viernes, 26 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capitulo 3 Casambulamambo

Un trofeo Salvaje de Guerra



Después de la muerte de Emilio y Valdespino y luego que la confesión de un prisionero nos permitiera detectar una base de operaciones del FNLA, el mando militar cubano planificó una operación de respuesta.

La impresión que daba aquella base enemiga era la de un pueblo, mucho más grande que las ciudades de Negage o Uige. La diferencia consistía en que a éste pueblo no llegaba ninguna carretera o camino, sólo trillos en diferentes direcciones.

De no haber estado buscando la base indicada por el prisionero, nunca se nos hubiera ocurrido que aquello pudiera constituir un objetivo enemigo, debido a que difería de todo lo conocido por nosotros hasta el momento.

En la operación participaron tres batallones de infantería procedentes de Viana que era un poblado en las cercanías de Luanda en donde se preparaban las tropas recién llegadas de Cuba.

Faltos de preparación, después de varios días de marcha, nuestros soldados iban dejando el rastro de su cansancio. Mochilas, hamacas, ropas. Pronto el enemigo se percató de la debilidad y no tardó en emboscar a la tropa cansada.

En realidad fueron pocos los compañeros que, en vano intento por salvarles la vida, tuvimos que trasladar hacia los puestos de salud. Podían haber sido muchos más.
Dos de ellos me impresionaron sobremanera. Uno con un balazo en la ingle, que al preguntarle si le dolía, me contestó que no, pero que se sentía muy débil. La hemorragia interna le impidió llegar al hospital. 

Otro de los compañeros había quedado totalmente asado. No presentaba quemaduras aparentes, pero al más mínimo contacto con cualquier parte de su piel, aquella se desprendía como el pellejo de un pollo. Murió 15 días después como consecuencia de una septicemia. Ambos tenían 18 años.

El destacamento aéreo estuvo compuesto por 4 MIG-21, dos MIG-17 y un helicóptero MI-8.

Mientras las tropas avanzaban a campo traviesa, los medios aéreos esperaban, pacientemente, en Negage por una caravana que procedente de Luena nos traía un radar P-12, sin el cuál nuestra aviación, de caza, no podía operar.

Esta caravana, al frente de la cual se encontraba el Capitán Sanfiel debía proveernos de las bombas de 250 Kg, con las que le íbamos a asestar un golpe “demoledor” al enemigo que tantas bajas nos había causado. Solamente, en el helicóptero de Emilio habían muerto 14 compañeros.

Después de recibir el estado de listo, por parte del radar, realizamos un vuelo de familiarización sobre el área de la base enemiga con todos los pilotos de caza a bordo de nuestro helicóptero.
Ésta medida se tomó debido a que no hacía mucho tiempo, una escuadrilla de cazas, por equivocación, había dejado caer sus bombas sobre el pueblo de Mb
anzacongo (San Salvador), causando una cantidad, indeterminada de muertos en su población.


                                De izquierda a derecha: Neto, Roberto y Savimbi

En esa ocasión los pilotos no fueron castigados. Según rumores, debido a la intervención del Presidente de Angola, Agostino Neto, el que calificó el hecho de “lamentable equivocación”.

Durante la familiarización se fijó un “ojo de agua” como punto de referencia, el que, a solicitud nuestra, fue marcado en la pantalla del radar de forma que no pudiera existir la más mínima equivocación.

Nuestro helicóptero comenzó la tanda dejándole caer 4 bombas de 250 Kg, situándose de inmediato a la derecha del rumbo combativo dándole, de ésta forma, paso a los cazas; los que dejaron caer 36 bombas, que no parecieron ser muchas debido a la extensión de la base enemiga.

Las tropas terrestres debían penetrar en la base inmediatamente después de realizado el ataque aéreo, pero demoraron más de lo previsto. La demora le dio la oportunidad al FNLA de reorganizarse y abandonar el lugar, amparándose en la población civil.

Al siguiente día le llevamos alimentos y otros avituallamientos a la tropa, que había logrado llegar a la base.

Uno de los jefes de los batallones de infantería me hizo señas para que abriera la puerta de la cabina, entregándome un bulto.
Para sorpresa mía era el brazo, putrefacto, del jefe de la tropa que iba en el helicóptero de Emilio.

Todo parecía indicar que el enemigo (FNLA) lo había encontrado vivo en el lugar que cayera el helicóptero. 

No se pudo determinar si el brazo se lo habían arrancado antes o después de muerto. Nuestras tropas encontraron el brazo, clavado a una estaca, en la explanada central de la base. 

¡Un trofeo, salvaje, de guerra! 


https://www.amazon.com/-/es/Mario-Riva-Morales/dp/1535570792





Wikio – Top Blogs

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Epílogo

La historia de la intervención de Fidel Castro en la guerra de Angola es más complejo de lo que apare...