domingo, 15 de junio de 2014

Con la dictadura de Fidel Castro en el cerebro

Respuesta a un artículo de Rubén Blasso

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186016&titular=cuba-en-el-corazón-




Península de Varadero


Quien tenga hoy 64 años solo tenía 8 al triunfo de la revolución cubana del año 59 del Siglo XX. En la mayoría de los casos se puede decir, aunque no haya nacido con el triunfo de la revolución,  es improbable que conozca otro modo de vida. Lo que no se puede aseverar es que no aspire a conocer otro sistema que no sea el totalitarismo neofeudal, al que los hermanos Castro llaman socialismo.

Existen personas que, “de corazón”, les es difícil imaginar que los cubanos puedan tolerar las diferencias sociales que impone el sistema democrático y de mercado libre. Para sustentar tan peregrina imaginación se basan en la tan gastada idea de que colectivamente el pueblo ha ganado conciencia, en que el régimen garantiza iguales oportunidades para todos, al igual que la distribución “igualitaria” de los recursos y la “gratuidad” de los servicios de salud, educación etc.


La playa de Varadero


El problema de estas personas de “buen corazón”, es que no tienen cerebro. ¿Cuáles son las diferencias sociales? ¿Dónde están las oportunidades iguales? ¿Distribución igualitaria? ¿De qué recursos se trata?

Un régimen totalitario neofeudal no ofrece nada gratuitamente; ni la educación, ni la salud pública, ni na, ni na. Aquellos que vivimos bajo la égida del “socialismo” tropical, lo pagamos todo entre todos. Y es por eso que vivimos en la miseria, porque esa es la única igualdad que nos regalan.


En muchos países democráticos existe la posibilidad del aborto sin restricciones legales, también existe el concepto de licencia sin sueldo para el trabajador, cualquiera que sea su antigüedad laboral; y existen leyes (inexistentes en el totalitarismo caribeño) como el pago del decimo tercer mes y las vacaciones pagadas. Al final, el trabajador recibe catorce salarios al año por ley.


Las construcciones en Varadero


Solo un detalle, en la mayoría de los países democráticos, las discusiones de lo parlamentarios, en las asambleas, se pueden ver y escuchar por televisión. Se pueden apreciar a los diputados que están a favor y a los que están en contra de las leyes que pretenden promulgar.

En el sistema totalitario de los hermanos Castro, los reclamos inherentes y sus soluciones se le informan al pueblo de forma pre digerida y supuestamente “discutidas” en unas más que supuestas  organizaciones sociales y sindicales. También, supuestamente, la dictadura “siempre está dispuesta a escuchar los reclamos, pero nunca a satisfacerlos, o solo a medias y de acuerdo con las “posibilidades”.

Desde la distancia de un país democrático, es difícil apreciar la realidad del totalitarismo (ya sea el de los Castro o el de Un, el de Corea).




Es muy difícil despojarnos de la libertad y de la democracia y asimilar la represión y el miedo a decir lo que pensamos. Cambiar un trabajo remunerado, por uno semi-esclavo al que pomposamente llaman dignidad. Aceptar la representación de un abogado que se debe al sistema y no nos representa aunque le paguemos; capaz hasta de en lugar de defendernos, convertirse en parte de la acusación o aconsejarnos que nos declaremos culpables.
Si existiese una verdadera distribución de los recursos, el país no tuviera tendencia a la miseria, sino al desarrollo.

En nuestros días, el régimen continúa el mismo camino andado y desandado durante más de 50 años; planificando modos de acción, estrategias para alcanzar objetivos, práctica socialista en la actividad laboral, profesional, económica, cultural, educativa y artística. Solo palabras, que si se hubieran llevado a vías de hecho hace 50 años el país no estuviese en bancarrota.


Llegaba a Varadero y allí estaba obligada a desarrollar todas mis habilidades para cazar un Yuma, no en una cafetería, hasta en una funeraria si fuera...


A rasgos generales la vida del cubano transcurre plagada de sobresaltos. Las carencias no parecen alterar su modo de vida, que de tranquilo no tiene nada. La histeria de las grandes ciudades de los países democráticos se rumia de puertas para adentro, aunque a decir verdad ya hay cubanos que se manifiestan abiertamente a expensas de sufrir las consecuencias de una represión bien estructurada. En eso si que el régimen es experto y suficiente.

Mendigos en Cuba hay muchos, pero el régimen no lo admite. Habitantes a la intemperie igual. En Cuba hay de todo, como en botica. Pero lo peor que existe en Cuba es el trabajo mal remunerado que hace de todos los ciudadanos unos mendigos en potencia. ¡Hasta los dirigentes de alto nivel!




El “cuentapropismo” que es la forma peyorativa que utiliza el régimen para denominar a los trabajadores por cuenta propia, ha venido a ser el motor impulsor de la pequeña empresa privada abolida en el año 1968. Las restricciones son tan grandes, que solo les permiten “respirar”.

La corrupción es permitida por el desgobierno, mientras que a los que se dedican legalmente a la profesión “autorizada” les persiguen y acosan los inspectores de la Organización Nacional Agencia Tributaria (ONAT); esos que debía perseguir a los corruptos, pero no: El régimen prefiere a los que especulan con la buena fe del turista. De esa forma, cuando se pasan de la raya, les pueden aplicar la “ley”. A los que actúan de buena fe y legalmente y protestan con razón, es más difícil aplicársela.


La presencia policial es increíblemente alta en las calles de La Habana, en proporción de 3 policías por cada 10 personas (sobre todo en las áreas de turismo). En otras partes es difícil ver a un policía. Cámaras de vigilancia han sido instaladas en diversos lugares de la capital.

El señor Rubén Basso (creo que es argentino al igual que el cantinflólogo Atilio Borrón), aprovechó un buen día de sol en Varadero (que no en Santa maría del Mar a donde acuden los cubanos en masa), se codeo con lo mejor del turismo internacional en las arenas ya no tan finas, ni tan blancas como antaño…, y ¡milagro! No encontró funcionarios comunales que acuerden construir balnearios, levantar esqueletos de madera y construir carpas de temporada casi hasta la orilla del mar, achicar playas públicas y cobrar barbaridades como en Mar del Plata. ¿Será mentiroso éste “che” de los mil demonios?


El balneario de Varadero, además de acabar con el derecho del pueblo a disfrutar de la naturaleza, se ha convertido en  un conglomerado de hoteles (cinco estrellas) para el disfrute del turismo internacional a precios incluso superiores a los de la citada ciudad Argentina. Lo natural en Varadero dejó de existir hace mucho tiempo. La libertad es pura imaginación.

Por supuesto que se puede circular sin temor y a toda hora, solo o en compañía, sobre todo si pareces extranjero, aunque asaltos y agresiones las encuentras en todas partes. Solo el morbo repetitivo y la distorsión de la realidad de aquellos que como el Sr. Basso se dedican a defender el totalitarismo es capaz de escribir artículos como este.


Basso es un desconocedor, mal intencionado, de la realidad cubana. En Cuba corre la droga en proporciones alarmantes, al igual que la prostitución. Nunca se tropezó con adictos.

A partir de cierto momento fue tanta la babosería que llegó a empalagarme, pero no podía dejar pasar por alto el final del escrito cuando cita a Nicolás Guillen y su famosa poesía de principios de los años 60 del pasado Siglo: “Tengo”


Tengo vamos a ver, lo que tenía que tener.
Y termino:

¡Cada cual tiene lo que se merece!


Le apostamos al “caballo” y perdimos güiro, calabaza y miel.


 
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