miércoles, 3 de marzo de 2010

La inmoralidad del régimen de los hermanos Castro Ruz debe acabar. ¡YA!


La muerte del disidente cubano Orlando Zapata, como consecuencia de la huelga de hambre que mantenía, ha provocado condenas internacionales debido a las torturas en las prisiones cubanas y por la falta de derechos humanos en la isla.

En 1989, como inspector de la aviación de helicópteros, realicé un amplio periplo (integrando una comisión multidiciplinaria) por diferentes prisiones de varias de las 14 provincias de Cuba. Se trataba de apreciar las posibilidades de desembarcar tropas especiales del MINFAR en caso de alguna revuelta incontrolada.

Aunque vi indicios de maltrato, no pude ver las celdas de aislamiento. No obstante los funcionarios de prisiones, nos dijeron que estas existían, pero que por razones de seguridad y sin un permiso especial, del Ministro del Interior, no podían ser mostradas a personal ajeno al servicio de prisiones.

Poco me importan los casos de muerte por hambre en el resto del mundo, cuando de lo que se trata es de la muerte por inanición de un compatriota. Lo mío primero. Para mí no son válidas las comparaciones, de un hombre pacífico, con terroristas irlandeses, vascos o de otra cualquier calaña.

Espero y confío que, a la inmoralidad del régimen de los hermanos Castro Ruz, le quede bien poco.

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