Respuesta a: Miguel Cruz Suárez |internet@granma.cu
Yendo por el Malecón y con el sol pintando de rosa, la tarde habanera pasaba la vista
por algunos edificios raídos. Uno acaba de caer. Sus añejas rocas se esparcen por la
acera, una pregunta enorme me invade con sus signos: ¿Cuánto hemos pagado por
nuestra estupidez irracional nacional de continuar creyendo en el socialismo?
¿Podría ser La Habana mucho más reluciente y espléndida, si no fuera por el
bloqueo interno que nos impone la dictadura?
Por supuesto que tal vez (con mucho esfuerzo) dispongamos de, medios y recursos,
para la restauración total, desaparezca la libreta de abastecimientos y la propaganda
socialista de “patria o muerte” y “no le tenemos ningún miedo”, siendo sustituido por
anuncios de la libre empresa. Luego recordé los pujantes anuncios que, una vez
tuvimos por todo el país y las calles sin baches de la época dorada. Que añoranza!
No se trata de casinos, ni de Minimax. Se trata de vivir como personas normales; de
prosperidad legítima. ¿Será esa la suerte de toda Cuba y de todos los cubanos? Por
supuesto que si! Esa era la dicha de más del 75% de toda la población de Cuba en los
primero anos de la república…, hasta que llegó Fidel!
Brillan las avenidas de Sao Paulo, Lima, Santiago de Chile, Tegucigalpa. Por qué no
las de La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey o Santiago de Cuba? Cual es la
verdadera razón de que, todo lo prometido por los hermanos Fidel y Raúl Castro
Ruz no se haya cumplido? Esa es la pregunta que nos debemos hacer todos los
cubanos.
La respuesta es sencilla: Porque fueron unos perdedores, unos fallados. Dos
hermanos que vivieron siempre en la opulencia, mientras al pueblo le prohibían
desarrollarse. Obligaban al pueblo a vivir dependiente de, lo que “
magnanimamente” les abasteciera el régimen.
El pueblo no puede vivir dependiendo de la caridad de unos supuestos gobernantes
explotadores, de los trabajadores, que lo único que han hecho, todo el tiempo, es vivir
como reyes a costa del sudor de los más humildes.
Los que escribimos y hablamos de una Cuba diferente, solo queremos un sistema
nuevo, diferente, que nos conduzca hacia la prosperidad. Para eso tenemos que
erradicar el sistema socialista y su bloqueo a los emprendedores cubanos.
Y de raíz!
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