domingo, 17 de octubre de 2010

Fidel Castro, su régimen y el descalabro


Los que pretenden (consejo de ancianos) que el sistema dictatorial totalitario neo feudal se mantenga en Cuba están preocupadísimos.

Es de tontos comprobar como los neo feudalistas utilizan nuevamente el, no por gastado, inútil enroque largo de la inflación de plantillas y su desempleo obligatorio. De esta forma intentan hacer creer (al extranjero destinatario) que en un período de dos años, pasarán un millón y medio de cubanos a desempeñar trabajos por cuenta propia.

Cubanos desfasados (demasiado tiempo fuera de Cuba), se atreven a decir que la “restauración capitalista” va en serio. Otros se refieren a la desarticulación del socialismo. Algunos diarios españoles dicen “soluciones capitalistas”, “capitalismo de estado” y otra serie de sandeces parecidas. Aquellos que claman por cambios se dejan confundir cándidamente por un atajo de vejetes mal intencionados.

El modelo jamás ha funcionado. El sistema dictatorial totalitario neo feudal no admite modificación o perfección alguna. Menos aun adecuarse a la época.
La reducción de empleos públicos ya se probó en la década de los años 80, de donde surgieron “los bandidos de río frío” y “los tecnócratas de la JUCEPLAN”. En los 80, en plena esfervecencia de la URSS y demás países del campo socialista.

En aquel entonces Fidel Castro habló (ahora escribe más que habla) de que “ahora sí que vamos a construir el socialismo”, creando el desasosiego en todos los que le seguíamos a fe ciega.

A principios de la siguiente década (de los 90) mandaron para la calle a 250 mil personas en edad laboral, abriendo (para las mismas) infinidad de posibilidades de trabajo como “cuentapropistas”. Jamás llegaron a crear las tiendas de ventas mayoristas anunciadas, que proporcionaran las materias primas necesarias para dicha actividad. Eso sí: Los gravaron con impuestos estranguladores y nunca permitieron que los “cuentapropistas” se sindicalizaran. Ni ellos, ni aquellos que laboraban para extranjeros, contratados por una agencia empleadora del gobierno.

En el año 2003, luego de una serie de problemas, surgidos del apoyo de “los cuentapropistas” a los delegados del Poder Popular, Fidel Castro decidió comenzar lentamente a prohibir las licencias a “cuentapropistas”, mientras desataba una ola represiva contra aquellos que trabajaban legalmente en lugar de controlar a los que ejercían el mismo trabajo de forma ilegal.

La ola represiva dio lugar al incremento de nuevos balseros intentando alcanzar las costas floridanas y a intentos de nuevos secuestros de embarcaciones. El fusilamiento, tras un juicio sumarísimo, de tres soldados que intentaron secuestrar un barco y la detención masiva de 75 disidentes pacíficos fue el colofón.

Había llegado la “alternativa chavista”. Fidel Castro había despenalizado la circulación del dólar norteamericano en Cuba y la creación del “cuentapropismo” por no existir otra “alternativa”.

El “cambio” actual, es totalmente una falsedad más, de esas a las que no nos acostumbramos y en las que algunos quieren creer. Como quieren creer que el sistema dictatorial totalitario y neo feudal es el parangón de la justicia social y la independencia nacional. Probado está (50 años) que es un freno al desarrollo, debido al bloqueo interno que provoca.

Los “pobrecitos cubanos”, que no tienen acceso a la “estrategia mediática extranjera”, se preparan para sacar tajada del “nuevo (viejo) invento” del vejestorio en el poder. La experiencia de procesos similares de pasadas décadas les hace suponer que se avecinan tiempos difíciles, durante los cuales solo aquellos que muestren mayor iniciativa y tengan ayuda externa, lograrán mejores dividendos.

Pero no nos olvidemos de aquellos que internamente han cosechado una fortuna nada despreciable y se encuentran dispuestos a una nueva aventura. Solo faltaría que esta vez el desgobierno se atreviera a ir un poco más lejos que las veces anteriores.


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