¿Eran viables o sustentables las relaciones con la dictadura castrista?
Todavía
existen personas que se resisten a creer que las más de cinco décadas
transcurridas (a partir del ano 1959) han sido suficientes para
demostrar lo inviable de un régimen totalitario.
Lo
que era imposible de creer, en el mes de diciembre del ano 2014, que
ambos regímenes anunciaran (a la vez) el restablecimiento de
relaciones diplomáticas. La opinión pública quedó atónita. Los
menos crédulos consideraron (a falta de un embajador) que dicha
medida no tendría un largo recorrido.
Era
la primera vez que un presidente norteamericano reconocía que el
embargo económico contra el régimen totalitario no había dado los
resultados esperados. Sin embargo, al ex Comandante en Jefe (todavía
vivo) Obama y su hermano no le pasaron gato por liebre.
En
poco más de dos anos se firmaron 22 acuerdos que, en su mayoría
beneficiaban a la dictadura y muy poco al pueblo cubano.
En
realidad, Obama no podía hacer más. Caso contrario lo hubiese
hecho. Imposible para Obama era desmantelar el embargo, en un país
que se rige por leyes y no por decretos al margen del parlamento y de
la constitución, como es el caso de la dictadura imperante en Cuba.
En
un país en el cual los medios de comunicación son públicos, es
imposible que el gobierno pueda eliminar medios escritos, radiales o
televisivos. Seguramente la dictadura pretendería eliminar INTERNET.
La Base Naval de Guantánamo jamás tuvo algo que ver en dichas
conversaciones. Permaneció al margen.
Lo
único que quedó demostrado fue que, la administración
norteamericana tenía buena voluntad y dio pasos importantes
relativos al acercamiento de ambos países. La dictadura castrista
nada.
De
manera que el nuevo presidente de los Estados Unidos, pensó que ya
era hora de que la dictadura tomase medidas que aliviaran (no que
acabara) la represión y de verdad el régimen totalitario permitiese
que las personas (individuales o jurídicas al margen de la
dictadura) pudiesen comerciar “libremente”, tal cual China o Viet
Nam.
A
decir verdad, a Trump poco le importan los cubanos residentes en el
estado de la Florida. Los utiliza, pero los desprecia. A Trump no le
gustan los “loosers”. De manera que decidió que de no ser
posible el comercio con personas ajenas a la dictadura, estas medidas
se verían muy limitadas. Lo de entorpecer los viajes de los
norteamericanos a Cuba es un invento de la dictadura. La realidad es
que, si no existen las posibilidades de comercio libre, los viajes no
tienen razón de ser. El embargo prohibe los viajes turísticos.
El
llamado (por una “diplomática”) retroceso no ha sido mayor
precisamente por ser un gobierno democrático. El verdadero retroceso
ha sido el de la dictadura, con más violaciones de los derechos
humanos y más represión a cualquiera que se atreva a protestar.
Dejémonos
de tonterías. La administración norteamericana decidió que ya era
hora de cambiar las relaciones con una dictadura agonizante (en su
líder). Y cumpliendo con la “voluntad” de éste, intentó
cambiar las cosas antes de que Fidel Castro falleciese. La Bestia de
Birán estuvo en contra. No le importó no ser ni dictador ni
secretario general de su “partido”. Metió la cuchareta y dio un
rapapolvo al majadero de su hermano. Queda pendiente los sucesos
“acústicos”.
A
los que se llenan la boca para decir “resistencia del pueblo
cubano”, les digo que ya cansa. En todo caso es la obstinación de
un régimen para continuar el mal.
A
quién pretenden engañar con eso de la solidaridad de miles de
norteamericanos? Esos miles que van de vacaciones con los gastos
pagados. Esos a los que no les importa violar sus propias leyes y que
son multados y hasta encarcelados por tal de pasar unas vacaciones
como jamás hubiesen pensado.