El secreto descubierto
Dicen que el barco que transportó las municiones nucleares se llamaba “Indiguirka”. El capitán y el jefe de las tropas transportadas habían recibido órdenes de hundir el barco en caso de su inminente captura. De haber sido necesario su hundimiento, todavía hoy tuviésemos un cementerio nuclear en un punto cualquiera del Atlántico.
El “Indiguirka” zarpó el día 16 de septiembre de 1962. Las órdenes de repeler cualquier agresión por parte de cualquier país, embarcación o aeronave fueron recibidas por todos los mercantes que transportaban medios hacia Cuba.
Si los mercantes decidían defenderse de un ataque (supuestamente) de embarcaciones anti-fidelistas procedentes de las costas norteamericanas y se descubrían los cañones instalados en cubierta, perderían todas las ventajas legales que supone un acto de piratería. Hubiera sido muy difícil para Kruchev presentar el hecho ante la opinión pública internacional.
Continuaban al margen del derecho internacional. Continuaban mintiendo.
Tuvieron suerte de que las autoridades norteamericanas fueron lo suficientemente prudentes como para no utilizar la violencia.
El mimo día 16 de septiembre arribó al puerto del Mariel el mercante “Poltava” con los primeros elementos de los 8 cohetes estratégicos R-12, que se emplazarían en la región Candelaria-San Cristóbal, en la provincia de Pinar del Río.
El traslado fue una verdadera cochambre que provocó toda suerte de especulaciones en la población civil y la subsiguiente información de inteligencia a los norteamericanos.
Era una acumulación de máquinas especiales y equipos de grandes dimensiones.
Pero, es que un plan concebido con premura y solo por la voluntad del dictador soviético no podía resultar de otra forma. De racional nada. Todo lo que estaba sucediendo era totalmente irracional y con los pantalones por delante. ¡Y cuando los pantalones piensan, el cerebro sobra.
Todos los incumplimientos del cronograma se debieron a una planificación anárquica.
Fueron tan burdos que los norteamericanos consiguieron, por esos días, los primeros informes dignos de crédito sobre la posible presencia de cohetes balísticos en Cuba.
El día 17de septiembre de 1962 se reunió el Comité de Relaciones Exteriores y de Servicios Armados del Senado norteamericano para analizar la situación y los proyectos de invasión. Su duración fue de 5 horas.
Se hace necesario recalcar que los proyectos de invasión respondían a la presencia soviética en Cuba, mucho antes que se descubrieran los cohetes.
En el Mar Negro navegaba el mercante “Krasnograd”, procedente del puerto de Feodosia, transportando 6 cohetes estratégicos R-12 que se emplazarían en la zona de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal, en la región occidental de Cuba.
Por esa misma fecha se presentó una situación extraordinaria en el Regimiento Aéreo de Caza, el cual acondicionaba las posiciones, muy cerca de la ciudad de Santa Clara. Resultaba que la burocracia, hija del sistema totalitario, era tan estricta que tan solo 18 días bastaban para que los pilotos de los MIG-21F13 se encontrasen vencidos y “no aptos” para volar. Lo peor consistía en que aun no existían aviones MIG-21F13 de entrenamiento y se utilizaban los MIG-15UTI. Pero estos no habían llegado, debido a la cochambrosa planificación.
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