Fidelismo: Régimen político fundado en el predominio del totalitarismo de la miseria como elemento catalizador y aniquilador de riqueza.
Por Mario Armando Riva Morales
Ya viene llegando. Pretende
que el viaje forme parte del inesperado cambio de política en relación con la
dictadura totalitaria neo feudal.
¿Se reunirá Obama con las
fuerzas disidentes?
Como preludio del viaje se
han dado a conocer la reanudación de vuelos comerciales (hasta cien por día) y
la autorización para la instalación de una ensambladora de tractores.
¿Cuáles son las compañías
privadas que operan en Cuba?
¿Cuál es la empresa privada
cubana que operará, conjuntamente con la yanqui, dicha ensambladora?
Son muchas las preguntas,
Sr. Obama:
¿Estas concesiones
gratuitas a los “empresarios-funcionarios” del régimen serán las que dificultarán
la involución de todas “sus” medidas si a partir de las elecciones de noviembre
ganaran los republicanos?
¿Será verdad que no visitará
a Fidel Castro, aunque sea a última hora? Da igual, la conexión ideológica, con
la dictadura, es un hecho. En definitiva usted no tiene idea del significado de
la primera gran derrota militar de los Estados Unidos en el Hemisferio Occidental,
ni del peligro que representó, el régimen que usted generosamente respalda, al
permitir la instalación de cohetes nucleares.
¿Acaso no consigue
interiorizar el significado de aparecer sonriente al lado de Raúl Castro? ¿Es
ese el mensaje que le envía al mundo?
¿Será verdad que se reunirá
con los disidentes? ¿Con todos o solo con algunos? ¿Nadie le ha dicho que su
actitud ha propiciado que las hordas paramilitares del régimen insulten y
agredan a esos opositores pacíficos?
Si bien es verdad que Raúl
Castro no es ducho en el juego de ajedrez diplomático, no es menos cierto de
que tiene mucha más experiencia que usted y que todos sus asesores juntos Sr. Presidente.
Solo le advierto que “La Guerra Fría”, no concluirá
hasta tanto haya desparecido de la faz del Caribe, el régimen de los hermanos
dictadores. El Foro de Sao Paulo, el ALBA y todo lo que representa el “Socialismo
del Siglo XXI así lo ejemplifica.
¿Qué el régimen ha dejado
de apoyar el terrorismo? Vamos hombre, eso no se lo cree ni usted mismo. ¿Qué ha
dejado de ser antimperialista? Bueno Sr. Obama, puedo entender que usted
noconsidere a los Estados Unidos como
un Imperio, pero ellos sí. Al igual que muchos regímenes dictatoriales, los
E.U. constituyen el “Imperio del Mal”.
El régimen de los hermanos
Castro Ruz se encuentra entre los principales regímenes más peligrosos para los
Estados Unidos. ¿O es que acaso la influencia no cuenta? Sin embargo,
presidente, de una forma demasiado cándida, usted les está haciendo el juego.
* La noción de contubernio,
que tiene su fuente etimológica en el latín (contubernĭum), se utiliza
para nombrar a un acuerdo o una asociación
que resulta censurable o indigna. El término puede aplicarse sobre pactos
ilícitos, conspiraciones u otros entendimientos que merecen repudio.
Ciudad de la Habana
Foro por los Derechos y Libertades
El restablecimiento de relaciones con los EUA ha generado una ilusión de
apertura y cambios que distan mucho de la realidad vigente en la Isla. Las concesiones
unilaterales hechas por la administración del presidente Obama a la dictadura
totalitaria más larga que haya tenido el hemisferio, le han otorgado la
legitimidad necesaria para sentirse con la fuerza de declarar reiteradamente
que no cederán ni un milímetro en el reconocimiento de los derechos civiles y
políticos del pueblo cubano.
A partir del 17 de diciembre de 2014 ha sido notable el incremento de la
violencia de Estado contra los activistas de DDHH, opositores y periodistas
independientes. Particularmente agudizada sobre los que participan en la
campaña #TodosMarchamos, que demanda una ley de Amnistía para los presos
políticos, el derecho a la manifestación pacífica y el pleno respeto a los
derechos y libertades fundamentales. No podemos dejar de señalar que las
mujeres cubanas están cargando con una gran parte de esa violencia y represión.
Al mismo tiempo observamos con profunda preocupación la débil reacción de
la comunidad internacional ante la escalada de la represión y las violaciones
de los derechos humanos en la
Isla.
Informados acerca de la posible visita del presidente Barack Obama a
nuestro país, el Foro por los Derechos y Libertades considera que, bajo las
condiciones existentes de represión y persecución contra todo tipo de
disidencia, esta visita fortalecería la determinación del régimen de los Castro
de mantener su actual posición.
El presidente Barack Obama ha hecho referencia a la necesidad de un
escenario cívico y político distinto como condición para su visita a la isla.
Igualmente ha declarado su interés en tener un encuentro con la oposición cubana.
Consideramos que estas palabras deberían materializarse en tres puntos
fundamentales:
1. Cese inmediato de la represión contra todo cubano que defienda sus
derechos y libertades fundamentales. Amnistía para los presos políticos o con
connotación política
2. Ratificación y monitoreo sobre la implementación de los Pactos de DDHH
de Naciones Unidas
3. Encuentro formal con una representación de la oposición cubana
Si las sugerencias previas son ignoradas, la visita del presidente
norteamericano servirá solo para consolidar al régimen totalitario y no para
empoderar a los actores pro democráticos. El gobierno de los Estados Unidos no
debe perder su liderazgo y compromiso con la democracia y sus defensores.
Foro por los derechos y Libertades
Comité Coordinador
A principios del siglo XIX, el deporte era una práctica reservada
exclusivamente para la élite aristocrática y su simbiosis burguesa,
especialmente para los jóvenes educados en el medio universitario. Es una
oportunidad, para aristócratas y burgueses, de mostrarse, divertirse y rivalizar.
Es la época de las grandes citas en los hipódromos, de los grandes lugares de
canotaje, de los primeros deportes de invierno como Chamonix, de los clubs de
golf que se multiplican. Estos clubes que se crean, por lo tanto, están
reservados a la aristocracia y la burguesía que prohíbe el acceso a los obreros.
No podemos dejar de señalar que la “gente bien” no necesitaba del dinero para
crear los medios necesarios (terrenos, jardines, utensilios, ropa deportiva
etc).
Debido a las condiciones de la explotación capitalista, a principios del
siglo XIX, los trabajadores no tienen ni los medios ni el tiempo para el
deporte. La explotación total en la fábrica o las minas y la miserable vida
diaria apenas permiten la reconstrucción de la fuerza de trabajo. Incluso los
niños de la clase obrera, abatidos por el raquitismo deben sacrificarse en la
fábrica desde la edad de 6 o 7 años. La jornada de 10 horas se establecerá
hasta 1900 y el día de descanso se obtendrá en 1906.
El deporte de los trabajadores nace bajo la esfera de influencia de los
sindicatos y se desarrolla hasta la época victoriana.
En cierta forma, los trabajadores asociaban la actividad deportiva con el
espíritu fraternal que le dio nacimiento, con la solidaridad y la asistencia
mutua. Así, sobre estas bases, desde la década de 1890, los clubes obreros se
multiplican.
Ante las iniciativas de la clase obrera, la burguesía no podía permanecer
con los brazos cruzados y trató de atraer a los trabajadores a sus propias
estructuras, especialmente a los más jóvenes. Buscaban atraer a los jóvenes mediantela creación de patrocinios.
Para los patrones se convirtió rápidamente una gran preocupación,
especialmente en la gran industria.
He aquí donde chocan los intereses de clases, entre la aristocracia y la
burguesía. El mismo barón Pierre de Coubertin estaba angustiado por la idea de
un “deporte socialista”.
Es así que los patrones crearon clubes donde los trabajadores fueron
invitados a participar. Los clubes de las minas en Inglaterra, por ejemplo,
permitían estimular el espíritu de competencia entre los trabajadores, evitar
discusiones políticas y contribuyó a romper huelgas desde el inicio.
El problema de los obreros consistía en que, para jugar o competir con los
aristócratas y los burgueses, debía hacerlo en condiciones desventajosas, pues
mientras los primeros tenían todas las condiciones y tiempo libre a su alcance,
los obreros debían trabajar para sustentar a sus familias.
Fue así como surgió el deporte rentado y la imposibilidad de que los
profesionales del deporte no pudiesen competir con los “amateurs”.
Los obreros le habían subido la parada a la aristocracia y a la burguesía.
Terminada la SGM,
la simbiosis entre la aristocracia y la burguesía se consolidó. Hoy en día no
existen más diferencias que los títulos nobiliarios y unas cuantas leyes
arcaicas en Europa.
No obstante, en su carácter retrógrado, el campo «socialista» (las
dictaduras del proletariado) que en su finalidad se parecían más a las monarquías
autoritarias, apadrinaron las ideas del Barón de Coubertain al del no menos
aristócrata Conde de Saint Exupery, llegando al colmo de presentarles como
grandes defensores de sus “ideales”, cuando en realidad criticaban a la burguesía.
Ambas ideologías coincidían, unas por autoritarias y otras por totalitarias.
Son tiempos de fetichismo con el socialismo tropical cubano. Hay preguntas
que hacen eco en todas las esquinas de esta isla y confieso que me tienen
cansado. ¿Por qué se van los jóvenes cubanos? ¿Piensas irte también? ¿Qué
pasará en un país sin juventud? Las respuestas son obvias: emigrar es su
derecho, hay muchos que aspiran a hacerlo pero también otros que se quedan a
conciencia. Aun así, molesta bastante que el protagonista hoy en día sea el
emigrante y no quienes se quedan a construir el futuro de Cuba.
Son tiempos de
incertidumbre. ¿Existe aún lo que se llegó a llamar “socialismo tropical”? Los
jóvenes cubanos, Sr. Harold, se van de Cuba porque no tienen futuro. La
pregunta no es ¿Qué pasará? La pregunta correcta es ¿Qué juventud recompondrá más
de medio siglo de desgobierno? Por supuesto que emigrar es un derecho. Derecho
conculcado durante medio siglo. Son minoría los que se quedan. Minoría mayor
que los que se quedan a conciencia. ¿Quién le ha dado el protagonismo al
emigrante Sr. Cardenas?
Advertencia: Sr. Lemas, con
estas declaraciones suyas, usted bien puede ser tildado de disidente por los órganos
de la seguridad del régimen.
Lo olvidados entonces somos los enraizados, los que quedamos aquí en este
país cargado de contradicciones. Eso tiene que ver con otras actitudes, como
aquella amiga de antaño que regresó el otro día y quería enseñarnos a utilizar
Facebook porque “este país es un atraso”. O los que piensan que en Cuba quedan
los que no tienen oportunidad de marcharse, reduciéndonos a una suerte de
perdedores. Esos y otros mitos circulan todos los días, dando una visión
simplificada de este país según la cual todos nos queremos marchar. Y no es
así.
Los olvidados Sr. Harold
son aquellos, que como buenos mentirosos, defienden un régimen que tiene sumido,
al pueblo de Cuba, en afrentas y oprobios. Buena definición la de su amiga, al
decir que “este país es un atraso”. Menos mal que ya usted está interiorizando
que se encuentra en el bando de los perdedores. Pues va a ser que sí. Que el
que no se marcha es porque no puede o que continúa pegado a la ubre de la vaca
macilenta llamada “revolución”.
Conozco muchos jóvenes que les iría bien en otras tierras pero se quedan en
Cuba porque los mueven fuerzas mayores. Muchos desconocidos que hacen bien
anónimamente, muchísimos que trabajan cada día por un salario simbólico y son
los héroes olvidados de este país. De esos no escribe casi nadie, es más fácil
visibilizar a supuestos “ganadores” o preocuparse por el desangramiento
migratorio y no por la solución para terminarlo.
¿Podría usted decirme
cuales son las fuerzas mayores por las cuales se quedan en Cuba, solo algunos jóvenes?
¿Cómo se atreve a llamarle “héroes olvidados” a aquellos jóvenes que son
vilmente explotados por la dictadura? En todo caso llámeles esclavos.
¿Quién, en su “sano”
juicio va a atreverse a escribir de los esclavos cuando Tony Castro, el hijo
del dictador recibe “como héroes” a los que se fueron y regresan con los
bolsillos llenos de dólares?
Dígame: ¿Quién firmó un
convenio con USA para que se otorgaran 20 mil visas anuales en 1994? Como
consecuencia el desangramiento migratorio ya ronda el medio millón de jóvenes
con preparación media superior emigrados por vía legal.
¿Será que a la
dictadura le era conveniente desembarazarse de tamaña cantidad de jóvenes de
dudoso control?
¿Por qué se van los jóvenes? Muchas razones, entre ellas la ausencia de un
paradigma del éxito que sí tuvieron nuestros padres y nosotros carecemos, que
toca construir. Quizás la respuesta para esto sea precisamente visibilizar, ¿a
quiénes? A los que se quedan.
No me venga con cuentos
de camino. ¿Cuál paradigma del éxito? La dictadura no garantiza ni una vejez
segura. Ese es, precisamente, el espejo en el cual se miran los jóvenes de la
tercera generación “revolucionaria”. Explíqueme: ¿como van a visibilizar y a
quienes?
Por otra parte, el éxodo del 2016 no es el mismo que la crisis de los
balseros en 1994. Aquello fue una respuesta ante la escasez más cruda que hoy
en día ya no es tan así. ¿Qué pasa entonces? Por alguna razón en los momentos
más duros del Período Especial el consenso nacional soportó embates que hoy no
podemos superar. ¿Por qué? Quizás porque el proyecto de nación estaba más claro
en ese entonces, porque existía el liderazgo carismático de Fidel Castro como
mecanismo de unidad o sencillamente porque creíamos que era posible un regreso
a la estabilidad de los años 80.
Usted mismo lo dice: “Ya
no es tan así”. Sobraría el “tan”, pero aun perdura. Tal vez usted no lo
recuerde, pero en lo más álgido del período especial, la dictadura abandonó por
completo a la juventud, hasta casi desaparecer la UJC llamada la “vanguardia”
del PCC. Otro tanto aconteció con la
FMC.
Si no fuera porque sé
perfectamente que usted vive en Cuba, le preguntaría en que país se encuentra,
para decir semejante disparate: “existía el liderazgo carismático de Fidel
Castro”. Sr. Cárdenas, si alguna vez el dictador en jefe tuvo algún carisma y
no hubiese sido el miedo a sus malignas decisiones, eso desapareció después de
la causa no.1 del 88. Eso fue lo que acabó de colmar el vaso (medio lleno o
medio vacío) de los que creíamos, en él, a fe ciega. Y no me avergüenza
decirlo.
Por no dejar de
traicionar, Fidel Castro lo ha traicionado todo y desde el principio. Tontos, más
que tontos, fuimos los que nos dejamos engatusar con su populismo de sirena en
celo.
Efectivamente, recuerdo
los años 80, hasta la peregrina idea de tener un sistema de Internet, variante CAME,
para todos los países socialistas, hasta que se desmerengó el sistema.
El día que aceptamos que no había un regreso posible, desaparecieron los
paradigmas y las certezas. Nuestra incapacidad de generar un consenso y enviar
señales claras sobre el rumbo del país o sobre cuál es el plan gubernamental
para nuestro futuro, provoca el desaliento y la mirada hacia alternativas
foráneas. Parte de la emigración cubana es también responsabilidad nuestra
entonces como proyecto de país incapaz de generar un mayor consenso.
Su caso me da hasta pena,
Sr. Lemas. Sé que no es fácil reconocer haberle “apostado al caballo equivocado”.
En mi caso ya había escuchado semejante afirmación de parte de mi progenitor.
Cuando escuché decir a
Fidel Castro (al autorizar la libre circulación del dólar) que esas medidas se
tomaban por no tener «alternativas». Por un momento llegué a pensar que se podía;
para nuevamente volver a la realidad y preguntarme a mi mismo: ¿Te vas a dejar
engañar otra vez? El engaño vino en forma de CUC diez años después (2003). Y ya,
yo no era un hombre joven. Para esa fecha cundía en mí el desaliento de haber
dedicado toda mi vida a defender a una dictadura “insaciable e insoportable que
había hundido, a Cuba, en el mal”.
¿Cómo va a ser
posible que, una dictadura, que coquetea con “los chicos verdes” y pacta
relaciones diplomáticas con el “monstruo imperialista” sin haberse levantado el
bloque-bargo, pueda dar señales sobre el rumbo del país?
En el extranjero tengo a todos mis amigos de la infancia menos uno, que
quizás se marche pronto también. Allá están mis compañeros de aula, mis novias
y si quisiera hacer una reunión de clase, sería más fácil hacerlo en Miami que
en mi ciudad natal. La empatía con el emigrado es inevitable porque con solo un
par de giros en el destino cualquier de nosotros pudo haber sido uno de ellos.
Aun con su participación y apoyo, el futuro de esta isla tienen que decidirlo
los que viven dentro. Irónico entonces que esos sean los grandes olvidados en esta
historia, los que se quedan.
Sr. Harold, yo perdí a
mis amigos de la niñez (todos se encuentran en USA). Perdí todos los amigos de
la adolescencia (todos se encuentran en USA). Por perder, perdí a casi todos
mis compañeros de lucha (muchos de ellos se encuentran muertos (en combate) fuera
de Cuba o viven sus vidas cubanas con el “verde sudor” que emana de las frentes
de sus hijos, allende la patria. Sepa usted, que los he vuelto a encontrar,
gracias al fenómeno llamado Internet.
SR. MENTIROSO:
La patria es de todos.
Somos, todos los cubanos, los que tenemos el deber y el derecho; los que viven
e Cuba y los que viven en el extranjero a reconstruir todo el descalabro que
los hermanos dictadores nos han legado.
Usted no es quién para
decidir lo que hay que hacer para que Cuba vuelva a ser un país próspero. No se
ponga el sayo del tirano. Jamás ose continuar dividiendo al pueblo de Cuba. Ya
el daño de los hermanos Castro Ruz es suficiente.
Cuando Fidel Castro bajó de la Sierra Maestra,
seguramente no tenía muy claro cómo se enfrentaría a los seis millones y más de
habitantes que tenía Cuba en aquél entonces.
¿Habrá pensado el dictador que
todo un pueblo se pondría a sus pies, como fiel espectador?
¿Cuándo supo realmente que eso
no lo iba a lograr nunca?
Seguramente recordaba que en
dos ocasiones las dos huelgas que ordenó al pueblo para poner fin a la guerra
de guerrillas, no ocurrieron. Es posible entonces que, a partir de ese momento,
siempre sintiera desconfianza al escuchar la gritería de sus primeros fanáticos
seguidores, compuestos por miles, embelesados con sus palomas, su barba y su
parecido a Cristo.
Él sabía que las palomas podían
desaparecer, que su barba languidecería con el tiempo y que el verdadero Cristo
sería puesto definitivamente en sus altares.
Un 28 de septiembre de 2003
dijo la frase más demagógica de su vida: “El misterio de la Revolución está en las
masas.”
¿A qué masas se refería? ¿Sólo
a los miles que acudían a su llamado, o a un pueblo que nunca tuvo (y lo sabía,
puesto que jamás se atrevió a hacer elecciones libres)? En la Plaza de la Revolución caben unas
200 mil personas; frente al Palacio Presidencial, donde preguntó sobre los
fusilamientos, caben 50 mil; y en 23 y 12, para proclamar el Socialismo, un
poco más.
¿Cómo queda entonces el mito
del millón de participantes, o de todo un pueblo, como se dice aún?
Fidel Castro mejor que nadie
sabía que sus primeras masas, las que pertenecieron al estrato inferior de la
sociedad, considerado como ese menos culto y más ordinario que sólo comprendía
la parte superficial de los asuntos de una nación, que desconocían por completo
su personalidad y sus ansias de poder, lo habían ayudado no sólo a aplazar las
elecciones generales, sino además, a que se olvidaran de ellas, cuando
preguntó, restándole importancia a esta fórmula democrática, por lo que muchos
habían luchado y habían dado su vida:
“¿Elecciones para qué?”
¿Cuándo fue que los muchachones
miembros de la Seguridad
del Estado soplaron al oído de los mandamases la necesidad de nuevas medidas,
para que todo se siguiera viendo normal durante los encuentros del dictador con
sus masas, ya no tan conmovidas, ya no tan fanáticas y mucho menos histéricas?
Para lograr que miles de
cubanos hicieran acto de presencia en sus mítines políticos y continuaran
aprobando leyes, planes y cuanta idea se le ocurriese al Omnímodo, necesitó de
grupos de artistas, sobre todo de los miembros de la Nueva Trova,
encabezada por Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, porque cada día que pasaba
concurrían menos y menos sus masas.
Unos años después, el escenario
de esos mítines políticos, por fuerza del destino, volvió a cambiar. Se
colocaron cientos de sillas en áreas abiertas, para que “los de más confianza”
pudieran sentarse cómodamente y escuchar a los nuevos y viejos líderes de la
misma envejecida y apuntalada Revolución. Así, no se escucharía una queja, un
grito de libertad.
En 2003, precisamente, se
desató una fuerte ola de represión contra la oposición interna. El MININT
(Ministerio del Interior) le había asegurado al comandante que dicha oposición,
perteneciente al Movimiento Cubano de Derechos Humanos, estaba compuesta por
más de treinta mil miembros. Hoy son muchos más.
¿Masas organizadas contra mí?,
se preguntó el dictador, trastornado por la noticia su viejo corazón.
Montado en cólera, envió a
prisión, por décadas, a un total de 75 opositores y periodistas independientes.
Tres años después, en 2006,
decidió al fin alejarse de sus masas. El que tanto se había parecido a Cristo,
que juró el 8 de enero de 1959 que “jamás incurriría en la grosería de ser un
dictador”, comenzó a sentirse uno fracasado, comenzó a sentir, por primera vez,
una fuerte oposición en su país.
A Fidel Castro nunca le han
gustado los líderes políticos jóvenes que no son comunistas. Los ve como soplos
de aire fresco en América Latina, como el diablo ve a la cruz.
La lista de nombres es larga.
En ella se pueden incluir líderes como Óscar Arias, Álvaro Uribe, Henry Ramos
Allup –no tan jóvenes– y muchos otros. Hoy, por ejemplo, Leopoldo López, preso
injustamente en Venezuela.
Pero es probable que el peor de
todos para el viejo caudillo nonagenario y apartado de las masas desde 2006, ha sido Francisco
Flores, presidente de El Salvador entre 1999 y 2004, quien acaba de fallecer,
lamentablemente.
Lo primero que no le gustó a
Fidel Castro fue que Flores venciera democráticamente en las elecciones
presidenciales a Facundo Guardado, ex guerrillero y amigo suyo, que
representaba a la coalición formada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), organización guerrillera pagada por el régimen castrista que devastó al
país por más de dos décadas, a partir de 1980.
Tampoco le gustó que el joven
político, al terminar su mandato presidencial, contara con más apoyo popular
que cuando había sido electo, con un 76% contra el 52%.
Luego ocurrió lo peor: Flores
acusó en su misma cara a Fidel Castro de ser el responsable de la muerte de
decenas de miles de salvadoreños. En Cuba vimos el rostro sorprendido y la
soberbia del Máximo Líder, casi fuera de sí.
Antes, ya Flores había logrado
la paz en su país a través de acuerdos, que fueron un ejemplo para el mundo,
algo que tampoco gustó al Omnímodo.
No había duda alguna de que el
jefe de estado cubano no había respetado en lo más mínimo la soberanía y la
integridad de El Salvador, donde se vio la presencia directa cubana en el
conflicto interno de ese país, al proveer Fidel Castro de armas al FMLN a
través de Nicaragua, con el consentimiento del gobernante Daniel Ortega.
La guerra terminó en 1992. El
saldo es impresionante: más de 75 mil muertos, 8 mil desaparecidos, 12 mil
lisiados, miles de desplazados y millonarias pérdidas económicas.
Con una licenciatura en
ciencias políticas del Amherst College, numerosos cargos de suma importancia
política en su país antes de alcanzar la Presidencia, la vida le jugó una mala pasada al
líder salvadoreño Francisco Flores.
Flores fue acusado de haber
peculado con 15 millones de dólares donados por el gobierno de Taiwán para la
reconstrucción de El Salvador después de los terremotos de 2001. Era el primer
mandatario que sería sometido a juicio por corrupción. Llevaba dos años en
prisión domiciliaria. ARENA, su partido, siempre lo consideró un perseguido
político, inocente de los cargos que se le achacaban.
Aun así quedará para siempre
como el político joven que, sin temor alguno a venganzas truculentas, típicas
de los más clásicos dictadores de este mundo, llamó asesino a Fidel Castro en
aquella memorable Cumbre de las Américas, la última a la que asistió el
mandatario cubano.
Hasta en la bien controlada
isla cubana repercutió el eco de aquellas palabras de Flores, que quedarán para
la Historia
y que muchos en nuestro continente quisieran repetirle a diario.
Sus ideas, las de Flores,
claras siempre fueron. Recordémoslo cuando en 2004 fundara en Estados Unidos el
Instituto América Libre, ante unos 200 presidentes, políticos, empresarios e
inversores, con el fin de juntar las mejores mentes de Latinoamérica, para dar
solución a los problemas que aquejan a la región.
“Sólo gracias al impulso del
libre comercio , la apertura de mercados, el respeto a la propiedad privada, la
eficacia y transparencia de los gobiernos y la libertad de prensa, puede
lograrse el desarrollo económico, la democracia y la libertad”, expresó flores.
Sobre todo en Cuba, nunca será
olvidado este intrépido e inteligente político, un verdadero ejemplo de
valentía y sensatez.
Tampoco podrá salir de la mente
de un dictador más que derrotado.