sábado, 18 de marzo de 2017

La Dictadura Totalitaria y la Administración Trump

La Dictadura Totalitaria y la Administración Trump











No estoy de acuerdo con aquellos que dicen que el «Orden Internacional» establecido al finalizar la SGM se desmorona, pero coincido (con algunos analistas) en que, para la actual administración norteamericana, el caso de la dictadura totalitaria neo feudal, no es un caso prioritario.

Considero muy importante dejar claro que, actualmente en Cuba, no existe un gobierno y mucho menos un gobernante. Aquello es como un «papalote» a bolina. De manera que los Estados Unidos podrán tener un encargado de negocios en La Habana, pero es poco probable que nombren un embajador en breve tiempo.
Por otra parte, creo que no es necesario que el presidente de los Estados Unidos se dedique a desestimular a «posibles inversionistas». Trump es un hombre de negocios y, como tal, sabe perfectamente que las des-estimulaciones no son parte de los negocios. El que intente hacer negocios con una dictadura totalitaria, debe asumir todos los riesgos que eso conlleva.

De un tiempo a esta parte y, creo yo, por falta de fe en el actual presidente de la Unión, hay muchos que se encuentran escépticos en relación al «malestar» (lo llaman así) que pueda provocar la derogación de la ley pies secos/pies mojados en el depauperado pueblo cubano.
La teoría de la «olla de presión» ha sido palpable durante los más de 50 años de dictadura totalitaria:
-         Éxodo de  principios de la década de los sesenta
-         Camarioca
-         Mariel
-         1993

Muchos de los teóricos que así opinan, no vivieron el famoso “período especial en tiempo de paz”. Ese que sufrieron los cubanos desde el "desmerengamiento" del monstruo soviético, hasta la salvadora mano del chavismo en el año 1999. No vivieron los «alumbrones» de 6 horas al día. El resto (18 horas) sin electricidad. No vivieron la desesperación de no poder preservar los casi inexistentes alimentos que “proporcionaba” la dictadura cuando “podía”. No vivieron los casos de neuritis periférica asociada a lo anterior.
No se trata de un problema de miedo. Se trata de la incertidumbre ante un posible escenario similar.

De manera que, para alguien que conoció el régimen desde sus entrañas y vivió en primera persona todo lo concerniente a lo que se analiza actualmente, les recuerdo que la “contra inteligencia” del régimen no es una sola y mucho menos de 55 mil agentes. Multiplique esa cifra por tres y es posible que se quede corto en el estimado. No se puede pasar por alto que el Ministerio del Interior tiene más cuadros efectivos que el Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Cuando se trata de un régimen totalitario, nadie puede garantizar nada. Eso sí, cuando se dialoga y se negocia mal con ese tipo de régimen, el democrático siempre sale perdiendo y al pueblo oprimido se le triplica la opresión. No importa si la dictadura está fracasada.

La dictadura de los Castro ha ido de fracaso en fracaso y continuará de esa forma hasta la derrota final
Olvídense del anti-americanismo. Eso es endémico en todo el continente. Y no porque se le pase la mano, la bestia dejará de existir. Existía antes de la bestia. La bestia utilizó el anti-americanismo en su favor.

Lo del poder nuclear es más relativo aun. No basta con poseer el arma, también es necesario transportarla hacia su destino. Eso es mucho más difícil y controlable, de lo que algunos neófitos se imaginan.
¿Quieren países más conflictivos, entre sí, que Pakistán y la India? Y esos ya tienen el arma nuclear. Más peligroso es Corea del Norte y sus esfuerzos «fallidos todos» de tener un portador eficiente. A Irán y a Turquía le falta mucho para llegar a ese nivel.

Dudo mucho que los actuales asesores cubano-americanos, del actual presidente, conozcan «de verdad» la realidad y la tragedia cubana.
¿Qué pinta actualmente Raúl Castro en Cuba? Absolutamente nada

Señores de Miami, olvídense de los senadores cubano-americanos. Por muy bien intencionados que sean, no saben de la misa, la media. La mayoría de las veces se han equivocado estrepitosamente, porque no tienen idea de cómo va el juego.
Préstenle mejor y mayor atención a los disidentes dentro de la isla. Esos, aunque no sean capaces de liquidar al régimen y mucho menos dirigir la nación en un futuro (contadas excepciones) son los que se enfrentan y desestabilizan la dictadura. Son los que, con sus esfuerzos, demuestran al mundo entero que aquello no es una democracia, ni un gobierno, ni un presidente, ni nada por el estilo.

La dictadura se derriba internamente, minando sus bases y no desde el extranjero, apelando a gobiernos. Utilizando la economía, esa “economía” de la que tanto gustan los descendientes del castrismo.
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2 comentarios:

  1. En el artículo, donde se habla de los éxodos masivos que han aliviado la presión social dentro de Cuba se menciona uno de ellos en 1993. Pero en eso hay una imprecisión histórica. El llamado "maleconazo", y el éxodo asociado, ocurrió en agosto de 1994, cuando la propia PNR, de completo uniforme y portando sus armas de reglamento, ayudaban a los emigrantes, por demás ilegales, a lanzar sus balsas improvisadas en la costa habanera. Era inconcebible ver a los agentes del orden en el malecón actuando de cómplices de los que violaban las leyes que ellos mismos estaban obligados a hacer cumplir. Porque la "salida ilegal" del país era y es un delito tipificado y sancionado por las leyes cubanas. La moraleja, de nuevo manifiesta, es que el gobierno castrista hace lo que le viene en gana, aún a contrapelo de las leyes que el mismo promulga. Saludos de un cubano que conoció una Cuba mejor.

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  2. Estimado Octavio,
    No es que sea una imprecisión espontánea, es un gazapo durante la redacción. El problema consiste en que en el momento de redactar estaba rememorando los acontecimientos que se derivaron de la crisis económica tras el colapso de la “ayuda” soviética.
    En 1991 se había desintegrado la Unión Soviética, y la inmensa cantidad de suministros subvencionados procedentes del antiguo bloque del Este, dejó de llegar a Cuba. La economía cubana se hundió en la más profunda crisis de su historia, la cual fue llamada por el argot oficial como "Período Especial".
    Fue en el año 1993 cuando la “olla de presión” alcanzó su límite máximo, estallando en el año 1994.
    Para verano del 1994 la situación de la población era desesperante, la falta de alimentos y de todo tipo de recursos estaba en su nivel más alto. Comenzaron los secuestros de embarcaciones con el fin de huir hacia los Estados Unidos. Uno de estos intentos terminó con el hundimiento del Remolcador 13 de marzo, el 13 de julio de 1994. El Maleconazo ocurrió el 5 de agosto de 1994.
    Mucho antes habían ocurrido: 28 de mayo de 1994, donde 124 personas ocupan la embajada de Bélgica, el 13 de junio de 1994, día en que 24 personas ocupan la embajada de Alemania.
    Posterior al hundimiento del remolcador ocurren los siguientes acontecimientos: 26 de julio de 1994, el barco “Baragua” es secuestrado y llega a los Estados Unidos (15 personas reciben refugio), el 3 de agosto de 1994, el barco “La Coubre” es secuestrado y llega a los E.U. (117 personas requieren asilo).
    Posterior al “maleconazo”, ocurre lo siguiente: el 8 de agosto de 1994 otra embarcación es secuestrada y llega a los E.U. (30 personas llegan a los E.U.), el 11 de agosto de 1994 la dictadura ordena “NO” impedir la salida de balseros. Huyen de Cuba 35 mil personas.

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