Hace más de 250 años
la ciudad de Lisboa se vio inundada por una gigantesca ola, resultado de un
terremoto masivo.
En la mañana de todos
los santos, el día 1º de noviembre de 1755, en el momento que doblaban las
campanas de todas las iglesias, en celebración de una de las fiestas del
catolicismo, una serie de temblores sacudieron y redujeron a cenizas una de las
ciudades de mayor comercio del mundo.
El terremoto de
Lisboa todavía es uno de los eventos más grandes, de éste género, registrados
en Europa y fue seguido de enormes olas (actualmente conocidas como tsunamis)
de más de 10 metros de altura que inundaron la parte baja de la ciudad y fuegos
(en lugares altos) provocados por las velas de las iglesias a donde el agua no llegó. Se calcula que
murieron 62 mil personas, que para le época es como si hoy en día hubiesen
muerto medio millón de habitantes.
Los clérigos llamaron
al fenómeno “El Gran Terremoto de Lisboa” pensando que había sido el juicio de
Dios sobre los pecadores. La historia contemporánea habla sobre multitudes cayendo de rodillas, besando la tierra y pidiéndoles a los sacerdotes la absolución. Los curas, por su parte, pidieron al Rey Don José ordenar plegarias de perdón por sus pecados causantes del desastre. Don José, sin saber qué hacer, pidió consuelo a su Ministro, Sebastián José de Carvalho y Melo (posteriormente Marqués de Pombal).
“Majestad”, dijo
Pombal, “debemos enterrar a los muertos y dar de comer a los vivos”. El Rey le
dio plenos poderes para acometer la tarea.
El epicentro del
terremoto fue al sur-oeste del cabo San Vicente en el Algarve portugués, que es
un área al sur de la península ibérica, donde la placa tectónica euro-asiática
se encuentra con la plataforma africana. Es una zona inestable donde se
producen comúnmente terremotos.
Ha existido mucho
debate acerca del lugar exacto del epicentro del terremoto de 1755. Las últimas
pesquisas indican que debe haber sido más cerca de la costa de lo que
previamente se pensaba. Los sismologistas, ahora creen que las llamadas fallas
del Marqués de Pombal, la de ferradura, se encontraban envueltas.
Los temblores se
sintieron en Francia, Italia, Suiza y el norte de África y las ondas de choque
se sintieron hasta en Finlandia, Bohemia e Irlanda, acompañadas de un tsunami
que llegó hasta las Indias Occidentales (Caribe).
El shock del
terremoto no fue solamente físico, sino metafísico; golpeo el corazón del
concepto de la benevolencia de la naturaleza. Causó que John Wesley, Goethe y
Voltaire reflexionaran acerca del fenómeno. ¡Madame Popadou dejó de utilizar
colorete durante una semana!
El parlamento
británico votó por un "regalo" de 100 mil libras, que incluían
comida. Uno de los primeros ejemplos de ayuda internacional en casos de
desastres. Es posible que se haya dicho (probablemente el Marqués de Pombal)
que la donación había sido hecha sin intereses, ya que los comerciantes
ingleses de las fabricas de Lisboa contemplaban correr con la posible
financiación. Estos comerciantes también objetaron fuertemente el nuevo
impuesto del 4% sobre las importaciones y que fuera dictado como ayuda a
recomponer las finanzas de Lisboa.
Los terremotos son
frecuentes en Portugal. Siempre hay algunos temblores menores cada día y
pudieran ser nombrados de acuerdo a las áreas del Algarve donde se originan.
Por ejemplo: A principios del Siglo XVIII ya habían ocurrido dos terremotos
grandes de magnitud 7, uno en 1719 en la costa de Portimao y el otro en 1722 en
la costa de Tavira.
El más moderno evento
sísmico ocurrió en la costa de Sumatra “Boxing Day” 2006, que registró un 9 en
la escala de Richter. El terremoto de 1755 fue catalogado de 8.7 superando
todos los sismos ocurridos en el Algarve desde el año 3 A.C.
Destruyó toda una
cultura que aun hoy es lamentada por los portugueses. El 85% de los edificios
del centro de la ciudad fueron destruidos, incluyendo palacios e iglesias. La
nueva Casa de la Ópera, abierta solo seis meses antes. Los archivos reales,
junto con los récords históricos detallados de las expediciones de Vasco da
Gama y otros navegantes, desaparecidos totalmente.
La conquista del
Algarve (oeste en árabe) había terminado en 1249 y mientras los portugueses
llevaban la reconquista al norte de África, los puertos del Algarve ganaron
gran importancia, siendo el suministro esencial para las guarniciones de
Marruecos (el otro Algarve).
Durante el Siglo
XVIII las fortunas del Algarve portugués declinaron, en tanto Portugal perdió
interés en el norte de África. La pesca del atún ya no era viable porque el pez
había desaparecido –activamente económicos- “nuevos cristianos” habían sido
forzados a abandonar el país debido a la inquisición (judíos marranos).
En el momento que el
terremoto golpea, el Algarve ya no se encontraba tan poblado y se estaba
estancado económicamente. No obstante, más de mil algarvíos perdieron la vida
(de una población estimada en 82 mil). En Lagos fueron 1080, de las 1170 casas
destruidas y solo una quedó en pie en la villa de Bispo (todavía se encuentra
en pie hoy en día, el no. 6 de la calle de la rua dos moinhos).Fueron cinco olas de tsunamis, que tiraron rocas que sobrepasaban las cuatro toneladas de peso, sobre la costa. La línea costera, desde el Cabo de San Vicente hasta Quarteira, sufrió daños extremos y el suburbio de Santa Ana, en Albufeira, desapareció. La ciudad más densamente poblada, Faro, sufrió las más grandes pérdidas de vidas humanas, debido a que la mayoría de las personas se encontraban en las áreas costeras de las municipalidades de Albufeira y Loulé.
“Pelos en el Corazón”.
Así fue como describió Don João V, al peligroso e impredecible Pombal y se
recusó de tener a Pombal cerca de él. No en tanto, Pombal llegó a ser embajador
en Inglaterra y luego en Austria.
Cuando ascendió al
trono, en 1750, Don José I, designó a Pombal Ministro de Exteriores y cuando la
casa de Pombal resultó ilesa en el terremoto, Don José lo tomó como que el
hombre había sido favorecido por Dios. Pombal era, evidentemente, el hombre
adecuado para el cargo de Primer Ministro.
El Rey tenía la idea
de mudar la Capital para Coimbra o mover la Corte Real y la Capital para
Brasil. Pombal lo persuadió para la creación de una nueva Lisboa, a partir de
las cenizas de la vieja. El proyecto urbano de renovación más radical del Siglo
XVIII estaba a punto de comenzar: Edificios de estilo neo clásico en un solo
plan, con Terreiro do Paço como la puerta de la ciudad.
Tomaría años para
terminar la reconstrucción, cuando Pombal cayó del poder en 1777. El trabajo
paró y no fue hasta 1873 que se completó, con la construcción del Arco de
Triunfo en la Plaza del Comercio.
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