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lunes, 26 de agosto de 2024

La Guerra Innecesaria, Capítulo 9 continuación Experiencias




1.- Los cohetes que utilizábamos eran del tipo C-5 en sus diferentes variantes: M, K, KO y al final de la campaña el C-5P. Existía el C-5R, correspondiente a la lucha radio-electrónica (LRE), pero éste nunca estuvo a nuestro alcance.


                                     C-5M, contra fuerzas vivas

Las letras los diferenciaban de acuerdo con sus capacidades de destrucción. Por ejemplo: Él “M” era un cohete de fragmentación que se utilizaba para diezmar a las fuerzas vivas del enemigo en lugares abiertos, lo que quiere decir, contra aquellas fuerzas que no estuvieran protegidas por trincheras o refugios. El “K” era utilizado contra instalaciones de pequeño blindaje. El “KO” tenía las características de ser perforante e incendiario.

La diferencia existente entre los anteriormente mencionados y el “P” consistía en que la cabeza de combate del último se encontraba integrada al cuerpo, o sea, que era mucho más moderno y nos ahorraba un tiempo tremendo a la hora de artillar los helicópteros.

A la colocación de la cabeza al cuerpo se le llamaba espoletar. Cualquiera puede imaginar la tareita de todo el personal de la unidad dedicados a espoletar cohetes para una misión.
Si habláramos del MI-8T serian 64 cohetes, para cada helicóptero, pero en el caso del MI-24, más de 128. De cumplirse la misión con helicópteros MI-8MT (MI-17), más de 192. Preparar 6 helicópteros serían 1,152 cohetes, que se dice rápido, pero que toma su tiempo.

                                                      MI-8T

                                                    MI-8TB
                                           MI-8MT = MI-17

El reglamento no permitía dejar espoletados los cohetes, de manera que si no se consumían durante la misión debían ser des-espoletados, siendo la de nunca acabar. 

La manipulación de los cohetes traía aparejado los daños que podían ocurrir.

2.- En las márgenes del río Cueve, atacamos una Base de la UNITA. En esta ocasión salí airoso por pura casualidad.

En el MI-8 MT (MI-17), se deben seguir varios pasos para la selección del armamento. Primeramente se conectan los interruptores principales, en el panel superior de la cabina de los tripulantes. A continuación, en un panel situado más abajo del anterior y hacia la derecha se selecciona la variante de disparo a utilizar. Por último se ajusta de la mira óptica PKB, introduciendo las milésimas correspondientes a la altura y la distancia en las cuales pretende realizar el tiro.

Obvié el paso del panelito que decide la utilización de la ametralladora, o no y el interruptor quedó en la posición “TIRO DE COHETES”. De esa forma, a la distancia a la cuál debíamos realizar el tiro con la ametralladora, salieron los cohetes. La diferencia de distancia era solo de 700 mts.

Como consecuencia la fragmentación, provocada por la explosión de los cohetes a tan corta distancia, alcanzó al helicóptero.
El resultado de mi negligencia pudo haber conducido a la destrucción de la aeronave y la pérdida de la tripulación.

Sentí varios golpes en el fuselaje y una bola de fango pegó de lleno en el cristal frontal, sin dañarlo. No fue hasta después del aterrizaje que pude comprobar que el aparato no había resultado dañado.

3.- Los relevos de los pilotos, dieron muchos dolores de cabeza. No podían permanecer por tiempo indefinido. Al igual que en el resto de las diferentes categorías de aviación, se dio la necesidad de reemplazar a los pilotos de helicópteros utilizando pilotos de la Aviación Agrícola de Cuba.

Estos aviadores, especializados en la fumigación de grandes extensiones de terreno, habían sido preparados a principios de los años 60 en la técnica de helicópteros del tipo MI-4. Por desconocimiento e incapacidad de nuestros jefes superiores habían sido destinados a la aviación agrícola. Fue una etapa en que casi desaparece la aviación de helicópteros en Cuba.

Se hacía necesario preparar a estos pilotos agrícolas de forma, teórica y práctica, para operar una técnica de diferente generación como es el helicóptero MI-8.
De motores de combustión interna a motores de compresión axial. Además tenían que asimilar, en un breve periodo de tiempo, la táctica del combate moderno.

Pensamos que muchos no regresarían y en realidad fueron pocos los que no regresaron.

Otra cosa sucedió con los helicópteros. En 18 meses sufrieron 10 accidentes por error en la técnica de pilotaje, siendo el más común de los accidentes, el no tener en cuenta las posibilidades de carga del MI- 8 en condiciones de altura sobre el nivel medio del mar y temperaturas, ambiente, de más de 30 grados centígrados.

Angola provocó un crecimiento acelerado de las tripulaciones. En general de todos los pilotos de la aviación militar cubana.

A finales de la década de los sesenta, mucho antes de que comenzaran las misiones internacionalistas en Angola, las unidades de helicópteros, en Cuba, se encontraban diezmadas.

De los dos regimientos de helicópteros, que a raíz de la Crisis de Octubre quedaran en el país, solamente existía un escuadrón, más las escuadrillas de Búsqueda, Salvamento y Rescate (BSR) diseminadas por todo el territorio nacional y subordinadas a las distintas bases aéreas.

Puedo afirmar categóricamente que, tanto la asesoría soviética como el propio mando militar cubano, no supieron aquilatar la importancia futura de la aviación de helicópteros. Aun teniendo frente a sus narices la guerra de Viet Nam en todo su apogeo.

No es menos cierto que al paso del tiempo es muy fácil criticar, como tampoco es falso que entre los años 65 y 70 se hayan dejado de preparar personal como pilotos o técnicos de helicópteros y no se llegó a renovar, la ya vetusta, técnica hasta mucho después del año 75.

De todo esto se desprende que al comienzo de la guerra de Angola no se contara con unidades que fueran superiores en número a una escuadrilla de cinco helicópteros para enfrentar la lucha contra las “bandas de la UNITA”. Comenzó, entonces, una desesperada carrera contra el tiempo y en menos de un quinquenio la aviación de helicópteros creció casi en el doble de efectivos.

¿Puede negarse, que la preparación de las tripulaciones fuera deficiente?

Después de salir de la escuela de aviación un piloto de cualquier especialidad necesita al menos siete años para encontrase preparado. Nuestros pilotos supieron sortear esas dificultades, aun cuando la jefatura decidió, como por arte de magia, disminuir los parámetros para la adjudicación de categorías de piloto.

Este absurdo costó algunos accidentes.

El mando superior consideraba que por ostentar una categoría de primer nivel los pilotos se encontraban preparados. Sin embargo muchos de ellos, al igual que los pilotos agrícolas, habían recibido una preparación acelerada y, por supuesto deficiente.

El resultado no podía ser otro que muchos pilotos inexpertos y carentes de preparación eran enviados a cumplir misiones de combate.
Luego, el mando superior no se podía explicar el porqué de tantos accidentes.

4.- En toda acción combativa, lo fundamental es, sin duda, la utilización y la posibilidad de mantener las comunicaciones entre las unidades participantes.

Durante catorce años mantuvimos el mismo patrón de canales, aunque, a decir verdad, se cambiaban las frecuencias de radio cada cierto tiempo.

Se dio el caso de que cambiaran las frecuencias y los indicativos sin que la información llegara oportunamente a nuestras tripulaciones.

En alguna ocasión cambiaron las frecuencias durante el cumplimiento de traslados entre aeródromos (en pleno vuelo), enterándonos a través de nuestra comunicación por el canal de onda corta en amplitud modulada.

Durante el cumplimiento de las acciones combativas no cambiábamos de frecuencia. Esto tenía su lado bueno y su lado malo, debido a que todos los medios aéreos que participaban se encontraban en la misma frecuencia, con el consiguiente barullo que en ocasiones constituía un verdadero desastre dada la imposibilidad de establecer comunicación con corresponsal alguno.

A causa de la interferencia, al ruido y a la furia que esto nos causaba, en no pocas ocasiones pasamos a una frecuencia vacía con el fin de concentrarnos en lo que estaba o debía estar sucediendo, pero por supuesto no podíamos permanecer de esta forma por mucho tiempo, ya que nos era imprescindible continuar recibiendo e impartiendo órdenes.

Para lograr mantener en perfecto estado, las comunicaciones, nuestros especialistas controlaban día a día todos los equipos. Nuestros equipos de radio, tenían capacidad para sintonizar frecuencias desde 118,1 Mhz hasta 135,5, sin embargo se encontraban limitados por el sistema de pre-sintonización, que llegaba a convertirse en un enemigo potencial.

Equipo de radio en un MI-17 Nota: al lado izquierdo de los botones rojos del  sistema contra-incendios, una maneta en forma de cruz de color rojo, para cambiar los canales pre-sintonizados

Sólo se podían pre-sintonizar diez canales para lo cuál existía un equipo llamado memorístico que consistía en un bloquecito del sistema de radio, empotrado en el panel superior de la cabina de los tripulantes (parte superior frontal).

Para desempotrarlo era necesario un destornillador, que por suerte era un solo tornillo. Después de realizada ésta operación se necesitaba una suerte de pinza, para poder sacar y meter unos ganchillos, una vez descifrada la frecuencia. 

Resumen: algo bastante complicado para realizarse en el aire y más, durante el desarrollo de las acciones combativas.

Al cabo de varios años logramos que nos proporcionaran una frecuencia de onda corta “oficial” en amplitud modulada.
Nuestros equipos de onda corta no tenían la capacidad de sintonizar otra amplitud que no fuera esa.

La amplitud modulada tiene por inconveniente ruidos parásitos que ocasionan molestias durante el proceso de recepción-trasmisión y esto incomodaba sobremanera a los pilotos que se encontraban habituados a la radio de alta frecuencia que posee un eliminador de ruido.

La frecuencia de onda corta nos era imprescindible para mantener las comunicaciones durante los vuelos de travesías Estas se realizaban a una altura de vuelo nunca superiores a los trescientos metros, por lo que después de recorridos 50 Kms. desde el aeródromo de despegue, de no poseer este tipo de frecuencia de radio, nos quedábamos prácticamente sin comunicaciones durante el tiempo que durara el vuelo.

Los únicos que trabajábamos la onda corta, en amplitud modulada, en Angola, éramos la gente de helicópteros. El resto de las tropas utilizaban la banda lateral y esto nos trajo más de un inconveniente.

En 1988 nos percatamos de que los reportes de posición de los helicópteros, durante las travesías, se coordinaban con el Oficial de Guardia Operativo, del Puesto de Mando (OGOPM) y guardaban relación con los puntos de la travesía que chequearían las tripulaciones.

El método no era malo, pero tenía sus limitaciones. De hacerse necesario un cambio en el plan de vuelo, durante el desarrollo de la travesía, se perdía la coordinación previa con el OGOPM.
Fue por eso que decidimos codificar nuestra radio-conversación, de forma tal que sin cambiar la frecuencia, en el caso de que nos tuvieran interceptadas las comunicaciones, el enemigo no pudiera imaginarse lo que estábamos hablando. 

De ésta forma le dimos nombres a los ríos, a las poblaciones, y a los aeródromos.
Tenía la ventaja de que sin previa coordinación, el OGOPM de nuestro Regimiento sabía, en todo momento, la posición de nuestros helicópteros.

Al parecer, ésta innovación no le interesó nunca al mando superior, pero en su momento nos ayudó en el rescate de la tripulación de Durán, el día que se accidentaron en las proximidades de Menongue.



También nos sirvió durante la inspección de las torres de alta tensión, saboteadas por la UNITA en las proximidades de Lubango y en otras muchas ocasiones.

Lo curioso era que el mando superior no daba crédito a las informaciones de nuestro Puesto de Mando del regimiento de helicópteros con base en Huambo, que se encontraba distante a más de 500 Kms. y se mantenía informándole al PCM, en Luanda, la posición exacta de los helicópteros.

Cuando el Coronel Eddy Hernández Capote relevó al entonces Coronel Lamas, como Jefe de la DAAFAR en la RPA, se interesó en nuestro sistema de comunicaciones y nos otorgó una frecuencia para que mantuviéramos las comunicaciones con el Puesto Central de Mando (PCM), pero la misma no duró más de un mes en funcionamiento. Al PCM, en Luanda, ésta frecuencia no le aportaba absolutamente nada y el ruido les molestaba sobremanera.

5.- El DISS-15, cuando funcionaba bien, era un instrumento muy preciso. Se trataba de un equipo de radionavegación que basaba su principio de funcionamiento en el sistema Doppler. Lo mismo aceptaba datos de coordenadas desde el lugar de despegue que desde el lugar en que se pretendía aterrizar.

Una vez introducida la información, era capaz de proporcionar innumerables datos, necesarios para no perder la orientación.
Por ejemplo:
Ofrecía datos de posición exacta, datos para dirigirse desde cualquier punto de la travesía hacia donde se deseara y como llegar hasta allí con la mayor precisión. Era algo así como un intento de un sistema de posicionamiento terrestre.

Cuando las unidades se movían con rapidez en una región donde no existían otros medios de ayuda a la navegación, éste equipo resultaba de gran valor, pero los problemas comenzaban debido a la desconfianza, al dejar de funcionar en forma imprevista, proporcionando datos erróneos, que no eran advertidos por los tripulantes hasta el chequeo de la próxima posición.

De manera que podía, desorientar al más pinto de la paloma con la consiguiente pérdida de tiempo o una malograda misión combativa.

Los pilotos se sentían incómodos y preferían obviarlo como equipo de ayuda a la navegación. Llegamos a la conclusión de que el secreto del mal funcionamiento radicaba en el desconocimiento de nuestros técnicos y lo engorroso que resultaba su mantenimiento y revisión. 

Cada vez que un helicóptero debía ser sometido a las inspecciones técnicas reglamentarias, podíamos dar por descontado que el equipo presentaría errores una vez que fuera “trasteado”.
Invariablemente salían, de las inspecciones, con defectos.

Las medidas que se tomaron fueron bien simples: Se prohibió el “trasteo” de los DISS-15 durante los trabajos reglamentarios de inspección.

Los sistemas de navegación inercial presentaron muchos problemas, como el día del ataque a la reguladora de Calueque en que un piloto de caza que se estaba guiando por su equipo, de repente se encontró sobrevolando una base aérea sur-africana.

En otra ocasión, en la cuál se nos había averiado el sistema de giro-compás, tratamos de arreglárnoslas utilizando el DISS-15. No había pasado mucho tiempo, cuando Enrique, que hacía las veces de número, inquirió sobre lo que estábamos haciendo.

Definitivamente, el equipo estaba proporcionando informaciones erróneas, de manera que decidimos ignorarlo, procediendo a navegar a estima, lo que dicho en buen español significa, guiarse por las características del terreno.

6.- Quedarnos sin comunicaciones durante el cumplimiento de una misión de traslado, de un aeródromo a otro o finalizando las acciones combativas, más exactamente, durante el retorno de una misión combativa, era habitual para la gente de helicópteros.

No se debía al mal funcionamiento de los equipos de radio, ni a la distancia que podía mediar entre el teatro de operaciones y la ubicación del PM, ni a cuestiones fortuitas.
Se traducía, simplemente a que una vez en tierra los aviones de combate, el PM desconectaba los equipos de radio. 
Había concluido la misión.

De ahí nuestra insistencia en la radio de onda corta. De esa forma nuestro PM, desde Huambo recibía nuestra reclamación para que se restablecieran las comunicaciones por la vía de VHF y se lo trasladaba al PM en cuestión.

Mientras el resto de los aviones eran dirigidos por radar, nosotros andábamos arrastrados por el terreno

Cuando se combate a muy pequeña altura es imprescindible intercambiar información. No es como la aviación de combate que, como consecuencia (en unos casos a la altura y en otros casos a la velocidad) es prácticamente ciega y en ocasiones le impiden, al piloto, precisar los objetivos sin ayuda del radar.

Desde los helicópteros se ve todo lo que está ocurriendo. La velocidad es mínima y la altura, bueno, la altura no es nada. Se ve al enemigo correr, esconderse, disparar y morir. Es de esta forma que se aprecia al enemigo y de la misma forma a tus propios compañeros y es por eso que es necesaria e indispensable cualquier información.

Como siempre estuvimos dirigidos por los jefes de la aviación de combate, nos criticaban constantemente de que utilizábamos la frecuencia “indiscriminadamente”.

7.- Los pronósticos meteorológicos eran bastante inciertos y teníamos el inconveniente de no podernos desviar de la ruta establecida, dada la posibilidad de empeorar las cosas.
En infinidad de ocasiones nos vimos en serios apuros y solo podíamos ser auxiliados por mapas poco confiables.

¡Mapas! De eso sí que estábamos necesitados.

La predicción de la dirección e intensidad del viento en el área del desembarco, factor de índole meteorológico, no era posible a una distancia de más de cien kilómetros del aeródromo o plataforma de despegue.

A los tripulantes no les interesaba tanto los parámetros del lugar de despegue, porque la apreciación de las condiciones meteorológicas antes de levantar el vuelo se hacía de forma visual. 

En la superficie terrestre el viento puede encontrase fluyendo desde una dirección y a doscientos metros de altura, en ese mismo lugar, puede tener una dirección diametralmente opuesta. El viento, puede tener un parámetro de velocidad cercano a cero en la superficie y cien metros más arriba mucha más intensidad.

¿Cómo pronosticar lo que pudiera suceder a 100 kilómetros de distancia de la zona de despegue después de transcurrido el tiempo de la travesía hasta la plaza del desembarco en territorio enemigo? ¡

¡Debíamos intuirlo! 

Pero las características de la Mesopotamia Angolana no nos ayudaban mucho en estos menesteres. No existían las Palmas

¡Ay!, las palmas, que en las llanuras de mi ardiente patria, nacen del sol a la sonrisa y crecen; y al soplo de la brisa del océano, bajo un cielo purísimo se mecen... (José María Heredia)

Acostumbrados, estábamos, en apreciar la dirección e intensidad del viento, con la ayuda del penacho de tan maravilloso árbol. La vegetación rala angolana no ofrecía evidencias.

Todas las aeronaves, al igual que las aves, aprovechan el viento de frente para obtener mayor sustentación durante los procesos de despegues y aterrizajes. Eso permite recorrer menos distancia.

Para obtener un resultado de más o menos riesgo, en una aeronave de alas rotatorias (helicóptero), esto tiene que ver directamente con la potencia requerida, el peso de la carga a transportar y las dimensiones de la plataforma, sobre el nivel del mar, la temperatura ambiente, así como la humedad relativa.

La diferencia entre las aeronaves de alas rotatorias con las aeronaves de ala fija estriba en que a las segundas se les indican estos parámetros, desde tierra, mediante la torre de control.

En el caso de los helicópteros, los tripulantes deben ser medio pájaros (en el mejor sentido de la palabra), para no equivocarse y dar con sus huesos en el cementerio. Desembarcar (aterrizar) tropas en un lugar lejano y sin ayudas de dirección e intensidad del viento es, por lo menos, estresante.

8.- Un hecho extraordinario que me marcó muchísimo tuvo que ver con las minas terrestres.
Todos los días, a primera hora de la mañana, se reunía el estado mayor del regimiento para analizar el cumplimiento del plan de trabajo, las órdenes emanadas del mando superior y tomar las medidas necesarias que fuesen necesarias de acuerdo al desenvolvimiento de los acontecimientos diarios.

Una de aquellas mañanas el jefe del estado mayor informó un acontecimiento ocurrido en la compañía de seguridad la noche anterior. Resultó ser, que un soldado no había se había reportado al pase de lista que estaba establecido diariamente a las 23:00 horas.

El jefe de la compañía, pensando que podía haber existido alguna equivocación en el horario de guardia, había recorrido las 12 postas que cubrían el perímetro de defensa del campamento, esperando encontrar al soldado en alguna de ellas. No fue así.

El jefe de la compañía, dada la ausencia de uno de sus subordinados, había sido invitado a participar en la reunión.
Al preguntársele por las características del soldado ausente nos informó que hacía menos de dos semanas que lo habían trasladado a nuestro regimiento (por problemas disciplinarios) de una unidad en el norte de Angola.

Según el jefe de la compañía, se trataba de un hombre hecho y derecho, de 35 años de edad. Hasta el momento no había presentado dificultades en el cumplimiento del servicio de guardia. Poco más era lo que podía decir, a no ser el sexto grado de escolaridad y su procedencia en Cuba. No tenía amigos todavía y al parecer se daba bien con el resto de los compañeros.

En el tiempo que llevaba al frente del regimiento ya me había enfrentado a dos situaciones de riesgo, en las que había tenido que tomar medidas drásticas. Una de ellas debido a la ausencia de 5 soldados mecánicos de aviación que habían desaparecido desde horas de la tarde. Todos con su armamento personal. Se había movilizado la contra-inteligencia militar en la búsqueda nocturna y se preparaba un helicóptero que saldría a buscarlos con los primeros rayos del sol.

No fue necesario. Rayando el alba venían contentos y felices, caminando desde una de las cabeceras de la pista. Dijeron haber salido de cacería.

Ese día le ordené al Jefe del Estado Mayor, que coincidió plenamente conmigo, en realizarles el proceso de suspensión de misión por desobediencia de orden.

Cuando el caso llegó a Luanda causó conmoción. Imposible retornarlos a Cuba, nos dijeron. Se podían castigar en Angola, pero enviarlos para Cuba, aunque fuera con la misión suspendida ni hablar.

La suspensión de misión por desobediencia de orden llevaba implícito un juicio sumarísimo (estábamos en guerra) y por supuesto conllevaría a por lo menos 6 meses en prisión.Mi intención era que cumplieran la pena en Cuba. En Angola no había prisiones militares cubanas.

Con la negativa de interrumpirles la misión, los trasladarían de unidad. Le crearían un problema al jefe de la unidad a la que fueran subordinados. Lo peor de todo es que aquellos soldados eran especialistas de aviación y por tanto no se encontraban preparados para otro tipo de servicio dentro de las fuerzas armadas.

En fin, si de forma totalmente irresponsable, estos muchachos ya habían incumplido la orden de no abandonar la unidad, decidiendo salir de cacería en una región prácticamente controlada por la UNITA; era de suponer que lo volverían a hacer en la primera oportunidad que se les presentase, además del mal ejemplo para el resto de sus compañeros. Sinceramente, yo no quería que murieran en Angola. Prefería, mil veces que estuvieran presos en Cuba. 

De las prisiones, a veces, se sale. 

De manera que en el caso de este soldado que se había ausentado; una persona casi de mi misma edad, decidí llamarlo a la jefatura del regimiento y conversar con él de hombre a hombre. Todos los miembros del Estado Mayor. Éramos contemporáneos.

Nos dijo que él tenía una novia en uno de los kimbos cercanos al regimiento y que solía pasar la noche con "su negrita”.

Le advertimos que estaba incumpliendo una orden del mando superior, que no era tan siquiera mía. Le dije que, considerando que era una persona mayor, no iba a tomar medidas disciplinarias por ser la primera vez, pero que tuviera en cuenta el mal ejemplo que estaba dando al resto de sus compañeros y que se acordara que la UNITA minaba los trillos.

Nos prometió que no lo volvería a hacer y se despidió de nosotros. Confiamos en su palabra. 

Nos defraudó. 

A la mañana siguiente apareció muerto en el trillo que le conducía hacia el kimbo. Venía de regreso. La mina le cercenó el pie derecho y murió desangrado y sin asistencia. 

 

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sábado, 10 de agosto de 2024

Capítulo 6 La Guerra Innecesaria Los motores TB3-117 en Angola y daños colaterales, Las Primeras preocupaciones, El Ingeniero Soviético




                                                                 TV3-117 turboshaft

En el mes de marzo de 1988, me encontraba en Huambo, al frente de un Regimiento de Helicópteros Independiente (RHI) subordinado directamente al Jefe de la Defensa Anti Aérea de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DAAFAR) en la Misión Militar de Cuba en Angola (MMCA).

Dicho RHI se encontraba compuesto por dos escuadrones de MI-17, un escuadrón de MI-24 y una pareja de MIG-21BIS. Tenía subordinadas, de forma operativa, una unidad de Tropas Radio Técnicas (TRT) y una unidad de retaguardia y una Unidad Técnica de Explotación (UTE). 


El objetivo del RHI consistía en garantizar la conducción de la aviación de caza y transporte en sus desplazamientos entre los aeródromos de Luanda y Lubango / Luanda y Menongue.
El segundo objetivo consistía en abastecer con combustible de aviación a todos los medios aéreo cubanos que fuesen dirigidos hacia el aeródromo de Huambo.

El tercer objetivo era garantizar las inspecciones a la técnica de helicópteros y mantener una pareja de estos, en cada aeródromo o posición designada por el Jefe de la DAAFAR.
El cuarto objetivo consistía en mantener la posición en el terreno y repeler los continuos ataques de la UNITA sobre las posiciones del aeródromo. Para este fin el RHI había sido reforzado con un batallón de seguridad, cuando normalmente le era asignada una compañía. Hasta aquí, las características (a groso modo) de la composición del RHI de Huambo.


                                                   MIG-21 en Huambo

                                                        Las Primeras preocupaciones

Recibíamos, a diario, quejas de los pilotos en relación a la potencia de los helicópteros. No hacían distinciones entre MI-17 y MI-24.

Como las quejas eran tantas, junto con el Mayor Enrique González Pérez, que era el jefe del escuadrón de MI-24, comenzamos a estudiar la situación sobre el terreno. Teníamos la experiencia de haber volado, diez años atrás, en los helicópteros MI-8, en el mismo terreno en el cual se encontraban operando los MI-17 y los MI-24. Nos parecía increíble que unos helicópteros dotados con motores que triplicaban la potencia de los TB2-117 estuvieran sufriendo las mismas penurias en cuanto al peso útil de carga.

En el año 1978 habíamos descubierto (utilizando los nomogramas confeccionados por la fábrica) que el helicóptero MI-8 no se encontraba preparado para realizar vuelos con un solo motor en alturas superiores a mil metros, sobre el nivel medio del mar. Si al nomograma le añadíamos los datos de temperatura, estos no permitían el despegue en vuelo estacionario sin carga. Claro está, cuando se agregaba el viento (de frente) y la humedad relativa, era posible que el MI-8 lograra cargar hasta de 800 kg, cuando los libros prevén una carga útil de hasta 2 mil Kg. 

Ya de por sí, explicar a nuestros jefes “aéreos” era complicado. Cualquiera se puede imaginar el intentar explicar la situación a un General de tropas.
¿Cómo es posible que este helicóptero se encuentre diseñado para transportar 24 personas (tiene 24 asientos) y ahora éste, pilotico pendejo, me viene con el cuento de que solo puede cargar ocho? Esto era lo mejorcito que pensaban nuestros jefes de tropas.


                        El peor de todos: General Pedro García Pelaez (EL MALO)

En una situación de combate es peligroso andarse con estas “majaderías”.
¿Como hacían los pilotos de helicópteros que salían de Luena para Cangamba con 16 hombres a bordo?

De Luena a Cangamba hay poco más de 200 Km y el MI-8 equipado con un depósito auxiliar de 915 litros alcanzaba un radio de acción de 250 Km. Es decir, aquellos helicópteros se encontraban al máximo de su capacidad. No obstante, despegar como avión tiene la ventaja de aumentar las posibilidades de carga en hasta una tonelada y si se forzaba un poquito a la máquina daba para cargar 16 hombres totalmente equipados pero, en el caso de fallar uno de los motores, no existía garantía alguna de vuelo. Cuando llegaban a Cangamba habían consumido la mitad del combustible o lo que es igual, se habían librado de más de una tonelada de peso y con una pequeña carrerita durante el aterrizaje (cinco o diez metros hacen la diferencia) aterrizaban con relativa seguridad.

No obstante, debo decir que luego de un análisis (en los archivos de la Sección de Aviación de la DAAFAR, en Cuba) de los expedientes; el 99% de los helicópteros accidentados en Angola (correspondientes a aquellos pilotos de la reserva que fueran enviados como relevo, durante la famosa y triste “Operación Olivo”) tuvieron que ver de alguna forma con lo que hasta ahora he relatado*.

Pero bueno, estamos refiriéndonos a helicópteros MI-8, no a los MI- 17, ni a los MI-24. Decidimos escuchar la opinión del Ingeniero principal del RHI, Teniente Coronel Senda.
Nuestra sorpresa y preocupación fue mayúscula.

Senda nos decía que los motores TB3-117 que utilizaban los helicópteros MI-17 y MI-24, estaban presentando unos desgastes inaceptables en los álabes, de entrada, del turbocompresor. Según el Tte. Coronel Senda, estos motores llegaban, de la fábrica, autorizados para 250 horas de vuelo antes de ser retornados a la fábrica para inspección.




Cualquier persona que tenga un mínimo conocimiento de motores de aviación, sabe perfectamente que semejante recurso es demasiado restringido. No en tanto, era lo que teníamos y, estábamos obligados a sacarles el máximo rendimiento posible en situación de combate. ¿Cuántos motores presentaban el desgaste?

¿Se estaban realizando las mediciones de acuerdo a lo establecido por la fábrica?

La seguridad de los vuelos se veía amenazada por una situación verdaderamente surrealista. No era de nuestra competencia declarar la baja técnica de todo un regimiento de helicópteros. Una equivocación nuestra podía ser considerada como actividad enemiga. ¡En tiempo de guerra!

Decidimos informar a la Sección de Ingeniería de Aviación de la MMCA. Pusieron el grito en el cielo. Llegaron los ingenieros de motor y fuselaje y trabajaron durante una semana, midiendo uno por uno los álabes de cada motor, para llegar a la conclusión de que el Tte Cor Senda tenía toda la razón; y lo que es peor: «36 motores TB3- 117» se encontraban fuera de servicio al presentar desgastes superiores a lo permitido por la fábrica. Aquellos motores no habían llegado a consumir las primeras 25 horas de explotación.

Se trataba de más de 15 helicópteros de baja técnica y la posibilidad de que en un breve período de tiempo todos los motores presentasen los mismos problemas.

¡La culpa la tenían los pilotos!

Eso fue lo primero que se le ocurrió a la Sección de Ingeniería de la DAAFAR en la MMCA. Alegaban que los pilotos no conectaban los filtros de aire ubicados a la entrada de los motores. 

¿Podía ser eso la clave del desgaste?

Dejar de utilizar el sistema de filtrado de aire puede aumentar, en un porciento muy pequeño, la potencia de los motores. Parece una nimiedad, pero en casos de extrema necesidad y en situaciones verdaderamente difíciles (que no eran pocas) un poquito más de potencia podía significar la vida o la muerte de decenas de personas. No era el caso pero, por si las moscas, decidimos advertir a todo el personal de vuelo la necesidad de utilizar los filtros y a los técnicos de vuelo se les ordenó reportar la no utilización de los mismos por parte de los pilotos.

El desgaste de los álabes no se mencionó en ningún momento. No era sano crear incertidumbre en el personal de vuelo. Se hacía necesario que los pilotos extremaran sus cualidades como especialistas en la técnica de vuelo y no se aventurasen más allá del límite de sus posibilidades.

Decir esto es sumamente fácil, pero no evitaba accidentes.

La Sección de Ingeniería informó la situación a todos los niveles de la Contra Inteligencia Militar (CIM) en la MMCA y tuvimos una discusión muy seria con el oficial CIM que atendía al RHI debido a que no le habíamos informado del asunto que presentaban los motores.

Se quejaba (el oficial CIM) de que había hecho un papel ridículo ante sus superiores. Yo solo le dije: “Tu trabajo consiste en obtener información”. “Si me hubieras preguntado sobre el por qué los pilotos se quejaban de la falta de potencia, tal vez te hubieras enterado”. 

No le gustó ni un poquito. Tal vez me haya guardado rencor durante mucho tiempo. Puede que hasta me haya pasado la cuenta... ¡Son solo especulaciones!

La Sección de Ingeniería no solo informó a la CIM. También informó para Cuba, que era necesario reponer los 36 motores TB3-117.

Los representantes soviéticos de la fábrica, que se encontraban en Angola, se negaban a reponer los motores, alegando que el desgaste se había producido por un error de explotación de la técnica de aviación. Claro está, estos motores habían sido comprados por el gobierno angolano y no por el gobierno cubano.

Pasaron los meses y para el mes de junio de 1988, junto con Benigno González Cortés (venía a sustituirme al frente del RHI) llegó el Ingeniero Principal de la Sección de Aviación de la DAAFAR en Cuba.

De inicio, culpaba a los pilotos, pero era una persona inteligente y pronto entendió que de aquello, era imposible culpar a los pilotos. Es que había motores que no llegaban a las 25 horas y los álabes se encontraban in-operativos para el vuelo.

Entonces, decidió que era imprescindible que un especialista de la fábrica, ajeno al proceso angolano, hiciera acto de presencia en el RHI y tomara cuenta de la situación. Mientras tanto continuaban las negociaciones para reponer los 36 motores. Entretanto los helicópteros del RHI se encontraban de baja técnica y continuaban volando.

La Sección de Ingeniería, de la Sección de Aviación del la DAAFAR en la MMCA, a instancias del Ingeniero Principal dejó de informar estos helicópteros en el Coeficiente de Disposición Técnica.

* Mario Riva fue inspector para la aviación de helicópteros en la Sección de Aviación de la DAAFAR, mal llamada Fuerza Aérea.

                   https://www.amazon.com/-/es/Mario-Riva-Morales/dp/153557079



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viernes, 12 de julio de 2024

La Guerra Innecesaria/La Intervención Sur-Africana

                                                             Capítulo 1 Continuación


                                                La intervención sur-africana 


                                                            Operación Savanah

Entre el 14 y el 23 de octubre de 1975, una fuerza compuesta por 300 hombres de las SADF penetraron en Angola y se cree que se le hayan unido posiblemente más 3000 efectivos FNLA-UNITA.

Esta operación cuyo nombre en código se conoce como “Operación Savannah” fue dirigida por el Coronel Breytenbach.


                                                 Coronel Jan Dirk Breytenbach

Avanzaron durante mil kilómetros llegando hasta las cercanías de Luanda. 

La invasión trajo consecuencias negativas para África del Sur. Muchos de los países africanos que hasta el momento se habían opuesto al MPLA, como eran Nigeria, Tanzania, Ghana y Sudán, reconocieron al recién electo gobierno de Agostino Neto.

Tres meses después, luego de algunos combates con las tropas cubano-angolanas, los invasores sur-africanos habían desandado el camino recorrido y recibían la orden de capitulación.
Esta orden fue cumplimentada el 27 de marzo de 1976.

Durante el período de 1976- 1980 los sur-africanos se mantuvieron a la defensiva tanto política como diplomáticamente, pero comenzaron un desarrollo militar masivo en el territorio de Namibia.

Construyeron nuevas bases militares y realizaron operaciones contra las SWAPO (que había trasladado su dirección política desde Dar Es Salaam hacia Luanda después del año 1976).

Es muy probable que el papel de la UNITA cambiara cuando recibieron armas y municiones, al parecer, procedentes de China. Posiblemente esta haya sido la clave que posibilitó a la UNITA continuar la guerra.

Increíblemente la UNITA había recibido sus primeras armas de manos de las SWAPO para luchar en contra de los portugueses. Ahora la UNITA era utilizada para cazar a las fuerzas de las SWAPO, mientras que la fuerza aérea sur-africana se dedicaba a bombardear las concentraciones SWAPO en territorio angolano. Como ocurrió durante la “Operación Reindeer”, Cassinga 1978.

Es cierto que en Cassinga existía una base militar de las SWAPO. También es cierto que junto a los guerrilleros co-habitaban refugiados namibios (ancianos, mujeres y niños), los cuales sufrieron las consecuencias de un desembarco aerotransportado. Murieron un poco más de medio millar. 

El reclamo internacional condujo a la resolución de las Naciones Unidas no. 435 de 1978, la cual detallaba los pasos para la independencia de Namibia. 


          Las características de la provincia Cuando Cubango 

                                   Provincia de Cuando Cubango


Cuando Cubango es una de las 18 provincias de Angola. Está situada en el extremo suroriental y es una región fronteriza con países como Namibia y Zambia.

Tiene un área de 199.049 km2 (poco mayor que el archipiélago cubano) y una población de aproximadamente 140.000 habitantes. Menongue es la capital de la provincia.

El nombre de la provincia deriva del nombre de dos ríos el Cuando y el Cubango que discurren por el este y el oeste de la provincia respectivamente.

La provincia se caracteriza por tres zonas de gran vegetación, compuesta en su mayoría por un denso bosque seco, sabana con árboles y arbustos en su mitad norte, la sabana de arbustos, bosques y pantanos en la franja sur y la sabana de arbustos en el cuadrante nor-occidental

Un verdadero desafió a la adversidad, se desarrollo en aquel altiplano, de ligero descenso hacia el sur, que tuvo su centro neurálgico en la población de Cuito Cuanavale, la cual toma el nombre de los ríos que se encuentran, precisamente, en ese punto geográfico.

Allí recibían a los helicópteros con fuego anti-aéreo de todo tipo, incluyendo armas que no se encontraban designadas como tal (proyectil anti-tanque "RPG-7"). La granada de este lanzacohetes, cuando no hacia impacto, dejaba en el aire una mancha oscura.

                                       Un RPG-7 cargado y listo para ser disparado

En la parte occidental de la provincia del Cuando Cubango, las sinuosidades del rió Quebe, afluente del Cubango, corrían paralelas a la carretera que conducía al poblado de Caiundo. Este río, en épocas de lluvia, crece y tiene una fuerte corriente que atraviesa el poblado de Menongue.

Varios son los ríos que cruzan la carretera que conduce a Cuito Cuanavale. El Luassinga que más adelante se une al Longa, de donde toman nombre las poblaciones de Longa y Baixo Longa, un poblado que se encuentra completamente al sur del anterior. Ambos poblados se encontraban unidos por un sendero.

Por ultimo el rió Cuirari, que es afluente del Longa y este a su vez es afluente del rió Cuando.

Al este, la carretera llegaba hasta el poblado de Mavinga, cuyo aeródromo fuera bombardeado por aviones AN-26 cubanos en 1978. Con el tiempo, más allá de Cuito Cuanavale no llegaban las tropas cubanas.

El terreno era ondulado, con árboles no mayores de tres a cuatro metros de altura, los cuales teníamos que observar casi a ras del terreno, a velocidades que fluctuaban entre los 180 y 250 kilómetros por hora.

La confluencia de los ríos Cuatir y Malepa albergaba en 1978 el Estado Mayor avanzado de Savimbi.
En una ocasión efectuamos un desembarco de tropas en sus proximidades y fuimos recibidos con un fuego tan nutrido que nos averiaron tres de los cinco helicópteros que participaban en la operación.

Aquella circunstancia nos dio la oportunidad de estudiar el patrón de defensa de dicho campamento, de forma circular, con trincheras y parapetos. Todo fue confirmado después que las tropas del Teniente Mauri tomaran la posición.

Ese día sentíamos, por encima del ruido característico de los motores, el sonido de los proyectiles enemigos impactando en el fuselaje de nuestros helicópteros. Se sentía como si le estuvieran dando pedradas a un automóvil. 


                               Trazado del Ferrocarril de Menongue Mosamedes - Menongue


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jueves, 4 de julio de 2024

MARIO RIVA, EL PILOTO QUE NO QUISO SER AVISPA


             MARIO RIVA, APUESTA POR UNA 

                        

                        CUBA SIN ARMAS



Por Carlos Cabrera Pérez


«Me quiero más a mí, de lo que pudiera querer al general»






Madrid.- Mario Riva Morales (La Habana, 1950). Máster en Ciencias 

Militares, domina los idiomas Inglés, Ruso y Portugués, desciende de 

emigrantes italianos, por parte de padre; de ahí su apellido en singular, pero el 

mayor aporte de su familia no fue el patronímico sino que estudiara en buenos 

colegios privados y bilingües de Miramar. Siendo un muchachón descubrió su 

pasión por la aviación, especializándose en helicópteros con los que voló por 

los espacios aéreos de Guinea Conakry, Angola y de punta a cabo de su Cuba 

natal.

Su desencanto con el castrismo fue en ascenso gradual, casi como su carrera 

militar, donde tuvo más de una bronca por oponerse a tácticas y estrategias 

combativas que consideró erróneas, aunque nunca rehusó jugarse el pellejo 

ante escenarios de guerra complicados y los desafíos de cúmulos nimbos que 

debían atravesar cinco helicópteros y Riva despegó y voló de puntero; o la 

última emboscada, ya retirado, cuando un oficial de la Inteligencia cubana lo 

tentó para que formara parte de lo que luego se conoció como La Red 

Avispa; entonces, quizá confirmó que sus días cubanos estaban agotados.


Ya en su exilio portugués, Mario Riva Morales fue uno de los cinco fundadores 

del Movimiento de militares cubanos objetores de conciencia para persuadir a 

sus compañeros de armas que no disparen contra el pueblo cubano.


¿Qué opinas sobre la reciente decisión del gobierno cubano de armar a 

soldados y civiles para custodiar empresas del GAE, S:A., del estado y 

agroindustriales?


El GAE S. A. es un grupo de administración empresarial de las fuerzas 

armadas de la dictadura totalitaria imperante en Cuba. Que la dictadura de Raúl 

Castro (representada por un “presidente”, puesto a dedo, es una demostración 

fehaciente de la importancia que le dan a éste conglomerado. Armar soldados y 

civiles para custodiar “sus” empresas es, una más de las locuras del régimen de 

oprobio. ¿Van a formar unidades paramilitares? ¿Es eso lo que pretenden? 

Digo esto, debido a que, cada una de las llamadas “empresas”, son de carácter 

civil.


¿Cómo evalúas el peso del GAE, SA: en la economía cubana?


La mayor parte, de estas “empresas”, pertenecen al sector hotelero, a tiendas 

minoristas de ventas de productos en divisas, aunque también están 

inmiscuidas en las aduanas y los puertos. De manera que, tienen un peso 

importante en la economía del país.


Las nuevas normas represivas del tardocastrismo involucran a militares 

en el aplastamiento de protestas populares, ¿cómo valoras estas decisiones?


Hay algo que es importante diferenciar. No es lo mismo ser militar, que ser un 

órgano represivo del pretendido gobierno. Involucrar unidades militares que no 

sean del MININT, constituirían una afrenta más a la nación cubana, aunque a 

la tiranía eso le importe muy poco o nada.




¿Cuál es la situación actual de la aviación militar cubana?


La situación de la aviación militar cubana, hoy por hoy, es un desastre, si la 

comparamos con la aviación de la década de los años 80 del pasado siglo. 

Quedan algunas aeronaves volando y cada día que pasa, los pilotos (por falta 

de entrenamiento) tienen menor preparación.


¿Qué papel desempeña la aviación de combate en una isla?


La aviación de combate, en una isla, viene siendo algo parecido a un 

portaaviones, pero en el caso de Cuba, esas plataformas estacionarias en el 

occidente, centro y oriente del país, tal y como sucede en todo lo demás, serían 

portaaviones sin aeronaves. No desempeñan ningún papel actualmente.


¿Cómo debe ser la aviación militar de Cuba democrática?


Creo, muy sinceramente que, en una Cuba democrática, no deberían existir 

unas fuerzas armadas, ni una aviación militar. En las condiciones económicas 

actuales, no sería una tarea de primer orden.


En años recientes hemos asistido a accidentes aéreos, con víctimas 

mortales, que involucran a helicópteros de la FAR, ¿cuál es tu valoración 

sobre esos hechos?


La mayoría de los accidentes (con víctimas mortales) que han ocurrido en años 

recientes, pueden deberse al estado técnico deficiente (por carencia de piezas 

de repuesto). Por lo menos, en el caso del último helicóptero accidentado en 

Santiago de Cuba, puedo afirmar que, el presunto helicóptero H-115 fue 

ensamblado a finales de 1983 o principios de 1984. De ser así, esa aeronave 

tenía (en el momento del accidente) más de 40 años de explotación.

Todas las piezas y componentes de la aviación, tienen una vida útil, señalada 

por la fábrica, en horas de vuelo. Incluso aquellas que permanecen en los 

almacenes y no son utilizadas, se vencen por tiempo calendario y deben ser 

revisadas antes de ser instaladas en las aeronaves.


No me parece que el régimen (debido a lo que cuestan esas piezas y 

componentes) se encuentre dispuesto a gastar dinero en el mantenimiento de 

esas aeronaves.


¿Te parece adecuado el uso de antiguos aviones y helicópteros militares 

con fines turísticos?


Siempre y cuando cumplan con los protocolos exigidos por la aviación civil 

internacional, su utilización puede ser autorizada. Una vez más, pongo en duda 

que el régimen le dedique un centavo a ninguna de esa aeronaves, a no ser 

aquella que realizan vuelos ejecutivos con los “dirigentes” de la dictadura. El 

H-115, presunto helicóptero accidentado en Santiago de Cuba, realizaba apoyo 

“logístico” a un vuelo ejecutivo de Raúl Castro y Díaz Canel.


Se debe tener presente que, cualquier accidente de vuelo transportando turistas, 

es responsabilidad de las autoridades de la aviación civil. Y como tal debe ser 

investigado.


Antiguos pilotos, técnicos y tripulantes de Aerocaribbean aun lamentan su 

desmantelamiento. ¿Qué sabes de aquella desventura?


Tuve la desgracia de ver las cuevas donde se iban a ubicar los helicópteros para 

su preservación. En ese momento era inspector de la sección de aviación de la 

DAAFAR para los helicópteros y mi opinión tenía que coincidir con la del 

mando superior. Como no estuve de acuerdo, con aquella decisión, pedí el 

retiro, en 1992 y pude separarme de aquel despropósito.

Mi opinión coincidía con la de la mayoría de los pilotos. Y ponían un ejemplo: 

Un automóvil parado, durante mucho tiempo, al intentar volver a ponerlo, en 

circulación, va a presentar infinidad de problemas. ¡Podrán imaginarse una 

aeronave! Un automóvil puede arrimarse al borde de la carretera. Una aeronave 

no tiene esa posibilidad.


En Cuba, suele hablarse mucho de los MIGs y poco de los helicópteros. ¿A 

qué atribuyes esa diferencia? ¿Cuál es el papel de unos y otros?


Te voy a ejemplificar con una anécdota:. En Cuba existían tres tipos de pilotos.

  1. a) los de la aviación de combate.

  2. b) los tripulantes de la aviación de transporte.

  3. c) la gente de los helicópteros.


Nuestros jefes militares, de ascendencia guerrillera (con muy pocas 

excepciones) despreciaban, casi por completo, a la aviación.. Entre las raras 

excepciones se encontraba el General Arnaldo Ochoa. Entre los que más 

despreciaban a la aviación, el general de división Pedro García Peláez (Pedro 

el malo). En Angola el que más depreciaba la aviación, en términos generales, 

era el entonces general de división Leopoldo Cintras Frías.


En la incompleta historia militar cubana, se enaltece Cuito Cuanavale y se 

obvian otros hechos como el desempeño de la aviación en Etiopía, durante 

la Guerra del Ogadén. ¿Qué pasó en Cuito Cuanavale, qué pasó en el 

Ogadén?


Aunque el mando militar cubano había advertido sobre la necesidad de evitar 

que la Fuerza de Defensa de Sudáfrica (SADF, por sus siglas en inglés) 

interviniesen, como ya había sucedido tantas veces, ocurrió́ lo inevitable; las 

unidades sur-africanas entraron en combate.


La provincia angolana de Cuando-Cubango, toma su nombre por encontrase 

situada entre los ríos de igual nombre, por lo que podemos catalogarla como 

una provincia mesopotámica. Jamba, donde se ubicaba el estado mayor de la 

UNITA, quedaba situada muy cerca de la franja de Caprivi, que es franco 

territorio de Namibia.


Si estas Brigadas de Infantería Ligera (BIL) de las FAPLA, hubieran sido 

apoyadas por las correspondientes unidades de helicópteros, jamás hubiera 

cantado el «Galo Preto*”, ni hubieran tenido, los surafricanos, la oportunidad 

de intervenir en la contienda. La historia de los cañones G-5 y G-6 hubiera sido 

bien diferente.


Un arma, tan moderna como son los helicópteros, fue menospreciada por el 

alto mando militar soviético. Menosprecio similar cometido por el alto mando 

cubano.


En ningún momento se utilizaron los helicópteros para contrarrestar los medios 

autopropulsados surafricanos y por el contrario, se desgastaron en la utilización 

de la aviación de combate que no estaba designada a tal efecto.

Los aviones Mig 23 y Mig 21 tienen muy pocas posibilidades en el combate 

aire-tierra, ya sea por su impresionante velocidad de vuelo, como por su escasa 

capacidad ofensiva.

                                     con Benigno Gonzalez Cortes, el guajiro, en Huambo

La cruda realidad es que, estas aeronaves, fueron diseñadas como caza-

interceptoras, con posibilidades limitadas de actuar en variante de 

cazabombarderos. Pero su función primordial es la interceptación de la 

aviación enemiga, mientras que los helicópteros MI-24, fueron diseñados para 

el combate contra medios blindados.


Ante el empuje de las brigadas FAPLA, las tropas de la UNITA huyeron 

desaforadamente hasta llegar al paso obligado del río Lomba, donde las 

unidades FAPLA fueron atacadas por las SADF, retrocediendo en desbandada 

hacia el único puente existente a tres kilómetros al sur de la confluencia de los 

ríos Cuito y Cuanavale.


Cualquier persona con preparación militar sabe que cuando (derivada de las 

acciones combativas) las tropas huyen en desbandada, generalmente se pierde 

la guerra. No fue el caso.


¿Por qué esa excepción?


La retirada desorganizada de las brigadas FAPLA comenzó́ aproximadamente 

el 15 de octubre de 1987, pero -increíblemente- no fueron perseguidas.


La guerra de Angola, como muchas de las guerras que han ocurrido en el 

llamado Tercer Mundo, no era una guerra convencional, aunque pudiera 

parecerlo a los menos entendidos.


En primer lugar, el soldado angolano (fuese FAPLA o fuese FALA) no tenía el 

sentido de patriotismo o nacionalidad que asiste a los soldados de países que 

hace mucho tiempo superaron la fase tribalista de la historia.


Y en segundo lugar, debido a su bajo nivel de instrucción académica y acervo 

cultural, tanto las tropas de la UNITA como las del MPLA, aunque tuvieran 

armamento de última generación y habían sido capaces de asimilarlos, se 

mostraron incapaces de darles la adecuada utilización; aun con la ayuda de los 

asesores soviéticos y sudafricanos.


De igual forma ocurría con los cuadros de mando. Cuando las FAPLA 

comenzaron la operación, los cubanos solo teníamos un grupo táctico 

reforzado en Menongue y una escuadrilla de aviación compuesta por cuatro 

aeronaves MIG-21*; incluido un avión de entrenamiento.


Las unidades FAPLA, que venían en retirada desde el río Lomba, se 

reagruparon a unos 20 kilómetros en la margen este del río Cuanavale, 

formando un arco defensivo*.


La escuadrilla (cuatro aeronaves) no participaba en la operación “Saludo a 

Octubre” porque formaba parte de una operación llamada “Olivo” consistente 

en combatir a los insurgentes de la UNITA (bandas guerrilleras). Lo que, en 

Cuba se conoció como “Lucha contra Bandidos (LCB). El MIG-21 UTI 

derribado (Teniente Coronel Manuel Rojas García) cayó fuera del Teatro de 

operaciones militares de la provincia de Cuando Cubango (Cuito Cuanavale). 


El derribo de Rojas (a la sazón jefe de la sección de aviación de la DAAFAR 

en la MMCA) ocurrió en las cercanías del poblado de Luvuei, a más de 200 

kilómetros de Cuito Cuanavale.


No participé en Etiopía, pero tengo algunas referencias de mis compañeros 

pilotos, participantes en las acciones combativas.



 Escuchándote sobre Cuito Cuanavale, recordé que Fidel Castro acusó 

públicamente al general Ochoa (1989) de desatender la guerra para 

ocuparse de negocios y que ese supuesto abandono de responsabilidad, lo 

obligó a mandar a Polo Frías como jefe del Frente Sur. ¿Fue justo Castro?


Totalmente falso. Ochoa estaba al mando de la Misión, desde septiembre de 

1987, o mucho antes, tendría que precisarlo.  El Frente sur (FS) se creó, 

bastante después. Antes del frente sur, existía una cosa que se llamaba ATS, 


Agrupación de Tropas del Sur, con sede en Huambo. Y el FS solo se crea, 

luego de que el general (de brigada) Cartaya (José García) que, se encontraba 

en Huambo, avanzara hacia Cuito Cuanavale con su Brigada de tanques.


En tu libro “La Guerra Innecesaria, Mesopotamia angoleña, Ruacaná*” 

explicas porqué Fidel Castro miente al hablar de Cuito Cuanavale como 

un solo frente. Los lectores de El Vigía de Cuba son muy jóvenes, ¿a qué 

atribuyes ese desliz de Castro?


Fidel Castro mentía, cuando hablaba de Cuito Cuanavale, porque lo hacía 

como un “todo incluido”, para no tener que dar explicaciones sobre el avance 

hacia Ruacaná. Muchos autores, siguiéndole la corriente a Fidel, llegan a decir 

que los dos flancos, del Frente Sur, cooperaban entre sí. Falso también, porque 

ambos flancos se encontraban separados por cientos de kilómetros y el terreno 

no era favorable para tal cooperación combativa.


¿Cuál fue el peso real de Cuba en el fin del apartheid?


En mi libro lo explico, se ha sobredimensionado. Sudáfrica estaba al borde de 

la quiebra económica por la segregación de la población negra y sus dirigentes 

más pragmáticos sabían que renunciaban al control totalitario de la economía y 

la sociedad o se hundían, como le pasó al comunismo en Europa del este.

El apartheid necesitaba mucha mano de obra asequible y liberaba a los negros 

evolucionaba o se extinguía; por tanto, el papel de Cuba fue un granito de 

arena, engrandecido por la propaganda oficial.


En el ámbito militar, Fidel Castro sabía que en el frente sur oriental no había 

otra opción militar que firmar empate; tablas en términos ajedrecísticos, y así 

se hizo para poder comenzar el desplazamiento por el flanco sur occidental, 

buscando la hidroeléctrica de Ruacaná. Con ese objetivo, se construyó -en 

tiempo récord- el aeródromo de Cahama y se repararon los de Xangonfo, N

´Giva para poder usar los aviones MIG-23 BN (Flogger H; especializado en a

taques a tierra).


¿Las cifras de bajas cubanas que publicó Sudáfrica son fiables?


En toda guerra, las cifras de bajas son tendenciosas de ambos lados. Las 

muchas bajas cubanas a las que se refieren los sudafricanos son falsas y 

desproporcionadas. Tuvimos más bajas por negligencias, ingestión de bebidas 

alcohólicas, accidentes de tránsito y enfermedades, que por acciones 

combativas, como detallo en mi libro.


De tu vida de piloto de helicóptero, ¿cuáles fueron tus mejores y peores 

momentos?


Mis mejores momentos. Los momentos de volar. Los peores momentos: 

Encontrarme con un jefe de tropas que me cuestionara cualquier decisión que 

fuera a tomar, referente al vuelo.


Anécdota: Un día que íbamos hacia Cuito Cuanavale, el jefe de la escolta del 

general Ochoa me dijo: “piloto vuela bien, mira que aquí va el general Ochoa. 

Mi respuesta: “yo vuelo bien siempre, porque me quiero más, a mí, de lo que 

pudiera querer al general.

Ochoa me escuchó, y esbozó una sonrisa cómplice.


¿Por qué vives en Portugal?


Vivo en Portugal, porque fueron unos amigos portugueses los que me ayudaron 

a salir de Cuba, por vía legal.

 



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Sucedió en Ciudad Trujillo 1959

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