Movimiento San Isidro + Luis Manuel Otero Alcántara y el Movimiento de Objetores de
Conciencia (MOC)
El Movimiento San Isidro nació en septiembre de 2018 como respuesta directa al gubernamental Decreto
349, que amenazó con penalizar la libertad de creación artística y de expresión en Cuba. Tras la
publicación del Decreto, un grupo de artistas y activistas se unieron en un conjunto de acciones para
“promover, proteger y defender la plena libertad de expresión, asociación, creación y difusión del arte y la
cultura en Cuba, buscando independencia para un grupo social desfavorecido, con tal de mejorar su
situación en la sociedad, hacia un futuro con valores democráticos”. Con tal voluntad nació el
Movimiento de San Isidro, que tomó su nombre del barrio habanero, pobre y marginal, donde tiene su
sede.
Luis Manuel Otero Alcántara es un activista y artista independiente cubano nacido en Cuba el 2 de
diciembre de 1987. Conocido por sus obras y representaciones artísticas que denuncian la gestión del
gobierno y su política. Es líder e integrante del Movimiento San Isidro.
Este movimiento, formado por un colectivo de artistas y creadores, pretende promover, proteger y
defender los derechos civiles y culturales en Cuba.
El científico cubano y activista Ariel Ruiz Urquiola pide a nuestros compatriotas hacer “algo” en apoyo a
Luis Manuel Otero Alcántara, que cumple ya varios días en huelga de hambre y sed contra la represión
de la dictadura.
La huelga de hambre es una herramienta de lucha que, consiste en renunciar a cualquier tipo de alimentos
para reivindicar el cumplimiento de algún derecho. eliminar reglas arbitrarias o normativas consideradas
ilegales por el sujeto huelguista.
Puede tener una duración determinada o ser ilimitada, en el segundo caso el desenlace final será la muerte
que, sobrevendrá entre los 60 y 91 días del comienzo de la misma.
Cualquier médico debe respetar la autonomía de la persona (…) Toda decisión pierde fuerza moral si se
toma involuntariamente bajo amenazas, presión o coerción. No se debe obligar a las personas en huelga
de hambre a ser tratadas si lo rechazan. La alimentación forzada contra un rechazo informado y
voluntario es injustificable. La alimentación artificial con el consentimiento explícito o implícito de la
persona en huelga de hambre es aceptable éticamente y puede evitar que la persona alcance un estado
crítico.
Una huelga de hambre es un acto por el cual el huelguista se encuentra firmemente dispuesto a dejar de
comer hasta morir, si nadie accede a sus demandas. Por tanto, tampoco es un simple acto de protesta (un
"ayuno político"), sino el acto libre dejar de comer con la intención de causarse la muerte si no se logran
los propósitos trazados. Esta característica la ponen de relieve comúnmente las definiciones de la huelga
de hambre. Así, esta se suele definir como "abstención total de alimento, emprendida para obtener la
satisfacción de determinadas reclamaciones, con la decisión de llevarla hasta la muerte si no se da
satisfacción a las reivindicaciones que la motivan". Por eso, los auténticos huelguistas de hambre se
preocupan especialmente de que quede muy clara la seriedad de sus propósitos. Para tales efectos, se
valen de testimonios médicos o de la presencia de periodistas.
Con la huelga de hambre sucede algo curioso: casi nadie está a favor o en contra de ella. Lo que se
discute comúnmente es la legitimidad o ilegitimidad de los motivos en que se funda. De este modo, si se
piensa que un cierto motivo es razonable, entonces la huelga se justifica y se aplaude. Al contrario, si el
motivo se considera injustificado, entonces se condena, y recién ahí se la mira como una forma de
suicidio o atentado contra la propia vida.
Muchos, en efecto, estiman que el estudio de la huelga de hambre "no puede separarse del contexto ni de
las causas o motivaciones de quienes la sostienen".
Una huelga de hambre tiene mucho de sacrificio. Somos muchos los que, no lo discutimos. El problema
está no en sacrificar, la vida, por un motivo sin importancia. El problema consiste en sacrificarla.
La huelga de hambre es, una medida extrema, ante una situación de oídos sordos de aquellos hacia donde
va dirigida la protesta. Mi pregunta es: Vale la pena que alguien muera por reivindicar sus derechos? Y mi
respuesta es: No lo creo así!
Es por eso que considero que debemos realizar toso los esfuerzos, a nuestro alcance, para intentar que, la
dictadura escuche los reclamos de la población que sufre.
La muerte de un activista, reivindicando los derechos humanos no tiene sentido, si no se logra su
propósito.
Solo una dictadura de tiranos insaciables e indeseables que, ha hundido a Cuba en el mal…, es capaz de
hacer oídos sordos a los reclamos de la población.
https://www.cubanet.org/noticias/exmilitares-de-las-far-y-el-minint-se-declaran-objetores-de-conciencia/
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