Crítica al libro “FRONTERAS” del General de Brigada
(fallecido) Enrique Acevedo Gonzalez (cuarta parte)
El Regimiento Centro (continuación 7)
La continuación del relato es de lo más interesante y nos muestra como eran
las cosas en 1977, cuando todavía se podía andar en solitario por Luanda. Pero
Acevedo nos confirma en su libro “Fronteras”, no solo esto, sino que también
se podía andar por carretera sin correr muy poco riesgo. Es por eso que, en mi
libro “La Guerra Innecesaria”, relato el trayecto de una columna de las tropas
de la DAAFAR, al frente de la cual iba el Capitán Sanfiel y nos llevaba
armamento de aviación desde el este hasta Negage*.
*Mientras las tropas avanzaban a campo traviesa, los medios aéreos
esperaban, pacientemente, en Negage por una caravana que procedente de
Luena nos traía un radar P-12, sin el cuál nuestra aviación, de caza, no
podía operar. Esta caravana, al frente de la cual se encontraba el Capitán
Sanfiel debía proveernos de las bombas de 250 Kg, con las que le íbamos a
asestar un golpe “demoledor” al enemigo que tantas bajas nos había
causado. Solamente, en el helicóptero de Emilio habían muerto 14
compañeros. (página 96, segundo párrafo
https://www.amazon.com/Guerra-innecesaria-Mesopotamia-angolana-
Ruacana/dp/1535570792 (nota del autor)
Más adelante, nos refiere la rara propuesta del jefe de los asesores civiles
búlgaros de Malanje, trabajadores que supuestamente potencian la siembra
mecanizada de algodón. El hombre le cuenta al General que allá en Bulgaria el
había sido guerrillero en las montañas Ródope.
Son 25 hombre útiles, piensa Acevedo. No está contando con las mujeres, ni
con los niños de estos asesores. Viven frente al gobierno provincial del MPLA
en Malanje.
El búlgaro le dice al General que,ha escuchado rumores, de un posible ataque
de la UNITA contra la ciudad y le pide armas para ellos poder defenderse.
A la pregunta de si le ha solicitado protección al Comisario de las FAPLA, el
hombre le da una respuesta negativa, puesto que el susodicho comisario le ha
dicho que no le puede dar ni una pistola porque ellos mismos (MPLA) están
escasos de armamento.
Con el propósito de consultar, Acevedo le pide dos días. Entiende que es una
buena idea la de tener búlgaros armados. No se detiene a pensar que está en un
país que no es el suyo. Pero que se puede esperar de una persona que, ante una
situación de “justicia callejera” (como relatamos anteriormente) es capaz de
hacerse de la vista gorda, mientras asesinan a una persona, bajo el pretexto de
que son “costumbres ancestrales” del pueblo angolano.
Su idea se basa en que, armando a los búlgaros y contando con la resistencia de
los mismos en caso de agresión, puede garantizar la llegada de sus tropas al
centro de la ciudad, más fácilmente.
Consulta con el Comisario que, aprueba la idea.
Creo que, ni el comisario, ni Acevedo mismo, saben lo que están haciendo.
Unos civiles armados, se convierten inmediatamente en un objetivo de una
banda armada. Es por eso que le pide al búlgaro que no exhiban el armamento
que les va a entregar. Como si pudiera confiar que ninguno de los asesores va a
dejar de mostrar su armamento. Esto es muy ingenuo por parte de Acevedo,
además de convertirlo en un irresponsable al frente de las tropas cubanas. La
protección de la ciudad es problema del MPLA, al igual que la protección de
los asesores extranjeros en su territorio “supuestamente libre e independiente”.
Acevedo le entrega unas armas que según él, tiene de reserva y nos dice que
fueron capturadas en escaramuzas contra el FNLA. Se trata fusiles FAL,
Metralletas portuguesas y fusiles G-3 y dos pistolas P-38 (no les da más porque
no tiene). El armamento lo da en calidad de préstamo, puesto que si se tiene
que ir, les devolverían inmediatamente lo prestado. Para esto emite un
documento, que yo supongo como una pretensión de salvar su responsabilidad,
si fuera necesario. ¡Otra ingenuidad de Acevedo! Pretendía que se lo
devolvieran.
Parece que Acevedo no llegó a escuchar aquello que la gente gritaba, en
Cuba, cuando Kruschov retiró ,los cohetes atómicos: “Nikita, mariquita,
lo que se da, no se quita”. (N. del autor)
Ya en esa fecha, Acevedo tenía conocimiento de una agrupación UNITA que se
mostraba activa al sur del río Cuanza. Esa misma debe haber sido la
agrupación que decidió cerrar la carretera de Uige a Luanda, por donde en
1978 se pretendía realizar “la ruta del café” y nos derribaron el helicóptero H-
06, perdiendo la vida más de 12 cubanos, incluyendo dos miembros de la
tripulación. Pág, 55 Capítulo 3 “La Ruta del Café” https://www.amazon.com/Guerra-
innecesaria-Mesopotamia-angolana-Ruacana/dp/1535570792 (N. del autor)
De acuerdo con lo que nos dice Acevedo, la “colonia extranjera” en Malanje,
está formada por: 5 asesores soviéticos de las FAPLA, los ya mencionados
búlgaros y tres coreanos del norte. La mentalidad capitalista de Acevedo les
oferta “servicio de lavandería y panadería” adicional al armamento. Los
asesores soviéticos, probablemente desconfiados de sus asesorados, le piden al
General cubano que les sitúe una posta cubana en su pequeño barrio. Los
soldados FAPLA que supuestamente tiene que custodiarlos, duermen (a pierna
suelta) toda la noche y probablemente durante el día. Esta vez Acevedo les
dice que no los puede ayudar y nos dice que sería como ofender al jefe de la
brigada de las FAPLA.
Los soviéticos todos tienen a sus esposas con ellos y es un grupo bastante
unido, Dice Acevedo que, realizan su mayor esfuerzo por “ayudar” (yo diría
enseñar) a las FAPLA. Acevedo comenta que los soviéticos van a Angola,
lastrados por su “preparación académica” y no acaban de comprender, la
“titánica tarea” de transformar a una guerrilla en unas fuerzas armadas.
Acevedo era (a estas alturas) demasiado ingenuo y demasiado ignorante. En
eso nos parecíamos bastante, con la diferencia de él haber sido guerrillero y
tener una aureola de “gente intrépida”, mientras que yo era (en 1978) un
tenientico piloto sin experiencia combativa alguna. Luego ambos
estudiaríamos. Por lo menos yo, me di cuenta de lo dificilísimo que es cambiar
el concepto de guerrilla, para fuerzas armadas, sobretodo utilizando el sistema
soviético.
Tan temprano como en 1977, Acevedo se daba el lujo de criticar a los
soviéticos, sin conocerlos. Ahora, alguien me dice que Enriquito siempre fue un
criticón de primera clase. Ahora, tiene que aguantar que alguien lo critique.
En la página 97, primero y segundo párrafo, nos da una perorata de que cosa
son las guerras en las selvas y otra diferente en las sabanas. También nos
insinúa que ellos eran una "calidad" (tal vez haya querido decir tipo) de
mercenarios, porque recibían un buen salario (1,700 usd mensuales) y se
asombraban de que los cubanos estuvieran peleando sin ánimo de lucro:
Acevedo dice “a capella” y que solo recibíamos nuestro salario en Cuba y en
pesos cubanos. Que lo único que recibíamos en Angola (los oficiales) era algo
para gastos de bolsillo y lo sitúa en 300 cuanzas, cuando, en realidad
recibíamos 600 cuanzas (20 usd), pero creo que Acevedo no tenía ni idea de
esto cuando escribió el presente libro “Fronteras”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario