domingo, 28 de marzo de 2010

La “pesadilla cubana” de trabajar sin producir por décadas


Aun cuando el régimen totalitario se empeña en proclamar que su economía crece, el costo humano de la dictadura del proletariado aumenta y 200 mil cubanos continúan subempleados, sin ahorros y acercándose al término de un sistema improductivo. Son los proletarios engañados: personas que confiaron sus sueños a un líder de pensamientos descabellados, pero que prometía el paraíso en la tierra. La seguridad social, prácticamente inexistente, está evidenciando graves tensiones en una sociedad envejecida.

Cada vez más, las empresas pasan a ser propiedad de inversores extranjeros que, como son los que aportan los recursos (dólares) mandan y procuran ganancias rápidas. Lo logran acudiendo a empresas de contratación del desgobierno.
Los sindicatos obreros (que no representan a nadie) no tienen autorización para mantener filiales en las referidas empresas. De ser sindicatos serios, alguna esperanza tendrían los trabajadores.

Tres sectores han apuntalado al régimen: El azúcar, el turismo y la minería. Pero el azúcar va de mal en peor, luego de que durante 50 años se haya empeñado (el régimen) en destruir la única verdadera industria que tenía el país.

El turismo se ve limitado a Canadá y algunos países europeos que pese a los altísimos precios existentes en Cuba, continúan visitando la isla, solo por el morbo de presenciar los restos de un pretendido proceso social en extinción. La minería crece en las ramas del níquel y el petróleo. Está aun por ver si los socios capitalistas continúan con sus empresas (a riesgo) o se retiran por falta del cumplimiento de las obligaciones del desgobierno.

Un régimen que gasta más de lo que produce, en una economía de mercado, está condenado al fracaso.

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