El Vuelo Estacionario
Volar un helicóptero es bastante difícil, al menos al principio. Aquellos que, alguna vez lo han intentado, lo saben. Es muy diferente a volar en una
aeronave de alas fijas. El helicóptero es una aeronave de alas rotatorias.
De inicio puede parecer imposible. El helicóptero se comporta como si tuviera
voluntad propia. Tratando de hacer una comparación, pudiéramos imaginarnos
que es como un caballo.
Se necesita de mucha concentración y sentido del equilibrio.
El primer día que me enfrenté al desafío de, intentar mantener un vuelo
estacionario, sufrí una gran decepción. Mi instructor despegó, aquella mole de
hierro, y cuando ya lo tenía estacionario me conminó a tomar los mandos. De
inicio se mantuvo estacionario, hasta que de repente comenzó a desplazar hacia
la derecha, sin yo haber realizado movimiento alguno con los mandos.
Cuando intenté corregir el desplazamiento, la nariz del helicóptero se inclinó
hacia delante, como si un caballo estuviera bajando la cabeza. Me daba la
impresión que aquel aparato tenía voluntad propia, pero no. Era yo el que
estaba presionando el mando cíclico (sin querer) hacia delante, en tanto creía
que estaba corrigiendo el hacia la derecha. Más tarde, cuando analizábamos el
vuelo, mi instructor me lo señaló.
No solamente fue eso, sino que el helicóptero también perdió altura sobre el
terreno. Sin proponérmelo había dejado caer (un poco) el mando colectivo. En
fin que, el vuelo estacionario, había dejado de serlo y el instructor tuvo que
corregir aquello que, de forma involuntaria estaba haciendo.
El Vuelo Estacionario
Mi instructor me dijo que trabajara suave con los mandos, que no les diera
empujones.
Y que tratara de no mover el mando colectivo de forma innecesaria. De manera
que comencé nuevamente desde la posición inicial.
Ahora el helicóptero se mantuvo estable durante varios segundos y de repente l
a nariz del helicóptero comenzó a girar hacia la izquierda. Entonces apliqué
demasiado el pedal derecho, intentando corregir el giro.
Entonces, el helicóptero comenzó a perder altura sobre el terreno, mientras
que, la nariz del helicóptero continuaba girando hacia la derecha.
Otra vez, sin querer, había corregido (demasiado) el giro de la nariz del
helicóptero hacia la izquierda. Esto, a su vez, había provocado una diminución
de la potencia del helicóptero y por eso, parecía que se hundía. “Te faltó darle
un poco de ángulo de paso colectivo”, me dijo el instructor.
Volar un helicóptero se puede describir, como tratar de acariciar tu cabeza y
frotarte el estómago al mismo tiempo. No es exactamente así! Los controles
del helicóptero son tres y…, los tres son altamente sensibles.
Partamos del hecho de que el helicóptero es una aeronave muy inestable. Y
mientras más inestable es una aeronave, mucho mayor es su maniobrabilidad.
Para complicar más las cosas, estos controles tienen un retraso sustancial entre
la operación de cada control y la respuesta del helicóptero. Hasta que no
seamos capaces de “intuir” este tipo de retraso, más nos demoraremos en
dominar el vuelo estacionario.
No todos los alumnos tienen el mismo sentido de la intuición. Unos demoran
menos y otros más.
Utilizo la palabra “intuición”, porque es así como se adquiere la experiencia
necesaria. Intuición es, la habilidad para conocer, comprender o percibir algo
de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón.
El paso o mando colectivo, es el que se encarga de la altura del helicóptero
sobre el terreno, mediante la alteración del ángulo de las palas del rotor central
(alas rotatorias).
Los pedales inciden en las palas del rotor de cola, también variando el ángulo
de las mismas. Esto previene que el helicóptero gire sobre su propio eje
vertical, hacia la derecha o hacia la izquierda.
Si aumentamos el paso colectivo, el helicóptero asciende y si lo hacemos, al
contrario, el helicóptero desciende.
Cuando queremos ascender (durante el vuelo estacionario -“hover” en inglés),
siempre volemos un helicóptero con rotor de cola, tendremos que aplicar el
pedal derecho (en el caso de los helicópteros de fabricación rusa o francesa)*,
para corregir el par de motor (torque).
*El par de motor (torque) se fundamenta en el principio de acción y reacción, de donde
toda acción tiene una reacción igual y contraria
Algo a tener en cuenta: En los helicópteros británicos y norteamericanos, los
rotores giran (casi siempre) en contra de las manecillas de un reloj, mientras
que, en los helicópteros rusos y franceses, casi siempre lo hacen a favor de las
mismas.
A partir de todo lo anteriormente expuesto, podemos llegar a la conclusión de
que, para dominar el vuelo estacionario, lo más importante resulta ser la
coordinación. Una persona que sea des-coordinada, le costará más esfuerzo
dominar este tipo de vuelo.
El “palo” o mando cíclico, es el control que nos permite mover, al helicóptero,
hacia delante, hacia detrás y hacia ambos lados, en el momento en que
cambiamos la inclinación del rotor central en cualquiera de dichas direcciones.
También cambia el ángulo de ataque de cada una de las palas del rotor central,
pero de eso sabremos más adelante. Por el momento no es necesario
profundizar tanto. Este es el control más sensible del helicóptero y se parece
mucho más a las riendas de un caballo. Es el más complejo de los mandos de
un helicóptero.
Nota: Si escuchas, al instructor, decir “mío”, te está queriendo decir que el
tiene
el control de los mandos. Esto no quiere decir que sueltes los mandos, a no ser
que te lo pida. El alumno nunca debe soltar los mandos, a no ser que el
instructor lo pida. Pero al decir “mío” lo que está queriendo decir el instructor
es que va realizar una corrección necesaria. Lo conciso de la palabra se debe a
que en ocasiones no hay mucho margen de tiempo entre la toma de decisión y
el hecho en si mismo.
Por ejemplo “tengo el control” lleva mucho más tiempo que decir “mío”. No
podemos olvidar que, los interruptores de radio, casi siempre se encuentran
ubicados en el mando cíclico y…, que cuando el instructor te dice (utilizando
el intercomunicador) “mío” ya tiene los tres mandos bajo su control. De
manera que lo único que debe hacer el alumno es, dejar de ejercer presión
sobre los mismos. Nunca soltarlos! A no ser que el instructor así lo disponga.
Son muchas las escuelas de helicópteros que, en su metodología consideran
que los alumnos deben aprender a manipular los controles por individual.
No es un mal método, pero tampoco es práctico. Se pierde mucho tiempo en la
enseñanza y un curso que debe durar una cantidad de horas determinadas,
puede durar mucho más de lo previsto.
Pero eso ya no va de los alumnos, sino de los instructores.
Yo prefiero todo junto, como se hace para aprender a montar en bicicletas. Y
como en las bicicletas, el instructor se encuentra en la obligación de evitar
posibles accidentes.
La cantidad de tiempo que las personas tardan en aprender a volar estacionario
varía enormemente y, para muchos, puede ser una experiencia increíblemente
frustrante. Algunos alumnos intentan encontrar un atajo para aprender a
realizar el “hover”, pero la mayoría no ayudan.
Vamos a ver cuales son los métodos no funcionan:
1.- Cuando el instructor le dice al alumno que se relaje o trabaje suave con los
mandos. El alumno lo intenta, pero se pone más tenso y aprieta los mandos
hasta que las manos le duelen y los pies se acalambran.
2.- Un instructor que no deja al alumno utilizar los mandos. Aparentemente el
alumno tiene dominio del aparato, pero en realidad, el que lo está volando es el
instructor.
Lo primero y más importante es relajarse de verdad, pero sin intentarlo.
Es cierto que esto es muy difícil de hacer, pero funciona.
Una actitud relajada no quiere decir una actitud apática.
La forma más fácil de relajarse es, simplemente dejar de preocuparse por si
está progresando o no.
Por esta razón, las personas que aprenden a realizar el “hover” más
rápidamente suelen ser las que no se esfuerzan demasiado.
Por supuesto, hay que poner una cierta cantidad de esfuerzo, pero la
determinación definitivamente se interpone en el camino de este tipo de
aprendizaje.
Aquellos que simplemente disfrutan de las locas oscilaciones de la práctica
temprana del “hover” y aceptan que el proceso lleva tiempo, a menudo
aprenden realizar el “hover” más rápido.
Hacia donde se debe dirigir la vista
No se debe mirar hacia abajo. Hay varias teorías sobre esto, pero básicamente
elegir un punto de referencia en la distancia, y luego una característica a unos
15 a 20 metros de distancia, parece funcionar mejor.
De esa manera, notarás si los puntos elegidos se mueven entre sí y, por lo tanto,
detectarás pequeñas desviaciones y movimientos del helicóptero.
Y es mucho, mucho más fácil hacer pequeñas correcciones que grandes, ya que
cualquier ajuste de un control también requerirá grandes movimientos de los
otros controles, y ahí es cuando las cosas generalmente comienzan a
descontrolarse.
Se debe comenzar de un espacio grande a uno pequeño.
La mayoría de los alumnos sienten que, necesitan un área del tamaño de un
campo de fútbol cuando comienzan a realizar el “hover”.
Uno de mis tantos alumnos me dijo un día: “mis campos se están haciendo más
pequeños”.
Ya verás cuando tengas que aterrizar en plataformas limitadas!
La influencia del viento
El viento es determinante en el vuelo estacionario. Debe estar, preferentemente
de frente, aunque también se debe practicar con el viento lateral y para
empezar..., nunca con el viento de cola. No es aconsejable realizar vuelos
estacionarios con el viento de cola.
Con el viento de frente el hover es mucho más fácil, pero si el viento cambia
de dirección no te quedará otra alternativa que buscarlo con el cíclico y en la
obligación de utilizar los pedales para compensar el reto de los movimientos.
Un viento muy fuerte, de más de 12 metros por segundo resultará muy difícil
para un alumno sin experiencia.
Al final, todo se reduce a la práctica.
El vuelo estacionario, es un poco como aprender a montar en bicicleta; parece
imposible hasta que logras hacerlo, y luego te preguntas qué diablos fue tan
difícil.
Realizar el hover no es muy diferente de aprender a conducir un automóvil,
montar a caballo, jugar al fútbol, aprender un arte marcial o cualquier otra
habilidad práctica.
En cierto sentido, un instructor no puede enseñarte a volar; la función del
instructor es, simplemente evitar que te mates mientras aprendes.
Poco a poco, como en todas las habilidades recién adquiridas, volarás y serás
cada vez mejor.
Y aprenderás a volar realizando desplazamientos laterales y de cola o
desplazarte lentamente por el aeródromo.