Los rusos de hoy en día, permeados por la demagoga propaganda de la extinta
URSS, consideran que la Unión Soviética hubiera ganado la SGM sin ayuda.
Estoy plenamente de acuerdo con el historiador francés Olivier Wieviorka
cuando dice “no hay que supervalorar el significado del Desembarco de
Normandía”, pero no concuerdo con su concepto de que “la guerra fue ganada en
el Frente Oriental”, por mucho que fuese allí donde la Wehrmacht sufrió el 90%
de sus bajas. Por otra parte, coincido con el famoso historiador: Para el año
1944, ya el desembarco de Normandía no era decisivo para el colapso del régimen
del Nacional Socialismo. ¡Por supuesto que tuvo importancia! ¿Aceleró la
derrota? Tal vez.
El historiador ruso Vladímir Lavrov asegura que Occidente tiende a quitar
importancia a las batallas libradas en Leningrado, Stalingrado, Moscú y Kursk,
exagerando el Desembarco de Normandía. ¿Qué pretende Lavrov? ¿Que Occidente
conmemore las victorias de la URSS? Remember el Pacto de no agresión
Molotov-Ribbentrop y la repartición del pastel polaco, de las repúblicas
bálticas y la invasión a Finlandia. Eso también cuenta en la historia.
La URSS necesitaba el Desembarco de Normandía (o donde fuese) en el año
1942.
Los Estados Unidos aun no se habían recuperado del ataque a Pearl Harbor. La poderosa industria Yanqui comenzaba a empeñarse en los esfuerzos de la guerra. Su punto de mira estaba allende el Océano Pacífico. Ese año Gran Bretaña estaba acosada y bloqueada; apenas le llegaban, por mar, refuerzos. La mayoría de los mercantes eran hundidos por los U2 alemanes. Era, desde el punto de vista práctico, imposible un desembarco como el de Normandía. La Wermacht aun se encontraba prácticamente intacta.
Para 1944, el Imperio del Sol Naciente, como los incendios, estaba controlado, aunque no se pudiera decir, completamente extinguido. Las victorias del Ejército Rojo tenían de cabeza a los generales alemanes.
A finales del año 1943 el desembarco aliado (40 mil hombres) en Salerno, dio inicio a la liberación de la península itálica.
Spifire
El desembarco de Normandía evitó, si se quiere, que el Ejército Rojo
liberara, por sí solo, toda Europa. Claro está, debemos decir que la ayuda en
armamentos, provisiones y materias primas, para la devastada industria
soviética.
Frente al avance de las tropas del III Reich
en las primeras semanas del verano de 1941, el problema de la salvaguarda del
potencial industrial se planteó a Stalin como algo de extrema gravedad.
El Comité Central del Partido y el Consejo de
los Comisarios del Pueblo decidieron “evacuar y reinstalar el material y los
hombres”. La realización de este inmenso desplazamiento se enfrentó a una
importante dificultad de orden material, en este caso, la fragilidad de los
medios de transporte.
Stalin se volvió hacia la Gran Bretaña.
Después de solicitar a Churchill, que abriera
un segundo frente – un pedido extravagante, dada la situación de Inglaterra –
que mandara tropas y material a la URSS, hizo un pedido análogo a los EEUU que,
recordemos, todavía no formaba parte del conflicto.
Las primeras retiradas del Ejército Rojo inquietaron a los EEUU. Los yanquis dudaban seriamente de la capacidad de la URSS para cambiar la situación durante el invierno de 1941 – 1942, una vez que recibieran el material que necesitaban.
No obstante, firmaron un acuerdo por 1.000 millones de dólares en abastecimientos, que se repartirían durante nueve meses. Poco después Roosevelt extendió el “Préstamo y Arriendo” a la URSS.
Existieron tres rutas para este abastecimiento: Vladivostok, Murmansk y Persia. Al final se desecharon las dos primeras y se optó por la ruta del transiraniano.
A partir de 1943, los soviéticos minimizaron la ayuda aliada, querían evitar a toda costa que la población se enterara de esto.
La situación en el lejano oriente ya había sido controlada por los soviéticos, cuando decidieron trasladar al Mariscal Zhukov (dio soberana paliza a los japoneses) hacia el frente occidental.
Todavía en 1983, en la Academia de las Fuerzas Aéreas de la Unión Soviética, donde estudié, pude ver los filmes “secretos” de la ayuda norteamericana. Los generales soviéticos utilizando jeeps willys y los ases del aire Poskriskin y Koshedub volando cazas “made in USA”.
Por otra parte, los bombardeos masivos aliados, sobre la industria alemana, debilitaba el esfuerzo de la Wermacht. Eso más el empuje soviético, unido al sistema económico nacional socialista, hicieron imposible el desarrollo de la bomba atómica como arma de combate, así como el motor a reacción. Solo al final de la guerra consiguieron sacar algunos modelos de ME-262. Las V-1 y V- 2 nunca fueron lo suficientemente masivas, ni efectivas como para causar serios daños. Eran algo así como los “Scuds” durante la guerra de Iraq.
La URSS no luchaba en solitario. Les fueron entregados bombarderos Hudson, caza-bombarderos Kitty Hawk y Air Cobra, así como tanques Sherman.
En la última fase de la guerra (en Europa), mientras los soldados soviéticos avanzaban 4 kilómetros por día hacia Alemania, las tropas en Normandía solo avanzaron 20 kilómetros en el primer mes de combate. Increíblemente, al mes siguiente avanzaban 200 kilómetros por día.
Por último, los soviéticos fueron mucho más allá de Berlín, pero respetaron los acuerdos y la alianza dividió la ciudad entre franceses (los que menos participaron en la guerra), los ingleses y los yanquis.
La ayuda norteamericana a la URSS durante la SGM
700.000 camiones, 5.000 jeeps, 35.000 motocicletas y 8.000 tractores de artillería, a los que se agregaron 3.800.000 neumáticos. 2.000 locomotoras y unos 11.000 vagones adaptados todos al ancho de las vías férreas soviéticas. En materia de transmisiones, 300.000 teléfonos de campaña y 5.000 radares y estaciones de comunicación por radio.
1.200.000 toneladas de acero, 1.700.000 de aluminio, 103.000 de caucho, 50.000 de cuero e importantes cantidades de materiales no ferrosos (estaño, níquel, plomo, zinc), sin los que no era posible mantener una economía de guerra. 4.500.000 toneladas de diversos productos alimentarios (harina, carne y azucar sobre todo).
- Armamento: 14.795 aviones y 7.537 carros de
combate, 8.218 cañones antiaéreos, 131.633 metralletas y 345.735 toneladas
de explosivos.
- Material de transporte: 51.503 jeeps, 35.170
motocicletas, 8.700 tractores, 375.883 camiones de diversos tonelajes y
3.786.000 ruedas.
- Equipamiento ferroviario: 1.981 locomotoras,
11.155 vagones de ferrocarril, 540.000 toneladas de raíles de acero.
- Cable telefónico: más de un millón de
kilómetros.
- Comida: por un valor de 1.312 millones
dólares.
- Recursos básicos: 2.670.000 toneladas de
petróleo y 842.000 toneladas de productos químicos diversos.
- Equipamiento para los soldados: 50.000
toneladas de cuero y 15 millones de pares de botas.
Todo ello por un valor total de 11.260.343.603 dólares.
En ningún caso le resto importancia a la contribución soviética. Dudo mucho que, sin ellos, los norteamericanos y los británicos se hubieran impuesto a los alemanes.
El año 2014 ha sido “raro” para los pusilánimes políticos occidentales, que no entienden lo que sucede en Ucrania. Voy a mostrar un ejemplo:
Supongamos que mañana se libere Cataluña. ¿A quién se le ocurriría llamar «pro-españoles» a los andaluces que viven en Sabadell? ¿A quién se le ocurriría llamar «pro-españoles» a los gallegos que viven en Mataró? Y así sucesivamente.
La importancia de que Putin asista al homenaje de Normandía solo muestra que es mucho más consciente que sus homólogos de la verdadera situación ucraniana. No esperen ningún acuerdo inmediato. Las negociaciones serán largas.
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