Por Mario Riva Morales
Acevedo decide que su Estado Mayor se divida en dos partes, mientras el se
encarga del “grupo móvil”, haciendo un amplio recorrido hacia el norte con
una duración de tres a cuatro días, cubriendo una distancia de entre 800 a
milkilómetros. En eso se encontraba cuando se le presenta n capitán que
Acevedo no sabe de donde salió, ni nos lo dice en el libro. Este capitán le
informa que, varios asesores chinos (de los cuales Acevedo no tiene la menor
idea) están viviendo en condiciones difíciles y pasando hambre; y quieren
conocer al jefe cubano.
No pierde tiempo y, por solidaridad, no debe abandonarlos, nos relata en la
página 59 de libro. Nos aclara, eso sí, que la República Popular China ha sido
“ambigua” (los lleva cómodos) hacia la República de Angola, al venderle
armamento a Zaire, que al final han pasado de manos del FNLA a la UNITA.
No nos aclara cómo, ni de que forma y mediante quién o quienes.
Entonces nos dice que no son chinos, sino coreanos del norte. Tienen los aojos
rasgados y eso es suficiente para equivocarse.
Acevedo los va a ver y los coreanos lo reciben con un té, casi sin azúcar. Le
informan como viven, quién supuestamente les alimentan y cual es su trabajo.
Como buenos hijos de Kim Il Sung, no entran en detalles, pero le aseguran que
llevan más de tres meses a dieta vegetariana de fubá*, boniatos y sal. Al final
revelan que son agricultores que han sido contratados para enseñar a los
angolanos a cultivar arroz, pero que los nativos se habían comido las semillas,
que no tenían petróleo para las bombas de agua para el regadío y que los cuatro
tractores que les habían asignado se encontraban rotos.
Acevedo les hace llegar (en detrimento de la tropa cubana) latas de sardinas y
de carne rusa, mientras se encuentre en la zona.
Es de esta forma que llegan a Lucapa.
Relata Acevedo que, en horas de la tarde.
Poco más adelante, en la página 63, tercer párrafo escribe: “Por razones que
son difíciles de explicar, a los dos o tres meses de permanencia en esta
inhóspita región, las reservas de alimentos bajan de forma preocupante. Al
final nos vemos subsistiendo con arroz, frijoles y boniatos”. Hago ejercer “mi
derecho a la caza”, pero esta no es abundante; lo poco que se consigue nos da
para un respiro de dos o tres días, para los 3,500 hombres del regimiento de
infantería; acudo al comisario provincial de las FAPLA y lo único que logro es
un aumento en la cuota de boniatos y una bondadosa ración de sorgo
(masango)”*.
“Nadie logra convertirlo en alimento agradable a nuestro paladar”.
*El sorgo o maicillo es un género de poáceas, oriundas de las regiones tropicales y
subtropicales de África oriental. Se
cultivan en su zona de origen; en Europa, América y Asia como cereal para consumo
humano y animal, y para la elaboración de bebidas alcohólicas y escobas.
En el último párrafo de la página 63, se llama a sí mismo de “joven e
indocumentado”. No sé lo que quiere decir, Enrique Acevedo con esto. Me
imagino que sea la disculpa de un jefe que no sabe que hacer, cuando intenta,
acto seguido explicar las razones de haber enviado un cable a la MMCA (“algo
áspero”, dice Enrique) y en donde clama que no tiene conservas, ni dinero y
una crítica, en toda regla auto-titulándose una unidad de “casi” segunda
categoría. Les propone “alegremente” el negocio de crear una compañía de
transporte, empleando seis belieres (camiones) “capturados”. “Habría que
pintarlos, para alquilarlos al comisariado y buscar algo de dinero”. El general
ya está pensando como capitalista, tal vez si darse cuenta de que en breve
tendrá que acusar a sus propios compañeros de aventuras.
Colomé Ibarra, a esas alturas jefe de la MMCA lo llama a capítulo y tilda su
actitud como una falta de respeto, mientras que, de paso le dice que pase por
finanzas, en donde le entregan una maleta con 5 millones de cuanzas. Si en ese
año 1 cuanza era equivalente a 600 dólares aproximadamente, saque usted sus
propias conclusiones de lo que le sirvió, al general, su “falta de respeto”. ¿Y el
negocio de los “berlieres”? Lo tilda de “peregrina idea”, pero ya está pensando
en modo capitalista. Por último dice que ese dinero solo le alcanza para 15 o
20 días…, y comienza a dar datos de lo que cuesta cada cosa.
Dos semanas más tarde, decide irse de cacería a 200 kilómetros de distancia
hacia el sur, dejando a la tropa comiendo pescado congelado que había llegado
en un avión de transporte. Se pone de acuerdo con su cúmbila, el Coronel
Mongo Valle. Allí donde está Mongo la caza es más abundante.
A la vera del camino, ve un pequeño mercado y detiene la marcha. Están
vendiendo alfombras rústicas, sombreros y diversos artículos. Compradores
pocos. Lentamente va identificando rasgos conocidos: faz leonina, narices en
silla de montar, manos en garras y de predicador, sn fin, todo lo que había
aprendido en el Rincón*
* Cataloga al Rincón como un leprosorio a 25 kilómetros de La Habana.
Ver: https://fotosdlahabana.com/santuario-nacional-de-san-lazaro-un-rincon-milagroso/
El General no ha llegado a una candonga, sino a un leprosorio, atendido por
Hermanas de la Caridad.
Al Coronel Mongo Valle lo une una vieja amistad y aunque ambos fueron
integrantes de las guerrillas, nunca coincidieron en el mismo territorio. Lo
retrata como hombre de malas pulgas, corpulento, de pocas palabras y
organizador nato. Lo recibe en la jefatura de Luso.
No obstante relatar que sus unidades reciben diariamente (en horas nocturnas)
ataques de morteros, por parte de la UNITA, Mongo Valle organiza, en honor
de Acevedo, una cacería en Lumeje, “un antiguo coto de caza usado por los
portugueses”. Una región, según Acevedo, preciosa con varios lagos y cubierta
de una hierba muy fina, de color amarillo. “Toda una gran llanura que, en
épocas de lluvia, se convierte en un lago de aguas no muy profundas...”
Y continúa relatándonos: “Con mi mira telescópica de mi fusil AR-10, calibre
7,62mm, o sea 308 en la jerga comercial, me doy el lujo de abatir dos burros de
mata (cacú) los cuales se diferencian de las cebras por sus orejas caídas y dos
pequeños cuernos”.
Nota: Su carne no es muy suculenta, aunque sabrosa, el personal se quejaba cada vez que la veía en el plato, pero no
había nada que hacer, las alternativas eran pocas. (http://cart3451lucunga.blogspot.com/2010/10/burro-de-mato.html
Luis Cabral).
Ese mismo día a las 15:00 hrs. Se cruzaron con una formación de
“desarrapados”, según Acevedo de las FAPLA y que luego resultaran UNITA,
poniendo en riesgo las vidas de los cubanos que circulaban a toda velocidad.
Acevedo dice que ni se dio cuenta porque iba medio dormido. ¡Tamaña
irresponsabilidad, no corresponde con un alto jefe militar en ninguna parte del
mundo!
Termina diciendo que en tres días visitaron la frontera sur con Zambia, lo que
no es rigurosamente cierto, porque Zambia hace frontera con Angola,
solamente por el Este y nunca por el Sur.
Las tropas katanguesas van de regreso.
Estaban ya en pleno invierno austral y las temperaturas son bajas (5 a 6°C).
Les llega la orden de ir para Malange (600 kilómetros hacia el oeste de donde
ellos se encuentran. Es casi en el centro de Angola).
El 30 de junio de 1977 comenzó el regreso. Una caravana de 60 vehículos se
da cruce con ellos. Llevan ayuda al Zapú de Zimbabwe.
Acevedo reconoce la ayuda cubana al Zapú. Movimiento de Liberación de
Zimbabwe (Rhodesia), una de las fronteras de la guerra del Africa del Sur (del
apartheid).
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