Eliécer Ávila, La
Habana | Diciembre 14, 2015
El autor es presidente del movimiento Somos+La pupila asombrada es un programa reciente en la televisión cubana dirigido por Iroel Sánchez. El espacio continúa la lógica que ha caracterizado a Sánchez en los últimos años. Cada vez que el señor abre la boca es para hablar mal de todo lo moderno, libre y útil que existe, desde internet y Facebook hasta denunciar "la gran mentira que representa la democracia occidental". Parece que él y sus amigos conocen otra mejor de la cual el mundo no tiene el más vago recuerdo positivo.
Siguiendo
este último tema, su programa medio caótico en cuanto a guión, intenta mezclar
el entretenimiento con la más izquierdosa de las propagandas y proyecta materiales
como discursos de los radicales independentistas en Cataluña.
Lo más
curioso al respecto es que lo ponen como algo novedoso y aceptado sin
cuestionamientos, cuando ya hace bastante tiempo que toda esa argumentación ha
sido profundamente desmantelada por excelentes análisis políticos e
intelectuales, demostrando la falta tanto de lógica como de principios de tales
posiciones y razonamientos manipuladores.
Hoy
presentan un documental que se llama algo así como Los esclavos modernos,
frase que alude a casi todos los habitantes del planeta que coinciden
"erróneamente", según Sánchez, en que la democracia representativa y
el respeto a los derechos humanos y a las leyes naturales del mercado son la
vía más eficaz para alcanzar el desarrollo.
La voz en off
que narra el material parece venir de alguien que ha tomado
desproporcionadas cantidades de alcohol mezclado en todas las variantes
posibles y sin alimentarse. No existe otra forma en la que un ser humano pueda
afirmar tantas tonterías al mismo tiempo.
Es precisamente
la libertad de expresión alcanzada con estas "sociedades de esclavos"
la que permite que cualquier fracasado haga un "documental" con su
particularísima visión del mundo y lo publique, para que luego venga otro y lo
utilice contra un país privado de la posibilidad de acceder a YouTube y escoger
lo que le parezca bueno y desechar lo demás.
En el
programa se pone el ejemplo de Ada Colau, una mujer que se hizo conocida por su
activismo en contra de los desahucios en España y llegó a ser electa alcaldesa
en Barcelona. Precisamente, el ejemplo sería válido para reconocer la suerte
que tiene Colau de vivir en una "malvada democracia occidental", pues
si llega a vivir en el paraíso cubano, en vez de cargos y reconocimiento, solo
hubiera recibido patadas en las nalgas hasta el día de hoy y fuera tildada de
agente de la CIA
o contrarrevolucionaria por defender el derecho de los miles de orientales que
huyendo de la pobreza se asientan en barrios improvisados en La Habana y son tratados de
forma inhumana en muchos casos, a pesar de tener hijos pequeños y ser
vulnerables.
Es una pena
ya insostenible que mientras se censuran las obras comprometidas con nuestra
realidad, producidas por directores de teatro, cineastas, documentalistas y
escritores cubanos, se le concedan espacios en la televisión que se paga con
dinero público a estos personajes para vender una y otra vez las mismas
ideologías del eterno fracaso.
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