Saturday, October 18, 2014
La Hora del Oportunismo
La Hora del Oportunismo
Fidel Castro acaba de publicar su nueva alucinación en el diario en jefe,
Granma, con un muy sugestivo título, que creo que merece, “La hora del deber”.
Por supuesto, que en el caso de este personaje es la hora del oportunismo. No
pierde el tiempo en decirlo, los dos primeros renglones ya lo demuestran:
“No tardó nuestro país un minuto en dar respuesta… BLABLABLA”
Demuestra, además, que no ha perdido, ni en sus alucinaciones mediáticas,
esa arrogante pretensión de seguir hablando en nombre de un país, incluso
cuando supuestamente ya se fue de su escena, se despidió de un puesto, se bajó
de su montaña y dice que sólo se dedica al estudio intensivo de la agricultura…
para lograr una “producción de alimentos en cantidad y calidad suficientes”.
¡Por Dios!
Esperemos que no sea para una “zafra de 10 millones” en “un anillo de La
Habana” sembrado de moringa.
La alucinación demuestra que el tipo no se ha ido, a pesar de que algunos
proclaman a Raúl Castro de jefe de gobierno, otros lo llaman presidente, y
algunos promueven llamadas “reformas” en el centro de la ciudad de los
rascacielos: New York.
La única “reforma” que ha realizado este tipo es la destrucción total del
país. No hay otra forma de llamarlo, porque no se “reforma” lo destruido, se
construye o reconstruye. No se “reforma” lo demolido y desaparecido, se crea o
se restaura.
Sigamos con el telegrama del dictador de estado.
Para que no quede dudas de su prosapia de usurero de mentiras, agrega
rápidamente en el segunda parte de su telegrama:
“Es lo que siempre ha hecho nuestro país sin excluir a nadie”
No, no se equivoquen. No habla de la “inclusividad” en las fronteras
internas del país. Las alucinaciones de “Granma” son para la prensa extranjera,
recuerden.
Sabemos, además, que el señor entró en La Habana ordenando fusilar en La
Cabaña, encarcelando y persiguiendo enemigos imaginarios, menos imaginarios e
inimaginables, enviando amigos a guerras en Africa (no guerras bacteriológicas
contra el ébola, no era mediático entonces el tema), condenando al paredón a
supuestos héroes de Angola y Etiopia, firmando pescadillas presurosas que
condenaban a muerte a otros mientras el desfallecía en ese lugar que llaman
“Cero y Punto”, donde hoy subscribe unas líneas telegráficas dando órdenes
(hasta a los planetas de Hawkings), con la pluma de Robespierre afirmando
pacifismos mientras observa escrupuloso como limpian el polvo de la hoja filosa
de la nacional guillotina…frente a la ventana de su oficina en aquel rincón del
planeta, su planeta.
Sin embargo, al menos comprende que no puede seguir engañando por tanto
tiempo y vale una gota de verdad, aunque sea una gota, ¿o no?:
“Gustosamente cooperaremos con el personal norteamericano… y no en la
búsqueda de la paz entre los dos Estados”
Parece se acordó de aquel día en que le escribió a Khrushchev diciéndole
que lanzara los misiles atómicos sobre New York, durante la crisis de los
cohetes. O tal vez escribió ese renglón en un instante de insensatez mental,
total alucinación, o el revisor ortográfico era “un agente imperialista”. Lo
más probable, sin embargo, fue que no pudieron esperar más tiempo por el
escrito: la edición de Granma y del resto estaba detenida esperando que acabara
de “parir la era”.
Quizás por eso ya le resolvieron el “problema” a Silvio.
Al final no pudo resistir la tentación de seguir sintiéndose la diva de la
cosecha de estos inútiles ordenados que nos depredan América Latina:
“Los caribeños y latinoamericanos estaremos enviando también un mensaje de
aliento y de lucha a los demás pueblos del mundo”
Ya saben: armas y financiamiento a la narco-guerrilla en Colombia, visitas
de Tymoshenko a recibir entrenamiento estratégico en La Habana, barquitos con
armas para Corea del Norte a través del canal de Panamá, ayuda para los
terroristas palestinos de Hamas, oposición a la coalición contra los yihadistas
de ISIS, lazos de amistad esotérica con lo peor de Irán para apedrear
homosexuales y mujeres disidentes, recibimientos y sonrisas para el gobernante
más corrupto de Africa, a quien ayudó a sentar en esa silla presidencial de
donde no se ha ido, José Eduardo dos Santos.
Todo en nombre de una “Paz para el Mundo” a la que nunca contribuyó, ni
contribuye, a construir.
Como dice el refrán popular: “Dios le da barba al que no tiene quijada”.
Literalmente.
Artículo de Juan Martín Lorenzo
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