jueves, 25 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria Capítulo 3 La Peligrosa Ruta del Café



En eso se fue otra hora, hasta que, al fin, llegó un carro cuyo chofer preguntó directamente por el jefe de los helicópteros, para llevarlo a la casa del Coronel Harry Villegas.
Hasta ese momento todos desconocíamos que en Negage había un Coronel cubano y mucho menos que éste fuera uno de los guerrilleros del Che.

En un solo carro no cabíamos los ocho tripulantes y el representante. Era preciso otro vehículo. El chofer insistió en que el Coronel Harry me estaba esperando para comer.
Ya eran pasadas las cinco de la tarde, pero rechacé la proposición diciéndole que pronto oscurecería y que antes de comer, necesitaba ubicar a todo el personal.

Algo molesto, se marchó para volver con otro carro media hora después. Mientras tanto, recordaba que el Che Guevara, o por lo menos la idea que yo tenía del Che, era que jamás aceptaría ir a comer con otra persona sin saber que sería de sus subordinados. En lo de majadero nos parecíamos bastante.

Cuando llegamos a la casa de Villegas nos sorprendió el jardín florido que la circundaba. Un sembrado de rosas de diferentes colores. Pero eran una rosas grandes, no como las que acostumbraban a ver en Cuba. Luego Harry nos explicó que el mismo las cuidaba y que esas rosas eran de una calidad desconocida en Cuba y que era el clima las que las mantenía así de rozagantes.

Al final, todos, incluyendo a los “racalistas” pasamos la noche en casa de Harry Villegas en Negage. Todos comimos en la misma mesa y todos dormimos placenteramente. No nos podíamos imaginar lo que nos esperaba al día siguiente.

En las primeras horas del día 19 de mayo del año 1978, al segundo día de la catástrofe, nos encontrábamos redactando el informe de los hechos cuando, seguido a una fuerte detonación, sobre nuestras cabezas se desplomó el falso techo del local donde nos encontrábamos. A Luna le sangraba la cara, y pistola en mano gesticulaba. Machado, el copiloto del helicóptero gritaba "morteros".

La triste realidad era que por descuido se habían reventado unas espoletas de mercurio se encontraban en la oficina del Coronel Villegas dentro de una lata que estaba siendo utilizada como cenicero por uno de los compañeros allí reunidos. Este descuido le costó a Villegas que una esquirla se le alojara en un testículo. El fumador perdió un dedo.

La responsabilidad por la muerte de 15 compañeros, que iban a bordo del helicóptero se le podía haber atribuido a:

  • Falta de información sobre la situación real del FNLA-UNITA en la región.

  • Carencia de una estrecha cooperación entre los diferentes tipos de unidades, presentes en el teatro de operaciones militares.

  • Falta de conocimiento del jefe militar cubano, sobre los acontecimientos.

    Increíblemente todo quedó en el limbo. Nos habían enviado a operar bajo el mando FAPLA, algo verdaderamente insólito.
    El documento que portaba el representante del jefe del regimiento, más el hecho de no ser, directamente el jefe de la operación, sirvió para que la soga no se rompiera por su lado más débil, aunque sé que, el que luego sería Jefe de las Tropas de la DAAFAR, en Cuba (General Martínez Puentes) tratara, infructuosamente, de achacarme la responsabilidad de la catástrofe.

    Marcos Cairo (Jefe del E.M. del Regimiento Aéreo), de forma confidencial, me dijo que Martínez Puentes le había preguntado si no sería que yo me hubiese apendejado. Para el alto mando militar cubano todo se reducía mariconería o pendejismo. Todo el que tuviera criterios y opiniones caían inexorablemente en este preconcepto macho-ignorante.

    Al parecer alguien trató de culpar a Villegas. Durante los días subsiguientes al derribo de la tripulación de Emilio, le conté a Villegas a cerca de la orden del jefe de la MMCA en relación a la subordinación de los helicópteros al mando FAPLA. Salimos ese mismo día para Luanda. Villegas quería conversar con el General Tomasevich. 



https://www.amazon.com/-/es/Mario-Riva-Morales/dp/1535570792 





Wikio – Top Blogs

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Epílogo

La historia de la intervención de Fidel Castro en la guerra de Angola es más complejo de lo que apare...