2007 - 2009
Viernes, julio 27, 2007
Fidel
Castro y el Robo de Cerebros
Excusa de politiqueros fracasados
Las
ideas del Barón Pierre de Coubertain, sobre el deporte aficionado,
tienen
más que ver con las diferencias sociales que con la realidad
existente en los
juegos olímpicos modernos.
Competir
por dinero no se ajustaba a los cánones de la aristocracia europea
de aquellos tiempos.
Para practicar las disciplinas deportivas,
a los “bien nacidos” no les era
necesario el dinero.
¿Cuál
es el futuro de un atleta de alto rendimiento (bajo el régimen
totalitario) que se gradúe de “Licenciado en Cultura Física?
¿Acaso un trabajo digno?
A otro perro con ese hueso.
Más
que modestos, sus ingresos son tan miserables que no le alcanzan para
sustentar a su familia. Su fama internacional, como figura deportiva,
será
muy apreciada en un presente inmediato, pero pasado el tiempo
se queda en
el olvido y solo sirve para la propaganda política del
régimen de oprobio,
mientras que su preparación profesional, se
queda en un área de
entrenamiento para niños de primaria.
Cuando
se trata de confundir la magnesia con la gimnasia, se hacen
comparaciones que no vienen al caso.
¿Que importancia
tiene que unos atletas decidan, por voluntad propia,
abandonar la
delegación de su país?
¿Estarían al tanto, esos
deportistas, de las cifras exactas de los acuerdos
migratorios entre
el desgobierno y las autoridades norteamericanas?
Por
supuesto que no.
Solamente insinuar que un equipo
deportivo cubano se pueda desmoralizar
por la ausencia de uno de sus
integrantes, es reconocer, que la debilidad
ideológica de todos sus
componentes es capaz de ponerlos fuera de combate
antes de comenzar
el encuentro.
Al único que están noqueando
constantemente los billetes norteamericanos es
al muy, económicamente
débil, régimen totalitario de Fidel Castro.
El
pueblo cubano y sus deportistas, hace rato que han sido aniquilados
por un
sistema que en lugar de traer el bienestar prometido, lo único
que ha llevado
al hogar de los cubanos es miseria y más miseria,
hasta el agotamiento.
Si en éste mundo hay alguien que
actúa como mafia, es el régimen de Fidel
Castro, mientras trata de
endilgarle el nombrecito a cualquiera. Ayer eran los
de Miami, hoy
son los de Alemania, mañana serán, vaya usted a saber. De
esa forma
el mundo estará lleno de mafiosos y el régimen de oprobio será el
único inmaculado.
Al pueblo de Cuba se le debe rendir
tributo por haber sido capaz de soportar
estoicamente a una pandilla
de inmorales delincuentes que se han hecho
pasar por los
súper-defensores de la humanidad, utilizando a su antojo y
conveniencia los pocos recursos con que contaba la nación y
despilfarrando
la ayuda que le brindaban sus compinches de la Europa
Oriental.
A Fidel Castro le molestan las deserciones, pero
a estas alturas no le
importan mucho. Ya pasó su cuarto de hora y le
interesa un pito lo que pase
después. Lo suyo es continuar la
propaganda política en forma de cantos de
sirena, para los que
quieran prestar oídos a que su “modelo” de socialismo es
lo
mejor que existe para el bienestar de los pueblos oprimidos; siempre
y
cuando los que escuchan no hayan vivido en carne propia las
condiciones de
su nefasto régimen.
La dictadura
totalitaria cubana cultiva la patriotería barata (el chovinismo es
demasiado rimbombante), la superioridad (sobre la sociedad de
consumo) de
un sistema miserable, apoyándose en métodos malévolos
de opresión del ser
humano, en el conocimiento exacto de lo que hace
cada cuál (a nivel de
esquina) y destruyendo los valores éticos y
morales de la sociedad civil.
Existen
mil y una justificaciones para pedir refugio al huir de un régimen
totalitario. No importa que sea en Brasil o cualquier otro país.
Basta
solamente decir todo cuanto sufren diariamente, a las
persecuciones a que
son sometidos, antes, durante y después de los
entrenamientos y
competiciones. Las condiciones en que obligan a
vivir sus familiares, amigos
y vecinos.
Brasil
es un país libre y su régimen político no se ofende con las
estupideces
que a Fidel Castro le hacen tanto mal; a tal punto que se
atreve a considerar
útiles las declaraciones “de facto” de las
autoridades cariocas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario