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martes, 23 de julio de 2013

Cuba: ¿Economía de mercado?


Cuando una dictadura totalitaria neofeudalista, después de 50 años de absoluto control, autoriza a sus vasallos a trabajar por cuenta propia, de hecho se encuentra una encrucijada muy peculiar.

Resulta que, muchos ciudadanos (incluyendo a periodistas improvisados, permeados por el totalitarismo), estudiantes, maestros, jubilados y trabajadores en general, protestan por el precio impuesto, por los transportistas particulares.

No protestan por la carencia del servicio que, supuestamente debía prestar el desgobierno.  

Señores periodistas improvisados: la ley de “la oferta y la demanda” no es una excusa. ¡Es un hecho!

Si, debido al incumplimiento de las medidas establecidas en este tipo de transportación, de pagar multas se trata, eso también forma parte de esa misma ley. Claro está, que el desgobierno no aplica la misma ley para sus propios vehículos.

En lo que estamos de acuerdo es, en que el asunto en cuestión solo afecta a la población. Pero eso al desgobierno le importa un bledo. Si fuera lo contrario, el transporte público corriera por cuenta del desgobierno a precios ¿razonables?

Los choferes “manejan” diferentes opiniones. Unos dicen que, es ahora que les critican, cuando llevan varios meses garantizando la transportación ciudadana y no antes.

Uno de los usuarios, según el periodista dice no creer que, el fin que pretenden alcanzar los transportistas privados sea el de transportar ciudadanos, sino enriquecerse a expensas de los mismos.

Vamos a ver: Se trata de que, en todo negocio (sea cual sea) debe quedar un excedente de dinero en beneficio del dueño del negocio, una vez deducidos los gastos (impuestos, gasolina y mantenimiento). De no ser así, el negocio no funciona.

El periodista cita la opinión de otro transportista, el que dice mantener los precios bajos (sin que se enteren sus colegas pues la cosa se pondría fea) y que lo único que tiene que hacer es dar mayor cantidad de servicio, con lo cual recupera lo gastado, cumple con los impuestos y aun le  queda para mantener a su familia. ¡Solo para crédulos!

El periodista se sorprende cuando en la Oficina de Atención al Porteador Privado le comunicaron que esa oficina solo atiende a bici-taxis, cocheros y boteros, pero no a los choferes de transportes colectivos.

¿Le preguntó, el periodista al responsable del “Poder Popular”? A todas luces parece que otra vez volvemos a parar en el mismo lugar. ¡El desgobierno es incapaz de gobernar! Son precisamente, los funcionarios del desgobierno los que deben “ponerle el cascabel al gato”, que para eso reciben un salario mensual de los “contribuyentes”. ¿O no?

La Dirección Provincial de Transporte le explicó al periodista que el desgobierno no garantiza absolutamente nada a los transportistas particulares. No obstante, los mismos tienen que cumplir lo establecido en cuanto a la capacidad de carga, regulaciones técnicas (para evitar hacinamientos, accidentes y “otros problemas”).

El mismo directivo aseguró que existen vehículos que reciben “apoyo del estado” (el periodista no especifica), a los cuales se les suministra combustible para que cumplan determinadas rutas (de interés para el desgobierno), pero hay otros “particulares” que cubren las rutas cuando lo desean y cambian el itinerario, los precios y el destino sin “Dios ni Rey”, escribe el periodista totalitario. El funcionario del desgobierno dice más: Los que actúan sin “Dios ni Rey” no son controlados por nadie.

¿Quién o quienes, son los responsables de semejante anarquía? El desgobierno. No hay otro.

Una vez dicho esto, el periodista apunta, que resulta incomprensible que un medio de transporte particular prefiera marcharse vacío, debido a que los potenciales pasajeros se niegan a abonar el precio estipulado por el dueño del vehículo.

Estos pasajeros, en su mayoría trabajadores, debían tener un medio alternativo de transporte garantizado por el desgobierno. De no ser así, el problema es de ellos. No pagan, no hay transporte. ¡Aprieta el paso, que nos vamos a mojar!

Eso no es tergiversar la muy traída y muy llevada ley de la oferta y la demanda. Eso es aplicarla en todo su rigor. No hay demanda (no quieren pagar) no hay oferta (me voy vacío).

¿Y el desgobierno? ¡Bien, gracias!

La ley de la oferta y la demanda funciona. Lo que no funciona es, el igualitarismo, absurdo y ridículo, en el que nos han impuesto por más de 50 años.

Hay temas que tienen importantes trasfondos y este es uno de ellos.
La desidia del desgobierno y la absurda maniobra de autorizar trabajos por cuenta propia, sin control ni alternativas, obedece a la insensibilidad del sistema totalitario, a decisiones irracionales de funcionarios de todos los niveles, que en lugar de procurar las formas de solucionar los problemas, solo se preocupan de que se cumplan las normas, por ellos establecidas.

No, no se trata de que el desgobierno actúe de forma premeditada, se trata de la incapacidad de un régimen que se ve superado por sus propias ineficiencias, ahogando a la población con consignas, tales como “preservar las conquistas”, “la dignidad y el respeto a los ciudadanos es la Ley Primera de la República”.

Pregunta para el periodista: ¿Cuáles conquistas? ¿Cuál República?

Sería bueno, como nos dice el periodista, que se revisaran estas acciones y actitudes, pero las del desgobierno. Llegar al fondo y de una vez por todas dejar en claro, que el petróleo, las piezas y todo lo demás que utilizan los vehículos transportadores de los transportistas particulares, es pagado por los mismos y no por el desgobierno.

Oferta y demanda es ley de mercado. La rapiña es permitida por el desgobierno.
Los funcionarios creen que se encuentra por encima de la sociedad en que viven, que el proyecto es para el pueblo y no para ellos. Es por eso y no por otra cosa que hace más de 50 años se convirtieron en depredadores del cubano común.

La maestra, el médico, en fin todos los ciudadanos de mi país deberían cobrar por sus servicios. O lo que es igual, deben cobrar salarios decorosos que les permitan pagar todos los servicios.

Ya sea en Holguín o en toda Cuba, es imposible que las cosas funcionen como un engranaje perfecto, ni como un engranaje.
Hace más de 50 años que una conducta de trabajo llena de virtud, de moral y de compromiso fue sentenciada a muerte por un sistema despiadado de explotación del ser humano por parte de los funcionarios de un régimen dictatorial, totalitario y neofeudal, donde los eslabones de la cadena de favores solo funciona entre ellos.

Eso de que el dinero no tiene importancia es solo propaganda totalitaria. Los funcionarios del régimen sí que saben utilizarlo en beneficio propio y de sus descendientes. Además de su valor nominal, el dinero sirve para medir y contar.

Los funcionarios del régimen (incluyo aquí a Fidel y Raúl Castro) han sido por más de 50 años los usureros del país. Son, en definitiva los propiciadores de la indisciplina nacional. Son los que han lucrado, lucran al descaro con las escaseces de la población; y espero que no lo hagan por mucho más tiempo.

¡Ya es suficiente!

 
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domingo, 14 de febrero de 2010

Síndrome de Estrés Postraumático en Cuba


La guerra de Angola causó un indeterminado número de mutilados. El número de cubanos mutilados, teniendo en cuenta más de 15 años de permanência en el país africano, es verdaderamente pequeño.

Las estadísticas del desgobierno de los hermanos Castro Ruz no se dan a conocer a la luz pública, pero no existe mejor estadística que el mano a mano, que el tu por tu. Si queremos saber cuantos son, basta preguntar a los miembros de nuestra familia, a nuestros vecinos y a nuestras amistades, cuantos mutilados de la guerra de Angola conocen. De esa forma podemos tener una idea de si fueron muchos o pocos. Realicen la experiencia con los balseros que huyen del sistema totalitario y comparen.

Ahora bien, decir que las aceras de Cuba no están adaptadas para el desplazamiento de sillas de ruedas y que los edificios no tienen elevadores es de un simplismo escalofriante, en un país donde las casas se caen a pedazos por falta de mantenimiento y de tanto abandono, los baches parecen calles sin asfaltar.

Los veteranos de la guerra de Angola se encuentran agrupados en una Asociación de Combatientes que para lo único que sirve es para convocar a reuniones estériles mes tras mes y servir de pala al desgobierno en cuanta manifestación se le ocurra. Estas asociaciones se conforman por circunscripciones electorales. Yo pertenecía a una de ellas. Por cierto, no teníamos ningún mutilado. La circunscripción posiblemente tuviera más de diez mil electores. La asociación a la cual pertenecía tenía casi 50 integrantes. No faltaba ningún veterano. Teníamos la “seguridad”. El registro electoral no falla. Sabe la vida y milagro de cada ciudadano.

Poner en duda, que existan personas que sufren, en silencio, los efectos de la guerra sobre su salud mental, sería estúpido. En lo que no puedo coincidir es, en que existan miles y miles de personas afectadas de stress post traumático, que no acudan a éste subterfugio como forma de obtener alguna prebenda.

Sinceramente, el cubano está hecho de otra forma. Tal vez en otros países, aquellos que sufran dolencias de cualquier índole, sean objeto de burlas. En mi país no.
Me estoy refiriendo al pueblo. A la gente de a pie. No me refiero a los funcionarios del régimen, que son, además de corruptos, abusadores.
Lo que no permite, el régimen de oprobio, es ir pregonando (por las calles) que usted padece de un stress post traumático, como consecuencia de la guerra de Angola.
Vamos, hombre, que el que haya vivido en Cuba durante estos últimos 50 años sufre un stress aun mayor que el que puediera causar dos o tres años de permanencia en el conflicto angolano.

Cuando la pesadilla fidelística acabe, tendremos que acuñar oficialmente el término “Desorden de Stress Post Fidelístico” (DSPF), para tratar de sanar la salud mental del pueblo de Cuba. Consecuencia de haber sufrido la experiencia traumática de una dictadura totalitaria neofeudalista.

La Asociación de Combatientes de Cuba no aporta datos de los veteranos que sufren DSPT, aunque conocemos que existen. Imaginemos que 1 de cada 5 de los más de 300 mil combatiente que pasaron por Angola, sufran de DSPT. Serían alrededor de 60 mil veteranos.
De manera que estos 60 mil pueden estar expuestos a:

1.- Pesadillas.
No creo que las pesadillas de la guerra sean mayores que el día a día en Cuba.

2.- Escenas retrospectivas o la sensación de que un acontecimiento aterrador sucede nuevamente.
La perspectiva o la sensación de que vuelvan a ocurrir apagones de 18 horas diarias y los pocos alimentos refrigerados (comidas que se guardan para dos o tres días) se pudran como consecuencias de la falta de energía eléctrica y el, tan nuestro, agobiador calor, superan (con creces) el segundo punto.

3.- Pensamientos aterradores que no pueden controlar.
Aterrador es sentirse vigilado las 24 horas del día. El cubano común se encuentra “casi” acostumbrado.

4.- Alejamiento de lugares y cosas que le recuerden lo que sucedió.
Bueno, tal vez esta sea una explicación para tanto balsero arriesgando la vida en el Estrecho de La Florida.

5.- Sensación de preocupación, culpa o tristeza.
Definitivamente, sufro de DSPT. Me preocupa la situación de mi país. Me siento culpado de haber ayudado (con “mis modestos esfuerzos”) a la consolidación de una dictadura neofeudalista. Sufro la inmensa tristeza de no saber que hacer para revertir la situación. Sin embargo, el recuerdo de Angola no me causa Stress Post Traumático.

6.- Sensación de soledad.
También sufro de soledad, pero desde la primera infancia. A partir del 1 de enero de 1959, perdí todos mis amigos de la infancia. Ya en 1980 había perdido todos los amigos de la adolescencia y a partir de 1989 comencé a perder los amigos de la tercera edad. Casi todos (los de la infancia, la adolescencia y los de la tercera edad) están fuera de Cuba.
Nada de esto tiene que ver con Angola y, yo sí que tuve que ver, en mi calidad de piloto de helicópteros, muertos y heridos; muchos, demasiados .

7.- Problemas para dormir, sobresaltos.
Sinceramente creo que, en Cuba, hay muchas más personas que tienen problemas para dormir y que sienten sobresaltos, sin haber pasado por Angola alguna vez en su vida.

8.- Sensación de estar al límite.
Sensación afín a todos los cubanos en la Isla. No creo que sea inferior a la que pueda sentir un veterano de la guerra de Angola.

9.- Arrebatos de furia.
De eso padece más del 75% de la población cubana y lo peor es que la mayoría desconoce de donde proviene ese padecimiento, que no es precisamente de Angola.

10.- Pensamientos de hacerse daño o hacer daño a otros.
“Voy a pedir pa´ti, lo mismo que tú pa´mí”.
Esto viene de mucho antes de la guerra de Angola.

El DSPT comienza en momentos diferentes. O lo que es igual, se adapta a las personas. Pueden surgir de inmediato o tardar años en aparecer y permanecer indefinidamente o desaparecer si dejar rastros. Otras personas desarrollan (o inventan) síntomas nuevos, más o menos serios.
Las medicinas pueden ayudar, sobre todo aquellas que son sedativas (si son indicadas por el médico, seremos drogadictos autorizados). Es posible que necesite algunas semanas para que los medicamentos “surtan” efecto. La terapia de conversación o psicoterapia ayudan a la prescripción médica.

Consejos:
Participe, abra un blog. De esa forma no estará solo. Escriba y cuénteles a su familia y a sus amigos. En definitiva, cuénteles a sus lectores (mediante la web) todo lo que vive día a día en Cubita la Bella.

Tal vez no le crean y hasta alguno, por ahí, diga que usted es un asalariado del Imperio. Otros, por el contrario compartirán algún aspecto que le sirva de ayuda.
No se esfuerce mucho, recuerde que no se debe gastar mucha energía en un país donde la alimentación es suministrada por los desgobernantes, en la medida de “sus” posibilidades. Trate de viajar en guagua. No camine más de tres o cuatro cuadras. Ni se le ocurra jugar al tenis. Eso es cosa de extranjeros. No se le ocurra plantar un jardín. Bastante tiene con trabajar en los organopónicos inventados por Raúl Castro. Si se le ocurre realizar ejercicios de estiramiento, en casa, preste atención a las dimensiones de la barbacoa.

Evite comprar drogas en bolsa negra. Para eso existe el DSPT y los médicos.
Relájese.
Preocúpese, pero no se ocupe. Esa es la mejor forma de fosilizar la dictadura. Mientras exista jamás saldrá del DSPT.
Grite ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!, aunque no lo sienta. Esa sería una buena forma de relajarse. Mi vecino, Reynaldito, utilizó éste método durante los apagones y, risas aparte (que causó), fue una experiencia relajante.

Coger, o no coger lucha. Esa es la cuestión.

Nota: A mi entender, existen 5 edades que se encuentran comprendidas de: 0 a los 20 años, de los 20 a los 40 años, de los 40 a los 60 años, de los 60 a los 80 año y por último, de los 80 en adelante, siendo ésta la quinta edad.


De los 0 a los 20, el ser humano se prepara para la vida.
De los 20 a los 40, el ser humano aporta de sí, toda su capacidad.
De los 40 a los 60, el ser humano comienza a preparar el relevo.
De los 60 a los 80, el ser humano pasa a retiro.
De los 80 a los 100, el ser humano (los que pueden) se dedica a contemplar el escenario, tal vez pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor.

lunes, 8 de febrero de 2010

Fidel Castro 50 años después


Acuden a mi mente los años de edad no podía imaginar que transcurrido medio siglo, mi país fuera a ser tan miserable.

Luego de la vergonzosa huída del dictador Fulgencio Batista, se había instaurado el caos en la Ciudad de La Habana. Asaltos a tiendas, destrucción y robo de parquímetros, venganzas por cuenta propia eran el orden del día. Luego vendrían los fusilamientos organizados al por mayor.
Son relativamente pocos los que después de enfrentar increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, en aras de defender un régimen que parecía justo, disfrutan alegremente cada nuevo aniversario.

Nuestros días no tienen nada que ver con aquellos de hace tanto tiempo. En nada se parecen. Hace cincuenta años tuvimos la esperanza de una Cuba mejor. Hoy, el mismo que traicionó la revolución cubana (Fidel Castro), vaticina la extinción de la especie humana, dando por sentado que, el que ignore su pronóstico no sabe nada de nada.


El pueblo cubano posiblemente sea uno de los más instruidos del planeta, aunque adolezca de lagunas profundísimas en su percepción del mundo moderno. El 25% de la mano de obra barata necesaria para las labores de una zafra azucarera basada en el trabajo esclavo había sido alfabetizada. Ahora es el desgobierno el dueño de las fábricas de azúcar (quedan menos de la mitad y su producción no rebasa la de 1902). Es el dueño de las plantas de productos de bienes de consumo (que se compran en el extranjero), de los almacenes (vacíos), de los comercios (vacíos), de la electricidad (carísima y escasa), de los teléfonos (muchos menos), los bancos (¿para qué?), las minas (en manos extranjeras producen), los seguros (son de risa), los muelles (vacíos), los bares (los que quedan), los hoteles (hasta hace poco solamente para extranjeros), las oficinas (llenas de burócratas empedernidos), las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la televisión. Un desgobierno dueño de todo. Y todo improductivo.

Fidel Castro jamás se cansará de culpar de todos los males al imperialismo yanqui y chauvinísticamente proclama que el país pertenecía a los norteamericanos. No dice, sin embargo, que hoy las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas y los mejores médicos han quedado para sus hijos y sus nietos. No para los cubanos. ¿Dónde están los mejores abogados? Ningún cubano tiene derecho a un abogado. En todo caso a un representante del ministerio público que asuma su defensa. Hoy los administradores y jefes son designados por el desgobierno y tienen, por obligación que estar identificados con el mismo.

Los miembros del Partido de Fidel Castro son los únicos que ocupan cargos. Ese es el neofeudalismo del siglo XXI que impera en nuestra patria. Funcionarios déspotas y crueles que impone el régimen a su antojo y por decreto cada vez que le conviene a sus intereses, para defender lo que durante 50 años le han robado al pueblo de Cuba. Ni de las tierras son dueños los campesinos cubanos, que el único derecho que tienen es recibirlas en forma de arrendamiento y trabajarlas.

Fidel Castro es capaz de jactarse de que Cuba pertenezca a los países del llamado Tercer Mundo. ¡Que vergüenza! Ha desperdiciado medio siglo “enfrentándose” al imperio, a costa del sufrimiento de su pueblo. Ahora, al final de la vida, solo se le ocurre vaticinar catástrofes climatológicas, supuestamente originadas por el ser humano (de países desarrollados) e incita a esos mismos pueblos a impedirlo a tiempo. Se burla de todos.


El cambio climático es tan teórico como lo puede ser la teoría darwiniana, que muchos dogmáticos la dan como pura verdad y hasta obligan a nuestros hijos a aceptarla como el origen de la vida. ¿Dónde están las pruebas de que los huracanes de hoy sean más violentos que los de 1926 o 1944? En el mundo las sequías son cíclicas. Fidel Castro solo escribe paparruchadas.


¿Qué batalla de Copenhague ni que ocho cuartos? Anuncia para las próximas décadas las penosas consecuencias, que de ser ciertas ya debíamos estarlas sufriendo.


De forma ladina exhorta a luchar, no ya contra el imperialismo yanqui, sino contra el mundo desarrollado “que trata de imponer sus estúpidos y egoístas intereses”. Llama honradas y valientes a los millones de personas engañadas por los medios de comunicación que se hacen eco de organizaciones mal intencionadas y seudo científicas, que solo buscan beneficios particulares, muy especialmente en el seno de (nada menos) la ONU.


Resulta que, los países desarrollados, supuestamente los máximos responsables del desarrollo de la teoría del cambio climático como consecuencia de las alteraciones provocadas por el hombre, han dado un golpe fraudulento en Dinamarca, al negarse a aceptar las condiciones que pretendían imponer países que supuestamente no son responsables del desarrollo de la referida teoría.


Los países desarrollados no se negaron a tomar medidas. Todo lo contrario, acordaron tomarlas. Lo que no aceptaron fue la imposición de algunas medidas promulgadas por países de tendencias neofeudalistas.


Esteban Lazo, un “señor” sin luces, fue el representante del desgobierno de los hermanos Castro Ruz en Copenhague. Una muestra de lo interesado que están en los asuntos del cambio climático. Fidel Castro cataloga de “lucha a fondo”, el papelazo de aquellos que se opusieron al discurso del presidente Obama y demás países desarrollados. Poco más y los tildan de “revisionistas” del tratado de Kyoto, donde hace más de 12 años pronosticaron catástrofes climáticas en los primeros 25 años del siglo XXI.


Miente Fidel Castro descaradamente, al decir que los países desarrollados pretenden hacer caer el peso de los “sacrificios” sobre los países subdesarrollados.


Ante la mano extendida de Obama, para mejorar las relaciones bilaterales, se esfuerza para provocar su retraimiento e insulta de gratis al primer presidente negro de Estados Unidos, calificando sus discursos de “huecos”, “demagógicos” y “justificativos”, “jefe imperial de edulcoradas palabras y gestos teatrales”. No tiene freno. Insulta también al Primer Ministro de Dinamarca, tildándolo de “adulón” y “complaciente”.


Fidel Castro se auto-cataloga de ser objetivo. ¡Que asco!

Al decir de Fidel Castro, los nueve minutos de intervención de Evo Morales, el Machu Pichu boliviano fueron de “profundos y dignos” conceptos, aunque fueran totalmente estériles. Después le tocó el turno a su imagen y semejanza, al intento de dictador totalitario neofeudalista Hugo Chávez, catalogando su discurso de “brillante”, ante las “vaguedades” y la “negación” del protocolo de Kyoto.


Los ocupadísimos Morales y Chávez, que no fueron capaces de aportar una sola idea (en la práctica no son capaces de nada) se fueron junto con el brasileño, a tomar por el saco, mientras que los dirigentes de los países desarrollados elaboraban un compromiso que pretendieron pasar como un acuerdo de una cumbre absurda, a la cual habían sido invitados países que poco pueden hacer para evitar el “calentamiento global”.


Al referido acuerdo se opusieron países como Tuvalu (que nadie sabe donde quedan esas islas) y lo siguieron las delegaciones de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y la representante del régimen de los hermanos Castro Ruz. ¡Mucha casualidad!


En fin, que la lucha contra la “Colosal Catástrofe” que se avecina y que solo pueden evitar los países desarrollados se ve frenada por unos regímenes de tendencias totalitaristas tercermundistas, porque consideran (y se basan en cálculos matemáticos fraudulentos) que constituyen un retroceso a las posiciones de Kyoto.

Fidel Castro dice que la cifra de 30 mil millones de dólares en tres años (a los países en vías de desarrollo) para sufragar los gastos que impliquen enfrentar el cambio climático (que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020) es engañosa, mísera, ridícula e inaceptable, por el volumen de las inversiones que se requieren.
Solo palabras huecas las de Fidel Castro. No dice el compromiso asumido por los países desarrollados para sí mismos.

Primero se coge a un viejo, decrépito y mentiroso…, que a un cojo.

lunes, 19 de febrero de 2007

Extractos de “La Futura Esclavitud”,
tratado escrito por el filósofo inglés Herbert Spencer

Esa futura esclavitud, según Spencer, es el socialismo.
Juzga Spencer como victorias crecientes de la idea socialista, esa nobilísima tendencia nacida de todos los pensadores generosos, que ven como el justo descontento de las clases pobres les lleva a desear mejoras radicales y violentas, y no hallan más modo natural de curar el daño de raíz, que quitar motivo al descontento.

So pretexto de socorrer a los pobres, se convierte en pobres a los que no lo son. Si los pobres se habitúan a pedirlo todo al Estado, cesarán a poco de hacer esfuerzo alguno por su subsistencia.

Las intervenciones del Estado las juzga Herbert Spencer como causadas por la marea que sube, e impuestas por la gente que las pide, como si el loabilísimo y sensato deseo de dar a los pobres casa limpia, no hubiera nacido en los rangos mismos de la gente culta, sin la idea indigna de cortejar voluntades populares.

Teme Spencer, no sin fundamento, que al llegar a ser tan varia, activa y dominante la acción del Estado, habría este de imponer considerables cargas a la parte de la nación trabajadora en provecho de la parte páupera (pobre).

Predicar como justicia de que la tierra pase a ser propiedad de la nación, formando ejércitos industriales y agrícolas conducidos por el Estado, necesitará que el Estado organice el cultivo forzoso.

Semejantes empresas aumentarían, de terrible manera, la cantidad de empleados públicos y con cada nueva función, vendría una casta nueva de funcionarios.
¡Mal va un pueblo de gente oficinista!
Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio.

El hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que estimase el Estado asignarle, puesto que a este, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos.

El trabajador pasaría a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.

Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo.

Y como los funcionarios son seres humanos, y por tanto abusadores, soberbios y ambiciosos, y en esa organización tendrían gran poder, apoyados por todos los que aprovechasen o esperasen aprovechar de los abusos, y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo de los quebrantos, violencias, hurtos y tergiversaciones que el espíritu de individualidad, la autoridad y osadía del genio, y las astucias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana.

La miseria pública será, pues, con el socialismo a que todo parece tender, palpable y grande. El funcionarismo autocrático abusará del pueblo. Lamentable será, y general, la servidumbre.

Sucedió en Ciudad Trujillo 1959

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