Fuego amigo,
para los incrédulos
Con estupor he leído el artículo del Sr. Olazábal
sobre el accidente ocurrido a un soldado español que participaba en una misión
de paz de las N.U. en el Líbano.
Olazabal nos trae a colación un suceso ocurrido en el
mes de abril del año 2003 cuando, por una desobediencia de órdenes por parte de
algunos periodistas, ocurre la muerte del camarógrafo español José Couso. Digo
desobediencia, pues en un teatro de operaciones militares no existe el aquello
de “indicaciones”, sugerencias” y un montón de etcéteras…
El caso de Couso no fue, Sr. Olazabal, fuego amigo.
Fue en todo caso fuego contra el enemigo. Hacía más de 24 horas que los
periodistas habían sido advertidos que debían abandonar el hotel donde ocurre
el desgraciado incidente. Tampoco puede ser catalogado como “daño colateral”,
porque el disparo fue intencional, pero no contra Couso, sino contra posibles
fuerzas de Saddam Hussein que se hubiesen apoderado del hotel, que había sido
ordenado evacuar.
La Ley de Murphy, Sr. Olazábal, es una forma cómica y
mayoritariamente ficticia[]
de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos que, a grandes rasgos, se
basa en el adagio siguiente: «Si algo puede salir
mal, saldrá mal». Esta frase, que denota una actitud «pesimista», resignada y
burlona a la vez ante el devenir de acontecimientos futuros, sería aplicable a
todo tipo de situaciones, desde las más banales de la vida cotidiana hasta
otras más trascendentes.
No intento defender al ejército israelí. No es esa mi
motivación. En todo caso, lo que intento es señalarle, Sr. Olazábal, que el
fuego amigo sí existe y en casi todos los casos por equivocación.
Testimonio del General López Miera
sobre el fuego amigo, tomado del libro “Secretos de Generales” (Luis Báez):
“El combate en
la loma Congreso en que peleamos fuertemente para evitar que el enemigo tomara
esa altura dominante.
El puesto de observación y el personal que lo defendía se metían en una
cueva y nosotros realizábamos el fuego sobre la misma con los BM-21, barriendo
las fuerzas enemigas que intentaban tomarla”.
Podían haber aniquilado a las fuerzas cubanas que se encontraban en la
loma. En este caso no ocurrió, pero las posibilidades eran reales.
Sr. Olazábal, hacerse eco del dolor de las víctimas no
valida el hecho. Las tropas americanas no buscaban matar periodistas. Esas
personas no debían estar en aquel lugar. El hotel Palestina debía haber sido
evacuado y no lo fue.
Antes de escribir semejante mamotreto, debía esperar a
las conclusiones de la comisión investigadora.
Es una vergüenza que seudo-periodistas como usted
continúen emborronando cuartillas sin conocimiento de causa y solo por el hecho
de criticar por criticar.
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