domingo, 18 de agosto de 2013

Totalmente decrépito a los 87

Totalmente decrépito a los 87


En el verano 87 de su larguísima vida aun nos sorprende con divagaciones tan “profundas” como la existencia, desde hace 230 mil años, del ser humano. Me recuerda un cuento, de hace menos años, cuando alguien (posiblemente para congraciarse) le regaló una tortuga y le dijo:

-         Comandante, estos animales viven 200 años.

Fidel Castro, ni corto, ni perezoso miró al interlocutor y, como aquel que no quiere la cosa le respondió:

-         El problema con estos animalitos es que, cuando uno comienza a cogerles cariño, se mueren…


Son poquísimos los dictadores totalitarios que han vivido tanto tiempo en el poder, porque aunque el hoy “retirado en jefe” se dedica a emborronar cuartillas con semejantes dislates, detrás de bambalinas aun mueve las cuerdas de la malignidad.

De esa manera, el despreciable anciano nos atiborra de nebulosas solares y otra serie de teorías que da como ciertas aunque sepamos que solo son eso o, mejor dicho, conjeturas. En el mismo párrafo mezcla la tecnología moderna y sus “insólitos” usos que aportan, según él, un no sé que a los seres humanos.


En su última publicación (ya se aburrió del blog), en la cual nos narra lo anteriormente expuesto, salta para las semillas y cuando comenzaron a utilizarse como medio de alimentación y un calendario de siembra de hace 10 mil años.

Tan solo de pensar que ha convertido a Cuba, de país exportador de alimentos antes de que se hiciera del poder, a país importador de los mismos, me va llenando la copa.

Pero la tapa al pomo se la pone cuando en un alarde de imaginación senil nos dice que “Las ciencias deben enseñarnos a todos a ser sobre todo humildes…”

Fidel Castro jamás, en su puñetera vida ha sido humilde. Autosuficiente sí, pero no porque lo reconozca (veladamente) merece se disculpado.

En este mundo vilmente engañado y manipulado por personas que como él, son degeneradas y ostentosas, se atreve a mencionar a las madres como ejemplo de sacrificio. Es tan degenerado que no es capaz de interiorizar que todos los animales hembras se encuentran dotados del instinto de la procreación. No, Fidel Castro, procrear no es parir solamente, sino cuidar de la criatura hasta que se pueda desenvolver por sí misma. Eso no constituye un sacrificio. Eso es ley de vida.

El concepto de padre resulta muy abstracto para Fidel Castro y nos dice que no existe en la naturaleza. Bueno, será en “su” naturaleza. No, una vez más Fidel Castro se equivoca. Ser padre no es fruto de la educación social. Ser padre (aparte de fornicar) es un instinto tan animal como, el de ser madre.

En nuestros días y solo debido al desarrollo, puede existir lo que se conoce como “madre soltera”. Hasta hace muy poco tiempo, las hembras humanas necesitaban a ese “alguien” que les ayudara no solo a engendrar, sino a cuidar del retoño. No vayamos tan lejos, como nos cuenta Fidel Castro. Muchos animales (no humanos), como los pingüinos, por ejemplo, se turnan en el cuidado y alimentación de sus descendientes. Que sepamos las comunidades de pingüinos carecen del “fruto” de la educación social. Es un instinto natural de la conservación de la especie.

Luego de toda esta verborrea insípida, muda de tercio y comienza a referirse a las noticias sobre nuevos comportamientos de la naturaleza, de los nuevos descubrimientos y las exigencias de nuestro tiempo. ¡Qué lata!

Aquel que, después de leer los primeros párrafos consiga continuar la lectura de semejante mamotreto, se verá enfrentado a virus mutantes “maléficos” que amenazan la alimentación humana.

¿Será Fidel Castro uno de estos virus?

Si alguien ha golpeado la agricultura de nuestro país haciendo que nuestra alimentación sea cada vez más insegura, más costosa y que afecte directamente nuestra salud, agravando las enfermedades como la neuritis periférica en todas las capas de la población, solo tiene un nombre: Fidel Castro Ruz.

¿Cómo enfrentar el número creciente de obstáculos que los cubanos sufren?

Ya me estoy extraviando. Cuando era adolescente, la división política administrativa se encontraba estructurada en 7 provincias. Ya de adulto, pasaron a ser 14. Creo que actualmente andan por las 16, incluyendo el municipio especial. Pues bien, estas provincias se disputan los recursos de un archipiélago llamado Cuba. No se trata de chovinismo, ni de movimiento solidario alguno. Tampoco se trata de clanes familiares. Mucho menos de tribus. Han transcurrido más de 50 años.

La capacidad del cubano promedio para pensar y elaborar ideas era más que notable, diría yo, sobresaliente. De ninguna manera los santiagueros o los pinareños eran menos inteligentes que el resto de los cubanos. En todas partes de nuestra Cuba siempre existieron poetas, escritores y artistas. Cuba era un país de excelentes médicos y deportistas brillantes; a machetazo limpio el cubano combatió por la independencia; las obras de José María Heredia, Saco, Varela y muchos otros, nos hicieron comprender más que pensar. Siempre hemos tenido ciudadanos de inusual talento.

Durante más de 50 años hemos recorrido un camino extraño en la historia de Cuba.

Desde hace más de 50 años todos los días son críticos para el cubano de a pie, tan solo porque la tozudez de un ególatra nos llevó a supeditarnos a una sociedad condenada al fracaso, como es el caso de la extinta Unión Soviética y a enfrentarnos con los Estados Unidos.

Desde el 1ero de enero de 1959 padecemos la más cruel de las dictaduras totalitarias tras 402 años de coloniaje español y 59 de república. Ya no existían indígenas en Cuba. Todos nos entendíamos en español. Somos una amalgama de descendientes de inmigrantes, de todos los colores, los que integramos la nación.

Fidel Castro es capaz de decir que en Cuba no hay desempleo. Peor que el no tener trabajo es encontrase subempleado de por vida, dependiendo de un grupo de funcionarios que desgobiernan el país a mansalva.

¿Acaso después de 50 años de Fidel Castro mantenerse en el poder somos menos subdesarrollados?

Al hermanísimo no le ha quedado más remedio que decir que tenemos mucha instrucción, pero que somos un atajo de incultos y maleducados.

Ahora sí que estamos llenos de conocimientos inculcados por una prensa mediatizada al mejor estilo totalitario, que conoce y desprecia los sentimientos de la nación.

Fidel Castro tergiversa la historia exprofeso cuando dice que los Estados Unidos pretendían anexar el territorio cubano a la unión norteamericana. Utilizando las medias verdades (como de costumbre) sin pudor alguno nos relata algo que pudo ser verdad antes de la guerra de secesión entre los estados del norte y del sur. Y tenía cierta lógica, pues los estados sureños eran tan esclavistas como la colonia española y un estado esclavista más, les hubiera beneficiado en sus propósitos. Una vez que los yanquis vencieran a los dixie, ya no tenía razón de ser y nunca más se habló en el congreso acerca de la anexión, aunque muchos cubanos tuvieran esperanzas de que ocurriera.

Divaga tanto el viejito que, del hundimiento del acorazado Maine en el puerto de La Habana, se traslada a Viet Nam. Más de 50 años separan los hechos.

Como el cerebro ya no le funciona vuelve a saltar en el espacio tiempo y se traslada a la crisis de octubre de 1962, confesando sus divergencias con Kruchev.

Una vez más nos recuerda todo lo que ya sabemos de memoria. No aporta nada nuevo. Lo que quiere es demostrar (como si pudiera) que la intervención militar soviética en Cuba fue fruto de haber sido “revolucionario” y que fue una decisión “colegiada”. ¡Toda una sarta de mentiras! Apoya la mentira con aquella declaración de Kruchev, a raíz de la crisis del canal de Suez, amenazando con utilizar las armas nucleares.

Desde un punto de vista político, ese tipo de amenaza se queda en eso. Simple retórica. Lo que no se queda es, una operación encubierta trasladando subrepticiamente unidades militares y cohetes estratégicos a más de 9 mil 550 kilómetros de distancia. Una operación transcontinental para amenazar a los Estados Unidos y no precisamente para defender a Cuba, sino al régimen dictatorial, totalitario y neofeudal que Fidel Castro intentaba establecer en Cuba.

Se deshace en una adulonería innecesaria a Brezhnev y sin asomo de vergüenza relata como la URSS le suministró armamento gratuito y una central electronuclear que jamás llegó a funcionar.

Nuevamente nos atiborra con medias verdades cuando relata que, a la muerte de Brezhnev, le pregunta a su sucesor (Andropov) si le podían seguir suministrando armas gratuitamente. ¡No le da pena reconocer su desvergüenza!

Lo que no nos dice es que todo eso sucedía cuando, el sindicato solidaridad en Polonia, ponía entre la espada y la pared al monstruo soviético, que en otra parte del globo terrestre se la veía negras. Me refiero a Afganistán.

La URSS se veía en la encrucijada de intervenir en Polonia, tal y cual había sucedido, en años anteriores, en Hungría y Checoslovaquia. La administración norteamericana había advertido que de producirse la intervención en Polonia, se podía dar el caso de una intervención norteamericana en Cuba.

En aquellos momentos no solo le habían cortado el suministro gratuito de armamento. También le habían retirado el apoyo político y material al intento de exportación del totalitarismo en Nicaragua y El Salvador.

Fidel Castro no menciona una frase de uno de sus tantísimos discursos, relativos a la creación de una nueva doctrina militar, a raíz de estos eventos, en la cual les decía a los soviéticos que ellos eran muy dueños de decidir lo que hacían en el caso de Polonia, pero que una acción de semejante magnitud era igual a sacrificar una pieza en un juego de ajedrez. Y que la historia diría, en definitiva, quienes eran sus amigos. La pieza, por supuesto, era el régimen de Fidel Castro.

No eran, como nos cuenta en el escrito del día de su cumpleaños, un mínimo de compañeros los que estaban informados. Era un run, run que en Cuba corría de boca en boca o, de boca en oreja. Como se prefiera.

Las armas que mandó Kim Il Sung eran para la creación de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) con las cuales pretendía convencer al pueblo cubano, de que "la guerra de todo el pueblo" era el “camino correcto” para derrotar una invasión yanqui.

Una vez tergiversada la historia, con su dale palante y dale patrás, de 1980, vuelve a la Crisis de Octubre de 1962. Aquí solo me quiero detener para hacerle una corrección: Cuando el ataque a la principal base aérea, que no fue durante la crisis mencionada anteriormente, sino un año antes, si los aviones no se encontraban alineados no fue por su sagaz perspectiva de la guerra. El había desestimado la aviación como fuerza de combate desde el momento que había designado a un simple chofer de automóviles (como era Maro Guerra), en jefe de aquella base aérea. Si aquellos aviones desvencijados, por la falta de recursos (recursos negados por Fidel Castro)  combatieron en Playa Girón fue por la tenacidad de los pilotos y mecánicos.

Regresando a la Crisis de Octubre lo único que se me ocurre decir es que los famosos (fanosos) cinco puntos no fue otra cosa que la pataleta de un niño malcriado al que se le retira un juguete. Que tuviera razón o no, en sus planteamientos es otra cosa. El hecho ya estaba consumado y él había sido excluido. ¡Esa es la más estricta verdad!


Continuando con el larguísimo artículo, que pudiera parecernos el epitafio de su fracaso, no me imagino cuales son las pretensiones de Fidel Castro en comentar tan profundamente el asesinato de Kennedy, a no ser un intento de aparentar no tener nada que ver en aquel infausto acontecimiento.
¿Por qué?

A continuación nos brinda algo a lo que ya nos habíamos acostumbrado en aquel blog que hace años no actualiza: Varios párrafos de corta y pega que se podía haber ahorrado.

Al final del escrito hace mención de Hugo Chávez. No podía ser de otra forma. Fue su tabla de salvación. Puede que haya sido su última jugada maestra. ¿Cómo no estar agradecido?

Indiscutiblemente que Fidel Castro ha tenido mucha suerte en su vida. Ha hecho lo que le ha dado la gana. Nadie ha sido capaz de ponerle freno al “caballo”.

 

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