domingo, 10 de enero de 2010

Obama no está obligado a nada


Ni el capitalismo, ni el imperialismo tienen nada que ver con el cambio climático.


La consigna es la siguiente: “Debemos reducir los gases de efecto invernadero para salvar el planeta”, pero existe un acuse de recibo que nos conduce hacia un debate que ha sido revelado y que, aparentemente nos lleva a un argumento donde podemos apreciar un ciclo, muy natural, de cambio climático, que el planeta ha estado experimentando durante millones de años y que existe una causa aparentemente responsable, completamente diferente del MC, para las variaciones del clima global.


El monóxido de carbono es promovido al status del “chico malo” de los gases de efecto invernadero y a la humanidad como el “chico majadero” responsable de echar a perder nuestro planeta.


La ciencia moderna y los medios se han pasado, con la lluvia de acusaciones sobre el calentamiento global.

¿Pudiera parecer tan descabellado y poco probable que el más grande, el más caliente, el más volátil cuerpo de nuestra Galaxia pueda, de facto, estar influyendo más o menos en la temperatura del planeta en que vivimos?

Parece plausible. ¿No es cierto?


De hecho, el MC es el 0,03% de nuestra atmósfera y de ese porciento, la humanidad es culpable de proveer el 3%. Exactamente, 3 por ciento de 0,03%.

No quiere decir que la industria no tenga efectos catastróficos sobre el medio ambiente, por medio de contaminantes, PERO echarle la culpa sobre el efecto invernadero y por tanto a la humanidad por el calentamiento global, pudiera ser falso.

Los pocos que se benefician con estas tácticas de miedo están desviando recursos de los verdaderos problemas medioambientales y de las necesidades humanas como la pobreza, la reducción de contaminantes y el desarrollo de las poblaciones del tercer mundo.
Los otros que se benefician son los neofeudalistas (totalitaristas), que de todo, les echan las culpas a los países democráticos desarrollados.

Tal vez lo mío sea paranoia, pero cada vez escucho (últimamente leo) a Fidel Castro, pronunciarse sobre cualquier aspecto, me resulta todo lo contrario de lo que dice. Si apoyaba la elección de Obama, era porque quería que saliera su oponente. Si se pronuncia contra el embargo es porque precisa que éste se mantenga. Y así con todo. Si dice que el premio nobel a Obama fue positivo, resulta ser todo lo contrario.

No es que Fidel Castro no tenga vergüenza. Es que es un sinvergüenza, que no se oculta para decir que, en un papel de inquisidor (que nadie le ha otorgado), observa “cuidadosamente” al presidente negro. Dice que no lo prejuzga, mientras hace todo lo contrario.
Mientras señala que es obsesivo, en su trabajo, ahora lo tilda de mentiroso y lo compara con G. Bush.

Para nadie es secreto, que Bin Laden haya sido reclutado y entrenado por la CIA para combatir a las tropas soviéticas en Afganistán, o que sea Saudí de nacimiento y proveniente de una de las familias más ricas de Arabia Saudí.

Tampoco es errado proclamar que la guerra no es el camino para luchar contra un terrorismo exportado y sustentado por el petróleo.

Obama no originó la guerra con Afganistán y mucho menos la de Iraq, pero tiene y asume la herencia de los Bush. A su favor tiene, las intenciones de resolver el caos creado, no solo a los Estados Unidos, sino al resto del mundo desarrollado y que influye, sin lugar a dudas, en los países en vías de desarrollo.


Fidel Castro se pregunta:

¿Por qué Obama aceptó el Premio Nobel de la Paz cuando ya tenía decidido llevar la guerra en Afganistán hasta las últimas consecuencias?
¿Cuál sería la variante de Fidel Castro, para rechazar el premio?

¿Por qué Fidel Castro ofende sin ton ni son?


Otra vez, el Fidel Castro catastrofista, se atreve a decir lo que no se debe hacer, pero no dice cual es la forma correcta de hacerlo. El Nostradamus tropical predijo un discurso teatral en Oslo.

Ya quisieran Fidel Castro y sus acólitos que el mundo se les estuviera yendo de las manos a los países desarrollados. Eso es precisamente lo que a él le encantaría que sucediera y de esa forma sumir al mundo en el oscurantismo feudal totalitario.

Obama no es el fanático religioso, alcoholizado y cowboy trasnochado de Bush, aunque (Bush) no sea del todo responsable del rechazo a la firma del protocolo de Kyoto. Gore, por su parte, es un resentido del sistema que le robó las elecciones presidenciales y que sabe perfectamente que el peligro del cambio climático es tan relativo como lo fue su candidatura.


Es indiscutible que la lucha contra el calentamiento global solo la pueden asumir los países desarrollados, siempre vigilando y fiscalizando las inversiones en los países en vías de desarrollo.
Los países en desarrollo se nutren de las inversiones de los países desarrollados. Estas inversiones son llamadas por los neofeudalistas, explotación capitalista, “el peso de la carga sobre la especie humana”.

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