Al centro explanada con emplazamiento del cañón Ordóñez. A ambos flancos, traveses-repuestos.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los cambios ocurridos
en la tecnología y la balística militar determinaron la
ineficacia de las fortificaciones abaluartadas. El mayor alcance y precisión de
la artillería, tras la aparición del cañón de ánima rayada, y el incremento del
poder de penetración y destrucción de los proyectiles de alta potencia, obligaron
a los ingenieros militare de la época a reducir los perfiles de las obras.
La arquitectura abaluartada cedió su lugar a las líneas o
campos
atrincherados, las baterías acorazadas, las cúpulas
artilladas y lasdefensas móviles sobre rieles, las cuales conformaron una nueva
tipología de obras de fortificaciones.
Entrada de la
batería, a la derecha el cuartel
Al término de 1895, debido al mal estado en que se encontraban las defensas de costas (plazas marítimas) de la Isla, en particular las de La Habana, el Capitán General Arsenio Martínez Campos ordenó la creación de una comisión encargada de estudiar y elaborar un nuevo plan de defensa.
Los trabajos de fortificaciones de la Plaza de La Habana
se ejecutaron a partir del proyecto del Teniente Coronel de Ingenieros José
Marvá y Mayer, aprobado por Decreto Real el 7 de noviembre de 1895.
La creación del tercer sistema defensivo de la Plaza de La
Habana
(1895-1898) contribuyó a transformar la ciudad en un
potente bastión. Se estableció una sólida defensa en el extenso perímetro de la
ciudad, que incluyó los frentes marítimo y terrestre.Cañón Nordenfelt
Plano, vista en
planta
Sobre la base de los sistemas de fortificaciones existentes, se
construyeron obras compuestas por baterías y reductos agrupados en puntos de resistencia y combate, unidos por una red de trincheras.
Al lado de los sistemas fortificados clásicos, fueron
construidas las baterías de costas 1 y 2, o Batería del barco perdido, en la
zona de Barlovento (litoral este); y las 3, 4 y 5, en la zona de Sotavento (litoral
oeste).
Al centro, el
polígono. A la derecha, entradas a las explanadas, 1898.
De estas, la única conservada hasta nuestros días es la número 1, ubicada en el litoral este de la capital, entre La Habana del Este y el Castillo de los Tres Reyes del Morro.
Su estructura defensiva constituye un reflejo de los avances de la tecnología constructiva militar a fines del siglo XIX.
Es semisoterrada y su planta es un polígono de 200 metros de largo: al centro tiene un polvorín, a cada lado
los traveses- repuestos (donde se alojan los medios y el personal de artillería, comunica con las explanadas a través de
galerías) y en ambos flancos un cuartel con explanada para cañón de
tiro rápido. Entre los cuarteles, traveses y el polvorín, se
acondicionaron explanadas (pisos sólidos de piedras) para el emplazamiento de cañones a barbeta (al
descubierto) de gran alcance.
Muro aspillerado del frente de campaña.
Un muro aspillerado circunda la batería desde sus flancos y se extiende por el frente de campaña.
Comenzó su construcción en enero de 1896.
Las labores de albañilería terminaron en diciembre de ese mismo año.
Cuando el gobierno de los Estados Unidos declaró la guerra
a España con el inicio del bloqueo naval, se realizaron trabajos especiales
encaminados a aumentar el blindaje de sus muros en el frente marítimo. Estos
consistieron en la colocación de rieles de ferrocarril cubiertos con capas de
cemento Portland de 1,60 metros de espesor y un recubrimiento adicional de
tierra apisonada de hasta doce metros, con el objetivo de contrarrestar los
efectos de la potente artillería naval de la armada norteamericana.
Los trabajos recibieron la máxima prioridad y fueron
controlados por el alto mando del ejército, incluido el Capitán General Ramón
Blanco, según se aprecia en la edición del 30 de mayo de 1898, del Diario
del Ejército:
Explanada con
parapeto y entrada de la galería de comunicación.
Emplazamiento de
cañón OrdóñezDentro del plan de defensa del frente marítimo de la Plaza de La Habana, la Batería de costa fue designada por el alto mando español como obra de primera línea, en la cual se emplazaron dos baterías, una de cañones Ordóñez de largo alcance (1896) y otra auxiliar de cañones Nordenfeldt, que facilitó la Marina (abril de 1898), con el objetivo de incrementar el sistema de fuego con piezas de tiro rápido.
Explanada para emplazamiento del cañón Nordenfeldt
Estas piezas fueron desmontadas del crucero de primera clase Alfonso XII,
cuyas calderas inútiles le impedían navegar.
Conformaban la guarnición un jefe (comandante de la
guarnición), capitán Víctor de la Tejera, tres oficiales, 137 artilleros de la
3ra. Compañía del 11 batallón del ejército, 108 voluntarios de la 3ra. compañía de movilizados de
artillería y el personal auxiliar, que incluía dos obreros, dos telefonistas,
telegrafista, médico, sanitario y ocho camilleros.
Se ejecutaba la dirección del fuego a través del puesto
de observación de la batería y la estación telemétrica de San Diego, ubicada en
el fuerte No. 4. Mediante las líneas telegráfica y telefónica se trasmitían las órdenes y los datos de la
situación de los barcos, los cuales se reflejaban en un plano
telemétrico de la costa a escala 1/10 000.
Batería de costa No. 1 (1898) Piezas de artillería
Clasificación
Calibre (en
centímetros) Peso (quilogramos) Cantidad Municiones
(Modelo 1885) 15cm 6 500 Kg 4 74
Cañón
Nordenfeldt
(Modelo 1893)
5,7cm 2 999 Kg 2 81
Total
6 155
Medios técnicos: un equipo telegráfico, un equipo de observación
(anteojos) y dos teléfonos.
El período de bloqueo naval de La Habana no se caracterizó
por acciones relevantes, los cañones de la batería de costa No. 1 realizaron
fuego combativo los días 6 y 7 de mayo, al producirse el acercamiento de
algunos barcos de la armada norteamericana.
Constituye la única fortificación colonial de su tipo que
se conserva en el país y el resto del Caribe, representativa de los cambios tipológicos ocurridos a finales del siglo
XIX y exponente del último sistema de fortificaciones
construido por España en América.
Desde 1982 fue declarada, conjuntamente con el resto de
las fortificaciones coloniales de la ciudad y el centro histórico de La Habana
Vieja, Patrimonio de la Humanidad.
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