Crítica al libro “FRONTERAS” del General de Brigada
(fallecido) Enrique Acevedo Gonzalez (sexta parte)
La Brigada 40 de Tanques en Lubango, Sur de Angola (continuación 1)
pregunta, según nos relata: “¿Como es posible que un jefe experimentado
tenga estas ideas?” ¡No nos da una respuesta! Sin embargo, ya se muestra
convencido de que, con estas ideas, va a ser difícil (“bajo su dirección”) las
tropas cubanas se libren de un descalabro. Afirma (refiriéndose a Ochoa) que
lo han cambiado, que se encuentra vencido de antemano y declara sus
intenciones de, hacer llegar a Cuba, estas “inquietudes”. Acevedo ya está
traicionando a Ochoa, antes de comenzar la campaña.Espera poder
comunicárselo a su hermano Rogelio, el cual debe llegar, a Angola, el mes
siguiente.
De repente, entra en pánico, cuando el AN-12 comienza a realizar un giro
brusco descendiendo en altitud, con banqueo cerrado, lanzando cohetes
térmicos. Se encuentran sobre el aeródromo de Lubango. Se trata de unas
maniobras que, la aviación de transporte ha comenzado a utilizar (como
norma) con el fin de evitar, posibles derribos con los cohetes tierra aire
“Stinger” que los Estados Unidos le ha proporcionado a la UNITA. Se
preocupa mucho, cuando siente crujir el fuselaje de la aeronave. Luego le
dicen que los despegues se realizan de igual forma.
A Enrique Acevedo le gusta la ciudad de Lubango, siempre la deseó.
Una meseta de 1,600 metros de altitud sobre el nivel medio del mar. Es un
lugar en el que no se pasa calor, aun siendo pleno verano. El clima le recuerda
al de España o Portugal. No tengo idea de cuando Enrique Acevedo vivió en estos
países que menciona, pero no es totalmente cierto lo que dice. Solo en el sur de
la península ibérica, podemos realizar semejante comparación. Agrega que,
manzanas, peras y uvas son cultivadas en abundancia, lo cual resulta otra
falsedad en aquel momento. ¡Tal vez fueran abundantes para los generales
como él! Se retracta inmediatamente diciéndonos que eso es cosa del pasado.
Ahora solo se ven sembrados de subsistencia.
Se presenta en la jefatura de lo que serían los restos de la ATS y ve una
instalación que, fuera en su momento portuguesa, de so pisos (andares en
portugués), con barracas anexas, que albergan a un batallón de infantería. Dice
que le ha tocado, lo peor del reparto. Lo recibe el General Fleitas*.
Fleitas es más animoso que Ochoa, pero tampoco es agradable. Luego se
instala en una casa que, ya le han dicho (que en breve) tendrá un nuevo dueño.
Fleitas le da a escoger dos opciones: puede ir para otra casa, junto con los jefes
de secciones de la brigada, o en un refugio, a cuatro metros de profundidad y a
8 kilómetros de la ciudad. No le han asignado un transporte personal.
Sufriendo el mal humor de los recién llegados, se cruza con un soldado que le
saluda militarmente con la mano izquierda (eso, en el lenguaje militar,
constituye una burla) y Acevedo le replica “¡Que chistoso!”. Luego se entera
que, aquel soldado que le saludó, era la mujer de un buen amigo. Que no se
estaba burlando, todo lo contrario. Por ignorancia y ser “esposa acompañante”,
había intentado saludarlo lo mejor posible. Pasó mucha pena...
*A Arnaldo lo mandan a Angola porque la situación era muy complicada; ya
habían mandado a Polo (Leopoldo Cintra Frías) para sustituir a Mandarria
(Gustavo Fleitas Ramírez) que no estaba capacitado para afrontar una
situación tan complicada como la creada por la irresponsabilidad de
soviéticos y angolanos. (N. de Cibercuba 13 de julio 2019)
La unidad que va a dirigir, tiene como base tres grupos tácticos (algo así como
un batallón reforzado) con artillería propia, defensa anti-aérea y 31 tanques,
más una compañía de infantería. El grupo táctico de infantería está compuesto
por transportes blindados BMP y BND, más una compañía de tanques. Está
también el grupo anti-aéreo mixto, otro de artillería reactiva y varias pequeñas
unidades. En total tendrá bajo su mando directo, unos 4 mil efectivos. Además
de todo esto, existe también, una compañía de exploración en profundidad, sin
técnica, actúa por sus propios pies, de la cual Acevedo no tiene la mínima idea
de como emplearla. Le dicen que “el ejército rojo utilizó unidades parecidas
durante la SGM”. Agrega: “el experimento ha vuelto a resurgir aquí”. Pasa un
día en cada uno de loa campamentos.
Se queja, amargamente de las condiciones de vida que le ha tocado en la
Brigada 40. Vivir soterrado a 4 metros de profundidad, con mucha humedad y
frío permanentes, aunque las paredes de los refugios están revestidas con
cemento.
El primer recorrido lo hace, al supuestamente - último bastión y puerta de
escape - , Mosamedes. Acevedo le llama “Dunquerque”. Cuando el verdadero
Dunquerque (enano) es Cuito Cuanavale, (N. del autor).
Ya en Mosamedes puede apreciar que, la mitad del muelle de embarque, se
encuentra obstruido por el buque cubano “Habana” hundido a principios de los
años 80.
Porto Alexander. Aprovecha y tiene una noche de pesquería, como a él le
encanta. Esta vez, al parecer no puede cazar, pero algo es…, algo. En una hora
han capturado más de 100 libras, entre peces sable, capitán y curbinas. Le
dicen que fue una noche floja. Las hay mejores en el invierno austral.
Preocupado por tener que dormir bajo tierra, se entera de que el jefe de
“logística” (retaguardia) será relevado y que el apartamento que él ocupa no ha
sido “intervenido” (utiliza esta palabra) por la ATS y sale a verlo. Se puede
aprovechar, dice Acevedo. Está en un tercer piso de un edificio de
apartamentos en donde también viven 5 oficiales de las FAPLA y de la DISA.
Se encuentra a un costado de una estación de policía y es por eso que no tiene
necesidad de poner postas cubanas. Le asignan un cocinero que, según
dicen…, se le acabó la cuerda. Es taciturno y se disocia fácilmente. Es el
perfecto. Uno joven puede caer en la tentación de llenarle el apartamento de
mujeres, a sus espaldas. Entonces realiza el siguiente comentario: “Los
cubanos, hay que reconocerlo, tienen aceptación entre las cabritas* y las negras
que hablan portugués”…
*Se dice de una mujer disoluta. No creo que Acevedo tuviera intenciones de ofender. Tal vez no
supiera el significado de la palabra. (N. del autor)
Ahora que ya está instalado, le toca convivir (varios días) con un “personaje”
que no le causa “impresión favorable”: Norberto Fuentes, el que anda en poses
de “heroico reportero”. Lo describe de la siguiente manera: “A las 5 p.m. con
un vaso de ron en la mano, sienta cátedra d estratega, si tiene alguna víctima
cercana, haciendo derroches de supuesta gracia y pedantería. A pesar de ser
más viejo (en edad) que Acevedo (dice que ronda los 50 años) es coqueto y
frívolo al vestir: botas de lona y, pantalones camuflados, camisa blanca,
chaqueta caqui de cazador, sombrero australiano y gafas Ray Ban*. A la
cintura, una pequeña pistola (que Acevedo no sabe si sabrá utilizarla), en fin un
añejado de Indiana Jones. A su lado, como una sombra, su ayudante-secretaria.
Una mujer alta que utiliza ropa militar (una talla mayor), sin maquillaje y con
el pelo recogido en un moño.
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