La Guerra Innecesaria, Mesopotamia Angolana, Ruacana
Opinión de un compañero
Quién fuera uno de mis instructores, en la Escuela de pilotos de helicópteros
“Capitán José Arcadio García”, se refirió al libro “La Guerra Innecesaria,
Mesopotamia Angolana, Ruacana” en términos como:
Lo leí de una sentada y me gustó mucho, ahora lo releo, para digerirlo hasta la
saciedad.
He leído otros libros, de pilotos que participaron en misiones internacionalistas y
ninguno llegó a la médula de tus análisis. Casi todas eran loas genuflexas al
Comandante en Jefe .
Le satisfizo sobremanera que, al final del libro, mostrara el epílogo del
internacionalismo cubanos en Angola y Etiopía, porque son muchos los que
desconocen que, la cantidad de sangre derramada por nuestros compatriotas, ayudó
a entronizar la dictadura del MPLA y convertir a la familia Dos Santos, en amos y
señores de un país riquísimo en recursos y paupérrimo en desarrollo social.
En tu libro tocas muchas verdades, calladas por largo tiempo…, lo de las castas entre
los tripulantes de la aviación militar cubana (conocido por los jefes) y tema soslayado
a propósito, restándole valor a nuestros tripulantes de helicópteros. Esos que tanto
arriesgaron y aportaron en tiempos de guerra y de paz.
Expresas, con mucho tino, la subestimación permanente, de la capacidad de nuestros
pilotos y jefes que, llevó (en reiteradas ocasiones) a designar un jefe improvisado e
incapaz, al frente de una unidad de helicópteros. Has sido capaz de expresar el
desprecio y la subestimación que, en repetidas ocasiones, condujo a que, desiciones
erradas, costara la vida de excelentes compañeros.
La disección que haces, de algunos jefes (diferentes niveles), es justa y desmitifica el
tan cacareado “genio militar” de los generales del régimen.
A diferencia de otros libros, tu descripción de las virtudes y defectos, de algunos de
nuestros tripulantes, los reafirma como verdaderos seres humanos, tal y como los
conocimos en el quehacer diario.
Ya se hablará mucho más de tu libro. Ojalá que, muchos de los que participaron en
esa guerra; soldados de a pie y jefes a todos los niveles, puedan reconocerse en esas
páginas.
Muchos de ellos sentirán pena, otros vergüenza y otros muchos lamentarán
haberse dejado manipular por la propaganda política o por las presiones del
régimen.
Otros muchos pensarán que, en aquella época, la revolución era algo creíble y no la utopía que los
defraudó definitivamente.