miércoles, 27 de junio de 2012

Cuando ya todo estaba decidido (la crisis de octubre)



La Crisis de Octubre

Reunión y aprobación cuando ya todo estaba decidido


Raúl Castro Ruz, quién había designado (a dedo) por su hermano mayor, en el cargo de Ministro de las Fuerzas Armadas en el octubre (también trágico) de 1959, llegó a Moscú el día 2 de julio de 1962. Asistiría a unas conversaciones con Kruchev y Malinovski.

Los “historiadores” del castrismo presentan a esta delegación como de alto nivel. Tal vez, desde un dudoso punto de vista político, pudiera llegar a tener característica de “alto”, pero la verdad, pura y dura es que para lo que se iba a tratar, en esas conversaciones, no tenían nivel alguno.




¡Examinar las bases del acuerdo que sería concertado entre la URSS y un grupo de guerrilleros que había tomado el poder en Cuba!
Raúl Castro y Nikita Kruchev


Démosle crédito a la versión del régimen de los hermanos Castro Ruz y aceptemos que en esa ocasión le plantearan a Kruchev hacer público el acuerdo militar y que haya sido la parte soviética la que insistiera en mantener el secreto.
De ser así, jamás hubiese ocurrido la “Crisis de los misiles”, también llamada “de Octubre”.
¿Serían tan cándidos los hermanos dictadores, amenazados de extinción por el “Monstruo Imperialista?
Cinco días mas tarde Malinovski informa a Kruchev que el Ministerio de Defensa de la URSS se encontraba listo para iniciar la “Operación Anadir”. Nikita aprobó oficialmente el plan.
Las conversaciones eran puro trámite. La ATS ya estaba formada y designado como Jefe el teniente General Pavel Dankevich, a la sazón Jefe del Ejército Coheteril Estratégico.
Antes de su partida hacia Cuba, el mando de la ATS tenía planificado un encuentro con Kruchev.
En aquella reunión participaron el Mariscal Malinovski, el  General de Cuerpo de Ejército Davidkov, los Generales de División Dementiev, Garbuz y Abashvili y los Generales de Brigada Dankevich y Grechko.
Kruchev les dedicó un discurso político, aseverándoles que tenía el consentimiento del régimen imperante en Cuba, para la instalación de los cohetes. Reiteró en varias veces que no pretendía provocar un conflicto nuclear. Cualquiera de los tantos Generales allí presentes se podría haber preguntado: ¿Si no lo pretendes, para que lo haces? Kruchev decía no tener pretensiones de provocar y por otro lado les decía que si las intenciones de los Estados Unidos era castigar a los hermanos Castro Ruz, debido al sistema que pretendían imponer al pueblo de Cuba, “…tendrían que vérselas con nosotros.”
Además, les dejó bien claro que la utilización del arma nuclear sería decidida por él y solo por él. Al final les confió lo que verdaderamente pensaba: Si las tropas soviéticas lograban afianzarse en el Hemisferio Occidental, a los norteamericanos no les quedaría otra opción que conformarse.
¡Que poco conocía a los yanquis!
Al final les dijo que se estaba concertando un acuerdo que sería publicado, sin falta, cuando los cohetes estuviesen instalados. Fue en ese momento, más o menos que indagó por alguien que aparentemente él desconocía. Se trataba del asesor de Fidel Castro.
Se trataba de Dementiev, al cual le espetó la siguiente pregunta: ¿Considera que se podrá mantener el secreto?
La respuesta fue sincera y negativa. Le costó el puesto al asesor.
Entre otros puntos de vista, el General Dementiev llamó la atención acerca de que el paisaje cubano no servía para ocultar la técnica estratégica. Que, en la premura de la planificación se habían escogido llanuras y que Cuba carecía de áreas boscosas en esos parajes.
Dicen las “malas lenguas” que Malinovski le propinó un puntapié por debajo de la mesa.
Dementiev fue sustituido por el General de Ejército Issa Alexandrovich Pliev, quién hasta ese momento era Jefe de la región Militar del Caúcaso Norte. Debido a este “inconveniente” la partida de la ATS se postergó para el día 10, en que el Generral Pliev partió hacia Cuba.

Issa Alexandrovich Pliev


Una vez más queda demostrada la incapacidad del mando político-militar de la URSS y su ligereza ante una conflagración nuclear.
El General Pliev precisó, a última hora, la utilización de las armas nucleares tácticas. Kruchev le otorgó el derecho de utilizarlas de acuerdo a su criterio personal y siempre que no existiese comunicación con la URSS. Todo realizado de forma oral y por tanto no oficial. Una muestra fehaciente de la improvisación y la irresponsabilidad.

A cualquier ser normal, aun con menos de tres dedos de frente (Kruchev tenía muchísimos más), se le puede ocurrir que el Primer Ministro de la URSS era un perfecto irresponsable e inconsciente, que le importaba un bledo el futuro de Cuba como territorio, nación o país. 

El día 12 de julio zarparon los primeros barcos. Todo el personal sabía que se trataba de una maniobra. Lo que no estaba claro donde se desarrollaría. Todos preguntaban en voz baja y recelosa. Ninguno recibía respuesta. Solo la letanía de “los ejercicios estratégicos”. Cuando les recogieron los documentos del partido o el konsomol, ninguno entendía el porqué. Hasta los capitanes de los barcos no entendían que les fuese negado el acceso a mapas de la región a la cual se trasladarían. Ya les habían prohibido atracar en puertos intermedios durante la travesía, pero ellos no sabían hacia donde se dirigían. Les habían advertido que en caso de ser atacados y no poder defender la nave, ésta debía ser hundida, antes que entregada. A los capitanes les prohibieron la utilización de prácticos para cruzar los estrechos del Bósforo y los Dardanelos.


“La luna en el mar riela,

en la lona gime el viento

y alza en blando movimiento

olas de plata y azul;

y ve el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

Y allá a su frente Estambul”



El María Ulianova fue el primero en pasar muy cerca de Istambul. Nadie podía imaginar que aquella aparentemente pacífica embarcación iba cargada de un peligro mortal.

Los medios informativos soviéticos contribuyeron a la desinformación de la opinión pública, al decir que aumentaban las travesías de barcos mercantes a Cuba con alimentos y medicinas.



Solo al momento de la partida le eran entregados a los capitanes de los barcos, dos sobres y un paquete, sellados y cosidos, con la indicación de que abriera el primer sobre al salir de las aguas territoriales de la URSS. Para esto, debían estar presentes, además del Capitán, el Jefe del Convoy y el funcionario del KGB. En el caso de que el barco partiera desde un puerto en el Mar Negro, al abrir el primer sobre les era indicado abrir el segundo después de pasado el Estrecho de los Dardanelos.

Cuando abrían el segundo, ya podían haber adivinado que se encontrarían con la orden de abrir el paquete después de pasar el Estrecho de Gibraltar.


Pasado Gibraltar, la indicación siguiente era dirigirse a Cuba y el puerto de destino.

A partir de ese momento comenzaría el estudio del material con todo el personal. Quedaba establecido que el Capitán del barco era la máxima autoridad y responsable por cualquier decisión y orden.

En cada barco el personal iba organizado y llevaba su armamento personal. Llevaban fusiles automáticos, ametralladoras, lanzacohetes antitanque portátiles. Instalaron cañones antiaéreos de pequeño calibre en las embarcaciones.


Un práctico es un marino que conduce los barcos en aguas peligrosas o de intenso tráfico, como puertos, canales angostos o ríos. No obstante, el práctico es sólo un asesor, en tanto legalmente el capitán continúa al mando del buque. El practicaje es una de las profesiones más antiguas y menos conocidas, no obstante ser una de las más importantes en la seguridad de la navegación. El riesgo económico, ambiental y para las vidas humanas que representan los barcos de carga, hacen que el rol del práctico sea esencial.

Dejar de utilizar los servicios del práctico en el Estrecho del Bósforo o en los Dardanelos, por un solo barco, tal vez pase inadvertido. Cuando se trataba de muchos barcos y para más soviéticos, levantó sospechas inmediatamente.

Los prácticos turcos informaron que los barcos soviéticos presentaban una característica inusual. La línea de flotación de la mayoría de los barcos que cruzaban los estrechos se mantenían muy por encima del nivel de la superficie. Las cargas pesaban menos que la capacidad de los barcos.

El día 12 de julio llegó a La Habana el grupo de dirección de la ATS, enmascarados de “especialistas agrícolas”. Fidel Castro les dio la bienvenida. El día 14 concluyó el plan de reconocimiento, el cual daría inicio sobrevolando la región occidental de Cuba.















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domingo, 24 de junio de 2012

El Traslado de los cohetes (la crisis de octubre)


La Crisis de Octubre

El Traslado



El 10 de junio es la fecha más exacta del comienzo de la movilización de la Agrupación. La completa disposición combativa debía ser alcanzada el 10 de noviembre de 1962.

Serían necesarios muchos barcos para trasladar aproximadamente 50 mil hombres  con sus armas, equipos, suministros, más todo el apoyo necesario para una estancia prolongada en Cuba.

Todo debía ser realizado de forma encubierta.

El primer barco debía salir el día 12 de julio de 1962.

Mucho se ha hablado y escrito sobre el arma nuclear de carácter táctico. Mucho y a la ligera. Cuando de habla de estrategia, se está hablando de algo que puede definir una guerra hacia uno de los dos bandos en pugna. Cuando se habla de táctica, se refiere a algo que puede definir una batalla o un combate.

La utilización de bombas atómicas con carácter de armamento táctico, no es otra cosa que su utilización, como mínimo, en la profundidad operativa del adversario.

De esta forma podemos llegar a la conclusión que estas armas nucleares tácticas que se enviarían a Cuba, en calidad de refuerzo, serían utilizadas (en el mejor de los casos) en el mar, con el objetivo de destruir los medios navales norteamericanos. En el peor de los casos, serían utilizadas en suelo cubano contra el enemigo invasor. ¡Pobre Cuba!

Tierra y agua contaminada in saecula saeculorum.

Victor Bakaev
El 11 de junio de 1962, en la oficina del primer sustituto del Presidente del Consejo de Ministros de la URSS, Alexei Kosiguin, se efectuó una reunión con la dirección de las Fuerzas Armadas, en la que se examinaron las cuestiones relacionadas con el cumplimiento de lo aprobado el día anterior para asegurar la planificación, preparación y traslado de las tropas a Cuba.
Alexei Kosiguin

Ese mismo dia, Kosiguin le informa al Ministro de La Marina Mercante, Victor Bakaev, sobre la inminente operación militar.


Una misión, compleja y de la mayor importancia le fue planteada al Ministro con menos de un mes para la confección del plan. Cualquiera se puede imaginar, de acuerdo con las distancias de un territorio como la URSS, que la agrupación de barcos debe demorar “algunos” días. Le daban de plazo, para presentar el plan, hasta el día 15. ¡Tan solo 4 días! Y para colmo (por medidas de seguridad) debía realizar el plan con tan solo un colaborador. ¡Toda una chapuza! Le acompañó en la planificación uno de sus sustitutos: E. Karamzin.

Al final utilizarían más de 85 barcos mercantes y 185 travesías.

En todas partes los barcos soviéticos dejaban de transportar cargas previstas de antemano y regresaban, en lastre, hacia puertos de la URSS. ¡Las pérdidas económicas eran monumentales! Así es el sistema totalitario.

Era del todo imposible mantener el carácter encubierto de los traslados a Cuba. El gran volumen de las cargas a transportar y el reducido intervalo de tiempo para su ejecución dieron al traste con el secretismo.

El 13 de junio, el Ministro de Defensa firmó las directivas dirigidas a los jefes de las Tropas Coheteriles Estratégicas, las Fuerzas Aéreas, las Tropas de la Defensa Antiaérea, las Tropas Terrestres y la Marina de Guerra.

La manía del secreto llegó a tales extremos que prohibieron la utilización de los medios de comunicaciones. Tamaña imbecilidad solo les llevó a cometer atrasos y errores en la planificación y puesta en marcha de la operación. Al final nada resultó tan secreto.

Para las tropas aquello era una maniobra estratégica para el traslado por mar hacia regiones de clima muy frío en el norte lejano del país. De manera que cuando las tropas embarcaban no sabían cual era su destino y por tanto síquicamente desorientados una vez impuestos de la situación.

En el último momento se entregaron a las tropas recomendaciones para la explotación y conservación del armamento, la técnica y las municiones en las condiciones del clima tropical. No importaba que del trópico no conocieran absolutamente nada.

¡Así deben haber sido las recomendaciones…!

La selección del personal, de acuerdo con los cánones totalitarios, debía ser sobre todo, confiable. Estas exigencias complicaron las cosas, al punto de que en muchas unidades llegaron a sustituir hasta el 55% del personal. Lo que afectaba la disposición combativa de la unidad militar en cuestión.

Poniendo un poco de empeño podemos imaginarnos a técnicos e ingenieros de las dotaciones de cohetes estratégicos siendo sustituidos por personal de otras unidades. Y así con todas. ¡Un pandemonio!

El día 20 de junio la URSS aprobó la composición definitiva de la Agrupación de Tropas Soviéticas que tomarían parte en la “Operación Anadir”.













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lunes, 18 de junio de 2012

Los errores de una operación militar (la crisis de octubre)


La Crisis de Octubre

Los errores de una operación militar

Una operación militar de semejante envergadura necesitaba de mucho más tiempo para su ejecución. Esta es la única posibilidad existente para afirmar que el mando militar soviético no tenía conocimientos, ni una idea detallada en relación a lo que se iban a enfrentar antes, durante y después de la llegada de sus tropas a Cuba.

La basificación de las Tropas Coheteriles Estratégicas de la URSS en el territorio de Cuba era la única y verdadera razón del descabellado plan de Nikita Kruchev.

Es demasiado simplista decir que el Mando Militar soviético no tenía idea de los medios aéreos, marítimos y terrestres norteamericanos, que tendrían que enfrentar en caso de un enfrentamiento militar. La Inteligencia Militar soviética conocía perfectamente los medios a los que tendrían que enfrentarse. Solo que la puesta en funcionamiento de la descabellada idea del “ordeno y mando” del “máximo líder” (Kruchev) no daba opción.

Sin que nos quepa duda alguna, hoy podemos afirmar que la situación de las tropas soviéticas acantonadas en Cuba era suicida, debido principalmente a su vulnerabilidad. La distancia del territorio de la URSS impedía el re-abastecimiento. No tenían posibilidades de retirada. La marina soviética era muchas veces inferior a la norteamericana. A la flota de submarinos soviéticos les era prácticamente imposible maniobrar, no solo en el Mar Caribe, sino en el Golfo de México y el Estrecho de la Florida.

Un plan estratégico mal concebido solo podía concluir en una aplastante derrota.

La sola idea de pensar que una vez instalados los cohetes nucleares, el gobierno de Estados Unidos los aceptaría, es desconocer la idiosincrasia norteamericana, aun siendo “gente práctica”.

Una prueba fehaciente de que a Nikita Kruchev le interesaba muy poco la defensa de Cuba lo es, el que no se previó plan alguno para el caso de que los cohetes fuesen detectados antes de que se encontraran en plena disposición combativa.


Por aquel entonces, los norteamericanos tenían una flota de bombarderos B-52 (portando armas nucleares) volando las 24 horas del día, para que en el caso de que se iniciara una TGM, ser los primeros en asestar el golpe atómico contra la URSS y tratar de evitar de esa forma una posible respuesta.

Esa estrategia sufrió un duro golpe en 1957, cuando los soviéticos fueron los primeros en realizar exitosamente el lanzamiento de un cohete intercontinental, mientras que los Estados Unidos enlazaban un fracaso con otro, fallando en cinco ocasiones durante ese año.

En octubre del propio año 57, la URSS puso en órbita el primer satélite artificial en la órbita terrestre  y poco después lanzó al espacio a la perra Laika. Millones de televidentes (muy pocos soviéticos) vieron alarmados cómo se frustraba otro intento norteamericano por lanzar su primer satélite, el cual explotaba después de un corto ascenso.
La perra Laika



Sobre los alardes de Kruchev, su hijo, Serguei, reveló que en algún momento Nikita Sergueievich dijo que en cierto lugar del sur los soviéticos hacían cohetes como salchichas, y en ese caso él mismo le había preguntado: ¿cómo puedes decir eso si solo tenemos unos pocos? Obteniendo la respuesta siguiente: lo importante es que los americanos lo crean, así no nos van a atacar.

Era una política simplista y errónea, con la ayuda de la cual solo se podría mantener engañados a los pueblos, a los de los adversarios y al propio, así como a los pueblos y a los dirigentes de los países aliados, pues era de suponer que el gobierno de los Estados Unidos tendría otras vías de información que le permitirían conocer la verdad tarde o temprano.

El gobierno norteamericano conocía perfectamente que los Estados Unidos superaban en relación de 4 a 1 a los soviéticos, en cohetes intercontinentales.

Los dirigentes de la Unión Soviética siempre estuvieron muy claros del globo que estaban inflando en la materia ante la opinión pública internacional.




Cohete tipo Polaris
B-52
Según declaraciones de Robert McNamara, Secretario de Defensa en el Gobierno de Kennedy, en octubre de 1962 los Estados Unidos tenían 229 cohetes intercontinentales y 105 de alcance medio e intermedio emplazados en Turquía, Italia e Inglaterra; nueve submarinos con 16 cohetes del tipo Polaris A-2 cada uno, los que podían recorrer una distancia de alrededor de 1 500 kilómetros, para un total de otros 144 proyectiles de alcance medio que podían alcanzar el territorio de la URSS; poseían además 1 500 bombarderos con bases en distintos lugares del globo, 600 de los cuales eran bombarderos pesados B-52. En total, teniendo en cuenta los cohetes y bombas de todos los tipos, los Estados Unidos tenían una superioridad de 17 a 1 en armas nucleares con respecto a la URSS.
Robert MacNamara


De acuerdo con datos publicados en 1999 (4), en octubre de 1962 las Fuerzas Armadas de la URSS contaban con los medios siguientes: 48 cohetes intercontinentales; 543 cohetes de alcance medio, 36 de los cuales se encontraban en Cuba y podían alcanzar el territorio de los Estados Unidos; 208 bombarderos estratégicos pesados, 80 de ellos de propulsión a propela; 486 bombarderos medios, 96 de los cuales podían alcanzar el territorio de los Estados Unidos, y 80 cohetes instalados en submarinos, la mayoría con un alcance de solo varios cientos de kilómetros.


Los submarinos porta-cohetes soviéticos de la época solamente llevaban 2-4 proyectiles, y la mayoría de estos eran cohetes alados, los que podían ser derribados con los medios de la defensa antiaérea, mientras que los 144 cohetes de los submarinos norteamericanos eran balísticos, y no se contaba con medios defensivos que fueran capaces de derribarlos.


Comparando estos datos podemos constatar la superioridad de los Estados Unidos y concluir que el objetivo de la Operación Anadir no era otro que un chantaje político terriblemente mal calculado.

Cuarenta años más tarde, Robert McNamara, consideraba,  que el traslado de los cohetes nucleares soviéticos a Cuba no alteraba el equilibrio estratégico en la práctica, aunque la amenaza de una catástrofe nuclear aumentó considerablemente en aquellos momentos. La pregunta se impone: ¿Para qué se iban a llevar los cohetes al otro lado del océano, si con los cohetes en Cuba esto no se lograba?

Nuevamente la respuesta es

                                   ¡CHANTAJE POLÍTICO!










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domingo, 17 de junio de 2012

Comienza la Operación Anadir (la cisis de octubre)


La Crisis de Octubre

Comienza la Operación Anadir



El 24 de mayo de 1962, durante una sesión ampliada del Consejo de defensa de la URSS, fue analizada la proposición para trasladar a Cuba, las armas nucleares.

Se proponían enviar:

Una División de Tropas Coheteriles Estratégicas.

Cuatro Regimientos de Infantería Motorizada.

Dos Regimientos de Cohetes Alados Tácticos.

Un Regimiento de Helicópteros.

Una Escuadrilla de Bombarderos Tácticos de mediano alcance.

Dos Divisiones de Tropas Coheteriles Antiaéreas.

Dos Batallones Radiotécnicos

Un Regimiento de Aviación de Caza de defensa Antiaérea.

Dos Cruceros de Combate.

Cuatro Destructores.

Once Submarinos.

Una Brigada de Lanchas Lanza-cohetes.

Un Regimiento de Cohetes de Defensa Costera.

Un Regimiento Aéro-naval equipado con minas y torpedos.

Un Regimiento de Comunicaciones.

Dos Batallones de Tanques.

Un Batallón de Zapadores.

Un Batallón de Reconocimiento.

Un Grupo de Artillería Anti-Aérea de 100 mm.

Un Escuadrón de Aviones de Transporte.

Dos Bases flotantes, para submarinos.

Dos barcos de carga.

Dos barcos tanqueros.

Dos barcos talleres para las unidades navales.

Los efectivos alcanzarían los 53 mil hombres y una flota de 80 barcos de la Marina Mercante Sovietica.

El traslado comenzaría a mediados del mes de julio y se tenía previsto concluir la operación a principios de noviembre; fecha en que, según los soviéticos, se anunciaría la presencia de las tropas soviéticas en Cuba.

Historiadores parcializados a favor de Fidel Castro, intentan justificar los hechos diciendo que se trataba de una acción en defensa de un “aliado” que en realidad no existía. Otros dicen que Cuba constituía una “posición avanzada” en peligro.
Tropas Coheteriles Estratégicas


No es menos cierto de que el régimen de Fidel Castro se encontraba amenazado, pero de ahí a que fuese una “posición avanzada soviética” existía un largo trecho.

Por otra parte, los soviéticos estaban llevando sus cálculos a considerar a Cuba, como una posesión que los yanquis pretendían que ellos (los soviéticos) abandonasen.
Helicóptero MI-1


Otros historiadores parcializados consideran que la operación se realizaba para la defensa de las conquistas de la “revolución”. ¿Cuáles conquistas en 1962? ¿Acaso la Libreta de Abastecimiento?

Los más recalcitrantes son capaces de argumentar que aquello sería la “reafirmación de la credibilidad de la URSS como superpotencia”. ¡Poniendo en peligro a la humanidad!
Helicóptero MI-4


Los más ingenuos historiadores parcializados, consideran que si los E.U. hubiesen intervenido en Cuba, la URSS se hubiera visto precisada a comenzar la TGM. 

Estos mismos ingenuos se preguntan:

¿Cómo hubiera reaccionado el Campo Socialista si los yanquis ocupaban el territorio de uno de sus integrantes?
Cohetes alados FKR


En primer lugar, recordémosle que Cuba aun no formaba parte de dicho campo y en segundo lugar debemos hacer honor a la verdad: El campo socialista había sido impuesto por la bota soviética.

Por mucho que se esfuercen jamás conseguirán justificar la intervención militar soviética en el territorio cubano. Jamás se le consultó al pueblo de Cuba semejante acto de traición a la patria y la violación flagrante de todas las constituciones habidas y por haber.
Bombardero Táctico IL-28


Tampoco es válido el antecedente de que la URSS estuviese rodeada de bases militares y de cohetes nucleares estratégicos norteamericanos. Desde la misma fundación, la URSS se vio rodeada de enemigos y sostuvo infinidad de guerras de agresión, en la cuales Cuba no tuvo participación alguna, ni a favor, ni en contra. La implantación de armas nucleares en el territorio cubano, además de ser una traición a la patria, por parte de Fidel Castro y sus acólitos, es una ingerencia no solo de los asuntos internos de Cuba, sino de todo el Hemisferio Occidental.

Menos válido es el criterio que caracteriza a la medida como “una medida necesaria para equilibrar el riesgo nuclear y compensar el «atraso»” (que los rusos) tenían respecto a los E.U. en la materia.

Debemos recordar que fueron los soviéticos, en calidad de unión de repúblicas, los que pusieron en orbita terrestre al primer ser humano.
Yuri Gagarin




Cualquiera pudiera creer que la URSS tenía atraso en sentido de cohetes de largo alcance.



A la aparentemente ingenua pregunta:

 ¿Por qué los Estados Unidos podían tener sus cohetes en Europa y la Unión Soviética no podía tenerlos en Cuba?

Se debe responder:

¿Por qué los Estados Unidos se encuentran situados en el Hemisferio Occidental? ¡Pregunta estúpida verdad?

A buen entendedor con pocas palabras…

La OTAN, al igual que el Pacto de Varsovia, tenía situados cohetes nucleares estratégicos en los países correspondientes a cada organización o pacto. Los Estados Unidos pertenecen a la OTAN.

¿Por qué los soviéticos podían tener sus cohetes en la República Democrática Alemana y loa Estados Unidos no los podían tener en Turquía?

Solo una diferencia: Todo el mundo sabía de la existencia de los cohetes norteamericanos en Europa Occidental. Incluso los de Turquía.

Lo único “SECRETO” era la instalación de las armas nucleares en Cuba.

El descubrimiento del arma nuclear en Cuba constituiría una seria amenaza en el contexto de la rivalidad entre ambas potencias y sería la demostración fehaciente de sus propósitos agresivos, contrarios a la política de “coexistencia pacífica” mantenida por la URSS.

La Operación Anadir había sido aprobada. Solo faltaba la “aprobación” de Fidel Castro para ser ratificada.

Para la aprobación, enviaron una comisión que trataría del hecho consumado en la URSS.

Esta comisión, entre otras cosas debía realizar una inspección del terreno en el cual se emplazarían los cohetes, pero debido a razones desconocidas, no lo realizaron. Esta negligencia trajo por consecuencia infinidad de problemas.

Dicen los historiadores castristas que “todos” los miembros de la comisión estaban convencidos de que Fidel Castro no daría su consentimiento.

Si no hubiese vivido en el monstruo soviético y le hubiese recorrido las entrañas, es posible que me tragara semejante embuste. Después de tantos años el ex embajador Alexander Alexeiev continúa siendo un mentiroso cuando dice que todos los miembros de la comisión estaban convencidos de que Fidel Castro no daría su consentimiento.
Alexander Alexeiev


De acuerdo con los cánones soviéticos de la época, aquel que se atreviera a pronunciar algo semejante, una vez sido aprobado el plan, desparecería de la faz de la tierra.

Consentido por Fidel Castro, el plan podía comenzar. Constituía un verdadero desafío para las tropas soviéticas acostumbradas al traslado de contingentes en tierra firme, pero nunca por mar. Se trataba de trasladar una agrupación de más de 50 mil hombres, armamentos y pertrechos de guerra a miles de kilómetros de su territorio.

Ningún especialista de la CIA se hubiese atrevido a insinuar una aventura semejante y continuaban organizando la operación Mangosta que tendría lugar en el mismo mes de octubre y de la cual nadie se enteraría hasta muchísimos años más tarde.

Ahora los historiadores castristas se empeñan en formular preguntas que, por simplistas, resultan absurdas.

“¿Quién fue el culpable de los hechos dramáticos que se desarrollaron en el Caribe varios meses después, el que preparó en secreto el ataque a Cuba o aquel que organizó en secreto su defensa?”

La operación Mangosta resultó desmantelada por los órganos de la seguridad de Fidel Castro y si en su dimensión teórica podía tener gran magnitud, en la realidad fue minimizada por la gigantesca crisis que puso al mundo al borde de la hecatombe nuclear.

No puede haber comparación posible entre una operación y la otra.

La destrucción de un incipiente régimen comunista a expensa de la vida de algunos miles de personas jamás podrá compararse con la destrucción del mundo en que vivimos y la muerte de decenas de millones de seres humanos.

Palabras de Fidel Castro: "A mí, personalmente, no me gustaba la presencia de esa base militar soviética en Cuba, por una razón de imagen de Cuba, de imagen de la Revolución Cubana. Pero no lo analizamos como una cuestión de gusto o no, sino desde el punto de vista ético y moral. Vimos aquello desde otro ángulo: si deseamos que los soviéticos nos apoyen en caso de una agresión, sería inmoral oponernos a la presencia de esas armas en nuestro país, puesto que esas armas fortalecen también a la Unión Soviética. Ese fue el argumento que analizamos en la Dirección de nuestro Gobierno y de nuestro Partido, el argumento moral, y que constituía un deber. Por eso dimos una respuesta positiva."

El día 30 de mayo, Fidel Castro le planteó a los soviéticos: "Si hacen falta esos proyectiles aquí para fortalecer las defensas de la Unión Soviética y del campo socialista, y, además, sirven para prevenir una agresión militar directa por parte de Estados Unidos contra Cuba, se pueden instalar en nuestro país los proyectiles que sean necesarios. Todos los proyectiles que sean necesarios." “TRAICIÓN A LA PATRIA

Los historiadores castristas insisten en la hipótesis de que una reunión entre los Estados Unidos, la URSS y Cuba, para tratar de solucionar cualquier cosa que allí se tratase hubiera sido imposible. No es menos cierto. La URSS no “pintaba” nada en aquel velorio. Los E.U. posiblemente no hubiesen atendido los requerimientos de la URSS.

El menosprecio en que han incurrido los presidentes norteamericanos, desde Eisenhower hasta Obama, hacia la figura de Fidel Castro los ha llevado a cometer gravísimos errores de todo tipo. Incluso, el error de no intervenir militarmente.

El gobierno de la URSS demostró, al final, que había comprendido el error de haber puesto al mundo al borde del cataclismo nuclear y se negó rotundamente en dejar en las manos de Fidel Castro armamento nuclear táctico defensivo.

El día 4 de junio de 1962 fue ratificado el plan calendario de la Operación Anadir.

El día 10 de junio de 1962 se reunió nuevamente el Presidium del Comité Central. En dicha reunión, el Mariscal Biriuzov recién nombrado Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas Soviéticas, emite una serie de comentarios que dicen muy mal de su preparación militar.
Mariscal Biriuzov


Dicho esto debemos acotar que su preparación política era verdaderamente excelente. En dicha reunión, el Mariscal Biriuzov manifestó que había regresado del viaje con la impresión de que Fidel Castro se consideraba como un benefactor de la Unión Soviética y de su causa, más que como su protegido. Era como si Cuba ayudara a la Unión Soviética para que esta alcanzara sus propios objetivos y no al contrario.

Después de un breve debate y que el Mariscal Malinovski diese lectura a la nota de proposición, la misma fue sometida a votación y  aprobada por unanimidad.

Enviar a Cuba un contingente con cohetes nucleares de alcance medio e intermedio.










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miércoles, 13 de junio de 2012

Una idea cobarde e inexcusable (la crisis de octubre)


La Crisis de Octubre

Una idea cobarde e inexcusable


A casi 50 años de la crisis nuclear más peligrosa de la historia, comenzar a relatar los acontecimientos a partir de una expresión de Anastas Mikoyan (vice primer ministro de la URSS por aquellos tiempos), en relación a que “los comunistas de la vieja guardia” esperaban que otro país hiciera una “revolución socialista por generación espontánea”, sin que interviniera “la mano de Moscú”, provoca dolor, tristeza y melancolía. No lo dijo con palabras textuales. Jamás se hubiera atrevido. Fidel Castro aun no era el dictador totalitario. El Partido Socialista Popular seguía siendo el representante soviético. El único sentido que podía tener la imposición de un régimen dictatorial, totalitario y neofeudal, era la perpetuación en el poder.
Nikita Kruchev























Nikita Kruchev no fue indiferente a las pretensiones de Fidel Castro.

Este personaje histórico había participado en la invasión soviética de Polonia oriental el 17 de septiembre de 1939. A la sazón fungía como líder del partido comunista de Ucrania. Un gran número de ucranianos vivían en la zona invadida, que hoy constituye la porción occidental de Ucrania.

Fungió como Comisario Político durante la SGM.

Después de terminada la guerra luchó por el control. Tuvo una intensa participación, junto con Malenkov, en el arresto y ejecución de Beria. Sin embargo, Kruchev tenía informaciónes incriminatorias sobre Malenkov, tomados de los archivos de Beria.

Es así como va subiendo escalones en la jefatura del Kremlin, el que sería artífice de la Crisis Nuclear.

Malenkov pasa a segundo plano y surge Mólotov en el camino de Kruchev.

A partir de 1956 Kruchev se dedica a denigrar a Stalin. En la madrugada del 25 de febrero pronunció un discurso secreto titulado “Acerca del culto a la personalidad y sus consecuencias”. Este discurso constituyó un factor en los disturbios de Polonia y la revolución de Hungría de 1956, así como disturbios en Georgia. Sin embargo Stalin no llegó a ser denunciado públicamente.

Kruchev temía la popularidad del estratega de la Gran Guerra Patria, Georgi Zhúkov. Apoyado por el Presidium del Soviet Supremo, le destituye. Luego se desembaraza de Bulganin en favor de sí mismo, asumiendo como Presidente del Consejo de Ministros. Logra establecer un Consejo de defensa de la URSS y se convierte en Comandante en Jefe.

El Presidente JFK abordo del USS Enterprise















Kruchev considera (y así lo refleja en sus memorias) que los Estados Unidos no permitirían la implantación de un sistema idéntico al suyo en Cuba. Valoró que tenía un peón a un movimiento de la casilla ocho e intentó salvarlo. ¡Y lo logró!

Zhukov















El costo había sido superior al calculado por el entonces inmaduro Fidel Castro de apenas 35 años de edad, pero con una autosuficiencia faraónica.

Es así como surge la descabellada idea del establecimiento de cohetes nucleares en la isla, en aras de su seguridad. ¿Sería la seguridad del régimen? ¿No estarían intentando negociar, por la fuerza, la retirada de los cohetes nucleares yanquis de Turquía? ¿Cómo salvar a Fidel Castro teniendo en cuenta la ubicación geográfica de la URSS, su lejanía en relación a Cuba y la cercanía de la isla a los Estados Unidos?

Los temores de Kruchev no dejaban de tener fundamento, por mucho que hoy en día traten de decir lo contrario. Hay mucha tela por donde cortar y las autoridades norteamericanas fueron sordas ciegas y mudas, pero no mancas en su errado actuar en relación a Fidel Castro. Este les superó en todos los sentidos y ha mantenido su régimen contra viento y marea durante más de 50 años. Al final, los cohetes (por mucho que hayan costado políticamente) resultó la piedra fundadora de un sistema macabro en el hemisferio occidental.


USS Enterprise

 












A mediados del mes de abril, el Mariscal Malinovski, Ministro de Defensa de la URSS en aquellos tiempos, le comenta a Kruchev las características de los cohetes nucleares “Júpiter” que los Estados Unidos tienen emplazados en Turquía y que solo demoran diez minutos en alcanzar objetivos en la URSS, mientras que los intercontinentales soviéticos, desde el territorio de la URSS demorarían 25 minutos en alcanzar objetivos en el territorio yanqui.

Malinovski















Kruchev le respondió que ellos podían crear una situación similar ubicando los cohetes en Cuba. ¡Esa era la solución! ¡Cuba como moneda de cambio! Descartada la defensa del régimen de Fidel Castro, que en definitiva, lo único que había hecho, hasta el momento, era pronunciarse “socialista”.

Kruchev razonaba que no estaría mal pagarles a los norteamericanos con su propia moneda; así ellos podrían experimentar lo que significaba esa situación. Los soviéticos ya se habían acostumbrado a ella, mas los Estados Unidos desde hacía mucho tiempo no tenían guerras en su territorio. 

Al respecto Serguei, hijo de Mikoyan que actuaba como su secretario particular, escribió que una tarde a fines de abril su padre objetó la idea de instalar los cohetes en Cuba, pues creía que ese paso conduciría a una nueva escalada de la tensión entre la URSS y los Estados Unidos, que los cohetes serían descubiertos antes de estar listos. 
Pensaba que Fidel Castro no los aceptaría por los riesgos militares y políticos que implicaba tener armas nucleares en su país.
El Primer Ministro soviético decidió poner manos a la obra. Para tratar de esclarecer la posición de la dirección cubana, y en primer lugar la de Fidel Castro, en los primeros días de mayo se decidió llamar a Moscú al consejero de la Embajada soviética en Cuba, Alexei Alexeiev, quien por recomendación de Mikoyan era analizado por aquel entonces para el cargo de Embajador en la Isla.
El 7 de mayo, Alexandr Alexeiev fue nombrado nuevo Embajador en Cuba, aunque el nombramiento no fue publicado de momento y Serguei Kudriatsev continuó desempeñando esas funciones temporalmente.
Alexeiev llegó a Moscú y fue invitado de inmediato al Kremlin. Durante ese encuentro no se habló sobre los cohetes, pero el líder soviético le dijo que le avisaría para encontrarse de nuevo junto con otros dirigentes.

Algunos historiadores de pacotilla se hacen infinidad de preguntas en relación al papel de la URSS, en caso de que se perdiese la posición estratégica de Cuba. Que si hubiera sido un duro golpe que les hubiera aislado de los países iberoamericanos y por ende, socavado el dudoso prestigio.
Nada más falso. 
A la URSS le interesaba un pito Iberoamérica. En todo caso, estaban viendo el filón para entrar de lleno en la política del hemisferio la cual, hasta la fecha, les había sido vedada. 
Fidel Castro no dejaba de ser un peón en el tablero de ajedrez internacional. De aliado nada.

En esos días, la necesidad de emplazar cohetes nucleares soviéticos en Cuba para garantizar una moneda de cambio por los “Júpiter” de Turquía, iban tomando forma en la mente de Kruchev.
El 21 de mayo de 1962 se efectuó en Moscú una reunión del Consejo de Defensa a la que fue invitado el Embajador en Cuba, Alexander Alexeiev.
Evaluando la situación político-militar existente, los participantes en la reunión constataron que el potencial militar de los norteamericanos superaba muchas veces las posibilidades combativas del ejército de Fidel Castro. Teniendo en cuenta este factor, la conclusión solo podía ser una: Fidel Castro no tiene posibilidades de defenderse con las fuerzas propias ante una agresión de los Estados Unidos.

En una evaluación muy simplista, llegaron a la conclusión de que la isla tenía más de mil kilómetros de largo, pero era muy estrecha y muy vulnerable a desembarcos navales.
Por el contrario, Cuba no es propiamente una isla, sino un archipiélago que presenta grandes inconvenientes para desembarcos navales (ver fotografías de Goole Earth).

En aquella reunión Kruchev dijo que con la instalación de los cohetes nucleares en Cuba no perseguía desencadenar una guerra, sino “contener al agresor”. Insistió en que la operación debía llevarse a cabo en total secreto y en un alarde de optimismo confiaba en que la transportación e instalación podrían realizarse sin que los Estados Unidos se enterasen. Desestimó a los norteamericanos considerando que no correrían el riesgo de una guerra atómica.
Ese mismo día, Kruchev ordenó al secretario del Consejo, Coronel General Ivanov, que preparara la proposición para instalar los cohetes en Cuba. 

En esencia este documento era, en forma concisa, el plan de la futura operación. El contenido de la nota a elaborar se reducía a lo siguiente: en primer lugar, la fundamentación de la necesidad de fortalecer la defensa militar de Cuba, señalando que con el objetivo de frustrar la invasión en ciernes la parte soviética enviaba, al territorio de un Estado soberano, determinado contingente de tropas; en segundo lugar, la nota debía contener en rasgos generales las tropas que serían enviadas a Cuba, su plan de preparación y envío, señalando los medios para hacerlo, los plazos de realización y los ejecutores, así como las medidas para garantizar el carácter secreto de las actividades a realizar.

Supuestamente, aun la parte cubana, o lo que es igual, el régimen de Fidel Castro no se encontraba enterado de las ideas maquiavélicas de Kruchev.
Comenzaron a trabajar de inmediato, bajo la dirección del Coronel General Ivanov, y terminaron en la noche del día 23 la versión inicial de la proposición para crear una Agrupación de Tropas Soviéticas en la isla de Cuba, cuya misión era cooperar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), «sin que aun estas tuvieran conocimiento», para impedir la agresión enemiga. (Continuará...)

Costa norte de Pinar del Río. Nótese los cayos que impiden un desembarco con éxito



Costa sur de Camagüey
Posible área de desembarco
Costa norte de las provincias centrales. Nótese la cayería que impide un desembarco existoso.
Posible área de desembarco, demasiado alejada de la capital.

Posible área de desembarco, utilizada en Bahía de Cochinos

Costa sur de Pinar del Río y La Habana. Nótese la zona de poca profundidad (menos de 12 metros) en el Golfo de Batabanó























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