sábado, 15 de mayo de 2010

Elecciones y Protestas en Cuba


El sistema “socialista” (estilo soviético), la dictadura del proletariado, el control absoluto del gobierno sobre los medios de producción y el totalitarismo neofeudal han resultado ser un fracaso a escala planetaria.

El sistema de mercado esclavista, así como el sistema de mercado feudal (monárquico) que prevaleció hasta casi la mitad del siglo XX; incluso el sistema burgués de mercado (controlado por las monarquías europeas) resultaron también un fracaso.

Solamente el mercado controlado por un sistema democrático representativo ha sido capaz (en las naciones desarrolladas) de crear una clase media mayoritaria.

La libertad y los derechos promulgados por las diferentes revoluciones burguesas, en contra del absolutismo y la sociedad estamental (feudalismo y monarquía absoluta); y el libre mercado frente a las restricciones del modo de producción feudal, se vieron anulados hasta el momento en que se impone (como forma de gobierno) la democracia representativa, aunque algunas de sus variantes (sobre todo en Europa) dejen mucho que desear.

No se trata de que las “empresas privadas” accedan impunemente a los recursos naturales. Se trata de que el acceso de empresas pequeñas, medianas o grandes proceda controladamente a dichos recursos.

Esto no es lo que pasa en Cuba. El sistema impuesto al pueblo cubano (sin su consentimiento democrático), debido a su ineficiencia y restricciones del modo de producción, se parece más al feudalismo de monarquía absoluta.

Las noticias relacionadas con el régimen de los hermanos Castro Ruz, denuncian diariamente la forma, dictatorial y autoritaria, mediante la cual oprimen al pueblo cubano.

Ante esta situación, los hermanos Castro Ruz (y sus acólitos) intentan defenderse realizando una pantomima de lo que ellos pretenden sean una elecciones democráticas.

Las elecciones, bajo la dictadura totalitaria, se convierten en un acto callejero, simulando electores y elegidos que no existen verdaderamente. Al final, son coreografías de elecciones elaboradas al detalle, muy próximas al absurdo, donde las principales figuras resultan elegidas por circunscripciones, totalmente ajenas a sus áreas de residencia (primera violación de la propia constitución elaborada a imagen y semejanza de la soviética).

La dictadura del proletariado es una forma de gobierno en la que el líder (lleve el título de Secretario General del Partido Único, Presidente de los Consejos de Estado y/o de Ministros o Comandante en Jefe) ostenta el poder absoluto. La división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) existe solo en apariencia. Pueden tener una autonomía relativa en relación al líder y pueden existir instituciones parlamentarias. No obstante, el líder, mediante su influencia, puede cambiar las decisiones o dictámenes de los tribunales o reformar (por decreto) las leyes (la orden del jefe, encarna el mandato de la “Patria”). Todo esto se justifica por “considerar” que la fuente del poder es el proletariado y que el líder ejerce la soberanía en nombre del “pueblo”. No existen mecanismos por los cuales el líder (que no reconoce superiores) responda por sus actos. Solo ante el “pueblo”.


Es cierto que a nivel de CDR (Comité de Defensa de la Revolución), nombre que recibe una pretendida “organización no gubernamental”, que de hecho es un apéndice del desgobierno, puede postularse como delegado cualquier opositor. La trampa consiste en que una vez concluidas las elecciones de base, la siguiente fase serán las elecciones municipales, en la cuales ya no participa el pueblo, sino los delegados.


Es conveniente resaltar, que durante el período pre-electoral, los “factores” (se les llama de esa forma a las organizaciones políticas y de masas que actúan a nivel de base), como pueden ser, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Núcleo del Partido (de jubilados), el propio CDR y otras, desarrollan un intenso trabajo de candidatura, cuyo resultado final será la presentación de los candidatos.


Estos candidatos deben presentar una biografía que resalte su currículo revolucionario. No importa si tiene aval o cualidades de dirigente político o económico. Lo que verdaderamente interesa es su identificación con el régimen.

Cuando el control es absoluto, una payasada electoral puede permitirse.

Mucho se ha escrito sobre las Damas de Blanco que pacíficamente protestan por las calles de La Habana y que han sido bestialmente acosadas por turbas del Ministerio del Interior vestidas de civil. Por considerar sus paseos, como manifestaciones públicas, les impusieron la ley de pedir autorización para realizar sus paseos. De hecho les estaban prohibiendo manifestarse en contra del abuso de autoridad del régimen.

¿Es necesario demostrar que las turbas, que acosan a las Damas de Blanco, son funcionarios del Ministerio del Interior del régimen? Basta con ver las fotografías y videos, donde aparecen repetidas las mismas caras en diferentes localidades de La Habana. ¿Será que los únicos que acosan a las Damas de Blanco son solamente unos cuantos que se repiten?

Más recientemente y como resultado de la creciente impopularidad del régimen, han permitido nuevamente que las Damas de Blanco paseen por las calles de La Habana protestando contra la injusticia. El régimen ha preferido ceder (“principios”), ante la fuerza de la opinión pública internacional que les condena por encarcelar a opositores pacíficos y dejarles morir en huelga de hambre.

El desgobierno de los hermanos Castro Ruz es incapaz de demostrar ningún vínculo entre las Damas de Blanco y la recepción de dinero proveniente de un país extranjero. Menos aun, que las Damas de Blanco tengan intenciones de derrocar a la dictadura totalitaria.

Esas heroicas mujeres son familiares de prisioneros de conciencia del régimen, a los cuales tampoco les fue probado que recibieran dinero de un gobierno extranjero y sí de organizaciones tan, no-gubernamentales como lo puedan ser las vinculadas con el régimen totalitario.

Los juicios, a los que fueron sometidos, no fueron justos. La justicia de los hermanos Castro Ruz es arbitraria.

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