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lunes, 7 de junio de 2010

El Sistema Neofeudal Latino Americano

Solo en esos tiempos oscuros, que fueran conocidos como la Unión de los Consejos de las Repúblicas Socialistas (1917-1991), signada por la férrea omnipresencia de la ortodoxia “comunista”, el fanatismo estalinista y sus asesinatos colectivos, unido a una SGM, como resultado de la cual los países de la Europa oriental se vieran oprimidos, por la bota soviética, durante 46 años, se pudo imponer la idea de que el totalitarismo neofeudal (llamado socialismo) es intocable, eterno y la única doctrina capaz de emancipar a los trabajadores.
Sobre esta visión del mundo, “revolucionario” y represivo, intolerante e inhumano, se logró impregnar en las personas la sumisión a las leyes de los desgobernantes y su sistema de partido único. Hasta que, como consecuencia de su improductividad, se desmerengó de propia mano y nuevamente los pueblos del este europeo caminan por senderos democráticos, tan duramente combatidos por aquel sistema.

No fue la inteligencia de los hombres, ni del arte, ni de las ciencias o las “nuevas” ideas que se oponían a las conquistas de las revoluciones burguesas lo que dio al traste con aquella “ideología del igualitarismo”. Durante casi un siglo los neofudalistas totalitarios engendraron textos, inventaron instituciones y constituciones, experimentaron formas de gobiernos (considerados por ellos democráticos) y estados laicos. Unido a esto, conculcaron los derechos humanos (aun siendo signatarios de los mismos) y establecieron nuevas leyes y códigos. Fue, sin duda, un enorme paso hacia atrás. Un retroceso, de esa parte de la humanidad, hacia las tinieblas de la edad media. Nunca formaron parte del Siglo de las Luces, en tanto hacían caso omiso a los preceptos de la Revolución Francesa.

Esos mismos funcionarios, que en su día parecieran revolucionarios al proclamar y luchar (aparentemente) por alcanzar los anhelos progresistas de la clase obrera, mostraron sus verdaderas intenciones al alejarse (utilizando engaños y mentiras) de sus ideales primigenios o interpretándolos de manera lesiva para los pobres de la tierra.

Ante más de 8 décadas de anquilosamiento, les fue imposible mantenerse en el poder. Nada les valió proclamar como un triunfo del sistema totalitario, el proceso de descolonización de territorios que una vez fueran posesiones de regímenes feudales. Verdaderamente, el proceso de descolonización era una necesidad imperiosa del sistema democrático burgués.

De nada les sirvió propalar la idea retrógrada del imperialismo, donde unos países propugnan la dominación de un país sobre otro, al mejor estilo feudal. De hecho, mientras su propaganda imperialista le daba la vuelta al mundo, los neofeudalistas totalitarios imponían su sistema a sangre y fuego en los países de la Europa oriental.

Para sorpresa de cualquiera que lea este artículo, comprenderá que el neofeudalismo aun no ha terminado, sino que acaba de empezar. Hoy, en pleno Siglo XXI y tras la estela de un fracasado neofeudalismo tropical, se pretende engañar nuevamente a los proletarios del mundo con los viejos cuentos irracionales, de fanatismo ilimitado. Repartiendo a diestras y siniestras el patrimonio nacional de los países en que se han enquistado, pretenden convertirse en custodios de la perversa maquinaria de sometimiento, al más puro estilo de Josef Duglashvili.

En el fondo, hoy como ayer, se envuelve en frases populistas, y en preocupaciones morales (Evo Morales), que no pasan de ser sino intereses egoístas de los funcionarios en el poder. El eslabón más alto de la especie humana, “el revolucionario” y su supuesta invencibilidad, intenta ser, junto al “hombre nuevo” (copia de la doctrina fascista), el mecanismo que garantice el poder de “la clase obrera”. Mientras tanto, los funcionarios en el poder, despilfarran a sus anchas.

En consecuencia, es perfectamente lógico, desde ese punto de vista, que se rechace toda intención de interpretar los derechos humanos desde un punto de vista contrario a sus percepciones. Especialmente la Constitución, que debe ser revisada y cambiada para que se ajuste a su forma de desgobierno. Luego la reformularán para hacerla inamovible o dicho de otra forma, tan eterna como el sistema neofeudal que pretenden imponer.

Siempre que los demócratas intentan defender las leyes, aparecen los viejos lobos vestidos de “revolucionarios”, llamando a cerrar filas contra los burgueses imperialistas, mientras propagan la nefasta idea del igualitarismo.

El problema, que ellos llaman socialismo, no es más que neofeudalismo. Es retornar a los viejos tiempos medievales. La diferencia estriba en que ahora no son llamados “señores feudales”. Ahora se llaman “compañeros funcionarios”. Es increíble, que después del ejemplo de la Unión Soviética y el Campo Socialista y su fallido sistema económico, causante del atraso tecnológico-industrial de aquellos países (que fueran desarrollados), proyectos de dictadores vitalicios y funcionarios acólitos de paisitos tercermundistas (subdesarrollados) engañen a sus pueblos con la misma teoría del fracaso.

Donde se resume la teoría neofeudal es en sus preocupaciones y ocupaciones, con respecto a lo que llama “soberanía nacional”. Es aquí donde se evidencian los estrechos vínculos entre el feudalismo medieval con el pensamiento y la práctica política más neofeudalista del sistema que pretenden imponer:

“Nuestra soberanía está siendo colonizada por los consorcios internacionales (empresas de países extranjeros)…” “Nuestras fronteras peligran”. “Podemos ser atacados en cualquier momento”. “Nos preocupa nuestra seguridad nacional y los intentos de asesinato de nuestro máximo líder”.

Para “defenderse” de esos peligros, poco a poco van tomando una serie de medidas:

Nacionalización de empresas extranjeras y nacionalización de bancos extranjeros, siempre bajo el pretexto de consolidar la “independencia nacional”, a la vez que pertrechan las fuerzas armadas de sus respectivos países. No tanto para combatir las supuestas agresiones externas, como para estar preparados para reprimir a su propio pueblo.

lunes, 19 de febrero de 2007

A propósito de las nostalgias izquierdistas de algunos pueblos latinoamericanos:
Materialismo histórico vs. dialéctico, o la Filosofía del desastre.
(tomado de la Nueva Cuba)
Nota: Las negritas entre paréntesis son de Manchiviri

Repasando la Filosofía Marxista-Leninista a la luz de la desaparición de la Unión Soviética y del Campo Socialista, excepto Cuba y Corea del Norte (China y Viet Nam son ya hoy economías semi- capitalistas), lo primero que llama la atención del que tuvo que estudiar esta materia en Cuba en los años del esplendor soviético es cómo el materialismo histórico ha sido derrotado por la propia historia, y cómo las revoluciones socialistas violaron las leyes de la dialéctica de esa propia historia.
Si analizamos las revoluciones burguesas europeas, específicamente la francesa, que fue la más sangrienta y espectacular, veremos que ya desde antes de estallar, la burguesía tenía el poder económico, y la economía de tipo feudal había sido sustituida por una economía capitalista, en la que el comercio y las manufacturas determinaban ese poderío económico, mientras que el poder político estaba en manos de los señores feudales (nobleza) y el clero.

Por esta clara y evidente razón, la burguesía, apoyándose en los siervos y en el incipiente proletariado, comienza una revolución para arrebatarle el poder político a la aristocracia feudal, pero sin necesidad de transformar la economía, que ya era capitalista. Una vez que se alza con el poder político, la burguesía consolida su poderío económico, eliminando las trabas feudales que la frenaban, y se dedica a fortalecer las bases capitalistas de dicha economía.

Desde el punto de vista de la dialéctica (lógica) marxista, pudiéramos decir que en vísperas de la Revolución Francesa, ya la economía había sufrido las transformaciones previas necesarias para convertirse en capitalista, mucho antes de que la burguesía se lanzara a luchar por el poder político.

Si nos trasladamos mucho más atrás, a la transición del esclavismo al feudalismo, veremos que la economía basada en el trabajo esclavo va siendo sustituida paulatinamente por la economía feudal, sustentada en la explotación de las tierras de los señores feudales por los campesinos, siervos de éstos, sin necesidad de ninguna revolución, y sin que los esclavos tuvieran que tomar el poder político.

Este proceso se repite en lo esencial en el Siglo XIX, en el proceso de abolición de la esclavitud, cuando a partir de las revoluciones industriales de finales del XVIII en Europa y en los Estados Unidos, la máquina baja los costos de producción y eleva grandemente la cantidad de productos a comercializar, por lo que para el buen funcionamiento de esta economía de mercado era necesario convertir a los esclavos en obreros asalariados (operadores de esas máquinas) y compradores de esa avalancha de productos con el dinero que recibían por la venta de su mano de obra a los capitalistas. Negocio redondo en verdad, pero que mejoraba sustancialmente la calidad de vida del ex-esclavo y en general de toda la sociedad.

Karl Marx se percata del funcionamiento dialéctico de la economía, motor impulsor de la sociedad, pero se equivoca cuando trata de aplicar al combate de esa nueva explotación (más sutil que la esclava pero todavía con grandes injusticias) sus conclusiones sobre las leyes que rigen el desarrollo de la Historia.

Formula una sociedad ideal, donde la clase obrera, que no tiene el poder económico, tomará las riendas del poder político (Marx no dice como) y acabará con "la explotación del hombre por el hombre" (una falacia marxista), desplazando a la burguesía de las riendas (término poco científico, como si la sociedad fuera un animal de tiro) de la sociedad, a la que enajena en una supuesta lucha de clases, antagónicas e irreconciliables, que no tiene perdón, pues las supuestas fronteras entre las clases las determina el esfuerzo y la superación de cada individuo, “y no una separación resentida y envidiosa del que no tiene o tiene poco ante el empresario exitoso o la clase media emprendedora” (el espacio entre comillas es un comentario del autor que nada tiene que ver con la doctrina marxista), olvidando que el capitalismo se nutre de la abundancia y de las ventas, y que por simple interés procurará que la gente tenga trabajo y consuma, para que el Mercado no se desplome (a lo mismo aspira el trabajo de Marx y Engels).

Lenin, que es el primero en llevar a cabo una revolución socialista (a la luz de la historia ya el autor debería cambiar el término socialista por el de totalitarista) guiado por los postulados marxistas, viola las leyes de la Historia en Rusia, un país semi feudal, lanzando a un proletariado incipiente, sin ningún poder económico, a la conquista del poder político. Una vez en él, lejos de basarse en una estructura económica previamente transformada, como sucedió en la transición del feudalismo al capitalismo, se lanza a imponer por la fuerza las nuevas relaciones de producción socialistas, basadas en la propiedad estatal sobre los medios de producción y servicios, desmantelando la estructura económica existente, tanto en la industria (atrasada en relación a Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos), la agricultura (de corte totalmente feudal), el comercio como en el transporte (continuaron utilizando el ábaco hasta finales del siglo XX y el transporte apenas existía, solo un intento fallido de ferrocarril), creando un caos tal que se vio obligado a dar marcha atrás, dictando una "Nueva Política Económica", su famosa "NEP", que no fue más que una retirada a tiempo hacia la economía de Mercado, para tratar de evitar la hambruna y el desabastecimiento total.

A la luz de hoy, esto es comparable a que la burguesía francesa hubiera permitido o exigido a los obreros que volvieran a ser siervos de la gleba (esta comparación es un poco inexacta, más bien hubiera sido decirle a los burgueses que dejaran atrás sus ideas revolucionarias de producción y dirección de la economía y se adaptaran a los métodos aristocráticos para detentar el poder político, de ahí que en Europa aun existan gobiernos más parecidos a las antiguas monarquías que a las democracias representativas) después de la Revolución, cosa que no habría logrado por supuesto por ningún medio, como tampoco los abolicionistas ingleses, si hubieran tratado de re-esclavizar a los nuevos asalariados de la era del vapor.

O sea, que la necesidad de la NEP es el primer testimonio práctico del fracaso del Materialismo Histórico aplicado a la Historia (es el fracaso de un régimen tiránico impuesto a la fuerza y sin basamento económico alguno), valga la redundancia, y recordemos que "la práctica es el criterio de la verdad", según el propio Marx, así que los socialistas (totalitaristas) no han querido ver (no quisieron ver, no, lo hicieron a propósito y en beneficio propio) en esa práctica lo que fue demasiado evidente para los millones que murieron de hambre en la Unión Soviética en 1930, gracias a que "el padrecito" Stalin quitó la NEP inmediatamente después de la muerte de Lenin, sumergiendo al país de lleno en la anti-economía socialista (totalitarista), porque no puede llamársele de otro modo, al no garantizar ni siquiera la comida de las grandes masas.

Resumiendo: Es cierto que existen leyes generales que han funcionado a través de la Historia, pero el Materialismo Histórico (el materialismo histórico no, echémosle la culpa a los políticos que han interpretado a su forma y conveniencia las ideas de Marx y Engels) las interpretó a su modo, enunciándolas equivocadamente, (falso) pues la revolución proletaria no se realizó con la economía transformada previamente en estatal (cierto), ni con la clase obrera detentando el poder económico antes de tomar el poder político (totalmente imposible, los esclavos jamás detentaron el poder económico), como había ocurrido antes con las otras revoluciones sociales como la Francesa (no les parece que, la revolución francesa, es la primera vez en la historia que los esclavos, devenidos en siervos de la gleba, devenidos en burgueses, detentan el poder?).

Sin preparación económica previa, e ignorando las leyes del Mercado, es decir, de la oferta y la demanda, así como las ventajas de la competencia, la clase obrera no fue capaz de superar dialécticamente a la economía capitalista (es que en ésta ocasión no son los obreros lo que se apoderan del poder, en éste caso es un grupo seudo-intelectual, descendiente de la burguesía la que se apropia del poder político), como en una verdadera "negación" de aquélla, por lo que el Materialismo Histórico marxista ha sido invalidado por la propia práctica, previsible desde un verdadero enfoque dialéctico, que sale invicto en medio del desastre de la filosofía (leninista-estalinista, si es que se le puede llamar filosofía a esa burda maniobra) socialista.

Baltasar Martín
 

Sucedió en Ciudad Trujillo 1959

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