martes, 10 de diciembre de 2024

La Guerra Innecesaria, Mesopotamia Angolana, Ruacana Opinión de un compañero


             La Guerra Innecesaria, Mesopotamia Angolana, Ruacana 


                                     Opinión de un compañero


Quién fuera uno de mis instructores, en la Escuela de pilotos de helicópteros 

Capitán José Arcadio García”, se refirió al libro “La Guerra Innecesaria, 

Mesopotamia Angolana, Ruacana” en términos como:


Lo leí de una sentada y me gustó mucho, ahora lo releo, para digerirlo hasta la 

saciedad.


He leído otros libros, de pilotos que participaron en misiones internacionalistas y 

ninguno llegó a la médula de tus análisis. Casi todas eran loas genuflexas al 

Comandante en Jefe .

Le satisfizo sobremanera que, al final del libro, mostrara el epílogo del 

internacionalismo cubanos en Angola y Etiopía, porque son muchos los que 

desconocen que, la cantidad de sangre derramada por nuestros compatriotas, ayudó 

entronizar la dictadura del MPLA y convertir a la familia Dos Santos, en amos y 

señores de un país riquísimo en recursos y paupérrimo en desarrollo social.


En tu libro tocas muchas verdades, calladas por largo tiempo…, lo de las castas entre 

los tripulantes de la aviación militar cubana (conocido por los jefes) y tema soslayado 

a propósito, restándole valor a nuestros tripulantes de helicópteros. Esos que tanto 

arriesgaron y aportaron en tiempos de guerra y de paz.


Expresas, con mucho tino, la subestimación permanente, de la capacidad de nuestros 

pilotos y jefes que, llevó (en reiteradas ocasiones) a designar un jefe improvisado e 

incapaz, al frente de una unidad de helicópteros. Has sido capaz de expresar el 

desprecio y la subestimación que, en repetidas ocasiones, condujo a que, desiciones 

erradas, costara la vida de excelentes compañeros.


La disección que haces, de algunos jefes (diferentes niveles), es justa y desmitifica el 

tan cacareado “genio militar” de los generales del régimen.


A diferencia de otros libros, tu descripción de las virtudes y defectos, de algunos de 

nuestros tripulantes, los reafirma como verdaderos seres humanos, tal y como los 

conocimos en el quehacer diario.


Ya se hablará mucho más de tu libro. Ojalá que, muchos de los que participaron en 

esa guerra; soldados de a pie y jefes a todos los niveles, puedan reconocerse en esas 

páginas. 

Muchos de ellos sentirán pena, otros vergüenza y otros muchos lamentarán 

haberse dejado manipular por la propaganda política o por las presiones del 

régimen. 


Otros muchos pensarán que, en aquella época, la revolución era algo creíble y no la utopía que los 

defraudó definitivamente.






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martes, 27 de agosto de 2024

Epílogo






La historia de la intervención de Fidel Castro en la guerra de Angola es más complejo de lo que aparenta.

Si me atengo a la más estricta verdad, tengo que reconocer que, si bien apoyamos a las FAPLA en su lucha contra la UNITA, no es menos cierto que, en muchas ocasiones no los apoyamos, sobre todo cuando el mando militar cubano consideraba que no era vital para nuestras fuerzas.

Por ejemplo:

En 1978 se desarrollo el llamado "Ejercicio Táctico en Campaña" dirigido por Raúl Menendez Tomasevich y que fuera el preludio de la "Operación Olivo", que a mí entender fue un rotundo fracaso. (Estas operaciones eran totalmente anti-UNITA).

Pero en 1988, cuando los acontecimientos de Cuito Cuanavale, la única ayuda cubana que recibieron las FAPLA (en su lucha contra la UNITA), fue el salvar de la catástrofe a las cinco Brigadas FAPLA que había incursionado más allá de Cuito Cuanavale en la dirección Mavinga-Jamba y que habían sido obligadas a retroceder, desorganizadamente, hasta la confluencia de los ríos del mismo nombre. 

En Cuemba, más allá de Cuito Bie, en la dirección Muñango las FAPLA se batían en solitario contra la UNITA, varios cientos de Kms. más al norte.

El avance en la dirección Ruacaná, aunque lo quieran adornar con algunas tropas FAPLA y SWAPO, fue un asunto totalmente cubano.

En 1988 se recibió una orden de Fidel Castro (MUY SECRETA), en la cuál se planteaba que las fuerzas cubanas no podían apoyar a las FAPLA, en contra de la UNITA, en ninguna acción que no estuviera vinculada con la defensa de Cuito Cuanavale o el avance de nuestras tropas por el Flanco Sur Occidental del Frente Sur (Ruacana). 

Varios encontronazos tuve con el ya fallecido General Cesar Lara Roselló por esta causa, incluso entrado el año 1989. Todavía y a sabiendas que la orden de Fidel Castro era no apoyar a las FAPLA en la dirección Cuemba, Lara insistía en que mi helicóptero fuese a abastecerlos con comida. Existía una razón para eso: Lara tenía un “negocito” con un jefe angolano., su “cúmbila” de cuando Lara se encontraba destacado en la “Operación Olivo”.

Por otra parte para entender cómo se desarrollaron los acontecimientos, es necesario, separar "la defensa de Cuito Cuanavale" de las operaciones por el referido flanco Sur Occidental del Frente Sur (Ruacana), ya que ambos no tenían conexión directa.

Les han llamado Flanco Sur Oriental y Flanco Sur Occidental de un mismo Frente Sur, aunque hubiera bastante tierra de por medio (entra ambos flancos) y casi todo dominado por la UNITA o al menos las FAPLA o el MPLA no tenían, en la zona que separaba dichos flancos, tropas ni representantes.

Sin el apoyo logístico y militar de África del Sur, que hasta ese momento la abastecía, luego de la independencia de Namibia (las SWAPO eran enemigos irreconciliables de la UNITA) y con la caída del régimen de "apartheid" la UNITA se quedó a la deriva.

Al MPLA, reconocido por todos los países del cono sur africano y las Naciones Unidas, aun le costó trabajo, no exterminar, sino eliminar el fantasma político de la UNITA. Aun hoy, muerto Savimbi, la UNITA sigue dando dolores de cabeza, desde el punto de vista político, aunque ya no es ni la sombra de lo que un día llegó a ser.

Los sur-africanos pueden decir lo que se les antoje, pero los que penetraron en territorio ajeno fueron ellos y los que se retiraron también. Fidel Castro tenía la coartada de haber sido “invitado” a defender al gobierno de Angola. 

Gobierno reconocido por las Naciones Unidas. 

Desde la distancia que nos ofrecen los años transcurridos, hoy podemos saber que efectivamente las SADF no tenía efectivos militares para forzar los ríos Cuito y Cuanavale. 

En 1989 no teníamos idea exacta de los medios con que contaban ni el propósito que se habían hecho.

Los aviones SAAF (de fabricación occidental) tenían mayor autonomía de vuelo. Pero, lo decisivo es el ser humano. Los hombres (pilotos) sur-africanos demostraron muy buena preparación y le dieron infinidad de dolores de cabeza a nuestros mejores pilotos de combate.

En el Flanco Sur Oriental del Frente Sur no había otra opción que “TABLAS”; y eso era lo que pretendía Fidel Castro, para comenzar el desplazamiento por el Flanco Sur Occidental del Frente Sur en dirección a la hidroeléctrica de Ruacaná. 

De ahí la construcción, en tiempo record, del aeródromo de Cahama y la reparación del ibídem de Xangongo, N ́Giva y la incorporación de los aviones MIG-23BN.

Las muchas bajas cubanas, a las cuales se refieren los sur-africanos, es totalmente falso. Hubo más muertos por cuestiones tales como, negligencias, ingestión de bebidas alcohólicas, accidentes de tránsito y enfermedades que, por acciones combativas.

La relación que guarda la ayuda cubana con la caída del apartheid, no es más que un granito de arena con mucha propaganda en torno. Al país sur-africano le hacía falta mano de obra que no tenía (mientras los negros estuvieran segregados) y no había alternativa. O se acababa el apartheid o se acababa.

El apartheid era un sistema político, tan enemigo de la economía moderna como lo puede ser el comunismo stalinista, maoista, el sistema feudal o el esclavismo. Lo que en realidad importa es en manos de quienes están los medios de producción. Ya sabemos que en manos de una cúpula totalitaria es como volver a la etapa feudalista del desarrollo de la humanidad. 

He tratado de explicar el porqué los soviéticos eran los encargados de preparar a las tropas angolanas, mientras que las fuerzas cubanas protegían el territorio. No he negado, en ningún momento, que hasta tuvieran que intervenir (las tropas cubanas) en contra de la UNITA en muchas ocasiones aunque, Fidel Castro dijera lo contrario.

Los que fabricaban los armamentos que compraba el gobierno angolano, eran los soviéticos y a Fidel Castro le interesaba que fueran los asesores (soviéticos) de las FAPLA, para que de esta forma estuvieran involucrados en el conflicto, no solamente como proveedores de material bélico.

El error más grande, cometido por Savimbi fue aliarse a un régimen racista, pues no solamente provocó el repudio del África negra, sino de la mayoría de los países democráticos y progresistas del mundo.

En los combates del río Lomba no participaron tropas cubanas. Muy por el contrario, el alto mando militar cubano había advertido a su homólogo soviético que era una imprudencia realizar esa operación, por muchas razones y la más poderosa, que eran insuficientes los medios logísticos con que contaban. No obstante, la UNITA tuvo que recular hasta el río Lomba, lugar en que la SADF, a 200 kilómetros de la frontera de Namibia, los detuvo en seco y faltó poco para que las cinco brigadas FAPLA, con todo el asesoramiento soviético, fueran aniquiladas totalmente.

Para entender verdaderamente la intervención de Cuba en Angola, debemos partir de la megalomanía de Fidel Castro y sus ínfulas de Napoleón tropical.

Considero que cada hecho debe estar en el lugar que le corresponde. A Fidel Castro, lo que corresponde a Fidel Castro..., y a las tropas cubanas, lo que corresponde a las tropas cubanas. Que los hechos se entrelazan. 

Es cierto. Nos corresponde tratar de darle la justa medida. 

Son muchos los que tratan el tema a la ligera y casi nunca tocan los puntos neurálgicos. 

El General Arnaldo Ochoa, y muchos de los oficiales que participamos, coincidíamos en que no había salida si los sur-africanos no nos la proporcionaban. 

Una ofensiva cubana hacia el territorio de Namibia, cosa que nunca se había imaginado, sólo hubiera llegado hasta 400 ó 500 kilómetros en profundidad, si acaso.

La clave del éxito o el fracaso consistía en poder mantener todo el terreno que ocuparan las tropas durante la proyectada ofensiva. De nada hubiera valido entrar, destruir las bases militares sur-africanas y regresar al territorio angolano pues hubiera sido la de nunca acabar y al final la economía del régimen de Fidel Castro, sin apoyo de la Unión Soviética, hubiera sufrido un descalabro que me niego a imaginar.

Analizándolo desde el punto de vista político, hubiera traído infinidad de problemas no solo con los países opuestos al régimen de Fidel Castro, sino también con los países del campo socialista que ya se venía desmoronando (a finales de 1989 solo quedaba la URSS).

Es por eso que considero que el "bluff" de Fidel Castro funcionó, pues si Pretoria hubiera aguantado seis meses más, hubiera sido la debacle.

Durante los 15 años de permanencia cubana en Angola, el MPLA se había fortalecido lo suficiente como para desarticular a la UNITA por sí solo, siempre y cuando la organización de Savimbi careciera de ayuda, tal como sucedió. 

Esto quedó demostrado con el tiempo y aun José Eduardo Dos Santos sigue al frente de Angola y del MPLA, aunque ya no sea lo que era antiguamente (la política exterior de los Castro tampoco lo es).

Lo que le permitía sobrevivir (a la UNITA), además de la ayuda sur-africana era una parte de la población que verdaderamente les apoyaban (a veces por la fuerza y otras por la fuerza de las circunstancias) además de lo extenso del territorio y el tribalismo del pueblo angolano que, al carecer de concepto de nación – cosa que no se logra de un día para otro- no entendía que un angolano de Cabinda tuviera que ir a combatir al Cuando Cubango o un kimbundo fuera a combatir en tierras de un umbundo. En fin, muy complicado.

Al final la balanza se inclinó a favor del MPLA que tenía el poder económico y la UNITA dejó de recibir la ayuda exterior. Poco a poco el MPLA fue ganándole terreno, ocupando todos aquellos lugares de interés económico que pudiera proporcionarle recursos a la UNITA y como no tenía que realizar mayores gastos en armamentos, los dedicó a mejorar (si es que se puede utilizar ésta palabra) las condiciones de vida de la población en las ciudades y pueblos.

La FAPLA, el ejército del MPLA, no fue levantado por los cubanos, sino por los soviéticos y no constituía una masa heterogénea.

Donde se mixturaban cubanos y angolanos no había asesores soviéticos y viceversa.

Los alemanes orientales poco o nada tuvieron que ver en Angola.

Las FAPLA disponían de superioridad en volumen de fuego y modernidad de armamento, pero todos los angolanos carecían de tres factores esenciales: organización, disciplina y concepto de nación.

La UNITA, sin embargo, se apoyaba en el nacionalismo (tribalista) de los Umbundos u Ovimbundos, que es precisamente la población dominante en provincias angolanas como Benguela, Huambo, Bie y Cuando-Cubango.

Por ejemplo:

Soldados FAPLA de la provincia angolana de Uige, consideraban que ellos no tenían nada que hacer en el territorio del Cuando-Cubango. Al preguntárseles por Jose Eduardo Dos Santos, casi la totalidad de la población de la provincia de Huambo respondía que: “Ese era el presidente de allá, de Luanda...”

En el Cuando-Cubango no existen junglas. Es un terreno semi- desértico, arenoso, con vegetación entre cinco y diez metros de altura. 

Las estaciones de lluvia están bien definidas entre los meses de febrero, marzo y abril.

Por suerte, para las tropas cubanas, las vías de comunicación no eran escasas. Todo lo contrario. Había una vasta red de carreteras asfaltadas (construidas por los portugueses) y una muy buena cantidad de kilómetros de vías férreas. 

Las columnas o caravanas cubanas caían muy pocas veces en las minas, plantadas por la UNITA en las carreteras. Cuando las tropas cubanas eran emboscadas por la UNITA, el volumen de fuego y el apoyo aéreo (con helicópteros) daban rápida cuenta de la situación. La sabana del Cuando Cubango, de ligero descenso hacia el sur, no era lugar propicio para emboscadas.




Es verdad que el General Ochoa arribó a Angola con la flor y nata del ejército cubano, pero es totalmente falso que mantuviera, precavidamente, sus reservas estratégicas lejos de este teatro de operaciones, así como es también falso que se considerase, Cuito- Cuanavale, como perdida desde el punto de vista militar.

Por otra parte, Cuito-Cuanavale no llega a ser una ciudad. Su importancia, desde el punto de vista militar, no es el poblado, ni el aeródromo. La importancia consistía en el paso de la confluencia de los dos ríos; la posibilidad de abrir o cerrar una puerta de entrada o salida a ulteriores acciones combativas. El dominio del cruce del río era estratégico para ambas fuerzas beligerantes. De perderse, las Brigadas FAPLA hubieran sido aniquiladas.

Se sabía que África del Sur había efectuado pruebas nucleares y suponíamos que debía estar preparando el arma nuclear. Pero de hacer pruebas a poseer un arma nuclear hay mucha distancia y esa distancia es aún mayor cuando se trata de transportar esa arma hacia su supuesto destino.

Los últimos días fueron muy interesantes. Comenzaron a realizarse las exploraciones del terreno con vistas a la retirada gradual de las tropas. 

Se produjo una penetración de las tropas sur-africanas, como consecuencia de un enfrentamiento entre las fuerzas de la UNITA y el MPLA, debido a que en el transcurso de las conversaciones, los sur-africanos habían planteado que el gobierno angolano no-tenia control sobre los puestos fronterizos de la provincia del Cuando- Cubango, por lo que tuvieron que hacer acto de presencia y mantenerse en dichos lugares, por lo menos hasta que concluyeran las conversaciones.

La UNITA se mantuvo activa todo el tiempo. Ataco Huambo, derribó torres de alta tensión para sabotear los carnavales de Lubango.

El día 21 de marzo del año 1989 estuve presente en el intercambio de prisioneros en la zona de Ruacaná. Los nuestros parecían venir de turismo, llenos de pacotilla. El sur-africano calzaba zapatos “apéame uno” y una maletica de cartón que daba pena.

Casi todos los prisioneros fueron entrevistados por la prensa cubana e internacional. Solamente uno de apellido Lantigua, no fue entrevistado e incluso los periodistas nacionales lo evitaban.

Se trataba de un pipero (chofer de una abastecedora de agua) de Huambo que se dedicaba, entre otras cosas, a venderle agua a la población local en beneficio personal. Fue capturado (“apañado”) por la UNITA y se mantuvo (“ficó”) prisionero hasta el final de la guerra. El quería ser entrevistado y sé autoproclamaba “decano” de los prisioneros, mostrando unas cicatrices en el dorso de las manos, como prueba de que lo habían torturado. Más adelante presentaron, en Cuba, un documental sobre éste infeliz cubano.

A principios del mes de abril de 1989 comenzó la retirada con rumbo norte.
Por toda la carretera se veía la técnica en movimiento.
Pudimos apreciar cierta confusión en el mando de la MMCA, algo así como una "POLOSTROIKA", en alusión al cambio de mando (por demás extraño) entre Ochoa y Cintra Frías (Polo).

La UNITA derribó un helicóptero FAPLA en Alto Hama. 



Fueron entregadas las poblaciones de Matala y Xangongo a las FAPLA.

El día 4 de abril de 1989 recibimos la orden de detener el proceso de retirada gradual.
Se había producido un hecho extraordinario.
Resultó que las SWAPO, que durante quince años no le habían tirado una galleta a un chino (como decimos los cubanos) y habían recibido innumerables golpes de castigo de las SADF, se consideraron con el derecho de entrar de forma clandestina en Namibia.

Los sur-africanos hicieron una carnicería.
Por su parte, la UNITA atacó una de nuestras caravanas y recibió una merecida respuesta.

Gorbachov estuvo en Cuba. Estando en Cahama, vimos por los noticieros por los noticieros, los discursos en la Asamblea Nacional del Poder Popular y el no haber aceptado la Orden José Martí, comprendimos que el máximo líder de la Unión Soviética no consideraba que Cuba fuese de importancia para la política exterior soviética.

Diez años después de que la resolución 435 de Naciones Unidas hubiera creado las bases para la independencia de Namibia, el régimen del apartheid accedió a retirarse de un territorio que mantenían ocupado en franco desafío a la opinión pública internacional.

El 22 de diciembre de 1988, en las oficinas de las Naciones Unidas en Nueva York, fue firmado el acuerdo entre Angola, el régimen de Fidel Castro y África del Sur. Actuaba como mediador, el gobierno de los Estados Unidos de América.

Se aproximaban tiempos de cambio, pero nadie lo imaginaba.

Han transcurrido 28 años de la terminación de nuestras intervenciones militares en África. Tiempo más que suficiente para analizar el resultado final de tantos sacrificios en vidas humanas y destrucción económica, tanto para los países donde se produjeron como para los interventores en el conflicto.

Las más largas fueron Angola y Etiopia. 

La intervención en este último país no tenia absolutamente nada que ver con el Apartheid y solo sirvió para consolidar en el poder al genocida más grande que haya existido en el continente africano, el Coronel Mengisto Haile Mariam. Dictador desde febrero de 1977 hasta mayo de 1991 en que escapó en un avión militar cargado de lingotes de oro en dirección a Zimbague donde encontró refugio político.


                     Fidel Castro y Mengistu compartiendo el Trono

Catorce años de terror y genocidio. Fue juzgado en ausencia y condenado por una corte Etíope por el delito de genocidio estimado en casi dos millones de muertes. Algún día Fidel Castro tendrá que responder por el sacrificio de tantos cubanos caídos en Etiopia para consolidar a esta bestia en el poder. 



En el caso de Angola es tan, o más bochornoso que el de Etiopia. El régimen que el castrismo apuntaló en el poder, a costa de miles de cubanos caídos y mutilados renunció al socialismo e implantó un capitalismo salvaje más cercano al feudalismo que a cualquier otro sistema social precedente.

Ese Frankestein que el castrismo creó, lleva 40 años en el poder.

Los 15 años que duró el boom petrolero solo sirvió para convertir en billonarios a Isabel dos Santos y su hermano José Filomeno, hija e hijo del dictador José Eduardo dos Santos.

 

Hoy, ese Frankestein, creado por el castrismo, es el país más caro y uno de los más pobres y depauperados de África.

Sin lugar a dudas aquella larga guerra fue definitivamente una Guerra Innecesaria. 



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lunes, 26 de agosto de 2024

La Guerra Innecesaria, Capítulo 9 continuación Experiencias




1.- Los cohetes que utilizábamos eran del tipo C-5 en sus diferentes variantes: M, K, KO y al final de la campaña el C-5P. Existía el C-5R, correspondiente a la lucha radio-electrónica (LRE), pero éste nunca estuvo a nuestro alcance.


                                     C-5M, contra fuerzas vivas

Las letras los diferenciaban de acuerdo con sus capacidades de destrucción. Por ejemplo: Él “M” era un cohete de fragmentación que se utilizaba para diezmar a las fuerzas vivas del enemigo en lugares abiertos, lo que quiere decir, contra aquellas fuerzas que no estuvieran protegidas por trincheras o refugios. El “K” era utilizado contra instalaciones de pequeño blindaje. El “KO” tenía las características de ser perforante e incendiario.

La diferencia existente entre los anteriormente mencionados y el “P” consistía en que la cabeza de combate del último se encontraba integrada al cuerpo, o sea, que era mucho más moderno y nos ahorraba un tiempo tremendo a la hora de artillar los helicópteros.

A la colocación de la cabeza al cuerpo se le llamaba espoletar. Cualquiera puede imaginar la tareita de todo el personal de la unidad dedicados a espoletar cohetes para una misión.
Si habláramos del MI-8T serian 64 cohetes, para cada helicóptero, pero en el caso del MI-24, más de 128. De cumplirse la misión con helicópteros MI-8MT (MI-17), más de 192. Preparar 6 helicópteros serían 1,152 cohetes, que se dice rápido, pero que toma su tiempo.

                                                      MI-8T

                                                    MI-8TB
                                           MI-8MT = MI-17

El reglamento no permitía dejar espoletados los cohetes, de manera que si no se consumían durante la misión debían ser des-espoletados, siendo la de nunca acabar. 

La manipulación de los cohetes traía aparejado los daños que podían ocurrir.

2.- En las márgenes del río Cueve, atacamos una Base de la UNITA. En esta ocasión salí airoso por pura casualidad.

En el MI-8 MT (MI-17), se deben seguir varios pasos para la selección del armamento. Primeramente se conectan los interruptores principales, en el panel superior de la cabina de los tripulantes. A continuación, en un panel situado más abajo del anterior y hacia la derecha se selecciona la variante de disparo a utilizar. Por último se ajusta de la mira óptica PKB, introduciendo las milésimas correspondientes a la altura y la distancia en las cuales pretende realizar el tiro.

Obvié el paso del panelito que decide la utilización de la ametralladora, o no y el interruptor quedó en la posición “TIRO DE COHETES”. De esa forma, a la distancia a la cuál debíamos realizar el tiro con la ametralladora, salieron los cohetes. La diferencia de distancia era solo de 700 mts.

Como consecuencia la fragmentación, provocada por la explosión de los cohetes a tan corta distancia, alcanzó al helicóptero.
El resultado de mi negligencia pudo haber conducido a la destrucción de la aeronave y la pérdida de la tripulación.

Sentí varios golpes en el fuselaje y una bola de fango pegó de lleno en el cristal frontal, sin dañarlo. No fue hasta después del aterrizaje que pude comprobar que el aparato no había resultado dañado.

3.- Los relevos de los pilotos, dieron muchos dolores de cabeza. No podían permanecer por tiempo indefinido. Al igual que en el resto de las diferentes categorías de aviación, se dio la necesidad de reemplazar a los pilotos de helicópteros utilizando pilotos de la Aviación Agrícola de Cuba.

Estos aviadores, especializados en la fumigación de grandes extensiones de terreno, habían sido preparados a principios de los años 60 en la técnica de helicópteros del tipo MI-4. Por desconocimiento e incapacidad de nuestros jefes superiores habían sido destinados a la aviación agrícola. Fue una etapa en que casi desaparece la aviación de helicópteros en Cuba.

Se hacía necesario preparar a estos pilotos agrícolas de forma, teórica y práctica, para operar una técnica de diferente generación como es el helicóptero MI-8.
De motores de combustión interna a motores de compresión axial. Además tenían que asimilar, en un breve periodo de tiempo, la táctica del combate moderno.

Pensamos que muchos no regresarían y en realidad fueron pocos los que no regresaron.

Otra cosa sucedió con los helicópteros. En 18 meses sufrieron 10 accidentes por error en la técnica de pilotaje, siendo el más común de los accidentes, el no tener en cuenta las posibilidades de carga del MI- 8 en condiciones de altura sobre el nivel medio del mar y temperaturas, ambiente, de más de 30 grados centígrados.

Angola provocó un crecimiento acelerado de las tripulaciones. En general de todos los pilotos de la aviación militar cubana.

A finales de la década de los sesenta, mucho antes de que comenzaran las misiones internacionalistas en Angola, las unidades de helicópteros, en Cuba, se encontraban diezmadas.

De los dos regimientos de helicópteros, que a raíz de la Crisis de Octubre quedaran en el país, solamente existía un escuadrón, más las escuadrillas de Búsqueda, Salvamento y Rescate (BSR) diseminadas por todo el territorio nacional y subordinadas a las distintas bases aéreas.

Puedo afirmar categóricamente que, tanto la asesoría soviética como el propio mando militar cubano, no supieron aquilatar la importancia futura de la aviación de helicópteros. Aun teniendo frente a sus narices la guerra de Viet Nam en todo su apogeo.

No es menos cierto que al paso del tiempo es muy fácil criticar, como tampoco es falso que entre los años 65 y 70 se hayan dejado de preparar personal como pilotos o técnicos de helicópteros y no se llegó a renovar, la ya vetusta, técnica hasta mucho después del año 75.

De todo esto se desprende que al comienzo de la guerra de Angola no se contara con unidades que fueran superiores en número a una escuadrilla de cinco helicópteros para enfrentar la lucha contra las “bandas de la UNITA”. Comenzó, entonces, una desesperada carrera contra el tiempo y en menos de un quinquenio la aviación de helicópteros creció casi en el doble de efectivos.

¿Puede negarse, que la preparación de las tripulaciones fuera deficiente?

Después de salir de la escuela de aviación un piloto de cualquier especialidad necesita al menos siete años para encontrase preparado. Nuestros pilotos supieron sortear esas dificultades, aun cuando la jefatura decidió, como por arte de magia, disminuir los parámetros para la adjudicación de categorías de piloto.

Este absurdo costó algunos accidentes.

El mando superior consideraba que por ostentar una categoría de primer nivel los pilotos se encontraban preparados. Sin embargo muchos de ellos, al igual que los pilotos agrícolas, habían recibido una preparación acelerada y, por supuesto deficiente.

El resultado no podía ser otro que muchos pilotos inexpertos y carentes de preparación eran enviados a cumplir misiones de combate.
Luego, el mando superior no se podía explicar el porqué de tantos accidentes.

4.- En toda acción combativa, lo fundamental es, sin duda, la utilización y la posibilidad de mantener las comunicaciones entre las unidades participantes.

Durante catorce años mantuvimos el mismo patrón de canales, aunque, a decir verdad, se cambiaban las frecuencias de radio cada cierto tiempo.

Se dio el caso de que cambiaran las frecuencias y los indicativos sin que la información llegara oportunamente a nuestras tripulaciones.

En alguna ocasión cambiaron las frecuencias durante el cumplimiento de traslados entre aeródromos (en pleno vuelo), enterándonos a través de nuestra comunicación por el canal de onda corta en amplitud modulada.

Durante el cumplimiento de las acciones combativas no cambiábamos de frecuencia. Esto tenía su lado bueno y su lado malo, debido a que todos los medios aéreos que participaban se encontraban en la misma frecuencia, con el consiguiente barullo que en ocasiones constituía un verdadero desastre dada la imposibilidad de establecer comunicación con corresponsal alguno.

A causa de la interferencia, al ruido y a la furia que esto nos causaba, en no pocas ocasiones pasamos a una frecuencia vacía con el fin de concentrarnos en lo que estaba o debía estar sucediendo, pero por supuesto no podíamos permanecer de esta forma por mucho tiempo, ya que nos era imprescindible continuar recibiendo e impartiendo órdenes.

Para lograr mantener en perfecto estado, las comunicaciones, nuestros especialistas controlaban día a día todos los equipos. Nuestros equipos de radio, tenían capacidad para sintonizar frecuencias desde 118,1 Mhz hasta 135,5, sin embargo se encontraban limitados por el sistema de pre-sintonización, que llegaba a convertirse en un enemigo potencial.

Equipo de radio en un MI-17 Nota: al lado izquierdo de los botones rojos del  sistema contra-incendios, una maneta en forma de cruz de color rojo, para cambiar los canales pre-sintonizados

Sólo se podían pre-sintonizar diez canales para lo cuál existía un equipo llamado memorístico que consistía en un bloquecito del sistema de radio, empotrado en el panel superior de la cabina de los tripulantes (parte superior frontal).

Para desempotrarlo era necesario un destornillador, que por suerte era un solo tornillo. Después de realizada ésta operación se necesitaba una suerte de pinza, para poder sacar y meter unos ganchillos, una vez descifrada la frecuencia. 

Resumen: algo bastante complicado para realizarse en el aire y más, durante el desarrollo de las acciones combativas.

Al cabo de varios años logramos que nos proporcionaran una frecuencia de onda corta “oficial” en amplitud modulada.
Nuestros equipos de onda corta no tenían la capacidad de sintonizar otra amplitud que no fuera esa.

La amplitud modulada tiene por inconveniente ruidos parásitos que ocasionan molestias durante el proceso de recepción-trasmisión y esto incomodaba sobremanera a los pilotos que se encontraban habituados a la radio de alta frecuencia que posee un eliminador de ruido.

La frecuencia de onda corta nos era imprescindible para mantener las comunicaciones durante los vuelos de travesías Estas se realizaban a una altura de vuelo nunca superiores a los trescientos metros, por lo que después de recorridos 50 Kms. desde el aeródromo de despegue, de no poseer este tipo de frecuencia de radio, nos quedábamos prácticamente sin comunicaciones durante el tiempo que durara el vuelo.

Los únicos que trabajábamos la onda corta, en amplitud modulada, en Angola, éramos la gente de helicópteros. El resto de las tropas utilizaban la banda lateral y esto nos trajo más de un inconveniente.

En 1988 nos percatamos de que los reportes de posición de los helicópteros, durante las travesías, se coordinaban con el Oficial de Guardia Operativo, del Puesto de Mando (OGOPM) y guardaban relación con los puntos de la travesía que chequearían las tripulaciones.

El método no era malo, pero tenía sus limitaciones. De hacerse necesario un cambio en el plan de vuelo, durante el desarrollo de la travesía, se perdía la coordinación previa con el OGOPM.
Fue por eso que decidimos codificar nuestra radio-conversación, de forma tal que sin cambiar la frecuencia, en el caso de que nos tuvieran interceptadas las comunicaciones, el enemigo no pudiera imaginarse lo que estábamos hablando. 

De ésta forma le dimos nombres a los ríos, a las poblaciones, y a los aeródromos.
Tenía la ventaja de que sin previa coordinación, el OGOPM de nuestro Regimiento sabía, en todo momento, la posición de nuestros helicópteros.

Al parecer, ésta innovación no le interesó nunca al mando superior, pero en su momento nos ayudó en el rescate de la tripulación de Durán, el día que se accidentaron en las proximidades de Menongue.



También nos sirvió durante la inspección de las torres de alta tensión, saboteadas por la UNITA en las proximidades de Lubango y en otras muchas ocasiones.

Lo curioso era que el mando superior no daba crédito a las informaciones de nuestro Puesto de Mando del regimiento de helicópteros con base en Huambo, que se encontraba distante a más de 500 Kms. y se mantenía informándole al PCM, en Luanda, la posición exacta de los helicópteros.

Cuando el Coronel Eddy Hernández Capote relevó al entonces Coronel Lamas, como Jefe de la DAAFAR en la RPA, se interesó en nuestro sistema de comunicaciones y nos otorgó una frecuencia para que mantuviéramos las comunicaciones con el Puesto Central de Mando (PCM), pero la misma no duró más de un mes en funcionamiento. Al PCM, en Luanda, ésta frecuencia no le aportaba absolutamente nada y el ruido les molestaba sobremanera.

5.- El DISS-15, cuando funcionaba bien, era un instrumento muy preciso. Se trataba de un equipo de radionavegación que basaba su principio de funcionamiento en el sistema Doppler. Lo mismo aceptaba datos de coordenadas desde el lugar de despegue que desde el lugar en que se pretendía aterrizar.

Una vez introducida la información, era capaz de proporcionar innumerables datos, necesarios para no perder la orientación.
Por ejemplo:
Ofrecía datos de posición exacta, datos para dirigirse desde cualquier punto de la travesía hacia donde se deseara y como llegar hasta allí con la mayor precisión. Era algo así como un intento de un sistema de posicionamiento terrestre.

Cuando las unidades se movían con rapidez en una región donde no existían otros medios de ayuda a la navegación, éste equipo resultaba de gran valor, pero los problemas comenzaban debido a la desconfianza, al dejar de funcionar en forma imprevista, proporcionando datos erróneos, que no eran advertidos por los tripulantes hasta el chequeo de la próxima posición.

De manera que podía, desorientar al más pinto de la paloma con la consiguiente pérdida de tiempo o una malograda misión combativa.

Los pilotos se sentían incómodos y preferían obviarlo como equipo de ayuda a la navegación. Llegamos a la conclusión de que el secreto del mal funcionamiento radicaba en el desconocimiento de nuestros técnicos y lo engorroso que resultaba su mantenimiento y revisión. 

Cada vez que un helicóptero debía ser sometido a las inspecciones técnicas reglamentarias, podíamos dar por descontado que el equipo presentaría errores una vez que fuera “trasteado”.
Invariablemente salían, de las inspecciones, con defectos.

Las medidas que se tomaron fueron bien simples: Se prohibió el “trasteo” de los DISS-15 durante los trabajos reglamentarios de inspección.

Los sistemas de navegación inercial presentaron muchos problemas, como el día del ataque a la reguladora de Calueque en que un piloto de caza que se estaba guiando por su equipo, de repente se encontró sobrevolando una base aérea sur-africana.

En otra ocasión, en la cuál se nos había averiado el sistema de giro-compás, tratamos de arreglárnoslas utilizando el DISS-15. No había pasado mucho tiempo, cuando Enrique, que hacía las veces de número, inquirió sobre lo que estábamos haciendo.

Definitivamente, el equipo estaba proporcionando informaciones erróneas, de manera que decidimos ignorarlo, procediendo a navegar a estima, lo que dicho en buen español significa, guiarse por las características del terreno.

6.- Quedarnos sin comunicaciones durante el cumplimiento de una misión de traslado, de un aeródromo a otro o finalizando las acciones combativas, más exactamente, durante el retorno de una misión combativa, era habitual para la gente de helicópteros.

No se debía al mal funcionamiento de los equipos de radio, ni a la distancia que podía mediar entre el teatro de operaciones y la ubicación del PM, ni a cuestiones fortuitas.
Se traducía, simplemente a que una vez en tierra los aviones de combate, el PM desconectaba los equipos de radio. 
Había concluido la misión.

De ahí nuestra insistencia en la radio de onda corta. De esa forma nuestro PM, desde Huambo recibía nuestra reclamación para que se restablecieran las comunicaciones por la vía de VHF y se lo trasladaba al PM en cuestión.

Mientras el resto de los aviones eran dirigidos por radar, nosotros andábamos arrastrados por el terreno

Cuando se combate a muy pequeña altura es imprescindible intercambiar información. No es como la aviación de combate que, como consecuencia (en unos casos a la altura y en otros casos a la velocidad) es prácticamente ciega y en ocasiones le impiden, al piloto, precisar los objetivos sin ayuda del radar.

Desde los helicópteros se ve todo lo que está ocurriendo. La velocidad es mínima y la altura, bueno, la altura no es nada. Se ve al enemigo correr, esconderse, disparar y morir. Es de esta forma que se aprecia al enemigo y de la misma forma a tus propios compañeros y es por eso que es necesaria e indispensable cualquier información.

Como siempre estuvimos dirigidos por los jefes de la aviación de combate, nos criticaban constantemente de que utilizábamos la frecuencia “indiscriminadamente”.

7.- Los pronósticos meteorológicos eran bastante inciertos y teníamos el inconveniente de no podernos desviar de la ruta establecida, dada la posibilidad de empeorar las cosas.
En infinidad de ocasiones nos vimos en serios apuros y solo podíamos ser auxiliados por mapas poco confiables.

¡Mapas! De eso sí que estábamos necesitados.

La predicción de la dirección e intensidad del viento en el área del desembarco, factor de índole meteorológico, no era posible a una distancia de más de cien kilómetros del aeródromo o plataforma de despegue.

A los tripulantes no les interesaba tanto los parámetros del lugar de despegue, porque la apreciación de las condiciones meteorológicas antes de levantar el vuelo se hacía de forma visual. 

En la superficie terrestre el viento puede encontrase fluyendo desde una dirección y a doscientos metros de altura, en ese mismo lugar, puede tener una dirección diametralmente opuesta. El viento, puede tener un parámetro de velocidad cercano a cero en la superficie y cien metros más arriba mucha más intensidad.

¿Cómo pronosticar lo que pudiera suceder a 100 kilómetros de distancia de la zona de despegue después de transcurrido el tiempo de la travesía hasta la plaza del desembarco en territorio enemigo? ¡

¡Debíamos intuirlo! 

Pero las características de la Mesopotamia Angolana no nos ayudaban mucho en estos menesteres. No existían las Palmas

¡Ay!, las palmas, que en las llanuras de mi ardiente patria, nacen del sol a la sonrisa y crecen; y al soplo de la brisa del océano, bajo un cielo purísimo se mecen... (José María Heredia)

Acostumbrados, estábamos, en apreciar la dirección e intensidad del viento, con la ayuda del penacho de tan maravilloso árbol. La vegetación rala angolana no ofrecía evidencias.

Todas las aeronaves, al igual que las aves, aprovechan el viento de frente para obtener mayor sustentación durante los procesos de despegues y aterrizajes. Eso permite recorrer menos distancia.

Para obtener un resultado de más o menos riesgo, en una aeronave de alas rotatorias (helicóptero), esto tiene que ver directamente con la potencia requerida, el peso de la carga a transportar y las dimensiones de la plataforma, sobre el nivel del mar, la temperatura ambiente, así como la humedad relativa.

La diferencia entre las aeronaves de alas rotatorias con las aeronaves de ala fija estriba en que a las segundas se les indican estos parámetros, desde tierra, mediante la torre de control.

En el caso de los helicópteros, los tripulantes deben ser medio pájaros (en el mejor sentido de la palabra), para no equivocarse y dar con sus huesos en el cementerio. Desembarcar (aterrizar) tropas en un lugar lejano y sin ayudas de dirección e intensidad del viento es, por lo menos, estresante.

8.- Un hecho extraordinario que me marcó muchísimo tuvo que ver con las minas terrestres.
Todos los días, a primera hora de la mañana, se reunía el estado mayor del regimiento para analizar el cumplimiento del plan de trabajo, las órdenes emanadas del mando superior y tomar las medidas necesarias que fuesen necesarias de acuerdo al desenvolvimiento de los acontecimientos diarios.

Una de aquellas mañanas el jefe del estado mayor informó un acontecimiento ocurrido en la compañía de seguridad la noche anterior. Resultó ser, que un soldado no había se había reportado al pase de lista que estaba establecido diariamente a las 23:00 horas.

El jefe de la compañía, pensando que podía haber existido alguna equivocación en el horario de guardia, había recorrido las 12 postas que cubrían el perímetro de defensa del campamento, esperando encontrar al soldado en alguna de ellas. No fue así.

El jefe de la compañía, dada la ausencia de uno de sus subordinados, había sido invitado a participar en la reunión.
Al preguntársele por las características del soldado ausente nos informó que hacía menos de dos semanas que lo habían trasladado a nuestro regimiento (por problemas disciplinarios) de una unidad en el norte de Angola.

Según el jefe de la compañía, se trataba de un hombre hecho y derecho, de 35 años de edad. Hasta el momento no había presentado dificultades en el cumplimiento del servicio de guardia. Poco más era lo que podía decir, a no ser el sexto grado de escolaridad y su procedencia en Cuba. No tenía amigos todavía y al parecer se daba bien con el resto de los compañeros.

En el tiempo que llevaba al frente del regimiento ya me había enfrentado a dos situaciones de riesgo, en las que había tenido que tomar medidas drásticas. Una de ellas debido a la ausencia de 5 soldados mecánicos de aviación que habían desaparecido desde horas de la tarde. Todos con su armamento personal. Se había movilizado la contra-inteligencia militar en la búsqueda nocturna y se preparaba un helicóptero que saldría a buscarlos con los primeros rayos del sol.

No fue necesario. Rayando el alba venían contentos y felices, caminando desde una de las cabeceras de la pista. Dijeron haber salido de cacería.

Ese día le ordené al Jefe del Estado Mayor, que coincidió plenamente conmigo, en realizarles el proceso de suspensión de misión por desobediencia de orden.

Cuando el caso llegó a Luanda causó conmoción. Imposible retornarlos a Cuba, nos dijeron. Se podían castigar en Angola, pero enviarlos para Cuba, aunque fuera con la misión suspendida ni hablar.

La suspensión de misión por desobediencia de orden llevaba implícito un juicio sumarísimo (estábamos en guerra) y por supuesto conllevaría a por lo menos 6 meses en prisión.Mi intención era que cumplieran la pena en Cuba. En Angola no había prisiones militares cubanas.

Con la negativa de interrumpirles la misión, los trasladarían de unidad. Le crearían un problema al jefe de la unidad a la que fueran subordinados. Lo peor de todo es que aquellos soldados eran especialistas de aviación y por tanto no se encontraban preparados para otro tipo de servicio dentro de las fuerzas armadas.

En fin, si de forma totalmente irresponsable, estos muchachos ya habían incumplido la orden de no abandonar la unidad, decidiendo salir de cacería en una región prácticamente controlada por la UNITA; era de suponer que lo volverían a hacer en la primera oportunidad que se les presentase, además del mal ejemplo para el resto de sus compañeros. Sinceramente, yo no quería que murieran en Angola. Prefería, mil veces que estuvieran presos en Cuba. 

De las prisiones, a veces, se sale. 

De manera que en el caso de este soldado que se había ausentado; una persona casi de mi misma edad, decidí llamarlo a la jefatura del regimiento y conversar con él de hombre a hombre. Todos los miembros del Estado Mayor. Éramos contemporáneos.

Nos dijo que él tenía una novia en uno de los kimbos cercanos al regimiento y que solía pasar la noche con "su negrita”.

Le advertimos que estaba incumpliendo una orden del mando superior, que no era tan siquiera mía. Le dije que, considerando que era una persona mayor, no iba a tomar medidas disciplinarias por ser la primera vez, pero que tuviera en cuenta el mal ejemplo que estaba dando al resto de sus compañeros y que se acordara que la UNITA minaba los trillos.

Nos prometió que no lo volvería a hacer y se despidió de nosotros. Confiamos en su palabra. 

Nos defraudó. 

A la mañana siguiente apareció muerto en el trillo que le conducía hacia el kimbo. Venía de regreso. La mina le cercenó el pie derecho y murió desangrado y sin asistencia. 

 

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domingo, 25 de agosto de 2024

Capítulo 9 El MI-8, H-02 El General de División Arnaldo Ochoa Sánchez ¿Por qué Fidel Castro ejecutó a su mejor General?



El H-02 fue uno de los cuatro primeros que llegaron a la RPA en el año 1976. Podemos decir que en él volamos todos los pilotos de helicópteros cubanos que pasamos por Angola. Fue testigo del Ejercicio Táctico en Campaña, de la Lucha contra los “Bandidos” de la UNITA, de Cangamba. En fin de todos los 15 años que estuvieron las tropas cubanas. Por supuesto que debe haber transportado a infinidad de jefes, oficiales, sargentos y soldados durante su vida útil.

En el H-02 fueron transportadas (además de generales), alimentos, medicinas, cartas, penas, alegrías, enfermos, heridos, prisioneros, médicos y muchos de nuestros muertos...

¿Qué otra cosa se le puede pedir a un aparato inventado, por el hombre, para transportar personal y cumplir algunas otras diferentes misiones asignadas a ellos (me refiero a los hombres).

Luego del accidente, no había sido reparado para ir a un museo. El objetivo de la reparación era continuar prestando servicio en la Base Aérea de Lubango. El H-02, a mi forma de ver y apreciar los helicópteros, era un venerable anciano, tenía más de 15 años. 

Era, además de decano de los helicópteros, el que más cicatrices de guerra podía lucir, con el orgullo de continuar prestando servicio y no como sus primos más nuevos, los MIG-23BN, a los cuales les habían pintado una estrellita, dando la impresión (a su llegada a Cuba) de que habían participado en combate.

El accidente había condenado a chatarra al H-02. Ni el ingeniero de la fábrica se atrevería a autorizarle un solo vuelo. Fue ahí, que se nos ocurrió la idea, entre el ingeniero principal, todo el personal técnico y la mayor parte de los pilotos (que se encontraban presentes), repararlo y enviarlo para Cuba como recuerdo. 

Ningún General tuvo nada que ver en eso. Se reconstruyó a retazos. Un pedazo por aquí, otro por allá. Las palas (aspas) del rotor central que se le pusieron, pertenecían a juegos incompletos que habían sufrido baja como consecuencia de la guerra.

No hubo intervención del mando superior. A tal punto, que ya estando en Cuba (el barco que lo transportaba), me llamó muy apurado el ingeniero principal para decirme que había que sacarlo lo más rápidamente posible de la cubierta, pues estaban confrontando problemas para su descarga.En Angola, estaba prohibido embarcar cualquier material de guerra que no estuviera en condiciones. El ingeniero tenía la preocupación que alguien pudiera detectar que aquello no servía para nada.

Me pidió que lo sacara volando de la cubierta del barco. ¡Una locura!

Me dijo: “Pero, ya tú hiciste algo parecido con el helicóptero accidentado de Rodolfo Durán”.Le contesté: “Si, coño, pero el de Durán no estaba hecho de retazos”.

Solo les diré que salió volando, atravesó la bahía del Mariel y aterrizó en la Base Aérea de la Marina.

Allí, intentaron hacerlo volar. Pasaron varios meses y aquello no acababa de volar. El General Martínez Puentes, el jefe de la operación en que fueran derribados los aviones de “Hermanos al Rescate” (ya era Jefe de la DAAFAR) no entendía como, un helicóptero traído de Angola no podía volar y quería pasarle la cuenta al responsable. La cuenta se diluyó en el tiempo. Todos a una. Fuenteovejuna, “cooompañero”.

El ingeniero pasó a ser disidente. No por esto, sino por otras causas. El H-02, por obra y gracia de un accidente, se convirtió, y es hoy, una pieza de museo.


                                 El General de División Arnaldo Ochoa Sánchez 



Fidel Castro, que es un conspirador magistral, conocía perfectamente las características de Ochoa y de Polo. Es por eso que, designa al segundo como Jefe de la Agrupación de Tropas del Sur (ATS) que luego se convirtió en Frente. 

De ésta forma intentó disminuir el mando de Ochoa. El General Cintras Frias (Polo) era subordinado directo del jefe de la MMCA (Ochoa).

El ser nombrado Jefe del Frente Sur, no convertía a Polo en subordinado directo de Fidel Castro.
Por supuesto que, Ochoa participaba en las decisiones, pero éstas eran tomadas por Fidel Castro y en ningún caso Ochoa o Polo; lo único que podían hacer era dar su opinión. Ochoa opinaba. Polo cumplía órdenes.

La invasión del territorio de Namibia solo la podía decidir Fidel Castro. Ahora bien, la concentración de tropas cubanas y la disposición combativa de las mismas daba la posibilidad de alcanzar la profundidad operativa (aproximadamente 300-400 Kms dentro del territorio de Namibia) y aniquilar todas las fuerzas aéreas y terrestres sur-africanas que estuvieran destacadas en ese territorio.


                                         Profundidad Operativa

Que se lograra es otra pregunta que no tiene respuesta, pues se quedó en el tiempo. Las órdenes para proceder contra los objetivos militares sur-africanos en territorio namibio eran precisas, claras y bien detalladas.

El General Ochoa consideraba que era imposible desarrollar acciones combativas hacia el territorio de Namibia por varias razones. Entre ellas estaba la extensión territorial y la imposibilidad de sostener, desde el punto de vista logístico, la ocupación del territorio.

Este es un aspecto que Fidel Castro nunca ha explicado.

El General Ochoa sabía, perfectamente que ya los rusos no estaban de barriga con Fidel Castro. Por aquellos tiempos Fidel Castro no perdía la oportunidad de criticar todo cuanto hacían los rusos (me refiero a la Glasnost y la Perestroika) y la inteligencia rusa hacía rato que no compartía información con la cubana. Más bien, compartía desinformación.

Esto fue fácil de advertir cuando los acontecimientos en Granada.
El Golpe de Estado contra Maurice Bishop fue totalmente de izquierda y hay quienes dicen que en combinación con la inteligencia soviética.

En esa oportunidad Fidel Castro se vio más solo y perdido que el famoso “Lone Ranger” (Llanero Solitario), puesto que a él, al hombre mejor informado del mundo le habían pasado gato por liebre.
Creo que ha sido uno de los papeles más ridículos de Fidel Castro en toda su historia.

Al General Ochoa le preocupaba dejar la retaguardia descubierta a merced de la UNITA y trató de apoyar a las FAPLA en Cuemba, donde a la par de Cuito Cuanavale se libraban combates entre las fuerzas de las FAPLA (MPLA) y las FALA (UNITA).

Ochoa consideraba de suma importancia reforzar las posiciones FAPLA en las márgenes del río Cuanza (que nace por allí y, a la altura de la carretera que va de Cuito Bie a Muñango ya es un río de gran caudal.


                                     Posición, en un mapa, del río Cuanza

Es verdad que ambas fuerzas tenían que forzar el río. ¡Y forzar un río no es cosa fácil! Se defiende con poco y se necesita de muchas fuerzas para cruzarlo.
El General Ochoa, conocedor de la poca preparación de las FAPLA y a sabiendas del pésimo asesoramiento ruso, le preocupaba salieran en desbandada por falta de alimentos o por falta de pago o por cualquier otro motivo y los cubanos nos viésemos en la necesidad de enfrentar a la UNITA más acá de Cuito Bie.

De las cosas, que hacía Ochoa, que más le molestaban a Fidel Castro era que cada vez que había que cumplir una orden, emanada del Estado Mayor General (léase Fidel Castro), Ochoa hacía todo lo posible para que la misma se cumpliera sin consecuencias negativas para nuestras tropas y en varias ocasiones el cumplimiento de éstas órdenes se retrasaron por éste motivo. 

El mérito del General Ochoa consistió en proporcionar todo lo humanamente posible en la organización de un trabajo increíblemente rápido. Ochoa era mejor organizador que Polo y muy carismático, mientras que Polo adolece de ésta última característica.

Con sus dotes organizativas y su carisma, Ochoa logró que todo lo que hacía falta, estuviese en el momento preciso. Que no faltara nada.

No sé si en los círculos más íntimos de Ochoa, éste habría formulado alguna crítica a Fidel Castro o se habría burlado de él. Por lo menos delante de mí jamás se pronunció en forma directa en contra de Fidel Castro ni de su hermano Raúl aunque no es menos cierto que, Ochoa, era tremendo jodedor cubano y siempre tenía una anécdota o un chiste (muchas veces picante) sobre la situación de las tropas. Es posible que ésta jocosidad le haya molestado, en algún momento, a Fidel Castro. 


               ¿Por qué Fidel Castro ejecutó a su mejor General? 



 Con tantas promesas incumplidas, con tanto dolor, con tanto odio, es imposible intentar explicar el porqué Fidel Castro traicionó y fusiló al General de División Arnaldo Ochoa Sánchez.

A principios del mes de mayo de 1989 regresé de Angola, después de una agobiante estadía en la base de tránsito de Luanda. Nunca volví a encontrarme con Ochoa. A Patricio lo vi, salimos juntos, nos visitamos en nuestras respectivas casas, conversamos mucho después de salir de la prisión. Lo conocía de niño, mucho antes de ambos comenzar las “peripecias revolucionarias”.

El General de División Arnaldo Ochoa Sánchez tenía el mismo acercamiento hacia los militares soviéticos como podría haber tenido cualquier jefe militar cubano que hubiese estudiado en las academias soviéticas, dominara el idioma ruso y estuviera en la posición de Jefe de la Misión Militar de los hermanos dictadores, en Angola. Ni más, ni menos.

Los hermanos Castro Ruz no han sacado ni un solo video de las “bacanales alcohólicas” con los “amigos soviéticos” y dudo que puedan o se atrevan.

Es más, puedo asegurar que Ochoa, en el orden militar, consideraba a los soviéticos, unos esquematizados. Otra cosa podría ser la forma de pensar en cuanto al futuro de Cuba. Pero Ochoa no era el único que pensaba en cambios. 

El General de División Arnaldo Ochoa Sánchez no incumplió ninguna orden militar de Fidel Castro durante la guerra de Angola.

La Brigada de Tanques del General Cartaya solo estuvo lista para rodar por sus ejes a principios del mes de febrero de 1988. Lo sé porque yo estaba en Huambo, lugar desde donde salió aquella unidad.

Y sé muy bien que no pudo salir antes debido a su deplorable coeficiente técnico de explotación. Dicho en otras palabras: Los tanques tuvieron que ser reparados en casi un 75% de su totalidad.

Del estado deplorable de la técnica de combate eran responsables, en primer lugar el propio Fidel Castro, en segundo lugar los diferentes jefes que habían pasado por la Misión Militar y los jefes directos de aquella unidad. Incluso el alto mando de la Contra Inteligencia Militar.

La brigada de tanques del General Cartaya tenía que avanzar más de 150 kilómetros, por la carretera que va para Cuito Bie, hasta el entronque con la carretera que va para Menongue. Del entronque hasta Menongue eran más de 300 kilómetros. O sea, aquella brigada tenía que recorrer más de 500 kilómetros para llegar a la capital de la provincia de Cuando Cubango y de allí continuar otros 200 kilómetros hasta Cuito Cuanavale. En total serían casi mil kilómetros. Para tener una idea, es casi la distancia de La Habana a Santiago de Cuba.

Durante varios días, previos a la salida de la brigada, utilizando los helicópteros, fuimos desembarcando escuadras de infantería que protegerían las carreteras (puentes, pasos de ríos, entronques etc.) a lo largo de aquellos mil kilómetros.

Ahora bien, lo que Ochoa no quería era que, la columna de tanques y carros blindados, avanzara de noche, sino que los zapadores (artificieros) realizaran la exploración de noche y a pie, para que los vehículos, una vez de día, avanzaran lo más rápido que fuese posible.

Ochoa no era hombre de chismecitos, pero en todo caso hubiera sido un descalabro para toda la cadena de mando, el que Ochoa (para explicarle a Fidel Castro el porqué no avanzaba el General Cartaya) se hubiera quejado de sus generales subordinados (que se contaban por decenas) y denunciar hasta la propia Contra Inteligencia Militar, que no había sido capaz de informar todo aquello en su momento.

Me imagino que lo único que le podría haber pesado a Ochoa era estar cansado de tanta mentira y el tener que continuar “arando en el mar” con un par de “bueyes viejos”.

Fidel Castro acusó a Ochoa de insistir en hacer avanzar la vanguardia de exploración a pie y no motorizada. Esto, como casi todo lo que hace Fidel Castro es solo una media verdad. Los que estábamos allí sabemos la otra mitad de la verdad.

Hoy por hoy, para nadie es un secreto que, en las provincias de Huambo, Cuito Bie y Cuando Cubango (para no incluir todas las demás) las tropas angolanas y cubanas solo dominaban las poblaciones. El campo era de la UNITA.

Existía una orden emitida por los generales que habían sido jefes de la Misión Militar cubana al respecto, prohibiendo terminantemente el desplazamiento de noche en vehículos.

La intromisión de Fidel Castro fue tan grande que Ochoa se vio obligado a autorizar el movimiento de la columna de blindados de noche y sin exploración previa. El resultado fue que el blindado que ocupaban los zapadores (al frente de la columna) hizo explotar una mina. Murieron todos los exploradores. Se detuvo la columna durante un día entero.

Difiero de la opinión que considera que, Fidel Castro toleraba la vida opulenta y fácil, a cambio de lealtad absoluta. 

Al contrario, utilizaba y aun utilizan las debilidades humanas a su antojo, conveniencia y como fuente de chantaje. En vez de parar las actividades de opulencia y vida fácil, las dejan correr para luego, cuando lo consideren necesario, utilizarlas en beneficio propio.

Para los hermanos Castro Ruz la lealtad no existe, es puro formalismo. 

Ellos jamás han sido leales y tampoco esperan que lo sean con ellos. Lo que en todo el mundo se conoce como lealtad, ellos la imponen por la fuerza. 

El que no sea leal (de acuerdo con su criterio particular) pasa al basurero de la historia, lo multiplican por cero o lo fusilan. 

Preciso aclarar que el General Patricio de la Guardia Font no era el Jefe de Guarda fronteras del Ministerio del Interior, como aparece en algunos libros. 

Había sido Jefe del Estado Mayor del Ministerio del Interior hasta 1986 y luego asesor del General Kundi Pahiama quién en 1987 fuera Ministro de Seguridad del Estado de la República Popular de Angola.

Preciso recalcar que todos los implicados en las causa 1 y 2 de 1989 eran hombres de Fidel Castro, ninguno le traicionó. Por el contrario, fueron ellos los traicionados. 

Desde aquellos días la imagen de un Fidel Castro, guerrillero anti- imperialista inmaculado, dejó de existir para el pueblo de Cuba. 

Hasta aquellos días, todos les respetábamos. 

A partir de ahí, todos les temíamos. 



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