le rinda homenaje.


                                                         Jonas Maleiro Savimbi

Cuando me refiero al Savimbi educado, no me estoy refiriendo solamente a buenas maneras, la palabra educación es mucho más amplia.

Para mí, que lo combatí en su momento y no fui capaz de someterlo, siempre recordaré sus lamentos plañideros solicitándoles auxilio (por radio) a los sur-africanos, hasta que estos lo sacaron del territorio angolano. 

Con esto no estoy insinuando que fuera cobarde, sino que estoy confirmando su alianza con los racistas. Este aspecto (la alianza con el régimen del apartheid), para el África negra, fue de suma importancia en su ulterior descalabro como político.

En otra ocasión, durante el desarrollo de la misma operación, el Coronel Harry Villegas me ordenó el rescate de un compañero que había resultado herido en una emboscada. Según Villegas, el lugar del rescate se situaba en un claro de la selva entre montañas. No teníamos apoyo. Andábamos en solitario.

Cuando le pregunté a Villegas por el tiempo transcurrido desde la emboscada, me respondió, con marcado desinterés, que hacía muy poco. Le sugerí entonces la posibilidad de que aún las fuerzas enemigas estuvieran en el área, a la espera del helicóptero, pues de todos era conocido que nos encontrábamos operando en la zona.

La observación de Villegas me molestó: “Que pasa, piloto”, dijo “¿Estas apendejado?”

Debía haber supuesto que era una broma, pero como quiera que fuese, una “jarana” como ésta, vertida delante de un grupo de oficiales, dejaba en el ambiente una doble intención.

En la falda de una elevación, a unos 750 metros sobre el nivel medio del mar, se encontraba el herido. En los alrededores de la plataforma, árboles de hasta 50 metros de altura sobre el terreno. Allí no se podía aterrizar. Decidí bajar el cable de la grúa de abordo. Y mientras el cable descendía lentamente, me esforzaba en mantener el vuelo estacionario lo más estable posible.

No sin cierta dificultad pude apreciar los movimientos del personal en tierra, 25 metros mas abajo, preparando las condiciones para la evacuación del herido.
De repente, Machado, el copiloto, gritó: “Oye cojones, nos están tirando”. Al herido lo habían dejado solo en el claro de selva. 

En unos segundos descendimos por la vertical y luego, derrapando, a izquierda y derecha, desaparecimos del alcance del enemigo. Con aquellos derrapes intentábamos no mantener una trayectoria de vuelo rectilínea uniforme, sino más bien algo que asemejaba a la trayectoria de un vehículo descentrado. De manera que la nariz del helicóptero apuntara para un lugar y el aparato continuase el vuelo en otra dirección. 

Con esto pretendíamos confundir a los tiradores enemigos. 




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viernes, 26 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capitulo 3 Casambulamambo

Un trofeo Salvaje de Guerra



Después de la muerte de Emilio y Valdespino y luego que la confesión de un prisionero nos permitiera detectar una base de operaciones del FNLA, el mando militar cubano planificó una operación de respuesta.

La impresión que daba aquella base enemiga era la de un pueblo, mucho más grande que las ciudades de Negage o Uige. La diferencia consistía en que a éste pueblo no llegaba ninguna carretera o camino, sólo trillos en diferentes direcciones.

De no haber estado buscando la base indicada por el prisionero, nunca se nos hubiera ocurrido que aquello pudiera constituir un objetivo enemigo, debido a que difería de todo lo conocido por nosotros hasta el momento.

En la operación participaron tres batallones de infantería procedentes de Viana que era un poblado en las cercanías de Luanda en donde se preparaban las tropas recién llegadas de Cuba.

Faltos de preparación, después de varios días de marcha, nuestros soldados iban dejando el rastro de su cansancio. Mochilas, hamacas, ropas. Pronto el enemigo se percató de la debilidad y no tardó en emboscar a la tropa cansada.

En realidad fueron pocos los compañeros que, en vano intento por salvarles la vida, tuvimos que trasladar hacia los puestos de salud. Podían haber sido muchos más.
Dos de ellos me impresionaron sobremanera. Uno con un balazo en la ingle, que al preguntarle si le dolía, me contestó que no, pero que se sentía muy débil. La hemorragia interna le impidió llegar al hospital. 

Otro de los compañeros había quedado totalmente asado. No presentaba quemaduras aparentes, pero al más mínimo contacto con cualquier parte de su piel, aquella se desprendía como el pellejo de un pollo. Murió 15 días después como consecuencia de una septicemia. Ambos tenían 18 años.

El destacamento aéreo estuvo compuesto por 4 MIG-21, dos MIG-17 y un helicóptero MI-8.

Mientras las tropas avanzaban a campo traviesa, los medios aéreos esperaban, pacientemente, en Negage por una caravana que procedente de Luena nos traía un radar P-12, sin el cuál nuestra aviación, de caza, no podía operar.

Esta caravana, al frente de la cual se encontraba el Capitán Sanfiel debía proveernos de las bombas de 250 Kg, con las que le íbamos a asestar un golpe “demoledor” al enemigo que tantas bajas nos había causado. Solamente, en el helicóptero de Emilio habían muerto 14 compañeros.

Después de recibir el estado de listo, por parte del radar, realizamos un vuelo de familiarización sobre el área de la base enemiga con todos los pilotos de caza a bordo de nuestro helicóptero.
Ésta medida se tomó debido a que no hacía mucho tiempo, una escuadrilla de cazas, por equivocación, había dejado caer sus bombas sobre el pueblo de Mb
anzacongo (San Salvador), causando una cantidad, indeterminada de muertos en su población.


                                De izquierda a derecha: Neto, Roberto y Savimbi

En esa ocasión los pilotos no fueron castigados. Según rumores, debido a la intervención del Presidente de Angola, Agostino Neto, el que calificó el hecho de “lamentable equivocación”.

Durante la familiarización se fijó un “ojo de agua” como punto de referencia, el que, a solicitud nuestra, fue marcado en la pantalla del radar de forma que no pudiera existir la más mínima equivocación.

Nuestro helicóptero comenzó la tanda dejándole caer 4 bombas de 250 Kg, situándose de inmediato a la derecha del rumbo combativo dándole, de ésta forma, paso a los cazas; los que dejaron caer 36 bombas, que no parecieron ser muchas debido a la extensión de la base enemiga.

Las tropas terrestres debían penetrar en la base inmediatamente después de realizado el ataque aéreo, pero demoraron más de lo previsto. La demora le dio la oportunidad al FNLA de reorganizarse y abandonar el lugar, amparándose en la población civil.

Al siguiente día le llevamos alimentos y otros avituallamientos a la tropa, que había logrado llegar a la base.

Uno de los jefes de los batallones de infantería me hizo señas para que abriera la puerta de la cabina, entregándome un bulto.
Para sorpresa mía era el brazo, putrefacto, del jefe de la tropa que iba en el helicóptero de Emilio.

Todo parecía indicar que el enemigo (FNLA) lo había encontrado vivo en el lugar que cayera el helicóptero. 

No se pudo determinar si el brazo se lo habían arrancado antes o después de muerto. Nuestras tropas encontraron el brazo, clavado a una estaca, en la explanada central de la base. 

¡Un trofeo, salvaje, de guerra! 


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jueves, 25 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 3 La Peligrosa Ruta del Café



En eso se fue otra hora, hasta que, al fin, llegó un carro cuyo chofer preguntó directamente por el jefe de los helicópteros, para llevarlo a la casa del Coronel Harry Villegas.
Hasta ese momento todos desconocíamos que en Negage había un Coronel cubano y mucho menos que éste fuera uno de los guerrilleros del Che.

En un solo carro no cabíamos los ocho tripulantes y el representante. Era preciso otro vehículo. El chofer insistió en que el Coronel Harry me estaba esperando para comer.
Ya eran pasadas las cinco de la tarde, pero rechacé la proposición diciéndole que pronto oscurecería y que antes de comer, necesitaba ubicar a todo el personal.

Algo molesto, se marchó para volver con otro carro media hora después. Mientras tanto, recordaba que el Che Guevara, o por lo menos la idea que yo tenía del Che, era que jamás aceptaría ir a comer con otra persona sin saber que sería de sus subordinados. En lo de majadero nos parecíamos bastante.

Cuando llegamos a la casa de Villegas nos sorprendió el jardín florido que la circundaba. Un sembrado de rosas de diferentes colores. Pero eran una rosas grandes, no como las que acostumbraban a ver en Cuba. Luego Harry nos explicó que el mismo las cuidaba y que esas rosas eran de una calidad desconocida en Cuba y que era el clima las que las mantenía así de rozagantes.

Al final, todos, incluyendo a los “racalistas” pasamos la noche en casa de Harry Villegas en Negage. Todos comimos en la misma mesa y todos dormimos placenteramente. No nos podíamos imaginar lo que nos esperaba al día siguiente.

En las primeras horas del día 19 de mayo del año 1978, al segundo día de la catástrofe, nos encontrábamos redactando el informe de los hechos cuando, seguido a una fuerte detonación, sobre nuestras cabezas se desplomó el falso techo del local donde nos encontrábamos. A Luna le sangraba la cara, y pistola en mano gesticulaba. Machado, el copiloto del helicóptero gritaba "morteros".

La triste realidad era que por descuido se habían reventado unas espoletas de mercurio se encontraban en la oficina del Coronel Villegas dentro de una lata que estaba siendo utilizada como cenicero por uno de los compañeros allí reunidos. Este descuido le costó a Villegas que una esquirla se le alojara en un testículo. El fumador perdió un dedo.

La responsabilidad por la muerte de 15 compañeros, que iban a bordo del helicóptero se le podía haber atribuido a:

  • Falta de información sobre la situación real del FNLA-UNITA en la región.

  • Carencia de una estrecha cooperación entre los diferentes tipos de unidades, presentes en el teatro de operaciones militares.

  • Falta de conocimiento del jefe militar cubano, sobre los acontecimientos.

    Increíblemente todo quedó en el limbo. Nos habían enviado a operar bajo el mando FAPLA, algo verdaderamente insólito.
    El documento que portaba el representante del jefe del regimiento, más el hecho de no ser, directamente el jefe de la operación, sirvió para que la soga no se rompiera por su lado más débil, aunque sé que, el que luego sería Jefe de las Tropas de la DAAFAR, en Cuba (General Martínez Puentes) tratara, infructuosamente, de achacarme la responsabilidad de la catástrofe.

    Marcos Cairo (Jefe del E.M. del Regimiento Aéreo), de forma confidencial, me dijo que Martínez Puentes le había preguntado si no sería que yo me hubiese apendejado. Para el alto mando militar cubano todo se reducía mariconería o pendejismo. Todo el que tuviera criterios y opiniones caían inexorablemente en este preconcepto macho-ignorante.

    Al parecer alguien trató de culpar a Villegas. Durante los días subsiguientes al derribo de la tripulación de Emilio, le conté a Villegas a cerca de la orden del jefe de la MMCA en relación a la subordinación de los helicópteros al mando FAPLA. Salimos ese mismo día para Luanda. Villegas quería conversar con el General Tomasevich. 



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miércoles, 24 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 3 La Peligrosa Ruta del Café continuación



                                       Versión a la lengua portuguesa


Sabiendo que las condiciones meteorológicas en Uige nos eran favorables pudimos relajar y hasta se darnos el lujo de dejar volar al piloto automático.

Aun nos faltaban unos veinte minutos para llegar al destino y la conversación entre los tripulantes del helicóptero líder derivó hacia la actitud de Emilio antes del despegue.

Machado comentó:

“Emilio ha estado recibiendo cartas muy extrañas, en relación su hijo”. “Creo que algo anda mal en su matrimonio”.

Diosmel, el técnico de vuelo dijo:

“El plan vacacional se ha realizado a la carrera y aunque, de inicio, no estaban contempladas las vacaciones, no hay nada en blanco y negro”.

Les miré, un poco picado e intenté razonar:

“Escuchen, todos conocemos que la disposición de cumplir «misiones internacionalistas», lleva implícita la entrega de toda la capacidad individual.
Recuerden aquella frase del Che Guevara en su carta de despedida”*: “Que no le dejo nada material a mis hijos y a mi familia”. “Y no me apena, me alegro que así sea, pues se que el Estado...”

Pero es que el Che Guevara era una persona individual, no una institución. A muchos les parecía que les estuvieran tratando como si todos fuesen el Che Guevara. Esto último debe haber pasado por la mente de todos, pero ninguno se atrevió a comentarlo.

El caso era que, los rumores decían que el cumplimiento de la misión se consideraría una vez vencidos 365 días desde el inicio de la misma o una vez superadas las 300 horas de vuelo.
Diosmel estaba claro. Como otras tantas cosas, no había nada en blanco y negro. El mando superior podía cambiar de criterio, en dependencia hacia donde soplara el viento. 


El Tte. Coronel (r) Oscar Machado Hernández (compañero y amigo), leyendo el libro


No habían transcurrido más de 4 meses desde el inicio de la misión y ya todos los elementos de la escuadrilla habían superado las 300 horas de vuelo. Solamente en el “Ejercicio Táctico en Campaña” habían consumido 250 horas de vuelo, cada uno, y gastado, en total, más de 3 mil cohetes C-5 y más de 200 toneladas de combustible de aviación. Solamente en lo que se refería a los helicópteros, el ETC había costado aproximadamente 5 millones de dólares.

Una vez terminado el ETC y ya de regreso en Luanda, un poco antes de los acontecimientos de Cassinga, había llegado una comisión del Alto Mando del Ministerio de las Fuerzas Armadas, compuesto por todas las armas existentes en Angola.

Al frente de la DAAFAR venía el General Francisco Cabrera y representando a la Sección de Aviación el Coronel Martínez Puentes. Esta comisión había dado la orden de realizar un plan vacacional para todos los pilotos de aviación.

Las unidades subordinadas nunca llegaron a enterarse cuales habían sido los parámetros tenidos en cuenta para llegar a semejante decisión pero, por supuesto que, se hacían conjeturas.

Una de ellas se trataba sobre la imposibilidad de cubrir las necesidades de un territorio tan extenso, con la poca cantidad de pilotos que contaba la aviación cubana.
Se imponía el incremento del tiempo de cumplimiento de misión.

Sabía, que el problema de Valdespino (copiloto de Emilio) era parecido y diferente al de Emilio.
Había sido testigo presencial, en la base aérea de Santa Clara, de la infidelidad de la mujer (de Valdespino) con un funcionario de la Contra Inteligencia Militar (CIM).

Esto era lo que había determinado la inclusión de aquel piloto, recién casado, para el cumplimiento de aquella “misión internacionalista”. Era un secreto a voces, pero nadie se atrevía a plantearlo. Mucho menos el piloto en cuestión. 

Ambos hombres parecían muy amigos. Tan amigos que hasta compartían la misma mujer.

La tripulación de Morell había estado dos veces a punto de ser derribada. En una de ellas, el copiloto (de apellido Bruzón) había resultado herido en el pie izquierdo. En otra ocasión el fuego enemigo les averío el sistema hidráulico, que de no ser por la actuación del técnico de vuelo, aquello hubiera terminado en catástrofe.

Al realizar el plan vacacional, había tenido en cuenta todos estos aspectos. Otro factor que se había tenido en cuenta era el del stress provocado como consecuencia de las acciones combativas. Por esa razón, la tripulación de Morell había sido la primera en disfrutar de unas vacaciones bien merecidas.

En el mes de marzo, nadie hubiera imaginado que surgiría una operación tan extraña como esta del café.
Se suponía, y de esa forma se lo había pedido a Lachiondo, que la tripulación de Emilio permaneciera en Luanda hasta que regresara la de Morell y mientras tanto se cumplirían misiones puntuales relacionadas con nuestras aviación en tares de Búsqueda, Salvamento y Rescate (BSR).

De acuerdo a las instrucciones políticas pre-campaña, las tropas cubanas no se encontraban en Angola para dirimir o intermediar en asuntos internos entre FNLA, UNITA o el MPLA.
Supuestamente, las tropas cubanas habían sido enviadas para Angola solamente para actuar contra las fuerzas “mercenarias”, contratadas por Holden Roberto y contra las Fuerzas de Defensa de África del Sur.

Habíamos escuchado comentarios en relación con el intento de golpe de estado y la culpabilidad de un tal Nito Alves*. Para mí, un perfecto desconocido. La participación cubana en el aborto del golpe había recibido una insignificante cobertura en los medios de la prensa nacional cubana. 


                                                            Nito Alves

Poco antes de llegar a Negage se disipó el manto de nubes. Ahora, con visibilidad ilimitada, podíamos apreciar claramente la diferencia de altura de la meseta donde estaba ubicado el aeródromo. Por debajo de la meseta se extendía la capa de nubes.

Faltándonos 30 kilómetros para llegar al aeródromo intentamos establecer comunicación con la torre de control, sin resultado alguno. Ya casi en fase de aproximación a la pista 34 logramos la primera comunicación. El viento permanecía en calma.

                                           Negage AB-3

La persona que se encontraba del otro lado del espectro radiofónico no era un profesional de la aviación. El lenguaje que utilizaba, a pesar de ser español y con claros rasgos cubanos, no tenía nada que ver con la forma habitual. Luego supimos que era un soldado de una unidad de comunicaciones, designado para atender la torre de control en caso de necesidad.

Después del aterrizaje ambos helicópteros se dirigieron a la rampa de vuelos y estacionaron en el lugar que les fue indicado por el radio- operador.

Aquel aeródromo no tenía movimiento alguno. Tanto es así que permanecimos al lado de los helicópteros durante media hora sin ser atendidos. Intentamos hablar nuevamente con la torre de control, sin resultado.

Fue así que le pedí al representante del regimiento aéreo que se dirigiera hacia el área poblada. Necesitábamos re-abastecer los helicópteros y puntualizar la protección de los mismos antes de dirigirnos a cualquier otra parte.

Una hora más tarde apareció la “paila” de combustible. Era así como el personal de la aviación cubana, se refería al camión cisterna.
Una vez re-abastecidos los helicópteros se marchó “la paila” y nuevamente a esperar, hasta que pasados otros 20 minutos se aproximó un grupo de soldados. 

No parecían componer una unidad. Más bien tenían el aspecto de un grupo de mirones. Avancé hacia el grupo preguntándoles cuáles eran sus intenciones. Respondieron que les habían ordenado cuidar de los helicópteros, pero que ellos no tenían idea de que hacer. Una vez concluidos los saludos y de haberse identificado los unos con los otros, los técnicos de vuelo comenzaron a explicarles los pormenores que debían proteger y “no tocar”, así como el perímetro necesario a cubrir.

De repente creí oír mi nombre. A gritos me llamaban desde el área poblada. Agucé la vista y creí ver una cara conocida, pero no lograba identificarla. Hacia mí venía, a toda carrera, un hombre corpulento que al parecer vestía uniforme de cocinero. Se abrazó a mí. Se veía emocionado. Sin embargo, yo no tenía la más remota idea de quién podía ser. Me dijo:

“- Soy Batista, el que se casó con Amalyn Delgado”.

¡Me caí de la mata! Me había reconocido y yo no tenía la más mínima idea de que él estuviera en Angola. ¡Así son las cosas!

Batista había sido integrante de la selección nacional de polo acuático y yo tan solo lo conocía vista. Habían pasado muchos años. Hacía más de 10 que me había retirado de la natación y nunca me había gustado jugar water polo.

Conversamos un buen rato. Me contó que ahora trabajaba de policía en el barrio de Santa Fe y se encontraba cumpliendo misión como cocinero. En fin, que Amalyn le había dicho que yo estaba en Angola. Aun sigo sin tener idea de cómo se enteró. Claro, a ella si que la conocía de la natación.

Llamaba la atención, que a cualquier lugar donde llegásemos, siempre se producía el mismo ritual de identificación, en ninguna parte estipulado. Todos querían saber de qué parte de Cuba procedían los otros. Cuando alguno coincidía, se formaba gran alboroto y comenzaba entonces el interrogatorio con el fin de determinar si ambos tenían amigos comunes y hasta incluso familiares.





Nota * Digo que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse. Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas5 . Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte! Te abrazo con todo fervor revolucionario, Che 

Nota: * Nito Alves, nascido Alves Bernardo Baptista (Piri, Dembos, Angola, 23 de Julho de 1945 – Luanda, 1977), foi ministro do Interior de Angola desde a independência em 11 de Novembro de 1975, até à data em que o presidente Agostinho Neto aboliu o cargo em Outubro de 1976.


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La Guerra Innecesaria, Mesopotamia Angolana, Ruacana Opinión de un compañero

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