lunes, 29 de marzo de 2010

Medias mentiras, mentiras y desinformación del régimen de los hermanos Castro Ruz



En Cuba se encuentran presos más de 200 personas acusadas de ser mercenarios al servicio del Imperialismo. El régimen de los hermanos Castro Ruz intenta, utilizando mentiras, medias mentiras y mucha desinformación, comparar las penas establecidas en los códigos penales de Estados Unidos, España, Francia e Italia, con las penas impuestas a los presos políticos cubanos, en un vano intento por justificar su encierro y descalificar a la prestigiosa organización Amnistía Internacional, que califica a algunas de estas personas como presos de conciencia.


¿Donde están las mentiras, las medias mentiras y la desinformación?


Debemos recordar que ninguno de los presos ha sido acusado o penado por crímenes políticos. Les han aplicado una mentira (¿legal?) de cometer delitos contrarrevolucionarios. Han sido acusados de colaborar directamente con el gobierno de los Estados Unidos, para los cual (dicen) han utilizado diferentes medios. He aquí la primera mentira. Si los supuestos contrarrevolucionarios utilizan “diferentes medios”, no están colaborando “directamente” con el gobierno de los Estados Unidos. Inmediatamente después de utilizar esta mentira des-informativa, acuden al subterfugio del aberrante embargo económico, como media mentira, pues no dicen absolutamente nada en relación a las graves privaciones que sufre la población cubana debido a la degradante gestión económica, llevada a efecto durante 50 años por un desgobierno totalitario déspota, ladrón y opresor.


En su intento des-informador, continúan haciendo comparaciones extemporáneas con terroristas, que nada tienen que ver con nuestros pacíficos disidentes, los cuales jamás han utilizado la violencia en sus manifestaciones. Acuden, los hermanos des-gobernantes, al tema de la ocupación de la Base Naval norteamericana de Guantánamo, sin aclarar cual es el nexo de éste señalamiento con los disidentes, que no sea la desinformación, para acto seguido afirmar que los disidentes del régimen de oprobio no tienen “nada que ver” con “la libertad de expresión”, sino con la colaboración con una superpotencia extranjera enemiga.


Inmediatamente acuden al Código penal de los Estados Unidos que prevé una pena de 20 años para quién preconice el derrocamiento del gobierno o el orden establecido. Nuestros disidentes proponen cambio de sistema. Jamás se han pronunciado por un derrocamiento del gobierno, aunque esté implícito. Han intentado modificar (no derrocar) el orden establecido, utilizando la propia Constitución inventada por la dictadura. Nuestros disidentes no han emitido declaraciones (ni verdaderas, ni falsas) que afecten las relaciones del régimen con ninguna otra nación. Tampoco han mantenido correspondencia o relación con un gobierno extranjero con la intención de influir en su conducta, respecto a la tiranía de los hermanos Castro Ruz.


Todo lo anterior no es otra cosa que infundios que intentan (sin conseguirlo) engañar a la opinión pública nacional e internacional.


Tampoco es el caso español para aquellos que mantengan relaciones de inteligencia con gobiernos extranjeros con el fin de perjudicar la autoridad del Estado o comprometer la dignidad o los intereses vitales. Nuestros disidentes jamás han tenido relaciones de “inteligencia” con gobierno extranjero alguno. Por tanto no han podido comprometer la dignidad (¿qué dignidad puede tener una dictadura?) o los intereses del régimen. Nuestros disidentes nunca se han alzado violentamente para derogar, destituir o suprimir las atribuciones que se tomó, por la fuerza, Fidel Castro hace más de 50 años. Nuestros disidentes jamás han suscitado hostilidades o actos de agresión contra el desgobierno totalitario.


No es cierto que en Italia se sancione con pena de 3 y 10 años al ciudadano que reciba (incluso indirectamente), del extranjero, dinero o cualquier artículo, con el fin de cometer actos contrarios a sus intereses nacionales. Es tan falso que son incapaces de citar la fuente de donde (supuestamente) obtuvieron los datos. Infiero que sea una más de sus mentiras diversionistas. De lo que si puedo dar fe es que nuestros disidentes jamás se hicieron propaganda de prensa, radial o televisiva, en relación a como obtenían la ayuda financiera, que recibían de organizaciones no gubernamentales.


En los países mencionados, los disidentes cubanos hubiesen tenido derecho a una defensa no parcializada, puesto que en mi país, al estar subyugados por la tiranía, los tres poderes del Estado, la defensa de cualquier persona se ve reducida a una mera representación teatral.


El “investigador” Salim Lamrani, es un lacayo del régimen de los hermanos Castro Ruz y no merece la tan cacareada “seriedad” que dicen los medios controlados por el desgobierno impuesto al pueblo de Cuba. El señor antes mencionado no es quién para criticar el trato hacia el régimen de los hermanos Castro Ruz, de una organización como Amnistía Internacional, reconocida por su profesionalidad y su imparcialidad. Salim Lamrani es, en todo caso, profesor de Neofeudalismo Totalitario, que considera delincuentes a los disidentes vilmente encarcelados en Cuba. El trasero de Lamrani habla por su boca. Sin ofensa.

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