domingo, 3 de enero de 2010

Los europeos que apoyan el neofeudalismo fidelista


Mi estancia en Europa y el conocer a personas de ideas socialistas me ha impresionado negativamente cuando he percibido que, sin conocerlo, profesan admiración por el régimen totalitario neofeudalista disfrazado de socialismo.

Debido a mis largos años de experiencia y del conocimiento del proceso anárquico del régimen fidelista. De las enormes vicisitudes por las que pasa el pueblo cubano debido a la aventura egocéntrica de imponer el neofeudalismo donde quiera que sea, en cuanto continente existe. Me deja perplejo ese compromiso y ese cariño que demuestran hacia ese régimen que, al contrario de lo que suponen, ha destruido una sociedad para convertirla en algo peor. Siempre invocando al imperialismo como el gran culpable de todos lo males. Nunca reconociendo las incapacidades e insuficiencias propias.

Y es esa posibilidad de que alcancen un mundo peor es la que me compulsa a desenmascarar las fechorías del totalitarismo fidelista ante los socialistas indígenas de Europa. A advertirles que esa no es su causa. Que defender el neofeudalismo es retroceder dos mil años en la historia. Que el totalitarismo es contrario al derecho de vivir y desarrollarse en paz.

No he venido a Europa por invitación de asociaciones de amistad con el régimen totalitario. He visitado seis países (Portugal, España, Francia, Bélgica, Holanda y Alemania) y en estos, a más de diez ciudades. No he participado en conferencias. Si en muchas discusiones a nivel de calle. No me he reunido con parlamentarios, ni funcionarios de gobiernos, ni dirigentes gremiales y si con muchos trabajadores. He dado pocas entrevistas a la prensa radial y escrita.

He encontrado que a pesar del frío hay mucho calor humano y mucha confusión. Me di el gusto de conocer las tribus ibéricas. A inmigrantes de todas partes y a compatriotas que les importa un pito como se pone Jorge*. He escuchado nuevamente lenguas afines a la mía y otras que no tanto. Todas suenan a cariño y confusión.

A pesar de que tengo que trabajar para poder vivir, no he dejado de lado mi interés de que se conozca la verdad sobre el sufrimiento del pueblo cubano. Todos, sin excepción, de derechas y de izquierdas, más reaccionarios o menos extremistas, quieren escuchar lo que les puedo aportar al interés común. De que me presten atención, estoy muy agradecido.

Jamás me han preguntado sobre cubanos que estén presos en cárceles norteamericanas. Ninguno sabe quienes son ni porque están presos. Ni les interesa.
Los interesados son aquellos que cursan invitaciones políticas de “solidaridad”. Que proporcionan giras a expensas del sudor de trabajadores engañados.

Este proselitismo es de vital importancia para el mantenimiento de un régimen, explotador de la clase obrera.

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