domingo, 15 de agosto de 2010

Autobiografía de Fidel (final)


Un día descubrí que no me alcanzaba el tiempo ni para respirar. Sacrifiqué los deportes y decidí cumplir la tarea que me solicitaron los líderes de la escuela. Luché duro por obtener la representación, como delegado, de la asignatura de Antropología, lo cual requería especial esfuerzo. En la tarea me enfrentaba a un antiguo cuadro, para quien un cargo en la dirección de la escuela significaba una profesión política.

Cuando se realizó la elección, obtuve más de cinco votos por cada uno del adversario, y pude contribuir así al triunfo de los candidatos de nuestra tendencia en otras asignaturas. Fue de esa forma como, en pocos meses, por el número de votos obtenidos, me convertí en el representante de los estudiantes del primer curso, en una de las escuelas más numerosas de la Universidad de La Habana.

Yo era entusiasta de las protestas contra el gobierno. Nuestra universidad sostenía relaciones con los exilados dominicanos en lucha contra Trujillo. También me movían entonces a mí, a quien habían asignado la presidencia del Comité Pro Democracia Dominicana y el Comité Pro Independencia de Puerto Rico.

Cuando inicié el segundo año de la carrera, en 1946, conocía mucho más de nuestra universidad y nuestro país. Nadie tuvo que invitarme a participar en las elecciones de la escuela de Derecho. Yo mismo persuadí a un estudiante activo e inteligente, Baudilio Castellanos, que iniciaba su carrera, para que se postulara por la misma asignatura que yo lo había hecho el año anterior. Lo conocía bien porque éramos de la misma zona oriental.

Contaba con el apoyo total del segundo curso, donde los adversarios ni siquiera pudieron nuclear alumnos suficientes para formar una candidatura contra mí.

En ese tiempo entramos en contacto con el Partido Ortodoxo y, también, con militantes de la Juventud Comunista, como Raúl Valdés Vivó, Alfredo Guevara y otros. Conocí a Flavio Bravo, una persona inteligente y capaz, que dirigía a la Juventud Comunista de Cuba.

Pude dejar las cosas como estaban y esperar un año más. Al fin y al cabo mis relaciones no eran malas con los delegados de los cursos superiores, políticamente neutros. Pero pudo más en mí el espíritu competitivo y quizás la autosuficiencia y la vanidad que suele acompañar a muchos jóvenes, aún en nuestra época.

Esto no significa que yo habría tenido una nueva oportunidad para esperar un tercer curso normal. Los compromisos ya contraídos me llevaron por otros caminos. Pero antes debo señalar que viví los mayores peligros de perder la vida con apenas 20 años.

Dado mi carácter rebelde, le hice frente al poderoso grupo que controlaba la universidad. Hasta que un día declararon que no me permitirían entrar más a ese recinto.

Estaba decidido a desafiar aquella prohibición. En mi mente no cabía otra alternativa que desafiar la amenaza. Podía obtener un arma, y la llevaría conmigo. Desde entonces estuve decidido a todo y empuñé un arma.

* La palabra invento tiene un significado (bajo un sistema totalitario) equivalente a robar.

Nota: El Diario "Abuelita", órgano oficial del comité central del partido de Fidel y Raúl Castro Ruz, publica el mismo mamotreto en 20 páginas. La mitad de las mismas son solo propaganda política y nada tienen que ver con la biografía.

Nota 2: En ese mismo diario no aparece ni una sola fotografía de su niñez o adolescencia.



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