Tal
vez mi voz no sea tan autorizada para hacer un análisis de Fidel
Castro. Mi trayectoria siempre fue una línea secundaria en la
jerarquía militar de la revolución cubana, de la cual Fidel Castro
era el Comandante en Jefe; refugiado en Portugal desde el año 2003-
con una obra no muy grande –600 artículos publicados en el Blog
“Cuba en Sucesión”- creo que es suficiente para justificar
opiniones y criterios sobre la llamada “revolución”.
El
fin del Siglo XX y la entrada del Siglo XXI se celebró en Cuba a las
23:59 minutos del 31 de diciembre. Ese mismo día y a esa misma hora,
la seguridad, me estaba expulsando de un hotel (prohibido para
cubanos) en donde me encontraba cenando y celebrando la entrada de la
nueva centuria con mi amigo Gerhard (ex militar de la RDA) de visita
en Cuba.
Que
Fidel Castro, anciano enfermo y decrépito haya muerto (de viejo)
dieciséis años después, ni me interesó, ni me importó. Que la
noticia le diera la vuelta al mundo, tampoco me llamó la atención.
A eso se dedican los medios de difusión.
Comparar a Fidel
Castro con Churchill, Roosvelt o Stalin, es como creer que las pelis
de ficción son la verdad histórica de los acontecimientos, es como
comparar el desembarco de la Brigada 2506 en Bahía de Cochinos con
el desembarco de los ejércitos aliados en las playas de Normandía
o, la defensa de Cuito Cuanavale con Dunkerke.
La
desaparición del proyecto comunista iniciado por la URSS, acabó en
1991. La República Popular China, hoy en día, es más capitalista
que los Estados Unidos de América (mucho más capitalista que los
mismos E.U. en el Siglo XIX y sin sindicatos obreros que le formen
líos). Corea del Norte siempre fue un electrón libre de la
República Popular China. Viet Nam, por el estilo, el capitalismo de
estado (socialismo no marxista) muestra un desarrollo galopante.
¿Que
quedaba en el año 2016? Una versión más cruda del totalitarismo
soviético enclavado en el Mar Caribe, cuya economía no vale media
calderilla.
Una
de las dictaduras más longevas del Siglo XX y lo que va del XXI.
¿Por qué duró tanto? Pues va a ser difícil intentar explicarlo, a
no ser que sea por su fracaso económico junto con el de todos los
que han seguido el mismo patrón.
Jamás
tuve contacto personal, con los hermanos dictadores, pero sí con el
primogénito, allá por la primera infancia. Luego, por esas cosas
del destino y sobre todo por no salir de la línea que se había
trazado la familia, tuve que decidir entre comenzar a prepararme como
cuadro de mando de las fuerzas armadas o ingresar obligatoriamente en
el servicio militar.
Mi
relación con el proceso totalitario se fue enfriando poco a poco,
por etapas. La primera de ellas fue la desastrosa muerte del Che
Guevara en Bolivia, la segunda la “Zafra de los Diez Millones”.
Ya para esa altura era copiloto de un helicóptero MI-4 y volaba en
Camagüey como ejecutivo del delegado del “gobierno” (Rogelio
Acevedo) en dicha provincia.
Cuando
en 1978 cumplía una segunda misión “internacionalista”, comencé
a preguntarme donde estaban los portugueses que habían construido
toda la infraestructura en Angola.
Los
estudios en la academia de la URSS me abrieron los ojos. Fue así que
concluí que el territorio cubano era indefendible sin la ayuda de la
URSS y que la carrera armamentista contenida en el programa de Santa
Fe (del Presidente Ronald Reagan) iba dirigida a la desaparición de
la Unión de Repúblicas.
Me
equivoqué.
Pensé
que primero caerían los llamados países “satélites” Mongolia,
Viet Nam, Corea del Norte y Cuba) y luego los países integrantes del
“Pacto de Varsovia”.
El
caso de Granada me dejó un mal sabor de boca. Los hermanos
dictadores pretendían que los constructores cubanos y unos cuantos
jefes militares, se inmolaran combatiendo contra la 82 División
Aerotransportada; luego los diezmaron, mucho peor que el castigo que
le infligían a los legionarios romanos que mal se comportaban
durante los combates. ¡Ostracismo y escarnio!
Por
último la Causa no 1/89 por la cual fueron “hallados culpables”
el General de División Arnaldo Ochoa Sánchez y el Coronel Antonio
de la Guardia Font y fusilados.
Ellos
trabajaban para Fidel Castro y fueron traicionados por un
narco-dictador que, intentando preservarse para la “gloria de la
historia”, intentó pasarle la mácula a sus subordinados.Tal vez
pensó que de esa forma quedaba inmaculado. Quiero pensar que, Fidel
Castro, algún día pagará, por su traición, a todos los cubanos.
Lo que escribo, en mi blog, es muy difícil de
contradecir. Siempre tuve la idea de poder expresar mis criterios
y opiniones, porque, estando en Cuba, nunca tuve ese derecho.
Ambos términos tenían que coincidir con los “principios”
de los hermanos dictadores. De lo contrario, en lo menos bajo que
podías caer, podía llevar el calificativo de desafecto.
No
fueron pocos los que se vieron «des-afectados» del régimen y muy
pocos aquellos que lograron reinsertarse en el proceso.
Nunca
tuve conversaciones “íntimas” con Fidel Castro o con su hermano
(a Dios gracias), de manera que no puedo contar las habladurías y
chismes de alcoba como otros hacen después de haber participado en
infinidad de “piscinas partys”.
Ahora
bien, si servir a lo que ellos llaman “revolución socialista”,
durante 25 años, es poco tiempo para no haber sucumbido a la maldad
nacida en Birán, entonces carezco
de
experiencia para hablar mal de aquello…, sin que al final se
convierta en un “blog de chismes”.
Comencé a escribir mucho antes
del año 2007, pero
solo empecé
a publicar los artículos cuando descubrí el sistema de blogs, el
cual me permite expresarme al
mundo y compartir mis pensamientos y pasiones. ¿Dónde mejor para
expresar mi realidad cubana, sin mayores pretensiones?
Ya
había sufrido la desilusión de presentar un libro ante diferentes
editoriales, que lo rechazaban por ser (según ellas) “políticamente
incorrecto”. En otras ocasiones me pedían muchísimo dinero (que
no tenía y aun no tengo) en el caso de que me empeñara en su
publicación.
Fue
entonces que descubrí un sitio en Internet, que me permite publicar
mis libros sin costo alguno (también sin correctores de estilo y
otras costosísimas parafernalias). De ahí que en poco tiempo ya
tenga publicados dos libros de criterios y opiniones sobre lo
sucedido en Cuba a partir del año 1959.
Por supuesto, que ni así he
quedado satisfecho. Cincuenta y ocho años es mucho tiempo para
reflejar todo el proceso que hemos vivido los cubanos. Y soy tan solo
una minúscula parte de nuestro pueblo.
Es mi opinión, que Fidel Castro era un hombre
culto. De ahí que en ocasiones le llame “La Bestia Ilustrada” y
en otras me refiera a él como “La Bestia de Birán”. En fin, que
los menos ilustrados siempre le llamaron “El Caballo”, que no por
ser equino deja de ser una “bestia”.
Intelectual
sí, pero decir que Fidel Castro fue un “intelectual serio” es
faltarle el respeto a todos los intelectuales. Fidel Castro jamás
fue serio en nada de lo que hizo. Y puedo situar infinidad de
ejemplos.
El problema
consistía en que era un personaje tan nefasto, que ni sus propios
seguidores simpatizaban con él. Por el contrario, le tenían miedo.
Una
revolución podrá dirigirla un solo hombre, pero un país (a no ser
que sea dirigido por una monarquía absolutista) es imposible
actualmente. En eso consiste la democracia moderna. El pueblo se ve
representado por sus votantes (dirigentes) desde las instituciones y
el país gobernado por varios individuos que deben acordar las leyes
que serán promulgadas. Esto jamás se ha visto en Cuba después de
la catástrofe de 1959.
Fidel
Castro jamás perdonó, ni a su propio hermano. En todo caso
utilizaba a las personas, hasta el desenlace final (ruptura o
muerte).
Recibir
un elogio de Fidel Castro era una sentencia de prisión o de muerte.
Que
delante de un grupo de personas dijera: “creo que fulano es un
revolucionario”, era para salir corriendo.
El ser “revolucionario” es
inversamente proporcional a ser “libre”.
Si
en un momento determinado advertía que tenías “dudas ideológicas”
o no eras completamente sumiso a su liderazgo (no ser sumiso costaba
muy caro) era un problema sin posible solución. ¡Eso fue una
constante!
¿Por qué
demonios Fidel Castro va a ser el personaje más importante del Siglo
XX? ¿Por el alto grado de represión ejercido en contra del pueblo
cubano?
No digo ninguna mentira si
reconozco que Cuba era una islita de mierda perdida en las “Indias
Occidentales”. ¿Acaso no lo sigue siendo?
Fueron
los soviéticos los que pusieron, al mundo, a punto de una guerra
atómica cuando la “Crisis de los Misiles”, en el mes de octubre
de 1962. Fue Fidel Castro el responsable de que en la «islita de
mierda» estuviesen asentadas dos bases militares (URSS y USA), a
solo dos años de su llegada al poder.
Medio
millón de cubanos pasaron por Angola durante poco más de quince
años y todavía me encuentro con personas que no tienen idea de lo
ocurrido en el cono sur africano entre los años 1975 y 1990. Eso sin
contar con las cinco bombas atómicas que dicen, tenía el régimen
del apartheid.
De
manera que no fue una sola la ocasión en que Fidel Castro puso, al
mundo, en peligro de una hecatombe nuclear. Darle ese crédito es una
falacia inmensa. Nunca ese armamento estuvo en sus manos y mucho
menos tuvo el poder de decisión de utilizarlas.
La
campaña de alfabetización llevó la luz a un 25% de cubanos
inmensamente pobres y necesarios para realizar las zafras azucareras.
Solo aquel que ha cortado la caña de azúcar sabe, que ese es un
trabajo que solo puede realizar un ignorante. Luego de alfabetizados
y tratados como seres humanos, nunca más el azúcar fue un rubro
exportable. La URSS comenzó a comprar el azúcar cubano a precios de
oro, mientras que el pueblo cubano hiciese el trabajo sucio.
La
realidad era bien diferente. Cada año transcurrido aproximaba a la
mayor de las Antillas, hacia las condiciones infrahumanas de la
vecina Haití.
¿La
salud pública cubana? Médicos cubanos esparcidos por el mundo y el
pueblo siendo atendido por estudiantes extranjeros en su propio
territorio.
¿Y
que hay de los insalubres centros hospitalarios esparcidos por todo
el territorio nacional?
Insalubres
sí, llenos de ratas y cucarachas, debido a que el des-gobierno es
incapaz de proveer a dichos hospitales de los medios de aseo y
limpieza correspondientes, de sábanas, almohadas, papel sanitario y
muchas etcéteras.
Señalar
a los niños, de barrigas llenas de parásitos, como un ejemplo de lo
que era Cuba antes de 1959 es un despropósito en una sociedad que
estaba compuesta por un 70% de clase media.
Solo
un 25% de la población antes mencionada vivía en esas condiciones.
Lo peor era que la mayoría de ese por-ciento no era ni cubana
(haitiana o jamaicana). En eso tenía mucha experiencia el padre de
los hermanos dictadores.
La verdadera historia no podrá absolver a Fidel Castro
y a él le importaba un carajo lo que sucediera después de su
muerte. Lo dijo en una entrevista que le hiciera la periodista
norteamericana Bárbara Walters. Eso según él era asunto de las
futuras generaciones.
¿Cuál
era el asunto?
Tomar
las medidas necesarias para arreglar el desastre económico provocado
durante más de medio siglo.
¿Cuánto
les tomará a las generaciones futuras?
¿Más
de cien años?
Espero
que sea menos. En fin, que yo no lo voy a ver. A mi me tocó bailar
con la feísima de la «fiesta».
El concepto conocido como “estrategia”
también se utiliza para referirse al plan
ideado para dirigir un asunto y
para designar al conjunto de reglas que aseguran una decisión óptima
en cada momento.
En
otras palabras, una estrategia es el proceso seleccionado a través
del cual se prevé alcanzar un cierto
estado futuro.
Fidel
Castro jamás fue un estratega, porque su concepción era guerrillera
(mata y sala), que si no sale bien, pasamos a la próxima campaña
sin importarnos que pasará mañana.
La
estrategia, en lo militar, es la planificación de las batallas para
que estas conduzcan a la victoria final. De manera que se dedicó
toda su vida a ser el guerrillero permanente, que nunca derrotaba al
enemigo yanqui. ¡Coño, pero como jodía!
Es
que Fidel Castro no era ni táctico, porque la táctica lleva
implícita una planificación para conseguir el fin. Y él nunca
parecía querer alcanzarlo. Era un muerde y huye permanente.
No tengo la menor duda
de que el pueblo cubano lo condenará. Al menos al ostracismo. Nadie
querrá oír hablar de él durante mucho tiempo. Se imponen unas
preguntas:
¿Qué
cubanos?
¿Los
traicionados?
¿Los
aparentemente bien educados?
¿Los
médicos explotados? Los que están en Miami no me preocupan.
¿Los
que han tenido que vivir más de medio siglo con una libreta de
abastecimiento? ¿Los sin techo?
¿Los
obligados a ser obreros agrícolas siendo agricultores?
¿Los
escritores y artistas reprimidos?
¿Los
acólitos de los hermanos dictadores?
¿Los
defenestrados gratuitamente?
Me
preocupa el poco respeto que le tiene, a Raúl, el cuerpo de
Generales. Me preocupan las luchas intestinas por el poder. Me
preocupa quién será el sustituto.
Para
nada me preocupa lo que haga el presidente de los Estados Unidos.