Banquete de Tontos
Por Juan Martín Lorenzo
Ha empezado una carrera, todo el mundo se apresta, recoge sus zapatos lustrosos, sus pantalones cortos, sus gafas oscuras de sol y a correr la carrera ligera de galgos a Cuba. El silbato fue dado el 17 de Diciembre, entre La Habana y Washington, entre Raúl Castro y Obama. Chihuahua faldero contra sato de Pomerania, ¡si es que existe!
Hubo inicialmente algunas zozobras, algunos temores capilares en la capital cubana en recientes días, y se hicieron también oír en alguna oficina pilosa en la sede del congreso americano pero, ¡al fin!, hoy aterrizó la flamante Nancy PeloSI al frente de la próxima escuadra de flamantes congresistas demócratas.
¡No!, no visitarán Varadero.
Según la “líder” de la cámara baja del congreso americano:
"Esta delegación trabajará para avanzar en las relación entre Estados Unidos y Cuba, y se basará en el trabajo realizado por muchos en el Congreso durante años, especialmente con respecto a la agricultura y el comercio”.
¡No se sabe qué más bajo puede caer esta cámara, ni qué más alto puede elevarse una recámara comunista!
Pero ahí están, “ya vienen llegando”, como decía la canción del cubano Willy Chirino, solo que al revés. Vienen llegando a Cuba, tocando los timbales cubanos en rumba de cajón yanqui – ¿no es así como le dicen por La Habana a sus “ilustres” huéspedes? –. Todos en busca de comercio y agricultura. O eso dicen.
Ah, y hoy acaba de finalizar otra visita. Una triada de legisladores del Congreso y del Senado. Mark Warner, demócrata por Virginia, Claire McKaskill, de Missouri, y Amy Klobuchar, de Minnesota, hicieron su primer viaje a Cuba durante el fin de semana. Klobuchar ha patrocinado un proyecto de ley para levantar el embargo estadounidense a Cuba. Desesperados los congresistas por su baño tropical.
Nadie sabe si la gestión de Klobuchar prosperará. Ross-Lehtinen dice que no, Marco Rubio dice que no, el san Benito cubanoamericano también dice que no, y Obama baila el tango porque no sabe cruzar las piernas a ritmo del buen criollo cha-cha-chá.
¡Ya aprenderá!
Cruzará en pantalones cortos también para dar un partidito de golf junto a su pareja, en un jueguito patrocinado por el dictador, con sombrero de paja, pantalones largos – ya no está para los cortos, después de todo ya no es turista en Cuba, quizás lo sea el año que viene en Washington –. Obama dijo que no era muy viejo y que tendría edad para ir a Cuba… se le olvidó la edad de su huésped pero, ¡quién sabe!, el otro ya se acerca a la centena, encorvado, hecho la arruga maldita del diablo que ni puede enlazar dos vocablos y sigue ahí, enganchado al carro en punto cero.
El sol cubano parece que le hace falta a todos estos congresistas, políticos mediocres que no se aguantan de la silla para ir a correr, partiéndoseles las patas, con la justificación divina, bastante maloliente, del comercio, la gastronomía y cualquier cosa.
McKaskill afirmó: "Francamente, estoy optimista".
¿De la desvergüenza americana? Y el senador no se apuró con su mojito en mano para agregar:
"Creo que es muy importante que en los próximos de tres a seis meses sigamos viendo avances, aunque sean pequeños pasos, pero tenemos que ver movimiento por los dos países".
¿Pequeño? ¿Qué cosa es un avance pequeño? Digamos, ¿que también le permitan a los rastacueros de Silvio Rodríguez y los otros aduladores de las “flores nocturnas de quinta avenida” ganar el “wanikiki” y regresarse a Cuba a cantarle a los aviones, y las victorias girondinas de agosto?
Es lo último en el coctel que ha pedido el “asesor” culturoso de la dictadura, un tal Prieto Abel. No se sabe por qué el mal gusto, la mediocridad y la adulonería siempre le añaden un vocablo oscuro.
Quizás otra suerte de racismo que tenga que librar Obama desde el campo de golf en Varadero.
La andanada de este banquete de útiles tontos siguió a aquella otra que aterrizó en La Habana con el señor Patrick Leahy que, según correveidiles de la Casa Blanca, fue quien le metió la píldora – ustedes dirán por dónde – al señor presidente de los Estados Unidos para que mandara a un escribidor a mediar con una dictadura. De lo que salió una sardina de acuerdo donde la democracia se puso de rodillas, o de espaldas, levantando el culo al cielo como lo hacen los modernos terroristas para venerar a un Dios que solo clama cabezas humanas en nombre de cualquier cosa.
Hoy llega al banquete la señora PeloSI, que se encontrará con Jaime Ortega, “líderes locales” y funcionarios de un gobierno que por 56 años no ha resuelto nada en una isla… también a buscar papas y fiambres.
Estos legisladores que se dicen pertenecer a un “partido demócrata” y que se apresuran a hablar el vocabulario de tiranos parecen no tienen muchas papas por su casa, o tal vez demasiadas. Espero sea lo último que, al menos del lobo un pelo, los cubanos podrían disfrutar de alguna una vez al año en el mercado.
Lo más curioso es que, abrumadoramente, todos dicen buscar lo mismo: comercio y agricultura. ¡Vamos!, las papas y las mulatas de Varadero, ¿no es así?
Nunca he oído que las papas y las caderas mejoren la democracia. Quizas sea una inventiva tropicalista del valle del silicio.
Por su parte el “socio” cubano dice que sigue con el gallego, que le ha resuelto por más de 25 anos la esclavitud local del cubano, mientras el yerno se hace de los millones en el banco suizo, sin firmar a su nombre.
Cuando se retiren estos 9 de PeloSI de la mesa tendremos otro festín, un tal señor medio italiano, medio neoyorquino y medio cualquier cosa que se viene de Nueva York también para lo mismo, comerciar. Todos quieren mojar en mantequilla su pan. Es el señor Andrew Cuomo, ¿será parte de alguna familia italiana de aquel fantástico padrino de Mario Puzo?
Solo lo pregunto.
¡Qué importa! Los lidercillos de La Habana y los lidercillos de Washington siguen viviendo su romance, no en balde han puesto a sus mujeres a negociar los decretos de las sardinas y los tiburones.
A este festín asisten todos los bandos ajenos al mismísimo problema cubano, que es Cuba, sus pobladores, los que no intervienen en nada, no dicen nada, e importan un carajo.
¡Para todos!
Y así, fin de la boda transexual, con asistencia perentoria del CENESEX, baile de moda de la señora Obama y la sonrisa plástica de su partenaire en esta danza macabra de flamencos.
¡Banquete de tontos útiles en una mesa de astutos tiranos!
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