Prepárense para la Guerra
El Presidente Kennedy se encontraba preocupado, debido a que los cohetes norteamericanos “Júpiter”, emplazados en Turquía, se podían convertir en un obstáculo para la solución de la crisis. Le preocupaba que, si los aviones norteamericanos atacaban a las armas soviéticas en Cuba, los soviéticos podían hacer lo mismo con los de Turquía.
El Comité Ejecutivo y la Junta de Jefes de Estados Mayores, al fin tomaron
decisiones importantes:
-
Golpe aéreo de gran envergadura contra los cohetes de
alcance medio, las bases aéreas, los cohetes AA, los depósitos nucleares (si se
descubrían), almacenes militares, unidades de tanques y medios navales de
combate.
-
Bloqueo naval total.
-
Dispersar los bombarderos estratégicos B-52.
-
Pasar a DEFCOM 2 (paso previo a la guerra).
-
Tomar medidas para la defensa de la Base Naval de
Guantánamo.
-
Aumentar la defensa AA en el sur de los Estados
Unidos.
-
Movilización de 150 mil reservistas.
-
Considerar declarar el Estado de Emergencia Nacional.
-
Considerar el peligro de los cohetes de alcance medio,
emplazados en Cuba, suficiente como para justificar el ataque, incluso después
de que los cohetes alcanzaran el estado operacional.
No obstante, el Secretario del Tesoro, Douglas Dillon, el asistente de Defensa para la Seguridad Internacional, Paul Nitza y los integrantes de la Junta de Jefes de Estados Mayores, dudaban que la crisis desembocara en una guerra nuclear. Consideraban que los soviéticos cederían. ¡Tenían razón! Cedieron.
Sabían que el supuesto equilibrio era mucho más que una suposición y que el
poderío militar norteamericano era un factor significativo y determinante en la
adopción de decisiones durante la llamada “guerra fría”.
La importancia del chantaje soviético se apreciaba como moneda de cambio.
Una moneda que por una cara representaba Berlín y por la otra Cuba.
Los funcionarios soviéticos de la época dicen ahora que esto solamente eran
suposiciones norteamericanas.
El secretismo del sistema totalitario soviético y la anuencia del régimen de
Fidel Castro, agravaron la situación. Habían sido los factores cruciales para
la preocupación norteamericana.
No es que los diplomáticos soviéticos, en los estados Unidos, mintieran
sistemáticamente. Es que se ha podido comprobar que desconocían totalmente lo
que estaba ocurriendo. Por órdenes de Kruchev, se les ocultó la información.
Lo único que consiguieron los soviéticos, en el plano internacional, fue un
rechazo absoluto de sus satélites y amigos. El gobierno de los Estados Unidos
sospechó que la URSS se encontraba
preparando un ataque sorpresivo, aunque no tuviera sentido alguno.
El día martes 16 de octubre de 1962 se comenzó a estructurar el Comando
Unificado del Atlántico, al cual estarían subordinadas todas las fuerzas
terrestres, navales y aéreas de la región. El Almirante Dennison sería su
Comandante en Jefe.
Aquel día llegaba a Cuba el mercante “Omsk”, en su segundo viaje,
transportando 5 cohetes R-12 de combate y 2 de instrucción. De esa forma se
completaban 42 cohetes, de este tipo.
El miércoles 17 de octubre continuaba la farsa de Kruchev. Ese día Goergi
Bolshakov, un funcionario de la embajada en Washington, entregó un mensaje
personal de Kruchev al Presidente Kennedy, asegurando que “bajo ninguna
circunstancia” serían enviados a Cuba cohetes tierra-tierra ofensivos.
Ya para esta fecha, aunque no habían dicho nada, los norteamericanos habían
detectado:
-
Cuatro nuevas rampas de
lanzamiento en San Cristóbal.
-
Dos emplazamientos en la zona al
este de Guanajay R-14.
La Junta de Jefes de Estados Mayores presentó las opiniones solicitadas por
el Secretario de Defensa, referentes a las probables reacciones soviéticas ante
un ataque norteamericano a Cuba:
1.- Los soviéticos no irían a una Guerra por Cuba.
2.- La respuesta más probable sería Berlín, Turquía, Irán o Corea.
¡Acertaron en el primer punto!
Los soviéticos nunca estuvieron dispuestos a ir a una guerra por defender a
Fidel Castro. Todo quedó claro cuando negociaron la retirada de los cohetes de
Turquía.
Los aviones U-2 realizaron, ese día, otros seis vuelos de reconocimiento.
La CIA informó que un bloqueo total derribaría al régimen de Fidel Castro en
cuatro meses.
Adlai Stevenson, representante de los Estados Unidos ante la ONU, envió una sensata carta al presidente Kennedy
en la que, entre otras cosas, planteaba:
-el hecho de arriesgarse o no a comenzar una guerra nuclear está
estrechamente relacionado con la adopción de la mejor de las decisiones, y los
juicios de la historia raramente coinciden con la cólera de un instante;
-la existencia de bases de cohetes nucleares en cualquier lugar es
negociable antes de comenzar a hacer nada contra ellas;
-debe estar totalmente claro que los Estados Unidos han estado, están y
estarán listos para negociar la eliminación de bases y cualquier otra cuestión;
que son ellos los que han alterado el precario balance existente en el mundo
con arrogante desaire a vuestras advertencias y que no tenemos otra alternativa
que restablecer ese balance, es decir, chantaje e intimidación nunca,
negociación y sensatez siempre.
El ex secretario de Estado, Dean
Acheson, el director de la CIA John McCone, el General Taylor y el Secretario
Dean Rusk estaban por la acción militar directa.
Boleen y Thompson se pronunciaban
por un acercamiento diplomático con Kruchev y Fidel Castro antes de emprender
una acción militar.
Martín, Robert Kennedy y McNamara
favorecían el bloqueo como primer paso en una campaña de presión.
Poco a poco fue ganando adeptos la variante del bloqueo para prohibir la
introducción de más armas ofensivas, los partidarios de la cual argumentaban
que la presencia de los cohetes soviéticos en Cuba no tenía gran importancia
militar, pues cada superpotencia era capaz de devastar con armas nucleares a la
otra.
McNamara planteaba que el bombardeo a las instalaciones coheteriles causaría la muerte de
muchos especialistas soviéticos, lo que provocaría medidas de respuesta de
Moscú.
También se consideraba el argumento de que no todos los cohetes serían
destruidos en el bombardeo y que se lanzarían inmediatamente los que quedaran
indemnes contra ciudades de los Estados Unidos, causando millones de víctimas.
A principios de los años sesenta del Siglo XX, los Estados Unidos tenían
una ventaja militar incuestionable, en fuerzas convencionales, en el Caribe,
Golfo de México y el Estrecho de la Florida. Su capacidad nuclear estratégica
era superior a la soviética y es por esto que las autoridades norteamericanas
intuían que Kruchev cedería en algún momento.
La presencia de las armas nucleares soviéticas en Cuba resultaba
inaceptable para los Estados unidos de Norteamérica.
Si los norteamericanos hubieran invadido el territorio cubano el riesgo de
confrontación nuclear hubiera sido mayor y las autoridades, del Coloso del
Norte lo tenían claro. Todo lo que se derivara de esta verdad, fueron y serán
meras especulaciones.
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