Nuevamente salen los boteros (cuentapropistas) a la calle y los “periodistas” de Cubadebate comenzan a redactar artículos tendenciosos, por no decir malintencionados. El tema de hoy: “su” opinión sobre el problema creado por el gobierno, en relación a los choferes de alquiler. Siempre, porque ellos (los “periodistas”) se pliegan ante el ordeno y mando de unos gobernantes abusadores que con sus maquiavelismos no hacen otra cosa que perjudicar al pueblo.
Es mentira el afirmar que “desde que se aprobaron las licencias, la regulación solo ha existido en teoría”. De ser como dicen los “periodistas”, la culpa no es de los transportistas, sino del gobierno.
¿Desde cuando es difícil lidiar con con trabajadores a los cuales se les ha otorgado, por Ley, una licencia para ejercer su oficio? ¿Desde que el gobierno ordena una norma sin siquiera consultar? ¿Acaso los transportistas cuentapropistas están sindicalizados?
¿Acaso el gobierno, antes de sacar la Ley, no previó que aquellos que transportan el 40% de los ciudadanos de la capital podría traer aparejado un problema económico para los afectados?
No se puede gobernar a fuerza de acostumbrarnos a no gobernar. Tarifas de 5, 10 y 20 pesos habían sido establecidas por los transportistas sin que mediara para nada el gobierno de la capital
Y así pasan los años y el transporte estatal en vez de mejorar empeora, hasta que llega el año 2014 en que los precios del barril de petróleo en el mercado internacional no permiten a Venezuela cumplir con lo prometido. Esto provoca un aumento en los precios del carburante. Ante semejante situación, el gobierno no toma decisión alguna. Permanece atontado, callado, expectante. Los transportistas urbanos decidieron subir los precios para ajustarse a la subida de los precios del carburante.
Solo a mediados del 2016 la llamada administración estatal decide (por su cuenta y riesgo) limitar los precios. ¿Es o no un abuso de autoridad? ¿Debían permanecer callados los afectados? ¿Debían los taxistas cuentapropistas aceptar que unos funcionarios burócratas tomaran decisiones que afectan el sustento de sus familias? Aceptar abusos de aquellos que un día se autoproclamasen “revolucionarios”.
Mienten los seudo-periodistas de Cubadebate: Los boteros cortaron los recorridos no para ganar más. Todo lo contrario, para ganar lo mismo aumentando a cuenta de un ahorro de combustible, como consecuencia de menos paradas intermedias. Caso contrario hubiesen tenido que alterar toda la cadena de precios. Solo una pregunta: ¿Dónde está el transporte estatal?
El Consejo de la Administración Provincial de La Habana (CAP = Gobierno) en lugar de reunirse con los taxistas para lograr un consenso, decidió (que no fue anuncio) una nueva medida para otorgar «precios preferenciales» “ante la necesidad de ¿PROTEGER? a la población. Parecía un engaña bobos: Se mantenían los mismos precios de 5, 10 y 20 pesos para los tramos fijados por los taxistas y no por el des-gobierno. De manera que el aumento del precio del combustible, se lo pasaba (el CAP) por salva sea la parte.
Proteger a la población es tener transporte público que resuelva el transporte de los trabajadores. En todas partes del mundo el servicio de taxi es una opción.
Los taxistas cuentapropistas se mantienen en sus trece.
Entre el mal gobierno del CAP y la maledicencia de los seudo-periodistas, pretenden que el descontrol institucional sea visto por la clase trabajadora como un DELITO cometido por los transportistas, ante la benéfica idea del “gobierno revolucionario”.
Y Cubadebate salió a la calle en busca de la complicidad de sus elegidos o la culpabilidad de supuestos taxistas. Este modus operandi de los seudo-periodistas ya nos son conocidos.
El des-gobierno no asegura combustible ni piezas.
¿A partir de qué estudio se decidió establecer las nuevas tarifas? Los precios referenciales otorgados se corresponden con trayectos de origen y destino y tramos intermedios creados por los propios boteros, sin tener en cuenta el aumento del precio del combustible.
Otro aspecto que no guarda ni ton ni son es el referido a los “ayudantes” que trabajan para el dueño del carro. ¿Qué “ayudantes” ni que ocho cuartos? EMPLEADO del PATRÓN, que es como se llama en español. ¡Ah! ¿Que eso tampoco está regulado por el des-gobierno?
Pero venga acá seudo-periodista: ¿No se da cuenta que el problema no es con el supuesto “ayudante”, sino que el combustible se ha encarecido y lo único que hacen los des-gobernantes es topar los precios? ¿A quién, que no sea el PATRÓN, le importa lo que gana o deja de ganar el carro? ¿Acaso el “ayudante” tiene que trabajar de gratis?
Me niego a continuar analizando un artículo tan tendencioso.
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