viernes, 30 de agosto de 2013

Fidel Castro, Snowden y Bashar al-Assad

Fidel Castro, Snowden y Bashar al-Assad


Una vez más, el Oráculo en Jefe mete la cuchareta, no para preocuparse por las condiciones de insalubridad existente en Cuba, sino para vaticinar que muy pronto ocurrirán acontecimientos graves. Cargado de pesimismo nos pretende aterrorizar con el peligro de extinción de la especie humana. La misma especie que el mismo puso en peligro en el año 1962.



Si como dice Fidel Castro, la verdad nos puede ofrecer un poco más de bienestar y un soplo de esperanza, sería interesante que el viejo cagalitroso se ocupara de lo que sucede en Cuba. Su mayoría de edad no le da derecho a engañarse y mucho menos pretender continuar engañándonos.

La opinión pública cubana sabe perfectamente que el nuevo riesgo del cólera toca a la puerta de cada ciudadano.

Sin vergüenza alguna Fidel Castro nos dice en el último artículo publicado en su blog después de cuatro meses sin escribir, que Bashar al Assad es un valiente que representa a mil millones de musulmanes. ¡Mentira!

Bashar al Assad pertenece a la minoría alauita, que oprime al pueblo sirio desde hace varias décadas. Hafez, el salvaje, padre de la actual bestia, se hizo del poder durante un golpe de estado en el año 1970.

Efectivamente, Bashar se graduó en medicina y trabajó varios años en Inglaterra, pero al morir “el salvaje”, en el año 2000 y matarse en un accidente el hermano que debía sucederle en el “trono”, no tuvo otra alternativa que asumir el mando de la “familia”.

Para aquellos que no lo sepan, el apellido original de la familia no era Assad. Se llamaban Jahash (salvaje).

A la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) pertenecen 27 países y no todos ellos son incondicionales, como nos dice Fidel Castro. No todos participan directamente en los conflictos bélicos.

La Bestia Ilustrada también nos dice que unos pocos países petroleros son aliados, pero en este caso no los califica de aliados de la OTAN, sino del “imperio”. No obstante, nos cuenta que esos “pocos países” son los que garantizan (a precios exorbitantes, digo yo) el petróleo que consumen los países desarrollados. Fidel Castro dice “abastecimiento mundial”.

No hemos acabado de digerir la primera premonición y nos asalta con la segunda. ¡Los gases de efecto invernadero! Por otro lado dice que “se afirma” que en el año 2040, las multas (me imagino que sean las de tránsito automotor) las impondrán robots y se pregunta: “Se imaginan los lectores cuán difícil será discutir con un robot?”

¡Ay! Fidel Castro, que distante estas de todo lo que te rodea. ¿Acaso no sabes que ya es imposible discutir con la policía “humana”? Hace muchísimos años se podía y en caso de no estar de acuerdo hasta podías apelar a un juez. Hoy no. Hoy tienes que pagar la multa y luego reclamarle al jefe de la unidad de la policía. Al final tienes que pagar aunque sea (a tu juicio) injusta.

A Fidel Castro le ha molestado sobremanera que el régimen, ahora dirigido por su hermano, no haya sido capaz de dar una respuesta (aunque no fuera convincente) en el caso Snowden. Como viejo matrero sabe bien que aquel que calla, otorga. Edward Snowden se tuvo que establecer en Rusia porque su hermano Raúl, presionado los Estados Unidos, no se atrevió a autorizar que el avión, donde supuestamente se trasladaría a Venezuela, hiciera escala en La Habana.

Tanto le molestó, que sin tener absolutamente nada que ver en el asunto, decidió escribir nuevamente en su blog, que al parecer es el último recurso que le queda para entrometerse en los asuntos del hermanísimo y de paso ponerlo en ridículo, como siempre ha hecho.

Por supuesto que lo reconoce. Esa no es su tarea. ¿Cuál es su tarea? Su única tarea es la de cuidar a sus nietos. Pero eso no le ha gustado jamás. Ni a sus nietos, ni a sus hijos, ni a su pueblo.



Dice admirar a Snowden, por sus declaraciones, pero cuando son declaraciones de cubanos en contra de su régimen dictatorial, totalitario y neofeudal, los tilda de “mercenarios a servicio del imperialismo”.

No hay régimen más repugnantemente deshonesto y mentiroso como el de los hermanos Castro Ruz.

En un alarde de “valor” dice que si él quisiera podría hablar del tema porque lo conoce ampliamente.

En primer lugar, no lo dejan. En segundo lugar, es mejor que escriba, porque cuando habla solo dice disparates. En tercer lugar, no creo que a su hermano Raúl le hagan ninguna gracia sus interferencias.

Por último nos cuenta que le impresionaron las imágenes gráficas de Maduro visitando el buque insignia del destacamento naval ruso de visita en Venezuela. Se trata de otra más de las tantas divagaciones de su senil cerebro, para luego reconocer que los Estados Unidos siempre presionan al régimen por él establecido en Cuba y a la ONU y a las instituciones públicas y a las privadas y al pipisigayo.

Su mayor error ha sido, en aras de su megalomanía, el abandonar al pueblo que, en sus inicios, tanta fe había puesto en él.



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