jueves, 18 de mayo de 2023

Crítica al libro “FRONTERAS” del General de Brigada (fallecido) Enrique Acevedo Gonzalez (cuarta parte)


Crítica al libro “FRONTERAS” del General de 


Brigada (fallecido) Enrique Acevedo Gonzalez 


                          (cuarta parte)


                       El Regimiento Centro (continuación 13)


                                                         
                                                                             Malanje

Entre las cosas que sucedieron antes del relevo del Estado Mayor, fue la 

llegada del segundo del Comisario Provincial del MPLA, con el encargo de 

recuperar el aserrío; ya tiene más de un año en poder de Acevedo. Intenta un 

acuerdo; preparará el relevo para la entrega en tres meses, los cargos serán 

doblados y de esa forma casa cual sabrá cumplir su tarea, luego nos 

retiraremos y ellos asumirán la explotación de la instalación. Los seis camiones 

Belier no entrarán en el “negocio”, la protección armada correrá por las 

FAPLA y la ODP*. La tropas cubanas estarán libres de cualquier 

responsabilidad. Todo transcurrió rápidamente, pero lograron crear una 

“reserva” para consumo propio, para esto avisan a los regimientos cercanos y a 

la MMCA de que la época de las – donaciones – terminó.


Se realiza un acto de entrega y se traspasa el aserrío a la nueva administración. 

Dos meses más tarde colapsa el sistema, debido a las catorce cintas metálicas 

de corte que se parten. Esto se podía solucionar en Luanda con un producto 

muy caro que las une y que (“en nuestra época”) cada semana se reparaban tres 

o cuatro, logrando evitar el colapso, evitando la crisis. Acevedo no puede hacer 

otra cosa que, darles la dirección de la empresa que realiza los empates. 

Acevedo duda que logren salir de la crisis.


*ODP es una milicia, casi permanente, que se dedica a cuidar objetivos 

pequeños. (N. de Acevedo).


El nuevo Estado Mayor llegaría en las próximas semanas, pero Acevedo se 

queja de que él tendrá que esperar para su reemplazo. “Tener que lidiar con 

personal nuevo es duro”. Se siente desgastado. Dice que, los cambios se deben 

producir cada 24 meses*.


*Esto no estaba escrito en ningún reglamento. (N. del autor).


Dice Acevedo: “Si di bateo para cumplir esta misión, ahora tengo que aguantar 

como un hombre. Mi familia si regresará a Cuba”. “Como soy amante de la 

fotografía, disfruto leyendo y soy – cazador - , pescador y curioso perpetuo, 

creo que no será tan duro”.


El político Moré decide quedarse con Acevedo, pero esa es “mi condena”, dice 

Enrique. “Pero es mejor que se vaya en cuanto pueda y no mire pata atrás”. Al 

mes ya Acevedo tiene un nuevo político.


El primer encontronazo es durante un tiro real de artillería. El nuevo jefe de la 

especialidad propone realizar un tiro al sur del río Cuanza. Le informaron que 

ésta es un área dominada por la UNITA. Acevedo, Molesto, le replica que esa 

área puede que se encuentre vacía, pero que lo mejor es no provocarles. Hasta 

el momento nunca nos han atacado y esa no sería una forma correcta de actuar. 

Les dice que es mejor mantener el límite del polígono. Le preocupa “éste 

atolondrado subordinado”.


Enrique enferma. Se trata de un dolo lumbar y uno de los médicos del “Antro 

de salud” de Luanda”* le diagnostica – nefroptosis - . Se trata del 

desprendimiento de uno de sus riñones, posiblemente por haber bajado de peso 

aceleradamente en dos meses. Debe recuperar los kilos perdidos lo antes 

posible y comienza el plan ceba en Angola.


*Aquello era una pocilga. No había agua en los baños. Había que cargarla 

en cubos, para defecar, para bañarse, para todo. El agua de beber se 

encontraba en unas cazuelas inmundas, donde todo el mundo metía sus 

respectivos jarros de aluminio.

El calor de Luanda siempre fue insoportable, sobre todo dentro de un 

mosquitero, aun con un ventilador ruso marca órbita. Sinceramente, tenía 

miedo de no salir de allí con vida. Aquello no era un centro, era un antro 

de salud. (N.del autor).


El nuevo jefe de la Sección Política mantiene una entrevista (sobre temas 

variados) con la intención (aparente) de que Acevedo se pronuncie; lo observa 

con desánimo, casi lo envidia, muestra gran brío y ganas de emprender las 

tareas. Tiene 34 años, parece un inglés. Acevedo sabe que, el hombre, gasta sus 

energías en un gimnasio rústico que han preparado en la unidad.


El político le dice que hace varios días le está dandole vueltas en la cabeza una 

idea que le causa confusión y le pregunta, por ser el de mayor experiencia que 

le ayude a comprender y dice: “Creo que, los internacionalistas - voluntarios - 

(¿estaría poniendo en duda la voluntariedad?) vinimos a pagar la deuda con 

Africa por la barbarie de la esclavitud que, casi despobló este continente, por 

amor a nuestros tatarabuelos y bisabuelos africanos, por todo lo que le 

debemos a esta segunda madre patria, pero…, a pesar de la vida dura que se 

lleva aquí, afloran otras cosas que nada tienen que ver con lo – sagrado – de la 

idea original que, desde su punto de vista, le restan a esta obra y la desvirtúan, 

dándole una imagen distorsionada”.


Lo de pagar “la deuda” con África, por la barbarie de la esclavitud, es una 

forma que tuvo Fidel Castro para intentar (de algún modo) justificar su 

intervención militar en Angola. Debo aclarar (para aquellos que no tienen 

la menor idea) que el África no fue despoblada por el esclavismo. Eso “del 

amor a nuestros bisabuelos y tatarabuelos, es de una ingenuidad (además 

de resultar ser una ridiculez) tan grande como que ninguno de los 

internacionalistas cubanos llegó a conocer esos referidos parientes. (N. del 

autor)


Ante semejante discurso, Acevedo se siente desconcertado. No logra descifrar 

en que está pensando el político.


Al final, el hombre se decide y suelta lo siguiente: “Aquí hay un ambiente de 

cierto relajamiento. En los diferentes predios (se refiere a los edificios 

habitados por técnicos extranjeros) se realizan (los fines de semana) motivitos, 

fiestas, se bebe más de lo debido, se baila hasta pasada la media noche; en fin, 

que el que no tiene una novia, tiene una querida”. Amante, Acevedo le 

rectifica. “Si, continúa el político, cada cual se busca su pareja, no piense que 

yo soy un santurrón, eso no creo que sea malo, es casi un privilegio y no 

considero que sea constructivo, pienso que hay que ponerle coto antes de que 

cause problemas.


Acevedo le responde: “En este tipo de misión existe un elemento que yo llamo 

– síndrome de Angola – gente tranquila del campo, citadinos de vida 

organizada y hasta monótona que se enfrentan, de pronto, a un mundo hostil, 

donde pululan las más variadas y hasta mortales amenazas. Para colmo, la 

lengua portuguesa es hablada por la minoría, las costumbres son diferentes y 

algunas golpean la sensibilidad humana como el aliambamento o la 

explotación de la mujer por el hombre en las labores agrícolas. Vivimos 

amenazados por sur-africanos, por kwachas y fenulas, minas, emboscadas, 

golpes aéreos sorpresivos, masacres y estamos rodeados por una naturaleza 

hostil, done la imaginación, a veces, no ayuda”.


No creo que Acevedo haya reaccionado de semejante forma en tan poco 

tiempo. Más bien, es una reflexión bien meditada, antes de plasmarla en blanco 

y negro.


Hasta el momento, a no ser el asunto de Cassinga y sus consecuencias, en el 

regimiento norte no han sucedido ataques, ni minas. Han sido más las cacerías 

de Acevedo y sus “safaris”, que el peligro verdadero de un enemigo que brilla 

por su ausencia y el cual no le ha dado motivos para preocuparse. El, hasta 

ahora jefe de regimiento intenta justificar la actitud de algunos “matrimonios 

angolanos.”*


*Se le llamaba “matrimonio angolano” a parejas que decidían juntarse 

para pasar el tiempo, aunque (hombre y/o mujer) estuvieran debidamente 

casados en Cuba. (N. del autor).


Y Acevedo le da un consejo: “Pronto me voy de aquí y tu te quedas al frente de 

esta tarea. En cuestiones de – entrepiernas y portañuelas – nadie se debe meter. 

Si quieres comenzar una cruzada, injusta por cierto, te pueden ridiculizar o 

buscarte el odio de muchos. No creo que éste sea el centro de tu trabajo, tu 

decides”. Como - caballero medieval - se retira.


Hasta cierto punto, el político tenía razón. Supuestamente íbamos a cumplir una “misión internacionalista”, para 

combatir un enemigo y no para estar fiestando, pero…, ¿que hacer en el tiempo libre? Eso nadie lo había previsto y…, 

aunque existía un sustituto del jefe de la MMCA para el – tiempo libre – la realidad es que se hacía poco o nada en este 

sentido.

En una ocasión, un jefe de la MMCA (que no voy a mencionar el nombre) le preguntó a las muchachitas del de un 

regimiento anti-aéreo femenino que era lo que más necesitaban, recibió por respuesta. “Necesitamos más de un condón 

mensual que es lo que nos tienen asignado”. (N. del autor)


Antes de terminar su misión, se produce el cambio del Jefe de la MMCA. 

Tomasevich le cede el mando al General Pedro García Pelaez*.


                                                                               General Pedro García Pelaez




*Nacido el 31 de marzo de 1928 en la provincia de Cienfuegos, a los dos 

años de edad se mudó con su familia se mudó a Asturias, España, 

donde cursó estudios hasta el primer año de bachillerato.

En1948 regresó a Cuba y en 1952 se manifiestó contra el golpe de estado 

de Fulgencio Batista.

En 1957, se incorporó a la lucha clandestina y luego se sumó a las fuerzas 

insurgentes en la Sierra Maestra, donde fue ascendido a capitán del 

Ejército Rebelde.Cuando se produce en triunfo de las fuerzas rebeldes, 

García Peláez fue asignado como jefe de la escolta de Fidel Castro, yformó 

parte de la delegación oficial que lo acompañó en su viaje a Estados 

Unidos durante la segunda quincena de abril y los ocho primeros días de 

mayo de 1959.

Fungió además como jefe de la Policía Nacional Revolucionaria en Pinar 

del Río, participó en los combates de Playa Girón, y ocupó altos cargos en 

las Fuerzas Armadas Revolucionarias durante toda su vida.



























Wikio – Top Blogs

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Epílogo

La historia de la intervención de Fidel Castro en la guerra de Angola es más complejo de lo que apare...