Fidelismo: Régimen político fundado en el predominio del totalitarismo de la miseria como elemento catalizador y aniquilador de riqueza.
Por Mario Armando Riva Morales
Fidel Castro
no necesita que el “monstruo imperialista” le regale nada. Ni el pueblo cubano
tampoco. Después de medio siglo, los cubanos sabemos que “el que no trabaja, no
come”. Y también
sabemos que, mal dirigidos, por mucho que trabajemos, nuestros esfuerzos serán
en balde.
Dicho esto,
debo agregar que el compromiso de Fidel Castro nunca ha sido con la paz y mucho
menos con la fraternidad de todos los cubanos
Los Reyes de España, junto con los
conquistadores, nos legaron el desarrollo y sus huellas aún perduran. La
lengua, la escritura, las construcciones, la enseñanza y un sinfín de obras que
nos permitieron convertirnos en una república independiente a principios del
Siglo XX.
Resulta muy triste que en los
comienzos de un nuevo siglo, una persona postrada, enferma y senil continúe repitiendo
las monsergas que utilizaba a mediados de la pasada centuria.
El turismo, algo que el
dictador en jefe marginó durante muchos años, por ser un factor de
diversionismo ideológico, hoy es el factor que, a diferencia de la industria
azucarera, aporta más beneficio eonómico al régimen de oprobio.
La Bestia de Birán, en su político delirium tremens junto a su cundanguísimo
y “abstemio” hermano, son los únicos que no se quieren percatar de la importancia
de este momento singular en la historia de Cuba.
Por supuesto que bajo la
dirección de los hermanos dictadores el pueblo de Cuba ha perdido más de medio siglo.
Por supuesto que el pueblo no está lo suficientemente bien informado y eso se
lo debemos a una dictadura totalitaria que solo admite la “información política
para los miembros de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior”.
Las realidades que acechan a los
ancianos dictadores no son otras que las del pueblo de Cuba, que comienza a
desafiarles.
Señores de Birán, la vida
humana dura muy pocos años. Y si en esas pocas décadas no somo capaces, no de
alcanzar, sino vernos en la penosa necesidad de emigrar para poder alcanzar lo
que nos es negado, me pregunto:
Como sería posible compartir
las necesidades vitales? Será que la ceguera mental de ambos dictadores no les
permite reconocer que hoy una inmensa parte de nuestros conciudadanos vive
gracias a la ayuda generosa de aquellos que, para emigrar, lo perdieron todo?
Por supuesto que en la vida
nada es totalmente negro o totalmente blanco. Para eso existen los matices. Pero,
al parecer, el único que fue diseñado para el papel que debía asumir en la “sociedad
revolucionaria” era Fidel Castro Ruz. Apelar a un glorioso pasado, que no es el
suyo, no lo autoriza para intentar programarnos un futuro sin “Sú” presencia .
El Presidente actual de los
Estados Unidos, Barack Hussein Obama, negro de nacimiento, llegó a este mundo
después de los acontecimientos de Playa Girón. Por cierto, un momento muy bien
elegido para declarar el carácter socialista de la Dictadura del
Proletariado.
Después de 50 años de
enfrentamiento, este presidente ha sido capaz de reflexionar y entender que,
una política de enfrentamiento lo único que logra es engordar a las dictaduras totalitarias
neo feudales.
De eso es de lo que se trataba
durante el período llamado de la “Guerra Fria”. Pero es que desde el famoso 17D
lo único que ha hecho Obama son conseciones a un régimen que no ha dejado de
ser su enemigo íntimo.
Ni diluvios ni conceptos nuevos.
Y mucho menos para los hermanos dictadores.
Que quiere decir Fidel Castro
al decir que “vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”? Eso es prehistoria.
Menos Cuba y Puerto Rico, el resto de los países iberoamericanos se habían
independizado de las metrópolis a más tardar a principios del Siglo XIX.
Por suerte, para Cuba, los españoles
eran menos racistas que los anglosajones. Y es por eso que “nuestro racismo” es
mucho más benigno que el norteamericano.
Caules son para Fidel Castro
las “poblaciones nativas”?
Por qué yo, descendiente de
europeos mezclado con descendientes de africanos no puedo ser tan indígena (por
haber existido por generaciones en mi país) como cualquier originario ancestral?
Que tiene eso que ver con la
mente de Obama?
Que es lo que tiene en la mente
Fidel Castro?
El racismo no ha sido abolido
de nuestro país y mucho menos por la dictadura del proletariado. El retiro y el
salario de todos los cubanos fueron decretados antes de que Obama cumpliera los
diez años. Lo que calla Fidel Castro es que, ni el uno, ni el otro, son capaces
de cubrir las necesidades básicas del cubano, cuando Obama va a cumplir 55 años.
Fidel Castro no tiene derecho a
atiborrarnos con historias que son harto conocidas y que por mucho pretendido altruísmo,
que le imponga, no dejan duda de que el costo económico que significó para dos
generaciones de cubanos, tenga que ser asumido por una generación sin
esperanzas.
Acaso alguien le pidió que
saliera de su obligado retiro intestinal para responder al discurso de Obama?
Acaso considera, Fidel Castro,
que la traición de principios, de su hermano, amerita ridiculizarle?
Con qué derecho Fidel Castro
pretende que la conducta del líder del “monstruo imperialista” sea diferente?
A que viene, a estas alturas,
introducir el tema de las bombas nucleares que poseía África del Sur, durante
un conflicto ocurrido hace más de 27 años?
Ateniéndonos a su
escrito-defensa, de su cundango hermanísimo:
Qué es lo que tiene que decirnos,
Fidel Castro, de las bombas nucleares, que pusieron al mundo al borde del
abismo durante la Crisis
de Octubre?
Que nos tiene que decir, Fidel
Castro, de haber convertido a Cuba en el único país del mundo en tener dos
bases militares extranjeras en su territorio; una de ellas sin la autorización
del pueblo cubano?
El único que estuvo al borde
del infarto, ante las palabras de Obama fue Fidel Castro. La traición de su hermano,
al pactar unas relaciones diplomáticas con el “monstruo imperialista, sin
haberse levantado el embargo, es tan nefasto para el régimen que mantiene en
afrentas y oprobios sumido al pueblo de Cuba, que le resulta imprescindible “meter
la cuchareta”.
Ya es un hecho. Raul ha traicionado
la “revolución” de Fidel. Aquella la cual seria mejor se hundiera en el mar antes
que renunciar a la más cruel dictadura que el pueblo cubano ha vivido.
Fidel Castro advierte desde su
sillón de ruedas, que es capaz, luego de 57 años en el poder, de producir los
alimentos y las riquezas materiales.
Y hasta ahora: Que estaban
haciendo? Quienes, que no fueran ellos, dirigían el país?
Si algo hemos aprendido los
cubanos es, que en este mundo nadie regala absolutamente nada y que todo tiene
su precio.
Entonces:
Para qué las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos?
Presidente Castro, el pueblo cubano, muchas
gracias por la cálida bienvenida que he recibido, que mi familia ha recibido, y
que nuestra delegación ha recibido. Es un extraordinario honor estar hoy aquí.
Antes de comenzar, si me lo permiten, quiero
mencionar los ataques terroristas que han sucedido en Bruselas. El pueblo
estadounidense está pensando y rezando por el pueblo belga. Nos solidarizamos
con ellos y condenamos estos ataques atroces contra personas inocentes. Haremos
lo que sea necesario para apoyar a nuestra amiga y aliada, Bélgica, para
ajusticiar a aquellos que sean responsables. Y este es otro recordatorio de que
el mundo debe unirse, debemos estar juntos, independientemente de su
nacionalidad o raza, o la fe, en la lucha contra el flagelo del terrorismo.
Podemos y debemos derrotar a los que amenazan la seguridad y la protección de
las personas en todo el mundo.
Al gobierno y al pueblo de Cuba, les doy las
gracias por la bondad que me han demostrado a mí y a Michelle, Malia, Sasha y a
mi suegra, Marian.
“Cultivo una rosa blanca”. En su poema
más famoso, José Martí hizo su ofrenda de amistad y de paz, tanto a su amigo
como a su enemigo. Hoy, como Presidente de Estados Unidos de América, le
ofrezco al pueblo cubano: el saludo de paz[R1].
La
Habana se encuentra tan
solo a 90 millas de Florida, pero para llegar hasta aquí tuvimos que recorrer
una gran distancia: derribar las barreras de la historia y la ideología; las
barreras del dolor y la separación. Las aguas azuladas bajo el Air Force One
transportaron en su día los barcos de batalla estadounidenses hasta esta isla,
para liberar pero también para ejercer control sobre Cuba. Esas aguas también
transportaron a generaciones de revolucionarios cubanos hasta Estados Unidos,
donde consiguieron apoyo para su causa. Y esa corta distancia ha sido cruzada
por cientos de miles de exiliados cubanos, en aviones y balsas improvisadas.
Exiliados que llegaron a Estados Unidos en busca de libertad y oportunidad, a
veces dejando atrás todas sus posesiones y a todos sus seres queridos[R2].
Al igual que tantas personas en nuestros dos
países, mi vida abarca un periodo de aislamiento entre nosotros. La revolución
cubana ocurrió el mismo año que mi padre llegó a Estados Unidos desde Kenia.
Bahía de los Cerdos[R3] ocurrió en el año en que yo nací. Al año siguiente el
mundo entero quedó en suspenso observando a nuestros dos países mientras la Humanidad se acercaba
más que nunca antes al horror de una guerra nuclear[R4]. Con el paso de las décadas, nuestros gobiernos se
estancaron en un enfrentamiento sin fin, luchando batallas por medio de
representantes. En un mundo que se ha reinventado una y otra vez, una constante
ha sido el conflicto entre Estados Unidos y Cuba.
He venido aquí para enterrar el último
resquicio de la Guerra
Fría en el continente americano. He venido aquí para extender
una mano de amistad al pueblo cubano.
Quiero dejar una cosa clara: Las diferencias
entre nuestros gobiernos en todos estos años son reales y son importantes.
Estoy seguro de que el Presidente Castro diría lo mismo. Lo sé porque le he
oído hablar sobre esas diferencias largo y tendido. Pero antes de hablar sobre
esos temas, también es nuestro deber reconocer cuánto tenemos en común. Porque
en muchos sentidos, Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado
incomunicados durante años, incluso cuando compartimos la misma sangre.
Ambos vivimos en un nuevo mundo, colonizado por europeos. Cuba, como Estados
Unidos, fue construida en parte por esclavos que trajeron aquí desde África. Al
igual que en Estados Unidos, el pueblo cubano puede encontrar sus orígenes tanto
en los esclavos como en los dueños de los esclavos. Ambos hemos abierto
nuestras puertas a inmigrantes que recorrieron grandes distancias para empezar
vidas nuevas en el continente americano[R5].
Con el paso de los años, nuestras culturas se
han mezclado. El trabajo del Dr. Carlos Finlay en Cuba abrió el camino a
generaciones de doctores, incluyendo a Walter Reed, que se basó en el trabajo
del Dr. Finlay para ayudar a luchar contra la fiebre amarilla. Al igual que
Martí escribió algunas de sus palabras más conocidas en Nueva York, Ernest
Hemingway hizo su hogar en Cuba, y encontró la inspiración en las aguas de sus
costas. Compartimos un pasatiempos nacional, La Pelota, y esta misma
tarde nuestros jugadores competirán en el mismo campo de La Habana donde jugó Jackie
Robinson antes de hacer su debut en las Grandes Ligas. Se dice que nuestro
mejor boxeador, Muhammad Ali, hizo un tributo una vez a un cubano con quien
nunca podría luchar, diciendo que solo podría empatar contra el gran cubano
Teófilo Stevenson.
Incluso mientras nuestros gobiernos se
convertían en adversarios, nuestros pueblos siguieron compartiendo estas
pasiones comunes, sobre todo puesto que tantos cubanos vinieron a Estados
Unidos. En Miami y en La Habana
se pueden encontrar lugares para bailar el chachachá o la salsa y comer ropa
vieja. La gente de nuestros dos países ha cantado las canciones de Celia
Cruz y de Gloria Estefan y ahora escuchan reguetón y a Pitbull. Millones de
personas de nuestros países tienen una religión en común, una fe a la que di
homenaje en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Miami, una paz
que los cubanos encuentran en La
Cachita.
Con todas nuestras diferencias, el pueblo
estadounidense y el pueblo cubano comparten los mismos valores en sus propias
vidas. Un sentido de patriotismo y de orgullo... mucho orgullo. Un amor
profundo por la familia[R6]. Una pasión por nuestros hijos y un compromiso con su
educación. Ese es el motivo por el que creo que nuestros nietos mirarán atrás a
este periodo de aislamiento como una aberración; como solo un capítulo en una
historia más larga de familia y amistad[R7].
Pero no podemos y no debemos pasar por alto
las diferencias muy reales que existen entre nosotros, sobre cómo organizamos
nuestros gobiernos, nuestras economías y nuestras sociedades. Cuba tiene un
sistema de un solo partido; Estados Unidos es una democracia de múltiples
partidos. Cuba tiene un modelo económico socialista; Estados Unidos es un
mercado libre. Cuba ha reforzado el papel y los derechos del estado; Estados
Unidos está fundado sobre los derechos individuales[R8].
A pesar de esas diferencias, el 17 de
diciembre de 2014, el Presidente Castro y yo anunciamos que Estados Unidos y
Cuba iniciarían un proceso para normalizar las relaciones entre nuestros
países. Desde entonces, hemos entablado relaciones diplomáticas e inaugurado
embajadas. Hemos lanzado iniciativas para cooperar en temas de salud y
agricultura, educación y autoridades del orden público. Hemos llegado a
acuerdos para recobrar vuelos directos y servicios de correo. Hemos expandido
los lazos comerciales y aumentando las opciones de los estadounidenses para
viajar y hacer negocios en Cuba.
Estos cambios han sido bien recibidos, a
pesar de que aún hay personas que se oponen a estas políticas. No obstante,
muchas personas en ambos lados del debate han preguntado: ¿por qué ahora?
La respuesta es sencilla: lo que estaba
haciendo Estados Unidos no funcionaba[R9]. Debemos tener el valor de reconocer esa verdad. Una
política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría no tenía mucho sentido en el siglo
XXI. El embargo solo hacía daño al pueblo cubano en lugar de ayudarlo. Y
siempre he creído en lo que Martin Luther King, Jr. llamaba “la urgencia feroz
de ahora”. No debemos temer el cambio, debemos acogerlo[R10].
Eso me lleva a la razón más grande e importante de estos cambios: Creo en el
pueblo cubano. Creo en el pueblo cubano. Esto no es solo una política de
normalizar relaciones con el gobierno cubano; Los Estados Unidos de América
está normalizando relaciones con el pueblo cubano[R11].
Y hoy quiero compartir con ustedes mi visión
de cómo puede ser nuestro futuro. Y quiero que el pueblo cubano, sobre todo la
gente joven, entienda por qué creo que deben mirar al futuro con esperanza; no
la falsa promesa que insiste en que las cosas están mejor de lo que realmente
están ni el optimismo ciego que dice que todos sus problemas desaparecerán
mañana. Esperanza que tiene una base en el futuro que ustedes pueden
elegir; que ustedes pueden moldear; que ustedes pueden construir para su país[R12].
Yo tengo esperanzas porque creo que el pueblo
cubano es tan innovador como cualquier otro pueblo en el mundo entero.
En una economía global, potenciada por ideas
e información, el valor más importante de un país es su gente. En Estados
Unidos tenemos un monumento claro de lo que pueden construir los cubanos: se
llama Miami. Aquí en La Habana,
vemos ese mismo talento en cuentapropistas, cooperativas y autos viejos
que aún funcionan: el cubano inventa del aire.
Cuba tiene un recurso extraordinario; un
sistema de educación que valora cada niño y cada niña[R13]. Y en años
recientes, el gobierno cubano ha empezado a abrirse al mundo, y a abrir más
espacios para que ese talento prospere. En tan solo unos años, hemos visto como
los cuentapropistas pueden prosperar mientras mantienen un espíritu
decididamente cubano. Ser trabajador autónomo no se trata de ser más como
Estados Unidos, sino de ser ustedes mismos.
Miren a Sandra Lidice Aldama, que eligió
abrir un pequeño negocio. Los cubanos, dijo, podemos “innovar y adaptarnos sin
perder nuestra identidad... nuestro secreto es no copiar ni imitar pero
simplemente ser nosotros mismos”.
Miren a Papito Valladeres, un barbero, cuyo
éxito le permitió mejorar las condiciones en su vecindario. “Me doy cuenta de
que no voy a resolver todos los problemas del mundo”, dijo. “Pero si puedo
resolver los problemas en el pequeño pedazo de mundo en el que vivo, puede
expandirse por La Habana”.
Ese es el principio de la esperanza; la
habilidad de ganarse uno la vida y de construir algo de lo que se pueda sentir orgulloso[R14]. Por eso
nuestras políticas están enfocadas en apoyar a los cubanos, en lugar de
hacerles daño. Por eso pusimos fin a los límites en los giros, para que los
cubanos de a pie tuvieran más recursos. Por eso estamos animando a la gente a
viajar, para construir puentes entre nuestros pueblos y generar más ingresos
para los pequeños negocios cubanos. Por eso hemos abierto más espacios para
comercio e intercambios, para que los estadounidenses y los cubanos puedan
trabajar juntos para encontrar curas, crear empleos y abrir la puerta a más
oportunidad para el pueblo cubano.
Como Presidente de Estados Unidos, he hecho
un llamado al Congreso para levantar el embargo. Es una carga anticuada que
lleva a cuestas el pueblo cubano. Es una carga para el pueblo estadounidense
que quiere trabajar y hacer negocios o invertir en Cuba[R15]. Es hora de
que levantemos el embargo. Pero aunque levantáramos el embargo mañana, los
cubanos no podrían alcanzar su potencial sin hacer los cambios necesarios aquí,
en Cuba[R16]. Debería de
ser más fácil abrir un negocio aquí, en Cuba. Un trabajador debería de poder
conseguir trabajo directamente con las compañías que inviertan aquí[R17]. Dos
divisas no deberían separar el tipo de salarios que pueden ganar los cubanos[R18]. Debería de
haber Internet disponible en toda la isla, para que los cubanos se puedan
conectar con el mundo entero y a uno de los motores de crecimiento más fuertes
en la historia de la humanidad.
No hay límite impuesto por Estados Unidos
para que Cuba pueda dar estos pasos. Eso es cosa suya. Y les puedo decir, como
amigo, que la prosperidad sustentable en el siglo XXI depende de la educación,
la sanidad y la protección del medio ambiente. Pero también depende del
intercambio libre y abierto de ideas. Si no pueden acceder a información en
Internet; si no pueden estar expuestos a diferentes puntos de vista; entonces
no alcanzarán su pleno potencial. Y con el tiempo, la juventud va a perder la esperanza[R19].
Sé que estos temas son sensibles, sobre todo
cuando vienen de un presidente estadounidense. Y desde 1959, algunos
estadounidenses veían Cuba como un lugar del que se podían aprovechar,
ignoraron la pobreza y permitieron la corrupción[R20]. Desde
1959, hemos sido como boxeadores con un contrincante imaginario en esta batalla
de geopolítica y personalidades. Conozco la historia, pero me niego a verme
atrapado por ella.
He dejado claro que Estados Unidos no tiene
ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie
dependerá del pueblo cubano. No vamos a imponerles nuestro sistema político ni
económico. Reconocemos que cada país, cada pueblo, debe trazar su propio
camino, y darle forma a su propio modelo. Pero ahora que hemos quitado la
sombra de la historia de nuestra relación, debo hablar honestamente sobre las
cosas en las que yo creo – las cosas en las que nosotros, como estadounidenses,
creemos. Como dijo Martí: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser
honesto, pensar y hablar sin hipocresía”.
Así que déjeme decirles lo que yo
creo. No los puedo obligar a estar de acuerdo, pero deben saber lo que pienso.
Creo que cada persona debe ser igual bajo la ley. Cada niño se merece la
dignidad que viene con la educación, la sanidad y los alimentos que tiene sobre
la mesa y un techo sobre sus cabezas. Yo creo que los ciudadanos deberían ser
libres de expresar sus ideas sin miedo, de organizarse, y de criticar a su
gobierno y protestar pacíficamente, y que el estado de derecho no debería
incluir detenciones aleatorias de las personas que hacen uso de esos derechos.
Yo creo que cada persona debería tener la libertad de practicar su fe de forma
pacífica y pública. Y, si, yo creo que los votantes deberían de elegir sus
gobiernos en elecciones libres y democráticas.
No todo el mundo está de acuerdo
conmigo sobre esto. No todo el mundo está de acuerdo con el pueblo
estadounidense sobre esto. Pero creo que estos derechos son universales. Creo
que son los derechos del pueblo estadounidense, del pueblo cubano y de todo el
mundo.
Ahora, no es un secreto que nuestros
gobiernos estén en desacuerdo con muchos de estos temas. He tenido discusiones
sinceras con el Presidente Castro. Durante muchos años, ha señalado los fallos
del sistema estadounidense: la desigualdad económica; la pena de muerte; la
discriminación racial; las guerras en el extranjero. Eso es solo un ejemplo. Él
tiene una mucho más lista larga. Pero esto es lo que tiene que entender el
pueblo cubano: estoy dispuesto a tener este debate y
diálogo abierto. Es bueno. Es saludable. No le tengo miedo.
Sí que hay demasiado dinero en la
política estadounidense. Pero en EEUU, todavía es posible que alguien como yo,
un niño que fue criado por una madre soltera, un niño de raza mixta que no
tenía mucho dinero, pueda ir atrás de y conseguir el cargo más alto del país.
Eso es lo que es posible en EEUU.
Sí que hay dificultades de discriminación
racial en nuestras comunidades, en nuestro sistema penal, en nuestra sociedad –
el legado de esclavitud y segregación. Pero el hecho de que tengamos debates
abiertos dentro de la propia democracia estadounidense es lo que da lugar a que
mejoremos. En 1959, el año en que mi padre se mudó a Estados Unidos, era ilegal
para él casarse con mi madre, quien era blanca, en muchos estados del país.
Cuando empecé a ir a la escuela todavía estábamos luchando por eliminar la
segregación en las escuelas del sur de Estados Unidos. Pero la gente se
organizó; protestaron; debatieron estos temas; desafiaron a los funcionários. Y
gracias a esas protestas y debates y la movilización del pueblo, puedo alzarme
aquí hoy, como afroamericano, y como Presidente de Estados Unidos. Eso fue por laslibertades logradas en los Estados Unidos que
pudimos traer el cambio.
No digo que sea fácil. Todavía hay problemas
enormes en nuestra sociedad. Pero la democracia es la forma de cambiarlos. Es
como conseguimos servicios de salud para una mayor cantidad de personas del país[R21]. Es como
hicimos grandes avances en los derechos de las mujeres y de los homosexuales.
Es como hablamos de la desigualdad que concentra tanta riqueza en la cima de
nuestra sociedad. Puesto que los trabajadores se pueden organizar y la gente de
a pie tiene una voz, la democracia estadounidense le ha dado a nuestro pueblo
la oportunidad de perseguir sus sueños y disfrutar de un alto nivel de vida.
Ahora, aún quedan luchas difíciles y no
siempre es bonito, el proceso de la democracia. Muchas veces es frustrante. Lo
podemos apreciar en las elecciones que están en curso ahora mismo en mi país.
Pero párense y piensen en este hecho sobre la campaña de Estados Unidos que se
está llevando acabo ahora: habían dos cubanos-americanos en el partido
republicano, haciendo campaña contra el legado de un hombre de raza negra que
es el Presidente, mientras discuten que cada uno tiene más posibilidades de
derrotar al candidato demócrata que será una mujer o un social-demócrata.
¿Quién habría apostado por eso en 1959? Esa es la medida de nuestro progreso.
Este es mi mensaje para el gobierno y pueblo
de Cuba: Los ideales que son el punto de partida de toda revolución – la
revolución de Estados Unidos, la revolución de Cuba, de los movimientos de
liberación de todo el mundo– encuentran su expresión más verdadera, yo pienso,
en la democracia. No porque pienso que la democracia en Estados Unidos sea
perfecta, sino precisamente porque no lo somos[R22]. Y nosotros
–al igual que todos los países– necesitamos el espacio que la democracia nos da
para cambiar. Les da a los individuos la capacidad de ser catalizadores para
pensar en nuevas maneras, y re-imaginar cómo nuestra sociedad debe ser, y
hacerlas mejor[R23].
Ya hay una evolución que se está llevando a
cabo dentro de Cuba, un cambio generacional. Muchos han
sugerido que vengo aquí para pedir al pueblo cubano que destruya algo; pero yo
me dirijo a los jóvenes de Cuba quienes alzarán y construirán algo nuevo. El
futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano.
Y al presidente Castro –a quien le
agradezco que esté aquí hoy─ quiero que sepa, creo que mi visita demuestra que
no tiene por qué temer una amenaza de los Estados Unidos. Teniendo en cuenta su
compromiso con la soberanía y la autodeterminación de Cuba, también estoy
seguro de que no tiene que temer las diferentes voces del pueblo cubano –y su
capacidad para hablar, y reunirse, y votar por sus líderes. De hecho, tengo la
esperanza para el futuro porque confío en que el pueblo cubano tomará las
decisiones correctas.
Y mientras las toman, también estoy seguro de
que Cuba podrá seguir desempeñando un papel importante en el hemisferio y en
todo el mundo – y mi esperanza es que ustedes pueden hacerlo como un socio de
Estados Unidos.
Hemos desempeñado papeles muy diferentes en
el mundo. Pero nadie debe negar el servicio que miles de médicos cubanos han
prestado a los pobres y a los que sufren. El año pasado, los trabajadores
sanitarios estadounidenses –y las fuerzas militares de EE. UU.– trabajaron
hombro a hombro con los cubanos para salvar vidas y acabar con el ébola en
África Occidental. Creo que deberíamos continuar con ese tipo de cooperación en
otros países.
Hemos estado en el lado contrario de muchos
conflictos en el continente americano. Pero hoy día, los estadounidenses y los
cubanos están sentados juntos en la mesa de negociación, y estamos ayudando a
los colombianos a resolver una guerra civil que se arrastra desde hace décadas.
Ese tipo de cooperación es bueno para todos. Le brinda esperanza a todos en
este hemisferio.
Tomamos diferentes pasos en nuestro apoyo al
pueblo de Sudáfrica para acabar con el apartheid. Pero el presidente Castro y
yo pudimos estar allí en Johannesburgo para rendir homenaje al legado de gran
Nelson Mandela. Y al examinar su vida y sus palabras, estoy seguro de que ambos
nos damos cuenta de que tenemos mucho trabajo por hacer – para reducir la
discriminación basada en la raza en ambos países. Y en Cuba, queremos que
nuestro compromiso ayude a animar los cubanos que son de ascendencia africana,
que han demostrado que no hay nada que no puedan lograr cuando se les da la
oportunidad.
Hemos sido parte de diferentes bloques de
naciones en el hemisferio, y seguiremos teniendo profundas diferencias sobre la
manera de promover la paz, la seguridad, la oportunidad y los derechos humanos.
Pero a medida que se normalizan nuestras relaciones, creo que eso puede ayudar
a fomentar un mayor sentido de unidad en el continente americano –todos
somos americanos.
Desde el inicio de mi mandato, he instado a
los pueblos del continente americano a dejar atrás las batallas ideológicas del
pasado. Vivimos en una nueva era. Sé que muchos de los problemas de los que he
hablado carecen del drama del pasado. Sé que parte de la identidad de Cuba es
su orgullo de ser una nación isleña pequeña que podría luchar por sus derechos
y agitar el mundo.
Pero también sé que Cuba siempre destacará
por el talento, el trabajo duro y el orgullo del pueblo cubano. Ese es su
fortaleza. Cuba no tiene que ser definido por estar en contra de los Estados
Unidos, al igual que los Estados Unidos no tiene que ser definido por estar en
contra de Cuba. Tengo esperanza para el futuro debido a la reconciliación que
está teniendo lugar entre el pueblo cubano.
Sé que para algunos cubanos de la isla, puede
existir la sensación de que los que se fueron de alguna manera apoyaban el
viejo orden en Cuba. Estoy seguro de que hay una narrativa persistente cual
sugiere que los exiliados cubanos ignoraron los problemas de la Cuba pre-revolucionaria y
rechazaron la lucha de construir un nuevo futuro. Pero les puedo decir hoy que
muchos exiliados cubanos llevan consigo el recuerdo de una dolorosa y, a veces,
violenta separación. Aman a Cuba. Una parte de ellos
aun considera este su verdadero hogar. Es por eso que su pasión es tan
fuerte. Es por eso que la pena en sus corazones tan grande. Y para la comunidad
cubano-americana que he llegado a conocer, esto no se trata solo de política.
Se trata de la familia: el recuerdo de una casa que se ha perdido; el deseo de
reconstruir un lazo roto; la esperanza de un futuro mejor, la esperanza del
regreso y la reconciliación.
Por toda la política, las personas son
personas; y los cubanos son cubanos. Y he venido aquí –he viajado esta
distancia– sobre un puente construido por los cubanos a ambos lados del
Estrecho de la
Florida. Primero llegué a conocer el talento y la pasión de
los cubanos de Estados Unidos. Y sé que han sufrido más que el dolor del
exilio: saben lo que se siente al ser un extraño, al luchar, al trabajar más
duro para asegurarse de que sus hijos puedan llegar más lejos en los Estados
Unidos.
Así que la reconciliación de los
cubanos –los hijos y nietos de la revolución, y los hijos y nietos del exilio–
es fundamental para el futuro de Cuba.
Se puede ver en Gloria González, que viajó
aquí en 2013, por primera vez después de 61 años de separación, y fue recibida
por su hermana Llorca. “Tú me reconociste, pero yo no te reconocí”, le dijo
Gloria a su hermana después de abrazarla. Imagínense, después de 61 años.
Se puede ver en Melinda López, que vino a la
vieja casa de su familia. Y mientras caminaba por las calles, una anciana la
reconoció como la hija de su madre, y se puso a llorar. La llevó a su casa y le
mostró un montón de fotos que incluían la foto de bebé de Melinda, que su madre
le había enviado hacía 50 años. Melinda comentó más tarde: “Tantos de nosotros
estamos recibiendo tanto ahora”.
Se puede ver en Cristian Miguel Soler, un
joven que fue el primero de su familia en viajar aquí después de cincuenta
años. Al conocer a sus parientes por primera vez, comentó: “Me di cuenta de que
la familia es la familia sin importar la distancia que exista entre nosotros”.
A veces los cambios más importantes comienzan
en lugares pequeños. Las mareas de la historia pueden dejar a las personas en
situaciones de conflicto, exilio y pobreza; se necesita tiempo para que esas
circunstancias cambien. Sin embargo, el reconocimiento de una humanidad común,
la reconciliación de las personas unidas por lazos de sangre y una creencia del
uno en el otro –ahí es donde comienza el progreso. Entendiendo, escuchando, y
perdonando. Y si el pueblo cubano se enfrenta junto al futuro, será más probable
que los jóvenes de hoy puedan vivir con dignidad y alcanzar sus sueños aquí
mismo en Cuba.
La historia de Estados Unidos y Cuba abarca
revolución y conflicto; lucha y sacrificio; retribución y ahora reconciliación.
Ha llegado el momento de que dejemos atrás el pasado. Ha llegado el momento de
que juntos miremos hacia el futuro –un futuro de esperanza.
Y no será fácil, y habrá reveses. Tomará
tiempo. Pero mi visita aquí a Cuba renueva mi esperanza y mi confianza en lo
que hará el pueblo cubano. Podemos hacer este viaje como amigos, y como
vecinos, y como familia – juntos. Sí se puede. Muchas gracias.
[R1]Cultivo
una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero que me da su
mano franca. Y para el cruel que me arranca, el corazón con que vivo, cardos,
ni ortigas cultivo. Cultivo una rosa blanca.
[R3]Debía
haber dicho “Bahía de Cochinos” o, en su defecto, “Playa Girón”, que es mucho
más cercano a la actual juventud cubana.
[R4]Horror
provocado por Fidel Castro al permitir, sin el conocimiento y mucho menos
aprobación del pueblo cubano, la ocupación del territroio nacional por una
fuerza de combate extranjera, com ânimos de amenazar a los Estados Unidos de
América.
[R6]Una
pasión de la que sirmpre careció Fidel Castro. Sin embargo, esa es una
diferencia, grande, entre Fidel y su hermano Raúl..
[R7]Tal
vez se equivoca Obama en este punto. En todo caso, la aberración há sido el
empecinamiento,de gobiernos democráticos, en sostener un ambargo económico que
(ante un sistema totalitário) solo afecta al pueblo cubano, donde no existen
empresas privadas de ninguna índole..
[R8]Debía
haber dicho “economiacapitalista” y de mercado libre.
Los derechos del Estado son aquellos en los cuales se
defiende la propiedad colectiva antes que la propiedad privada.
Cuando se refiere a los derechos individuales, en
realidad se encuentra refiriéndose al mercado libre dentro de una democracia
representativa.
[R9]Esto
que leemos aqui, desde el puento de vista “socialista” es una auto-crítica en
toda regla. El dictador Raul Castro nunca há tenido el valor de reconocerlo
publicamente.
[R11]Lo
repite para dar fe que no se está refiriendo a la cincuentenaria dictadura.
[R12]No
contento com haber dejado claro el mensaje, insiste: Se está dirigiendo a los
jóvenes.
[R13]Aqui
se le va, o no quiere señalar el estado calamitoso en que se encuentra la
educación en Cuba. Practicamente no hay maestros preparados en ninguna de las
enseñanzas del sistema de educación.
[R14]Y
tiene razón Obama, pêro he aquí el problema. Fueron poços y muy limitados los
cubanos que en el año 1993pudieron prosperar
en el trabajo por cuenta propia. Los que lo estaban
logrando, trás 10 años de luchas contra todas las fuerzas del régimen, en el
año 2003 vieron frustrados sus sueños al cerrarse las licencias sin prévio
aviso. Outro tanto sucede en la actualidad.
[R15]El
problema estriba en que la dictadura ya tiene previsto com quienes van a
comerciar loe empresários norteamericanos.
[R16]AQti
se estaá refiriendo a que, de mantenerse el sistema comunista, “sin los câmbios
necesarios no podrán alcanzar su potencial”.
[R17]En
la actualidad todo trabajador cubano tiene que ser contratado por una agencia
de la dictadura.
[R18]Se
refiere a la dualidad monetária. La moneda nacional y la moneca nacional
convertible. Ambas en circulación.
[R19]Una
esperanza alentada por el Presidente Obama y que se encuentra perdida en la
juventud cubana.
[R21]Por
el contrario, bajo un r+egimen totalitário esos mismos logros se han alcanzado
(com muchísimas deficiências) mediante el empobrecimiento del pueblo en otros
aspectos de la economia.
Que
alguien se lo recuerde, si fuese posible. Han transcurrido 57 años y yo no había
cumplido los ocho años de edad. Hoy en dia son muchos los que no habían nacido
en aquella época.
Como
fue que, la incipiente dictadura de Fidel Castro, comenzó su conversión al
totalitarismo estalinista? Porque inmediatamente después de haber llegado al
poder, además de comenzar a expropiar a nacionales y foráneos (típico del
totalitarismo) fusilaba a mansalva a cientos de cubanos y enviaba, una tras otra
misiones descabelladas, por injerencistas, a cualquier país que le viniese en
ganas.
Por
qué, ya en diciembre de 1960 la administración norteamericana suprimia la cuota
azucarera? Porque el entonces “gobierno revolucionario” expropiaba sin
compensación (o compensando ridiculamente) a todos y promulgaba leyes que
hundirían la economia cubana.
La
revolución, de todos los cubanos (que no le pertenece a Fidel Castro y mucho
menos a su hermano Raúl) no derribó a la dictadura de Batista para imponer una
dictadura comunista, más cruel, más asesina y más longeva.
Con
cuales armas iba a combatir, la dictadura de Batista a los jóvenes insurgentes,
que no fueran norteamericanas? Cuba no producía armamento alguno por aquellos
tiempos.
El
embargo económico, tal y como lo conocemos ahora, no se impuso de la noche a la
mañana. Fue recrudeciéndose de año en año, en la misma medida que Fidel Castro
se empeñaba en abrazar la bandera del comunismo. Daba igual que fuese una colonia.
La isla se encuentra en un punto estratégico muy cerca de las costas de los
E.U. No por que la isla se insubordinara, sino por constituir un peligro
potencial en medio de una Guerra Fria que estuvo al borde de convertirse en
caliente en pocos meses.
No
sea ridículo Sr. Ubieta, la economía cubana, de la época, poco podía afectar
los intereses económicos transnacionales de la economía más poderosa del
planeta.
Sr.
Ubieta, nuestro DICTADOR ha propuesto a la administración del Presidente Obama
una convivencia interesada (no por civilizada) y pretende que acepten y
respeten las diferencias, sin nada a cambio.
Cuando
el Presidente Obama nos dice que, a su entender, el embargo no produjo los
resultados esperados y que ha considerado cambiar de estrategia, no es de
dudar. No es el final de la contienda. Quiere un cambio de táctica (no de fin).
Quiere democracia y no totalitarismo. No quiere mono, quiere multipartidismo,
propiedad privada. Ese tipo de sociedad que hoy promulga la dictadura. Una sociedad
en la que se respeten los derechos humanos.
Solo
retrógrados como usted y unos cuantos camajanes de línea dura pueden pensar en
una reconquista.
Por
supuesto que la visita del Presidente Obama es un paso positivo.
Yo
agradezco que venga y sea capaz de restregarle, en la cara (al viejo dictador
de turno) lo que jamás sus acólitos se han atrevido a decirle. Por supuesto que
no es tan fácil (con una dictadura tan férrea) lograr colaborar economicamente.
Basta ya de decir que el des-gobierno totalitário asegura la salud en Cuba. Dese
una vueltecita por los centros de salud, para que aprecie en el estado
anti-higiénico en que se encuentran. De qué educación me habla? De esa que utiliza
maestros emergentes? Y para qué han servido 57 años de dictadura? Resulta que
hoy en día (comparativamente) tenemos menos pedagogos que en 1958. Por supuesto
que el éxito radica en los emprendedores. Otra cosa es que la dictadura los
permita.
Sr.
Ubieta, el capitalismo es el paso natural de, un régimen feudalista hacia uno
mejor, más productivo y por tanto capaz de mejorar el bienestar del pueblo. Cual
es su propuesta? El totalitarismo neo feudal del Siglo XXI? Me parto de la
risa. Más de lo mismo?
Los
trabajadores cubanos jamás serán exitosos mientras vivan en una sociedad
socialista. No se trata, como dice usted, de tenerle miedo a las
transnacionales. De lo que se trata es de tener un gobierno capaz de que las
instituciones corrijan a aquellos que intenten propasarse de los límites de sus
responsabilidades económicas.
Claro
que el futuro de Cuba va a ser decidido por los cubanos y por nadie más. Pero déjese
de infantilismos y entienda, de una vez, que cubanos somos todos y no solo los
acólitos de los hermanos dictadores.
Será
capaz, en algún momento de su vida inútil, entender que la Base de Guantánamo no significa
nada para los Estados Unidos? Por cierto, no es ilegal desde el momento que
pagan el arrendamiento año tras año. Es un problema de la dictadura no cobrar y
no gestionar, como corresponde a un verdadero gobierno, el aumento anual del
arriendo.
No
ha sido la adminstración del Sr. Obama la que retó a la dictadura para que
nuestros pueblos se encuentren y compartan. Quién pidió de forma plañidera el acercamiento al “monstruo
imperialista”, Vaticano mediante? Sea serio Sr. Unieta.
El presidente de los Estados Unidos de América, Barack
Obama, realizará una visita oficial al régimen dictatorial, totalitario y neo
feudal imperante enCuba el 20 y el 22 de marzo próximos.
Será la segunda ocasión que un mandatario estadounidense.
Antes
solo lo hizo Calvin Coolidge, quien desembarcó en La Habana en enero de 1928.
Esta será la primera vez que un Presidente de los
Estados Unidosvisita a la más longeva dictadura caribeña, que mantiene en afrentas y
oprobios sumido al pueblo de Cuba, por más de medio siglo.
Este hecho se inserta en un misteriosoproceso
iniciadomucho antes del 17 de diciembre de 2014, auspiciado por el Estado Vaticano,cuando el dictador totalitario y neo feudal
Raúl Castro Ruz y el presidente Barack Obama, anunciaron simultáneamente la
decisión de restablecer las relaciones diplomáticas.
Se ha llegado a este momento, en primerísimo lugar, como
resultado de lablandenguería, pusilanimidad y falta de principios de la administración
Obama.
El actual proceso ha sido posible gracias también a la
claudicación de principios del dictador de turno, al pactar unas relaciones
diplomáticas, con el “monstruo imperialista”, sin que previamente se hubiese
levantado el embargo comercial y en el momento en que se desmorona el proyecto
“bolivariano” del ALBA y el “Socialismo del Siglo XXI lo cual provocaria (en el
mejor de los casos) el aislamiento del régimen y el retorno a lo más álgido del
período especial “en tiempos de paz”.
Desde los anuncios de diciembre de 2014 la
adminisdtración Obamaha dado pasos hacia la mejoría del
contexto bilateral, mientras que, por el contrario, las reformas previstas por
el último Congreso del Partido (de la dictadura) solo se ha cumplido en poco
más del 25%.
El 20 de julio de 2015, quedaron oficialmente
restablecidas las relaciones diplomáticas, con el compromiso de desarrollarlas
sobre la base del respeto, la cooperación y la observancia de los principios
del Derecho Internacional. No obstante, el régimen, en lugar de mejorar los
índices de represión contra aquellos que pacificamente disienten de las formas
y métodos del dictador, la han aumentado exponencialmente.
El mandatario estadounidense será bienvenido por la
dictadura de Raúl Castro con la característica que le distingue; y será tratado
con toda consideración y respeto, como no pudiera ser de otra forma con el Jefe
del Estado que lidera los países democráticos.
Esta será una oportunidad para que el Presidente de
los Estados Unidos aprecie directamente una nación en bancarrota y el
depauperamiento cotidiano del bienestar de sus ciudadanos. Esta dictadura,
violadora de los más elementales derechos humanos, no podrá ser capaz de
exhibir logros que se asemejen una quimera a alcanzar, para muchos gobernantes
del mundo, a pesar de llevar con mano de acero las riendas del país durante
tantos años. Las limitaciones, a las que se ha enfrentado, se derivan del
despilfarro en guerras subversivas y el apoyo incondicional al terrorismo
internacional a nivel planetario.
Obama se encontrará con una dictadura que mientras
“predica” que contribuye activamente a la paz y la estabilidad regional y
mundial, trás bambalinas hace todo lo contrario: Utiliza los medios, de los que
carece el pueblo, en propaganda política en favor de teorias gastadas por el
tiempo y la realidad.
Desgraciadamente, para Obama, no tendrá la oportunidad
de conocer a un pueblo noble, amistoso y digno, desgraciadamente carente de
sentido del patriotismo y de unidad nacional. Durante muchoas años le han hecho
pensar que trabaja por un futuro mejor y constata que cada dia que transcurre,
es peor que el anterior.
Esta es la dictadura que recibirá al presidente Barack
Obama, orgullosa de su historia adulterada, sus raíces podridas, su cultura
nacional emposoñada y…, confiada en que
le pasará gato por liebre al Presidente americano. Una dictadura totalitaria
que asume con mucha picardía y sobrada obstinación la etapa actual en las
relaciones con los Estados Unidos y que se aprovecha de las oportunidades que
tan cándidamente le ofrecen.
Esperemos que una vez más, como sucedió durante la
administración Cárter, los gusanos se conviertan en mariposas.
Raul Castro podrá soñar lo que quiera, pero se ve muy
difícil (a corto plazo) el levantamiento del embargo, a no ser que se den pasos
decisivos en la democratización del país. Al parecer, a Raúl Castro se le
olvido que el embargo fue sellado con sangre por el ex comandante en jefe y
actual depauperado “líder histórico”, al derribar los aviones de la
organización “Hermanos al Rescate”, hecho que hiciera tomar una decisión (que
no queria) al presidente Clinton: Firmar la Ley Helms-Burton, que solo
puede ser derogada por el Congreso de los E.U.
Al régimen y al dictador les resulta paradójico que,
por una parte, el gobierno de los E.U. tome medidas y que, por otra, arrecie
las sanciones. Son tan, pero tan prepotentes que no logran asimilar que el gobierno
de los E.U no es una tiranía de ordeno y mando. En democracia se escuchan las
opiniones de todos. Y son muchos los que opinan diferente de Barack Hussein
Obama.
Que diferencia entre ambos países! El que se atreve a
opinar diferente, en Cuba, en el mejor de los casos termina en una estación de
policia.