En el salón de protocolo del estudio de televisión, Enrique Ubieta estaba preparando la defensa de los decrépitos ancianos Castro Ruz en compañía del ignorante Willy Toledo. Se sentía satisfecho. Le estaban dando la oportunidad, en un país libre de expresar las opiniones de sus jefes (no las suyas). Esa misma oportunidad le está vedada, en Cuba, a cualquier persona, de adentro o de afuera.
Minutos más tarde llegó el abogado defensor de la tiranía de los decrépitos hermanos Castro Ruz, el miembro del Partido Comunista español, el otro Willy, de apellido anglosajón. Hizo su entrada, al salón junto a Pedro Zerolo del PSOE.
Al pobre Zerolo, que no le queda otra alternativa que respetar la política de la “Alianza de Civilizaciones” promulgada por el líder de su partido político y Primer Ministro de su Majestad, el Rey Don Juan Carlos, mucho antes de comenzar el programa, ya estaba diciéndole al otro Willy y a Ubieta, que le resultaba difícil la defensa de una posición de diálogo, cuando el régimen de los hermanos Castro Ruz actuaba de la manera que lo hacía.
Zerolo, al igual que Zapatero, quiere que las personas interioricen que ellos quieren decir mucho, pero no dicen nada. ¿Es a eso que los españoles llaman “talante”? No sé que le respondieron el otro Willy y el del “burrito” (con escopeta y todo). A tamaña incongruencia es difícil responder, aun para degenerados de tanta experiencia. No pretendo buscar palabras que no resulten ofensivas. Son unos degenerados y “punto pelota”, como dice una famosa de la T.V. española.
Moragas entro de último. A Ubieta le disgustó. No le dio la oportunidad de “enseñarle las cartas”. Desde el inicio del programa se le notaba nervioso. Necesitaba hacer un buen papel, para continuar recibiendo prebendas a su regreso a Cuba. La va a tener difícil. Parecía un periodista aficionado. Hasta los actores, que participaban en el programa, sin ser periodistas ni políticos lo hicieron mejor que él.
La cobardía (de Ubieta) es tanta que se molestó por que hubiesen sentado a Zerolo a la izquierda, como si el Partido Socialista Obrero de España fuera de derechas. Lo que sucede es que es la otra izquierda. No la de Ubieta. Hubiera preferido permanecer al lado del abogado. Del otro Willy. Seguramente fue hecho con mala intención. “Los capitalistas” son así de calculadores.
Lo habían situado entre un opositor del régimen totalitario y una actriz. Por cualquiera de los dos lados se sentía nervioso: Lo más probable es que la actriz fuera una carnada de la CIA para comprometerlo. Que la actriz hubiera firmado una condena al régimen de sus jefes era lo de menos, pero no debía mirarla, para evitar problemas con la Contra Inteligencia.
De lo nervioso que estaba, hasta el público le molestaba. Eso se lo habían advertido. No es el mismo tipo de público que asiste a las mesas “retontas” que a diario trasmiten por la televisión del régimen neofeudal. Militantes del Partido Fidelista y su cantera. Obligados a participar, como tarea partidista. Se incluye, como mérito en la evaluación anual del militante, que se inserta en el expediente personal.
Ubieta se siente feliz cuando escucha que al público le dicen que habrá un combate de gladiadores. Ya sueña (despierto) con el coliseo romano y él, de frente para el Cesar caribeño, diciendo la famosa frase: “morituri te salutant”.
Como todo programa de televisión, tiene imágenes editadas, que, supuestamente, los participantes han visto con anterioridad. No es el caso de Ubieta. No lo habían dejado ver (la policía política del régimen totalitario) las intervenciones de Vargas Llosa, ni de Montaner. Al cobarde intranquilo, le temblaban las manos, pero no era miedo escénico. Era, en buen cubano, pendejismo. Solo le habían comunicado la última parte, donde Vargas Llosa dice que el régimen está en su fase final. Se preguntaba interiormente, que responder a eso, cuando es obvio que los octogenarios se encuentran a un peldaño de la muerte. Y el régimen de oprobio con ellos.
Se siente molesto. Moragas es tajante. Zerolo, muy a su pesar (a pesar de Ubieta) reconoce que el régimen de los hermanos Castro Ruz es una dictadura (y no la llama del proletariado).
Los dos Willys (ni que fueran jeeps de fabricación en serie) se van por las ramas. Comparaciones absurdas. A eso el pendejo le llama jabs al estómago.
Señor periodista: El “Jab” es un golpe que se utiliza, en el boxeo, para mantener la distancia, para iniciar una combinación. Es un golpe de engaño, para una acción posterior. Se utiliza para preocupar al rival. No es recomendable utilizarlo en dirección al estómago. Pero bueno, usted mismo lo ha dicho. Los dos Willys, con sus absurdas comparaciones, estaba haciendo eso: Engañar a los espectadores. Pre-ocuparlos con algo que no tiene nada que ver con lo que sucede en mi país. Muy lejos estuvieron de propinar golpe alguno. Todo lo contrario. Dejaron la mala impresión del que defiende a ultranza, una causa injusta.
Varios de los participantes les recuerdan que se está debatiendo sobre la situación imperante en Cuba.
Ahí es cuando le dan la palabra a Ubieta, que comienza a cantinflear, poco más o menos con las características de los Willys. Se justifica. No le alcanza el tiempo. Trastabillea. Quiere explicarse. No puede. El "imperialismo" le da la palabra a Moragas cada dos intervenciones.
Para justificarse ante sus amos, dice que Moragas se desmorona. Lo que apreciamos fue un gesto, como el que busca paciencia. Imprescindible para soportar las imbecilidades de los dos Willys y el cretino totalitario.
Para ser honesto, debo decir que los opositores, invitados al programa, no estuvieron a la altura. No obstante, sus intervenciones fueron claras y precisas. Contrastaban bastante con la verborrea diversionista de los Willys y comparsa. Definitivamente los Willys se quedaron por debajo. Que decir de Ubieta. El pobre hombre. Desacreditado. Esos son los cretinos útiles que utiliza el desgobierno. El día menos pensado lo desaparecen del mapa
La actriz, definitivamente es de la CIA o, mejor dicho, de la inteligencia española al servicio de la CIA. Le llama dictadura al régimen para congraciarse con Moragas, pero le hace señas a Ubieta y, “sin querer” le roza la pierna izquierda. La mirada despreciativa es provocadora… La coordinadora le ha dicho a Ubieta que le resultó muy difícil, encontrar personas que estuvieran dispuestas a escuchar más de lo mismo en defensa de una satrapía inmunda.
Los Willys y Ubieta, en su emulación totalitaria, a ver cual de ellos dice la mentira mayor, continúan tergiversando. En lugar de hablar sobre el problema de Cuba y el régimen tiránico que la desgobierna durante más de cincuenta años, hablan de Franco, de Chávez, de Honduras (ni ellos mismos se acuerdan de Zelaya), del embargo, que los tres (a una) le llaman “bloqueo”.
Moragas hace acopio de paciencia. Le dice a Ubieta. “Tu, que escribes para Abuelita”, le llamó Granma (en inglés), “ve a ver si en ese periódico le dan posibilidades de discrepar del partido a algún opositor”. Esa fue una estocada magistral. Nuevamente Ubieta se va por los laureles del enemigo. Sin proponérselo, Ubieta reconoce que no es periodista. Se llama, a sí mismo, comunista. Ya no sabe ni lo que dice. Los nervios lo traicionan.
Se queja, plañideramente, de que le restringen la libertad de expresión. Es la libertad que en Cuba le es prohibida al pueblo cubano.
Le dio una entrevista a la cadena SER, de una hora de duración. Su intervención fue tan repetitiva y argumentó con tantos ejemplos que nada tenían que ver con el caso cubano, que la entrevista solo dio para tres brevísimos cortes que no llegaron al minuto. Luego, tres comentaristas estuvieron media hora mofándose del no-periodista ignorante.
Todo se vuelve justificación.
La justificación es el pretexto de los fracasados.
Como buen totalitario, los únicos que tienen totalmente la verdad, son ellos. Los otros, somos cuando mejor nos tratan, “contrarrevolucionarios”. ¡A mucha honra!
Fue tan desastrosa la intervención de Ubieta, en 59 segundos, que los medios nacionales españoles, que habían concertado entrevistas para después que finalizara el programa, cancelaron.
Ubieta miente tan mal, que se contradice constantemente. Primero dice que ha concedido entrevistas. Luego dice que en los periódicos para los que escribe Moragas, todos están editorialmente obligados a escribir régimen, por gobierno, cuando de los hermanos Castro Ruz se trata. Aquello en realidad es un des-gobierno, pero no es políticamente correcto escribir de esa forma y se le da un trato menos ofensivo.
La línea editorial es una política predeterminada por la dirección del vehículo de comunicación o por la dirección de la empresa. Ella indica sus valores, apunta sus paradigmas e influencia decisivamente en la construcción de su mensaje.
Ubieta, acostumbrado a los medios controlados por un sistema totalitario, donde todas las líneas editoriales son comunes, no entiende que un periódico de extrema izquierda, como “Público”, le conceda una entrevista “light” y una televisora de centro lo ponga contra las cuerdas y no les permita los consabidos subterfugios.
Cuando le toca la entrevista a Fariñas, la moderadora, que al contrario de Randy Alonso, no dedica todo su tiempo a estos menesteres, se confunde y le pregunta por que motivos se encuentra preso. No olvidemos que Zapata muere, prisionero de conciencia, en huelga de hambre.
Miente descaradamente Ubieta al decir que no se vio la cara de desconcierto, de la presentadora, en la edición posterior. Si se vio. Y la debe haber pasado muy mal. No estaba bien preparada.
Zerolo le da la estocada mortal a Ubieta, cuando dice que los ejemplos que los dos Willys, y el mismo, plantean no son procedentes, desde el momento en que, en Cuba, no existe un régimen democrático. El sistema político impuesto a Cuba por los hermanos Castro Ruz no es un Estado de Derecho.
El cobarde comete el error (imperdonable) de decir que, de ser así como dice Zerolo, el régimen de los hermanos Castro Ruz pudiera ser derrocado por la fuerza y una coalición de estados pudiera acometer dicha empresa.
La farsa de constitución, copia (Blas Roca fue el copista) fiel de las constituciones de la ex-URSS y demás países ex –socialistas no fue aprobada en plebiscito democrático. Imperaba la tiranía de los hermanos Castro Ruz. Eso no es democracia. A partir de ese punto de vista, es imposible dialogar con una persona que no quiere escuchar, sino imponer su mal intencionado criterio.
Zerolo y Moragas son demócratas con puntos de vista diferentes en cuanto a desarrollo de la sociedad se refiere. Ubieta sirve al amo que le da huesos a roer. Los Willys no se sabe lo que son.
Para terminar este artículo, debo decir que, después de vivir más de 40 años bajo una dictadura totalitaria, neofeudalista, prefiero ser de extrema derecha, antes que pronunciarme a favor de un partido político que, en democracia, ostente el nombre de socialista. Aun, cuando del socialismo que se trate no tenga nada que ver con el engendro que surgió en 1917 en la Rusia de los Zares y que aun persiste en mi querida Cuba.