lunes, 8 de febrero de 2010

Fidel Castro 50 años después


Acuden a mi mente los años de edad no podía imaginar que transcurrido medio siglo, mi país fuera a ser tan miserable.

Luego de la vergonzosa huída del dictador Fulgencio Batista, se había instaurado el caos en la Ciudad de La Habana. Asaltos a tiendas, destrucción y robo de parquímetros, venganzas por cuenta propia eran el orden del día. Luego vendrían los fusilamientos organizados al por mayor.
Son relativamente pocos los que después de enfrentar increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, en aras de defender un régimen que parecía justo, disfrutan alegremente cada nuevo aniversario.

Nuestros días no tienen nada que ver con aquellos de hace tanto tiempo. En nada se parecen. Hace cincuenta años tuvimos la esperanza de una Cuba mejor. Hoy, el mismo que traicionó la revolución cubana (Fidel Castro), vaticina la extinción de la especie humana, dando por sentado que, el que ignore su pronóstico no sabe nada de nada.


El pueblo cubano posiblemente sea uno de los más instruidos del planeta, aunque adolezca de lagunas profundísimas en su percepción del mundo moderno. El 25% de la mano de obra barata necesaria para las labores de una zafra azucarera basada en el trabajo esclavo había sido alfabetizada. Ahora es el desgobierno el dueño de las fábricas de azúcar (quedan menos de la mitad y su producción no rebasa la de 1902). Es el dueño de las plantas de productos de bienes de consumo (que se compran en el extranjero), de los almacenes (vacíos), de los comercios (vacíos), de la electricidad (carísima y escasa), de los teléfonos (muchos menos), los bancos (¿para qué?), las minas (en manos extranjeras producen), los seguros (son de risa), los muelles (vacíos), los bares (los que quedan), los hoteles (hasta hace poco solamente para extranjeros), las oficinas (llenas de burócratas empedernidos), las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la televisión. Un desgobierno dueño de todo. Y todo improductivo.

Fidel Castro jamás se cansará de culpar de todos los males al imperialismo yanqui y chauvinísticamente proclama que el país pertenecía a los norteamericanos. No dice, sin embargo, que hoy las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas y los mejores médicos han quedado para sus hijos y sus nietos. No para los cubanos. ¿Dónde están los mejores abogados? Ningún cubano tiene derecho a un abogado. En todo caso a un representante del ministerio público que asuma su defensa. Hoy los administradores y jefes son designados por el desgobierno y tienen, por obligación que estar identificados con el mismo.

Los miembros del Partido de Fidel Castro son los únicos que ocupan cargos. Ese es el neofeudalismo del siglo XXI que impera en nuestra patria. Funcionarios déspotas y crueles que impone el régimen a su antojo y por decreto cada vez que le conviene a sus intereses, para defender lo que durante 50 años le han robado al pueblo de Cuba. Ni de las tierras son dueños los campesinos cubanos, que el único derecho que tienen es recibirlas en forma de arrendamiento y trabajarlas.

Fidel Castro es capaz de jactarse de que Cuba pertenezca a los países del llamado Tercer Mundo. ¡Que vergüenza! Ha desperdiciado medio siglo “enfrentándose” al imperio, a costa del sufrimiento de su pueblo. Ahora, al final de la vida, solo se le ocurre vaticinar catástrofes climatológicas, supuestamente originadas por el ser humano (de países desarrollados) e incita a esos mismos pueblos a impedirlo a tiempo. Se burla de todos.


El cambio climático es tan teórico como lo puede ser la teoría darwiniana, que muchos dogmáticos la dan como pura verdad y hasta obligan a nuestros hijos a aceptarla como el origen de la vida. ¿Dónde están las pruebas de que los huracanes de hoy sean más violentos que los de 1926 o 1944? En el mundo las sequías son cíclicas. Fidel Castro solo escribe paparruchadas.


¿Qué batalla de Copenhague ni que ocho cuartos? Anuncia para las próximas décadas las penosas consecuencias, que de ser ciertas ya debíamos estarlas sufriendo.


De forma ladina exhorta a luchar, no ya contra el imperialismo yanqui, sino contra el mundo desarrollado “que trata de imponer sus estúpidos y egoístas intereses”. Llama honradas y valientes a los millones de personas engañadas por los medios de comunicación que se hacen eco de organizaciones mal intencionadas y seudo científicas, que solo buscan beneficios particulares, muy especialmente en el seno de (nada menos) la ONU.


Resulta que, los países desarrollados, supuestamente los máximos responsables del desarrollo de la teoría del cambio climático como consecuencia de las alteraciones provocadas por el hombre, han dado un golpe fraudulento en Dinamarca, al negarse a aceptar las condiciones que pretendían imponer países que supuestamente no son responsables del desarrollo de la referida teoría.


Los países desarrollados no se negaron a tomar medidas. Todo lo contrario, acordaron tomarlas. Lo que no aceptaron fue la imposición de algunas medidas promulgadas por países de tendencias neofeudalistas.


Esteban Lazo, un “señor” sin luces, fue el representante del desgobierno de los hermanos Castro Ruz en Copenhague. Una muestra de lo interesado que están en los asuntos del cambio climático. Fidel Castro cataloga de “lucha a fondo”, el papelazo de aquellos que se opusieron al discurso del presidente Obama y demás países desarrollados. Poco más y los tildan de “revisionistas” del tratado de Kyoto, donde hace más de 12 años pronosticaron catástrofes climáticas en los primeros 25 años del siglo XXI.


Miente Fidel Castro descaradamente, al decir que los países desarrollados pretenden hacer caer el peso de los “sacrificios” sobre los países subdesarrollados.


Ante la mano extendida de Obama, para mejorar las relaciones bilaterales, se esfuerza para provocar su retraimiento e insulta de gratis al primer presidente negro de Estados Unidos, calificando sus discursos de “huecos”, “demagógicos” y “justificativos”, “jefe imperial de edulcoradas palabras y gestos teatrales”. No tiene freno. Insulta también al Primer Ministro de Dinamarca, tildándolo de “adulón” y “complaciente”.


Fidel Castro se auto-cataloga de ser objetivo. ¡Que asco!

Al decir de Fidel Castro, los nueve minutos de intervención de Evo Morales, el Machu Pichu boliviano fueron de “profundos y dignos” conceptos, aunque fueran totalmente estériles. Después le tocó el turno a su imagen y semejanza, al intento de dictador totalitario neofeudalista Hugo Chávez, catalogando su discurso de “brillante”, ante las “vaguedades” y la “negación” del protocolo de Kyoto.


Los ocupadísimos Morales y Chávez, que no fueron capaces de aportar una sola idea (en la práctica no son capaces de nada) se fueron junto con el brasileño, a tomar por el saco, mientras que los dirigentes de los países desarrollados elaboraban un compromiso que pretendieron pasar como un acuerdo de una cumbre absurda, a la cual habían sido invitados países que poco pueden hacer para evitar el “calentamiento global”.


Al referido acuerdo se opusieron países como Tuvalu (que nadie sabe donde quedan esas islas) y lo siguieron las delegaciones de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y la representante del régimen de los hermanos Castro Ruz. ¡Mucha casualidad!


En fin, que la lucha contra la “Colosal Catástrofe” que se avecina y que solo pueden evitar los países desarrollados se ve frenada por unos regímenes de tendencias totalitaristas tercermundistas, porque consideran (y se basan en cálculos matemáticos fraudulentos) que constituyen un retroceso a las posiciones de Kyoto.

Fidel Castro dice que la cifra de 30 mil millones de dólares en tres años (a los países en vías de desarrollo) para sufragar los gastos que impliquen enfrentar el cambio climático (que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020) es engañosa, mísera, ridícula e inaceptable, por el volumen de las inversiones que se requieren.
Solo palabras huecas las de Fidel Castro. No dice el compromiso asumido por los países desarrollados para sí mismos.

Primero se coge a un viejo, decrépito y mentiroso…, que a un cojo.

1 comentario:

  1. Científicos chinos ponen en duda teoría del cambio climático
    3 mayo 2015 | 9
    Científicos chinos afirman que el calentamiento global es ficción.
    Tras reconstruir la historia de los cambios en la temperatura global de los últimos 2.500 años, un grupo de investigadores chinos llegó a la conclusión de que las altas temperaturas que se registran en la actualidad son inferiores a las registradas en otros períodos de la historia humana.
    Los análisis de los componentes químicos presentes en los caparazones de almejas gigantes y en muestras de coral, demostraron que las temperaturas del mar de China Meridional durante la Edad Media, entre los siglos V-XV, fueron más altas que las que se registran en la actualidad, según dos estudios recientes de la Academia de Ciencias de China, citados por el Instituto de Estudios Estratégicos Manquehue.
    Tras analizar los datos obtenidos, los científicos identificaron que entre el final de la época romana y la Edad Media se registraron periodos cálidos en la costa este asiática y el Pacífico occidental, lo que les permitió afirmar que las actuales temperaturas no son necesariamente inusuales.
    Estas evidencias contradicen la visión dominante que plantea que la etapa conocida como el Período Cálido Medieval, fue un fenómeno solo europeo y no mundial. Esta visión es tomada para evidenciar que el calentamiento global es causado principalmente por la actividad del hombre. “Estas evidencias se basan en datos reales, que demuestra que la temperatura actual está dentro de un rango natural de otros cambios ocurridos en el pasado”, afirman los autores del estudio.
    (Con información de Russia Today)

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