sábado, 13 de febrero de 2016

Harold Cárdenas Lemas VI



El mentiroso continúa escribiendo mentiras?


https://jovencuba.com/2016/02/04/los-olvidados-los-que-se-quedan
Por: Harold Cárdenas Lema
Las negritas y las rojitas son mías (Mario Riva Morales)




Son tiempos de fetichismo con el socialismo tropical cubano. Hay preguntas que hacen eco en todas las esquinas de esta isla y confieso que me tienen cansado. ¿Por qué se van los jóvenes cubanos? ¿Piensas irte también? ¿Qué pasará en un país sin juventud? Las respuestas son obvias: emigrar es su derecho, hay muchos que aspiran a hacerlo pero también otros que se quedan a conciencia. Aun así, molesta bastante que el protagonista hoy en día sea el emigrante y no quienes se quedan a construir el futuro de Cuba.


Son tiempos de incertidumbre. ¿Existe aún lo que se llegó a llamar “socialismo tropical”? Los jóvenes cubanos, Sr. Harold, se van de Cuba porque no tienen futuro. La pregunta no es ¿Qué pasará? La pregunta correcta es ¿Qué juventud recompondrá más de medio siglo de desgobierno? Por supuesto que emigrar es un derecho. Derecho conculcado durante medio siglo. Son minoría los que se quedan. Minoría mayor que los que se quedan a conciencia. ¿Quién le ha dado el protagonismo al emigrante Sr. Cardenas?


Advertencia: Sr. Lemas, con estas declaraciones suyas, usted bien puede ser tildado de disidente por los órganos de la seguridad del régimen.


Lo olvidados entonces somos los enraizados, los que quedamos aquí en este país cargado de contradicciones. Eso tiene que ver con otras actitudes, como aquella amiga de antaño que regresó el otro día y quería enseñarnos a utilizar Facebook porque “este país es un atraso”. O los que piensan que en Cuba quedan los que no tienen oportunidad de marcharse, reduciéndonos a una suerte de perdedores. Esos y otros mitos circulan todos los días, dando una visión simplificada de este país según la cual todos nos queremos marchar. Y no es así.


Los olvidados Sr. Harold son aquellos, que como buenos mentirosos, defienden un régimen que tiene sumido, al pueblo de Cuba, en afrentas y oprobios. Buena definición la de su amiga, al decir que “este país es un atraso”. Menos mal que ya usted está interiorizando que se encuentra en el bando de los perdedores. Pues va a ser que sí. Que el que no se marcha es porque no puede o que continúa pegado a la ubre de la vaca macilenta llamada “revolución”.

Conozco muchos jóvenes que les iría bien en otras tierras pero se quedan en Cuba porque los mueven fuerzas mayores. Muchos desconocidos que hacen bien anónimamente, muchísimos que trabajan cada día por un salario simbólico y son los héroes olvidados de este país. De esos no escribe casi nadie, es más fácil visibilizar a supuestos “ganadores” o preocuparse por el desangramiento migratorio y no por la solución para terminarlo.

¿Podría usted decirme cuales son las fuerzas mayores por las cuales se quedan en Cuba, solo algunos jóvenes? ¿Cómo se atreve a llamarle “héroes olvidados” a aquellos jóvenes que son vilmente explotados por la dictadura? En todo caso llámeles esclavos.  

¿Quién, en su “sano” juicio va a atreverse a escribir de los esclavos cuando Tony Castro, el hijo del dictador recibe “como héroes” a los que se fueron y regresan con los bolsillos llenos de dólares?

Dígame: ¿Quién firmó un convenio con USA para que se otorgaran 20 mil visas anuales en 1994? Como consecuencia el desangramiento migratorio ya ronda el medio millón de jóvenes con preparación media superior emigrados por vía legal.

¿Será que a la dictadura le era conveniente desembarazarse de tamaña cantidad de jóvenes de dudoso control?  

¿Por qué se van los jóvenes? Muchas razones, entre ellas la ausencia de un paradigma del éxito que sí tuvieron nuestros padres y nosotros carecemos, que toca construir. Quizás la respuesta para esto sea precisamente visibilizar, ¿a quiénes? A los que se quedan.

No me venga con cuentos de camino. ¿Cuál paradigma del éxito? La dictadura no garantiza ni una vejez segura. Ese es, precisamente, el espejo en el cual se miran los jóvenes de la tercera generación “revolucionaria”. Explíqueme: ¿como van a visibilizar y a quienes?

Por otra parte, el éxodo del 2016 no es el mismo que la crisis de los balseros en 1994. Aquello fue una respuesta ante la escasez más cruda que hoy en día ya no es tan así. ¿Qué pasa entonces? Por alguna razón en los momentos más duros del Período Especial el consenso nacional soportó embates que hoy no podemos superar. ¿Por qué? Quizás porque el proyecto de nación estaba más claro en ese entonces, porque existía el liderazgo carismático de Fidel Castro como mecanismo de unidad o sencillamente porque creíamos que era posible un regreso a la estabilidad de los años 80.

Usted mismo lo dice: “Ya no es tan así”. Sobraría el “tan”, pero aun perdura. Tal vez usted no lo recuerde, pero en lo más álgido del período especial, la dictadura abandonó por completo a la juventud, hasta casi desaparecer la UJC llamada la “vanguardia” del PCC. Otro tanto aconteció con la FMC.  

Si no fuera porque sé perfectamente que usted vive en Cuba, le preguntaría en que país se encuentra, para decir semejante disparate: “existía el liderazgo carismático de Fidel Castro”. Sr. Cárdenas, si alguna vez el dictador en jefe tuvo algún carisma y no hubiese sido el miedo a sus malignas decisiones, eso desapareció después de la causa no.1 del 88. Eso fue lo que acabó de colmar el vaso (medio lleno o medio vacío) de los que creíamos, en él, a fe ciega. Y no me avergüenza decirlo.

Por no dejar de traicionar, Fidel Castro lo ha traicionado todo y desde el principio. Tontos, más que tontos, fuimos los que nos dejamos engatusar con su populismo de sirena en celo.

Efectivamente, recuerdo los años 80, hasta la peregrina idea de tener un sistema de Internet, variante CAME, para todos los países socialistas, hasta que se desmerengó el sistema.

El día que aceptamos que no había un regreso posible, desaparecieron los paradigmas y las certezas. Nuestra incapacidad de generar un consenso y enviar señales claras sobre el rumbo del país o sobre cuál es el plan gubernamental para nuestro futuro, provoca el desaliento y la mirada hacia alternativas foráneas. Parte de la emigración cubana es también responsabilidad nuestra entonces como proyecto de país incapaz de generar un mayor consenso.

Su caso me da hasta pena, Sr. Lemas. Sé que no es fácil reconocer haberle “apostado al caballo equivocado”. En mi caso ya había escuchado semejante afirmación de parte de mi progenitor.

Cuando escuché decir a Fidel Castro (al autorizar la libre circulación del dólar) que esas medidas se tomaban por no tener «alternativas». Por un momento llegué a pensar que se podía; para nuevamente volver a la realidad y preguntarme a mi mismo: ¿Te vas a dejar engañar otra vez? El engaño vino en forma de CUC diez años después (2003). Y ya, yo no era un hombre joven. Para esa fecha cundía en mí el desaliento de haber dedicado toda mi vida a defender a una dictadura “insaciable e insoportable que había hundido, a Cuba, en el mal”.

¿Cómo va a ser posible que, una dictadura, que coquetea con “los chicos verdes” y pacta relaciones diplomáticas con el “monstruo imperialista” sin haberse levantado el bloque-bargo, pueda dar señales sobre el rumbo del país?

En el extranjero tengo a todos mis amigos de la infancia menos uno, que quizás se marche pronto también. Allá están mis compañeros de aula, mis novias y si quisiera hacer una reunión de clase, sería más fácil hacerlo en Miami que en mi ciudad natal. La empatía con el emigrado es inevitable porque con solo un par de giros en el destino cualquier de nosotros pudo haber sido uno de ellos. Aun con su participación y apoyo, el futuro de esta isla tienen que decidirlo los que viven dentro. Irónico entonces que esos sean los grandes olvidados en esta historia, los que se quedan.

Sr. Harold, yo perdí a mis amigos de la niñez (todos se encuentran en USA). Perdí todos los amigos de la adolescencia (todos se encuentran en USA). Por perder, perdí a casi todos mis compañeros de lucha (muchos de ellos se encuentran muertos (en combate) fuera de Cuba o viven sus vidas cubanas con el “verde sudor” que emana de las frentes de sus hijos, allende la patria. Sepa usted, que los he vuelto a encontrar, gracias al fenómeno llamado Internet.

SR. MENTIROSO:

La patria es de todos. Somos, todos los cubanos, los que tenemos el deber y el derecho; los que viven e Cuba y los que viven en el extranjero a reconstruir todo el descalabro que los hermanos dictadores nos han legado.

Usted no es quién para decidir lo que hay que hacer para que Cuba vuelva a ser un país próspero. No se ponga el sayo del tirano. Jamás ose continuar dividiendo al pueblo de Cuba. Ya el daño de los hermanos Castro Ruz es suficiente.





 
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