Avión de reconocimiento U-2
El día 10 de
octubre de 1962 el Senador Keating presentó la acusación de que se habían
construido en Cuba seis bases de cohetes balísticos de alcance intermedio.
Las 36 cabezas
de combate nucleares de los cohetes R-12, varias decenas de ellas para los
cohetes alados tácticos FKR y las seis bombas para los bombarderos ligeros IL-28,
fueron guardadas en un polvorín subterráneo que se encontraba no lejos del
poblado de Bejucal, unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de La Habana.
Las bombas de
aviación fueron trasladadas al aeródromo de San Julián, en el extremo
occidental de la isla, donde estaban ubicados los aviones IL-28.
Las 12 cargas
nucleares de los cohetes “Luna” permanecieron en Managua y las cargas del
regimiento de FKR fueron emplazadas en la provincia de Oriente.
La Base Técnica
Coheteril fue emplazada en la ciudad de Mayarí y algunas cargas nucleares se
guardaron en viejas estructuras de hormigón en la Sierra Cristal.
Debido al clima
tropical, todo este almacenaje fue un desastre. Las cargas nucleares
necesitaban una humedad relativa menor al 50%. En Cuba supera el 80% casi todos
los días. Temperaturas de 20ºC, cuando en Cuba, en los meses de invierno la
temperatura llega a alcanzar los 30ºC.
Aun después de
50 años nadie es capaz de imaginar el riesgo tan grande que corrió la población
cubana, por el empecinamiento maníaco de dos monstruos políticos capaces de
ignorar el peligro, en aras de sus pretendidas ambiciones de poder.
¡Afortunadamente no ocurrieron sucesos extraordinarios conocidos en los dos
meses que permaneció el arma atómica en Cuba!
Aquel 10 de
octubre, Raúl Castro (designado a dedo por su hermano como Ministro de Defensa)
firmó la Directiva Operativa No. 1, que, aparentemente, debía asegurar el
despliegue “estratégico” del ejército del régimen en caso de la muy posible
invasión norteamericana. La soviética ya era un hecho.
El día 10 de
octubre de 1962 el Senador Keating presentó la acusación de que se habían
construido en Cuba seis bases de cohetes balísticos de alcance intermedio.
Las 36 cabezas
de combate nucleares de los cohetes R-12, varias decenas de ellas para los
cohetes alados tácticos FKR y las seis bombas para los bombarderos ligeros IL-28,
fueron guardadas en un polvorín subterráneo que se encontraba no lejos del
poblado de Bejucal, unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de La Habana.
Las bombas de
aviación fueron trasladadas al aeródromo de San Julián, en el extremo
occidental de la isla, donde estaban ubicados los aviones IL-28.
Las 12 cargas
nucleares de los cohetes “Luna” permanecieron en Managua y las cargas del
regimiento de FKR fueron emplazadas en la provincia de Oriente.
La Base Técnica
Coheteril fue emplazada en la ciudad de Mayarí y algunas cargas nucleares se
guardaron en viejas estructuras de hormigón en la Sierra Cristal.
Debido al clima
tropical, todo este almacenaje fue un desastre. Las cargas nucleares
necesitaban una humedad relativa menor al 50%. En Cuba supera el 80% casi todos
los días. Temperaturas de 20ºC, cuando en Cuba, en los meses de invierno la
temperatura llega a alcanzar los 30ºC.
Aun después de
50 años nadie es capaz de imaginar el riesgo tan grande que corrió la población
cubana, por el empecinamiento maníaco de dos monstruos políticos capaces de
ignorar el peligro, en aras de sus pretendidas ambiciones de poder.
¡Afortunadamente no ocurrieron sucesos extraordinarios conocidos en los dos
meses que permaneció el arma atómica en Cuba!
Aquel 10 de
octubre, Raúl Castro (designado a dedo por su hermano como Ministro de Defensa)
firmó la Directiva Operativa No. 1, que, aparentemente, debía asegurar el
despliegue “estratégico” del ejército del régimen en caso de la muy posible
invasión norteamericana. La soviética ya era un hecho.
La Directiva era un
intento de establecer las misiones combativas de los incipientes ejércitos
durante el rechazo a los desembarcos navales y aéreos. Y la realización de
supuestos contra-ataques para aniquilar “en corto plazo” a los yanquis que “hubieran”
podido desembarcar.
Toda esta patraña de
directiva queda desmontada al conocerse las fuerzas con que contaba el régimen:
a)
Tropas permanentes
de dudosa preparación militar (expertos en guerra de guerrillas).
b)
Alumnos
de las escuelas militares organizados en unidades de combate enfrentarían la
defensa en las direcciones principales.
c)
El
enfrentamiento de los alumnos a las fuerzas élites de los Estados Unidos,
posibilitaría la movilización del país (es de risa, si no fuera por lo
dramático de la situación).
d)
Movilización
de las unidades de tiempo de guerra. ¿Es que no existían? ¿Por qué no estaban
movilizadas de antemano?
e)
La
Directiva se refería a un segundo escalón de defensa (ridículo para la época).
El día 10 de octubre
de 1962, el Director de la CIA mostró al Presidente Kennedy las fotografías de
los embalajes pertenecientes a los bombarderos tácticos IL-28, sobre la
cubierta de un barco llegado a La Habana.
El día 12 de
octubre de 1962 fue transferido el mando de los aviones de reconocimiento U-2,
de la CIA al Comando Aéreo Estratégico. En Cuba se
encontraban en completa disposición combativa cuatro rampas de lanzamiento de
cohetes con carga nuclear.
El día 13 de
octubre de 1962 el embajador soviético Dobrinin miente nuevamente. Esta vez la
mentira va dirigida a Chester Bowles del Departamento de Estado de los E.U.
Dobrinin negó repetidamente cualquier intención de introducir armamentos
ofensivos en Cuba.
Los aviones U-2 son
trasladados desde Fort Edwards en California, para Orlando, Florida.
Ya para esta fecha
los políticos soviéticos, preocupados por las serias advertencias
norteamericanas, de responder militarmente ante una provocación de índole
estratégica, habían enviado un equipo militar de inspección de alto nivel.
El día 14 de octubre
de 1962, McGeorge Bundy, asistente
especial del Presidente Kennedy para asuntos de seguridad nacional, negó
cualquier evidencia sólida, sobre la existencia de armamentos ofensivos
soviéticos en Cuba. Sin embargo esas evidencias ya estaban en manos
norteamericanas desde hacía varias horas. Un avión U-2 había fotografiado los
cohetes estratégicos ubicados en San Cristóbal.
Años más tarde Fidel
Castro se justificaba, criticando a los soviéticos:
"Los soviéticos cometieron distintos errores
tácticos y militares. Uno de ellos fue instalar los cohetes antiaéreos y no
usarlos, dejaron que los aviones de exploración volaran. Se debió haber
prohibido terminantemente todo vuelo de exploración y no se hizo. Estaban
construyendo instalaciones militares estratégicas y no las protegieron de la
exploración aérea. Esa fue una vacilación, una duda, hacer las cosas a medias,
y las cosas a medias, en todas las circunstancias, cuestan
siempre muy caro".
Fidel Castro estaba
que trinaba. El armamento soviético se encontraba al alcance de su mano, pero
no podía utilizarlo. Eso lo tuvo frenético hasta las conversaciones entre la
URSS y los E.U., cuando, al ser ignorado totalmente, estuvo a punto de un
derrame cerebral. Culpaba, de todo lo sucedido, a la política soviética y
exoneraba a los militares, pero teniendo en cuenta la situación en Cuba, los
militares sí que tenían responsabilidad.
Los emplazamientos de
los cohetes de defensa AA no tenían verdaderas posibilidades de derribar los
aviones U-2. Si la trayectoria del vuelo de los U-2 hubiera sido sur-norte,
hubiese sido probable el derribo, pero los U-2 volaban en trayectoria
oeste-este y prácticamente no entraba en el radio de destrucción de los cohetes
AA soviéticos de Bahía Honda.
El día 15 de octubres
de 1962 los norteamericanos terminaron el análisis de las fotografías,
identificando a los R-12 soviéticos. Lograron detectar tres emplazamientos con
cuatro rampas de lanzamiento cada uno.
Aun faltaban 30 días
para la fecha señalada por Kruchev para revelar la presencia de estos cohetes
en Cuba. La “operación anadir” había resultado un
rotundo fracaso militar y político para la URSS. Fidel Castro se
salvaría de una intervención militar.
El secretismo
soviético no había permitido la entrada de personal cubano alguno a sus
instalaciones. De manera que a tantos años venirnos con el cuento de que los
emplazamientos podían haber sido enmascarados con construcciones asimétricas
por parte de constructores cubanos… ¡Vamos, que en aquella época, los sistemas
de enmascaramiento eran prácticamente desconocidos en Cuba.
Lo peor de todo es
que los cohetes estratégicos identificados no estarían en completa disposición
combativa hasta diez días más tarde. Ahora es muy fácil criticar a los
militares soviéticos, que hacían lo imposible para cumplir el descabellado plan
de sus jefes.
¿Qué hacían allí los
erectores, los remolques, los equipos de abastecimiento etc, etc? Respuesta
fácil: Intentar cumplir el plan a toda costa, a todo costo y a todo riesgo. No
tenían opción. Desconcentrarlos hubiera sido el equivalente a darle
participación al régimen caribeño.
Otros dos vuelos de aviones U-2 fueron realizados sobre la región occidental de Cuba. En horas de la noche del día 15 de octubre de 1962 el sub-director de la CIA, Ray Cine llamó a Roger Hilsman del Departamento de Estado y a Bundy, informándoles que habían sido descubiertos cohetes de alcance medio en Cuba.
En la media noche le
fue mostrada, a McNamara, la evidencia fotográfica.
El ejercicio PHIBRILEX 62 comenzaría el día 30
de octubre, con la participación de 40
buques, 20 mil marinos y 4 mil infantes de marina. Su objetivo: Derribar al
imaginario tirano “Ortsac”, el apellido de Fidel Castro al contrario.
La invasión
soviética ya estaba consumada. La norteamericana en ciernes.
El Coronel
Beloborodov, jefe del aseguramiento técnico-nuclear, había concluido las
comprobaciones a la técnica e informó al Mariscal malinovski y al General de
Ejército Pliev, que las municiones nucleares se encontraban en completa
disposición técnica y listas para ser empleadas.
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