La intervención de Hugo Chávez en la Cumbre de Copenhague hizo que algunos reconocieran a un periodista, francés, que se ha dedicado a publicar (no se sabe bien por medio de cuales fondos) artículos, llenos de imprecisiones y datos falseados, sobre el medio ambiente. No incluye soluciones. Solo politiquería barata, de corte neofeudalista.
Chávez citó la introducción que Hervé Kempf situó al frente de su libro “Cómo los ricos destruyen el planeta”. “No podremos reducir el consumo material a nivel global si no hacemos que los poderosos bajen varios escalones, y si no combatimos la desigualdad; es necesario que al principio ecologista, tan útil a la hora de tomar conciencia: pensar globalmente y actuar localmente, le sumemos el principio que impone la situación: consumir menos y repartir mejor”.
Es sumamente fácil culpar, a los ricos. Difícil sería (y políticamente incorrecto) decir que las tribus africanas o la población de Haití destruyen el planeta con la tala indiscriminada de árboles, causante de la deforestación de sus países.
De lo que se trata, Sr. Hervé, no es de reducir el consumo material. Todo lo contrario. Debemos incrementarlo, para que aquellos que hoy no tienen acceso al consumo, algún día lo logren. Somos los endebles, los que tenemos que subir varios escalones. Debemos combatir la desigualdad, pero desde una óptica positiva y no al contrario.
Consumir más, significa mayor producción y por ende mayores posibilidades de alcanzar los bienes de consumo. Lo contrario sería, disminuir la producción y por ende disminuirían las posibilidades de consumo.
Dejemos la repartición, de los panes y los peces, a Dios y concentrémonos en trabajar más y mejor, a todos los niveles de la sociedad.
El Sr. Kempf, luego de su artículo catastrofista, se ha dedicado, malintencionadamente, a lamentarse de, escasa transparencia en la Cumbre de Copenhague. No dice una sola palabra de sus “amigos”, los saboteadores de la Cumbre (Chávez y Morales), más comprometidos con su propaganda neofeudalista que con el medio ambiente.
Si se sigue la trayectoria de Kempf, podremos apreciar como, en solamente dos décadas, ha transitado de ser un ecologista empedernido, a un furibundo neofeudalista ambiental.
¿Qué nos propone el Sr. Kempf para salvar el planeta? Salir del sistema de mercado, para entrar en el neo-feudalismo totalitario. Entrar en el igualitarismo absurdo y ridículo que solo conduce a la miseria.
Su posición es sencillísima: Luego de tener un líder absoluto, pasar a tener el control de los medios televisivos, para evitar el hiper-consumo que provoca la publicidad entre películas.
Es tan simplista el Sr. Kempf, que se le ocurre decir que, a un millonario jamás se le ocurriría andar en bicicleta. No es exactamente así Sr. Kempf. Los millonarios andan en bicicleta como cualquier otro ser humano. Lo que no se le ocurriría a un millonario es ir a trabajar en bicicleta o viajar en bicicleta.
Es tan simplista el Sr. Kempf, que se le ocurre decir que, a un millonario jamás se le ocurriría andar en bicicleta. No es exactamente así Sr. Kempf. Los millonarios andan en bicicleta como cualquier otro ser humano. Lo que no se le ocurriría a un millonario es ir a trabajar en bicicleta o viajar en bicicleta.
Le propongo una cosa Sr. Kempf: Le doy a escoger entre una bicicleta y un automóvil para ir de Paris a Rambouillet (45 Km., aproximadamente. Vamos hombre, no me haga reír, que la situación no está para bromas. No es un asunto de modelo, ni de poder, ni de prestigio.
El automóvil es un medio de transporte al que debemos tener acceso, todos. De lo que se trata es de alcanzar una sociedad donde el 70% de la población sea clase media, no lo contrario.
Tenemos el ejemplo de Cuba. Un país que tenía un 70% de clase media y un 25% de gente muy pobre, pasó a ser (en un período de 50 años) un país de un 5% de oligarcas todopoderosos y un 95% de gente muy pobre (de bolsillos y de mente).
El automóvil es un medio de transporte al que debemos tener acceso, todos. De lo que se trata es de alcanzar una sociedad donde el 70% de la población sea clase media, no lo contrario.
Tenemos el ejemplo de Cuba. Un país que tenía un 70% de clase media y un 25% de gente muy pobre, pasó a ser (en un período de 50 años) un país de un 5% de oligarcas todopoderosos y un 95% de gente muy pobre (de bolsillos y de mente).
Detrás de toda la parafernalia inventada por la Comisión Interparlamentaria de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, compuesta por seudocientíficos, observamos una cuestión de fondo: la esencia misma del neo-feudalismo totalitario.
Ya lo había vaticinado el Nostradamus Tropical un 12 de junio de 1992, durante la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro: "Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer: El homo sapiens sapiens".
Para Fidel Castro, todo se resume en distribuir. Jamás se refiere al trabajo. Se dedica a anunciar que viene el lobo, pero no construye una casa de ladrillos. No construye nada. Solo distribuye lo que no es suyo.
El lobo envenena el aire con su aliento. El lobo se come la capa de ozono. Los pedos del lobo saturan la atmósfera y alteran las condiciones climáticas. No dice nada de los pedos de las ovejas.
Distribuir las riquezas, distribuir las tecnologías, distribuir, distribuir, distribuir. Nada de trabajar.
Menos lujo y despilfarro en los países exportadores de petróleo. No más transferencias de estilos de vida y hábitos religiosos ajenos a la civilización occidental. Páguese la deuda externa.
No existe deuda ecológica alguna. No dice nada de las transferencias de estilos de vida y hábitos religiosos que pretenden imponer, los fundamentalistas islámicos a las sociedades occidentales.
Si usted contrae una deuda…, páguela. No sea sinvergüenza.
Distribuir las riquezas, distribuir las tecnologías, distribuir, distribuir, distribuir. Nada de trabajar.
Menos lujo y despilfarro en los países exportadores de petróleo. No más transferencias de estilos de vida y hábitos religiosos ajenos a la civilización occidental. Páguese la deuda externa.
No existe deuda ecológica alguna. No dice nada de las transferencias de estilos de vida y hábitos religiosos que pretenden imponer, los fundamentalistas islámicos a las sociedades occidentales.
Si usted contrae una deuda…, páguela. No sea sinvergüenza.
El hombre sobrevivirá al neofeudalismo totalitario. El hambre está por ver.
El Sr. Kempf, al igual que Fidel Castro solo vaticina catástrofes, sin hacer absolutamente nada por evitarlas. No tienen verdades, solo subterfugios propagandísticos.
Hola,
ResponderEliminarquisiera dejar mi opinion encontra del texto pues el decrecimiento material no es algo negativo. El poder de consumismo no hace mas feliz a nadie, soy tecnico superior en Marketing, y lo primero que ensenñan en la universidad es a crear "necesidades" a las personas que no las tenian. Esta necesidad producirá un deseo de compra pero no el de satisfaccion pues para ello tambien nos eseñan como hacer que el individuo, vuelva a tener otra necesidad tras la compra y así hasta conseguir la insatisfasccion total de la persona. No soy de ninguna ideologia, y no me interesan, pero adquirir, comprar y consumir, solo nos hace esclavos de las multinacionales.
Gracias por su atencion
Ilde, muchas gracias por su participación.
ResponderEliminarEntrando directamente en materia te diré que eres libre de emitir tu opinión. Precisamente de eso trata este blog. No todos tenemos que estar de acuerdo.
Ahora bien, si nos dedicáramos a decrecer, volveríamos a las cavernas y a las tribus nómadas. Eso es totalmente innecesario.
El consumismo, como bien dices, no hace feliz a nadie, desde el momento que ese "nadie" consume compulsivamente.
El asunto radica en que nadie te obliga a consumir. Las personas consumen libremente. Otra cosa, bien diferente es que un estafador te engañe, con el ánimo de que le compres algo que no necesitas. Es a eso, a lo que se dedican las agencias de marketing?
No todos los agentes de marketing son estafadores con títulos universitarios.
Lo importante es que las personas adultas no necesitan que alguien las vigile en su decisión de que comprar o que vender.
La ideología nada tiene que ver en ese proceso.